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Me temblaban las piernas como gelatina y mis pulmones parecían no querer funcionar correctamente, creo que el siguiente muerto en el edificio sería yo.


Me apreté las mejillas y sacudí la cabeza para sacarme la idea de la mente. Faltaban dos pisos para llegar al departamento donde de seguro habría un cadáver.


¿Por qué me pasaba eso a mí? Ay, mala suerte la mía, eso me pasa por hormonal. Jamás debí irme de mi casa.


El muchacho que corría escaleras arriba junto a mí parecía entretenido con mi rostro y casi, casi lo golpeo, porque había matado a su madre y lucía fresco como una lechuga subiendo de dos en dos. Yo me veía como pollo agonizando, no me sorprendería que mis cabellos ya se hubiesen alborotado por el movimiento.


Estuve a nada, lo juro, a nada de sujetarme de su abrigo para que me ayudara a impulsarme, pero una figura parada en el marco de la puerta de mi vecina muerta, o creo que no tan muerta, nos recibió.


— ¡Arrggggggg! — pegué un grito desde el fondo de mi garganta y di dos pasos hacia atrás evitando el contacto con la figura. Casi me voy escaleras abajo, pero el muchacho me sujetó del brazo y me puso delante suyo para encarar a la figura que tenía los brazos cruzados sobre su pecho.


El chico volvió a hacer sonidos lastimeros cuando sus ojos repararon en su madre, vestida con un traje blanco, muy similar a un vestido, pero con retoques elegantes.


— ¡Yah! Park ChanYeol, ¿A dónde fuiste? ¡Deja al pobre vecino! Santo cielo, pobre muchacho, ¿Estás bien? — se acercó para acunar mi rostro entre sus cálidas, y para nada de fantasmales, manos — Te pusiste pálido, cariño. ChanYeol, ¿Qué le dijiste al pobre niño? Parece que hubiese visto a un fantasma, ven pasa, te voy a dar algo de té.


Ni siquiera me dejó responderle, simplemente me tomó de la muñeca suavemente y tiró de mi blanducho cuerpo asustado hacia el interior de ese departamento que había maldito y ahora me daba cuenta que no había funcionado. Tampoco es que quisiera, sino que... ¡Ay, ya ni sabía que quería! Lo único que funcionaba correctamente era mi corazón.


El muchacho nos siguió medio mirando el suelo, pero revoloteando de aquí para allá. Cuando ingresó se acomodó rápidamente en uno de los sofás rojo bordó, cerca de una chimenea. Ese chico era muy raro.


La señora, que supuse sería "Park" por el nombre con el que reprendió al chico, me llevó hasta el comedor unido a la cocina y luego de un par de movimientos, puso delante de mí una humeante taza de té, junto a una azucarera, y se dirigió a uno de los estantes a rebuscar algo. Le agregué azúcar a la bebida y observé todo rápidamente para no parecer un maleducado hurgador. 


El estilo de la vivienda era soberbio, pero algunas cosas hacían que se viera acogedor al mismo tiempo. Traté de ubicar al perrito escandaloso, pero no encontré ni rastros de él, ¿Habría estado alucinando los ladridos? Era imposible, mis ojeras eran prueba fiel de ello, ¿Debería preguntar? No, no, ¿Y sí se siente resentida por el reclamo? ¿Y si la mujer era una especie de secustradora y yo había caído en su trampa como un iluso? Porque tontamente me había metido a un departamento desconocido sin pensármelo. Todo gracias a un chico lindo de cabellos plateados.


¡Por San Siwon, me iban a vender por partes al mercado negro!


La taza en mi mano comenzó a temblar y mi corazón a retumbar sin descanso. Estaba frito. Adiós vida. Adiós Yifan mentiroso, a mis amigos fastidiosos y justo tenía la presentación de SeHun la semana que venía. Adiós a la nueva publicación de KyungSoo. Adiós a la presentación de baile de JongIn. Adiós a ser el modelo del próximo proyecto de LuHan. Adiós al panadero JoonMyun que estaba buenísimo. Adiós a mi presentación en la universidad, por lo menos no sufriría por repetir la materia. 


¿Qué dirían mis padres? Era un imbécil confiado. ¡Jamás debí irme de mi casa!


— Cielo, ¿Te sientes bien? ¿No te gusta el té? — la mujer pasó sus manos por mi frente y me miró con sus ojos oscuros. ¿Qué clase de criminal sádica tenía mirada amorosa? — ChanYeol, pusiste mal al chico, ¿Qué le dijiste?


El chico se acercó hasta donde estaba sentado e imitó mi postura. Se sentó al otro extremo de la mesa, justo frente a un cuadro de flores. La luz blanquecina de la lámpara que hacía más etérea la estancia hizo que sus cabellos sueltos y visibles brillaran con más fuerza, llamando mi atención. Inclinó la cabeza y me sonrió. Mi estómago se contrajo y me tomé el té de sopetón, quemándome hasta el alma por lo caliente que estaba. Sentí mis mejillas arder.


— A falta de un niño poco hablador, otro que no da respuestas. Ay, pobre de mí — la mujer se dejó caer en la silla contigua a la mía y negó llevándose a la boca una galleta con chispas de chocolate que había depositado mientras yo divagaba en las formas de tortura a las que me someterían, pero no parecían el tipo de personas que harían eso con mi pobre humanidad, ¿Verdad?


Tomé aire. La garganta me escocía por el líquido. Ya había quedado como un maleducado y el chico no estaba dispuesto a hablar.


— Yo... — me aclaré la voz que salía medio de magnate ricachón —. Mi nombre es Byun BaekHyun, estudiante de arquitectura en la universidad estatal y residente del departamento de al lado — me puse de pie e hice una reverencia tan respetuosa como fuese posible, aunque mi voz de ganso no ayudaba en lo más mínimo.


Cuando vi que con su mano me indicó que tome asiento de nuevo, lo hice y la miré atentamente, pero aun conservaba algunos rasgos de nerviosismo en mi sistema. Había pasado de ser responsable de una muerte a ser una maleducado con una mujer mayor en cuestión de minutos. ¿Cómo se vive después de eso?


A decir verdad, no parecía una delincuente ni nada. De hecho, la Señora Park era lo más cercano a una adulta mayor bien conservada. Su silueta era delgada y esbelta, su cabello, lacio, negro y corto, en marcaba su rostro con algunas arrugas propia de los años, y su piel era blanca y bonita, creo que me había equivocado. 


— Ya veo — entrecerró sus ojos y me miró entre el espacio que le dejaban sus pestañas oscuras —. Bien, yo soy Park YooRa, tu vecina. El de allá, es mi hijo, Park ChanYeol. Encantada de volver a verte, BaekHyun. No te habíamos visto desde la mudanza y has crecido bastante en comparación a lo que eras antes. Es increíble como pasan los años — me sonrió con ternura.


— ¿Desde la mudanza? ¿Volver a verme? ¿Años? — le pregunté algo confundido. Yo sabía de ella por su bicho, pero ¿Ella sabía de mí? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Y si era una acosadora? Lo nuestro no podía ser, yo era gay.


— Claro, tu madre te ayudó, pero estaba algo ocupada como para acercarme a saludar y luego vi que también estabas en tus cosas, así que no quise fastidiarte, ustedes los chicos son especiales en cuanto al asunto de "su espacio" — hizo un par de comillas con sus dedos y miró a su hijo.


Yo había quedado de hielo, ¿Cómo que saludar? ¡Pero si yo recién sabía quién era!


— ¿Conoce a mi madre? — me atreví a preguntar con toda la curiosidad que me embargaba, algo olía a la matriarca de los Byun y no me gustaba nada.


— Claro que sí, cielo. ¿BaekHo no te lo dijo? Fuimos compañeras de la universidad, solo que ella se cambió de carrera y yo seguí con diseño. No puedo creer que no te haya dicho que sería tu vecina. Esa mujer siempre tan... — dejé de escucharla para reflexionar de lo que acababa de decir.


Bien, en primer lugar, una extraña decía conocer a mi manipuladora madre, aunque su nombre me resultaba bastante familiar. Con razón solo había soltado lágrimas, sí es que habrán sido verdaderas, y me dejó ir así como así. Lo tenía planeado, sabía a dónde iría a parar, pero ¿Qué no podría esperar de una abogada? Era de esperarse que averiguara todo lo que tenía planeado antes de tiempo. ¿Sabría de mi relación con Yifan? ¿Sabría lo del molesto perrito de su amiga? 


Hoy en día podías fiarte ni de tu propia madre porque te embaucaba peor que tu enemigo. ¡Su plan era que volviera corriendo traumado a sus brazos para no volver a irme de  su lado! Ah, no. A mí no me ganaba Byun BaekHo, había ganado una batalla, pero no la guerra.


— Ahora dime, ¿Qué hacías con mi bebé? — volvió a preguntarme y yo volví a mirar al muchacho que ahora se recostaba sobre la mesa huyendo de la mirada que le lanzamos.


Delatarlo por el susto que me había hecho pasar y pensar que era un asesino de nada más ni nada menos de una amiga de mi entrometida madre o salvarle el pellejo y descubrir dónde estaba el perrito ruidoso.


— Su hijo me dijo que tenía problemas, así que vine a verla, pero creo que me mintió — decidí contar la verdad, a medias. Tampoco quería matarla yo mismo diciéndole que su hijo la veía muerta y que yo me sentía culpable por andar de brujo con mis maldiciones. Nunca tanto.


— ¿Problemas? — nos miró a ambos — Channie, pero si yo solo estaba arreglándome en mi habitación, ya tienes edad suficiente para quedarte solo por un rato — la señora suspiró —. Y yo que pensé que podría salir hoy, pero bueno, tendré que cancelar.


Todo me pareció confuso. El chico tenía la apariencia de alguien de mi edad, algo menos quizá por sus rasgos risueños, pero definitivamente ya estaba grandecito. ¿Se había asustado y había salido corriendo a buscar ayuda? 


— Disculpe que me meta — cállate, BaekHyun, no seas indiscreto —, pero yo podría hacerle compañía a su hijo, así nos conocemos y de paso — veo al bicho ruidoso. Eso quise decir, pero no —, ya que usted y mi madre son amigas, ya sabe, podríamos hacernos amigos también, solo si él desea.


Listo, lo había dicho, pero que quede claro que era por el perrito y no por esos ojos marrones y redondos que ahora me miraban curioso.


— Claro que no, cielo — sentí su nerviosismo llegar hasta mí —. Channie tiene que aprender. Aparte mi compromiso no es tan importante — le restó importancia con una de sus manos.


— No es problema, en serio, puedo hacerlo después de clases, total solo tengo una exp...— ¡La maqueta! ¡Mis clases! ¡Mi nota! ¡Mi novio! Bueno, pronto ex novio —. Lo siento Señora, me tengo que ir, olvidé que tengo una exposición en una hora y ni siquiera estoy ahí — casi tiro la silla en la que estaba sentado al ponerme de pie de la nada.


— De acuerdo, ve, ve. Regresa cuando quieras, pero llámame primero, te dejaré mi número por debajo de tu puerta. También puedes llamarme si necesitas ayuda o algo... — vi la camita de un perro en la entrada a las habitaciones. Quise detenerme para preguntar de una vez por todas, pero la Señora Park me dio un empujó y me sacó de su departamento —. No lo olvides, llama primero — me dijo con una gran sonrisa y cuando quise responder, me cerró la puerta en la cara.


Ni en tus vecinos puedes confiar. 


Ahora, la exposición; Más tarde, el misterio del perrito escondido.




💥🐶💥



  ❥Barriendo un poco del polvo que hay por acá... 

❥ ¡Por fin me digné a actualizar! Échenle la  culpa a la universidad ;—;

❥    ¿Qué les pareció? Ay, creo que todos en éste fic están bien loquillos, perdón xD

  ❥  Nada más, me voy a seguir estudiando, ¡Besitoooos! 

  ❥ ❥ Rivers22S❥❥ 




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