Justo después de ese día, me había armado de valor para por fin terminar con mi novia, debido a que no quería que ella sufriera tanto daño, y que además, tuviera a alguien mejor que yo, había hablado con Stewart acerca de ello, y el lo único que me decía, era que no quería que terminará por alguien que no valía mucho la pena, fue en ese entonces que si, me di cuenta que el valía muchísimo la pena, yo lo apoyaba a pesar de que el haya terminado su relación con su novia, – no tienes por qué decir eso, mi querido Stewart, yo lo hago todo por ti, tú mereces todo – le dije mientras sonreía con respecto a eso, en ese entonces decidí hablar con ella... Al haber entrado a facebook, me encontré con algo que dolería mucho.

Resulta que cuando había iniciado sesión, me encontré historias de cada uno de mis amigos, hasta ahí iba todo normal, cuando de pronto... Veo que ella pública una foto de un perrito con una dona de peluche, era la típica imagen de amor que describe que es cada cosa, en este caso, el peluche decía que era el amor, besos, caricias y abrazos que daría, y el perro era ella o él todo feliz. – ¡¿Que?! ¿Estoy siendo engañado? – me respondí mientras solo me ponía a llorar con fuerzas, no podía claramente pensar en eso, me sentía como un tonto, un estúpido que no supo que hacer... Lo único que hice fue golpear mi cabeza, entonces yo no pude con eso.

Comencé a llorar por mi, por haber confiado en una persona ciegamente, nunca había sentido está traición, era como volver a ver a Ross en una versión de chica, – Yo ya no puedo más con esto... Perdóname Stewart, Perdóname – Dije mientras solo sacaba una soga que estaba en el suelo de mi patio trasero, – Yo lo siento Amor, no puedo más con esto, espero seas feliz con otra persona que no sea tan depresiva como yo... – dije mientras me puse a llorar, había amarrado la soga en lo más alto que podía, estaba apoyado encima de una silla, listo para saltar, hasta que escucho un gran golpe en la puerta, – ¿Josué querido? ¿Estás ahí? – me preguntó del otro lado de la puerta, era Stewart, era el que quería verme, – ¡Solo vete! Yo no merezco la pena, adiós Stewart, sé feliz con otro u otra persona... – Dije con fuerza y en llanto, estaba a punto de ya caer y morirme de una vez, hasta que escucho como logra abrir la puerta, ya salté de la silla para solo dejarme colgar, hasta que siento como me abrazaba con mucha fuerza.

– ¡¿Pero que demonios te pasa?!, ¡¿Tienes idea de lo que te pudo haber pasado?! – me respondió muy molesto y preocupado, es la primera vez que él me ve con depresión, rápidamente rompió la cuerda y después añadió algo que me dejó pensando – Nunca trates de morir, porque yo nunca voy a soltar tu mano, si tú murieras, yo daría mi vida por qué vivieras la tuya y la mía – al decir eso, solo me puse a llorar, rompió la cuerda como pudo y me bajo de la silla para dejarme acostado en la cama, – No lo entiendo... Es que, yo me dí cuenta que ella no me valora después de todo – dije sollozando, tratando de calmar mi llanto, en eso el toma mi teléfono y decide leer lo que ví, en ese momento se sintió decepcionado, – qué pena que esa mujer haya dejado a un hombre tan maravilloso como tú – respondió mientras solo me había puesto ruborizado, hizo que me calmara y luego me hizo reír un poco... – Basta, no soy tan maravilloso – dije mientras le daba una leve sonrisa, – pero claro que lo eres... Ahora, vamos a calmar esas heridas que te hiciste. – dijo mientras pasaba sus suaves dedos en mi cuello.

Me sentía un poco sensible, las cuerdas habían dejado una gran marca en mi cuello, – pero no me lastimes, me duele mucho. – respondí mientras cubrí mi cuello con una bufanda, por suerte estaba haciendo un clima muy frío, así que podría proteger mi cuello de la vista de mis padres... – Jamás lastimaria a la persona que más amo en toda esta vida. – dijo mientras tomaba mis manos y las volvía a besar, yo solo me puse rojo y el solo se empezó a reír por mi reacción, en ese entonces yo también había reido, parecía que esto paso de una escena depresiva, a una escena llena de ternura y linda, – Ven, vamos a ver si el doctor determina si podemos curarte esas marcas, y te quisiera pedir un favor... Por lo que más quieras, ve a un psicólogo, hazlo por mí – me lo dijo lleno de ternura, yo acepté y le di un beso en la mejilla, –Ven... Vámonos, aún hay tiempo antes de que lleguen mamá y papá – le respondí mientras tomaba su mano con fuerza, el se veía alguien digno en el cual podrías esforzarte por mucho, el daba también de su parte en nuestra "relación" a pesar de que haya terminado con su novia, lo trato de motivar para que salgamos adelante.

Pasando ya 1 hora, llegamos a una doctora que bueno, estaba cerca de donde vivo, llegamos y ella solo me hizo la pregunta que "¿Que sucedió?" Le mostré lo que pasó en mi cuello, ella al parecer me dijo que si se quitan, pero dejando pasar el tiempo, después de eso... Quiso hacerme más análisis, como si descanse lo suficiente y si llegue a alimentarme bien, – Joven... Tuvo suerte de haber traído a su amigo, o pareja, ya que al parecer... No ha comido desde hace tiempo, y el sueño... Está muy horrible... Me temo que esto es síntoma de la depresión – añadió ella mientras yo solo lo miraba algo decepcionado – Perdóname si no me cuide bien cariño... – Y es cierto, todo esto fue culpa mía, desde hace 2 semanas no había podido dormir bien, trataba de fingir que si dormir, y a lo mucho... Tomaba siestas de tan solo 2 horas, y seguía y seguía con mis actividades escolares, en la comida no me salvó tampoco, ya que no me he alimentado por 1 semana y 4 días, supongo que eso había explicado el porque no comía, y porque perdí algunos kilos de más.

– No te preocupes... Te voy a cuidar como sea posible – Me respondió mientras me sonreía y me daba pequeñas palmadas suaves en el hombro izquierdo, – Bien, eso sería todo, no le puedo recomendar medicina ni nada, ya que esto será muy dañino para su sistema digestivo, por el momento cuide bien de su pareja, ya que este ser se ve lleno de sensibilidad, bondad y amor – Añadió ella mientras solo sonreía, ella era una doctora muy amable, cada vez que me enfermaba, mis padres me llevaban con ella y era lo que me hacía sentir mejor. Una vez terminado, decidimos irnos a casa y a tomar un pequeño descanso, Stewart por el momento, me hizo algo pequeño pero ligero para comer, cuando el plato lo dejo en la mesa, yo sin dudar lo tome y empecé a comer como si no supiera nunca que era la comida, el se quedaba impactado al ver como de rápido comía, – Vaya... Tenías mucha hambre tesoro – me respondió el, lleno de felicidad, mientras se empezaba a reír. – Hey... Es que, pues no era mi culpa haber tenido esa depresión. – respondí mientras sonreía, – pero un momento... Ahora me pregunto... ¿Cómo fue que tienes depresión? ¿Hace cuánto tienes esta depresión? – me preguntó mientras solo tomaba mi mano, esa historia ya estará lista en cuanto menos se lo espere... Pero eso será después.