Your Demise - The Kids We Used To Be
Sticks and stones never broke our bones
Standing outside our homes
Watching the sun come up
5am never looked so beautiful
And feeling beaten and jaded never felt so good
I can't wait for tomorrow to come around
Cuatro años después (Durante El Trazo imperfecto)
Fer había regresado a la vida de los chicos de Beyond The Light y a los brazos de Astrid hace unas semanas y todos estaban contentos por ello, parecía que los había perdonado a todos.
Fer y Astrid junto con Annie habían regresado a California por unas semanas a arreglar todo y por fortuna Michael y Amanda tenían vacaciones acumuladas así que decidieron irlas a ayudar para que fuera se acelerara el tiempo en el que ellas estuvieran ya en Boston asentadas.
Michael estaba contento y se notaba mucho en sus maneras de ser y su gran sonrisa que se manifestaba a cada momento que pasaba con su mejor amiga, con su hermana. Al regresar ella era como si un pedazo de su vida se hubiera arreglado, ya no sentía ese dolor en su pecho que tuvo durante esos cuatro años, esa incertidumbre de no saber dónde y cómo estaba Fernanda.
El día que llegaron habían hablado con la bajista esta Amanda, Astrid y el, querían dejar claras las cosas de todo lo que había pasado y necesitaban sacarlo de su pecho, sin embargo, Michael sentía que algo le faltaba, el aún tenía algunas cosas atoradas en su ser que necesitaba que su mejor amiga escuchara, sin embargo, no sabía cómo hacerlo, tenía miedo de romper lo que se estaba construyendo de nuevo con Fernanda, pero a la vez el se estaba destruyendo de cierta manera al no poder expresar aquellas palabras que lo atormentaban, no sabía qué hacer.
Hasta que un día se quedaron sólo en la casa empacando, mientras que Amanda y Astrid habían salido con Annie al parque por que se había puesto un poco inquieta la niña mientras ellos intentaban empacar.
Los dos estaban bajando unas cajas hacia la sala donde las dejaban y Fernanda se aventaba a uno de los Puff para descansar dejando salir un largo suspiro.
Su amigo la veía y notaba que estaba más musculosa de cuando hacían ejercicio juntos antes de que se fueran, sabía que ella no se iba a dejar caer por todo lo que había pasado, era muy fuerte.
—¿Qué tienes Michael? —preguntaba de repente Fernanda.
Esto tomaba desprevenido al chico volteando a ver a la bajista.
—¿A qué te refieres Fer? —alzaba la ceja el chico.
—Has estado muy pensativo últimamente.
—No para nada, sólo que me siento feliz de que hayas regresado con nosotros —sonreía de manera genuina el chico.
—Créeme que los extrañe mucho hermanito —la voz de la chica era apenas y audible.
Michael conocía ese tono muy bien, siempre que tenía algo que la lastimaba o la atormentaba aparecía.
—Y nosotros a ti pequeña, fue una pesadilla no saber de ti.
El tono de Michael era apenas y un susurro, pero se notaba su melancolía, sobre todo cuando los ojos avellanos de Fer se posaban en sus cielos.
—De verdad perdóname por todo lo que ocasione en ti Michael, no puedo imaginar ni lo que sentiste o los demás.
Esto tomaba por sorpresa al chico, de todo lo que esperaba por parte de Fernanda no era eso, que ella se volviera a echar la culpa de lo sucedido.
—Es que Fer, no fue tu culpa, jamás lo será —decía el chico con un tono frustrado.
—No lo sé hermanito, la verdad siento que fui un tanto infantil al mandar todo a la mierda por eso —los ojos de la bajista veían hacia la nada.
—No fue una pequeñes, te lastimamos, Astrid traiciono tu confianza y ninguno de nosotros te lo dijo —se escuchaba cierto asco en la voz de Michael, más al recordar cómo le habían ocultado a Fernanda.
—Lo sé, pero todo fue por mi culpa, mi actitud y enfermedad fue detonante —seguía sin volverlo a ver— cómo trate a Astrid, cómo me había comportado con ella y cómo no la bajaba de ser una puta por su pasado, eso haría que cualquier explotara.
Michael estaba un poco movido por lo que Fernanda le decía, muchas de esas cosas eran palabras que él le había dicho antes de la batalla de las bandas, lo cual de cierta manera era verdad, pero, no después del error que había cometido Astrid.
—Uno elije fallar, y con todo el cariño que le tengo a Astrid, ella hizo esa elección, tu también tenías muchas presiones encima y jamás decidiste fallar y mucho menos lastimarla de esa manera hermanita —Michael la veía con una sonrisa de lado.
—Lo sé muy bien eso hermanito, pero...siempre hay detonante, tal vez si no hubiera sido tan insegura o tan agresiva, si no estuviera rota cómo siempre lo he estado. De cierta manera muchos doctores tenían razón, yo estoy un poco rota, o como ellos decían "una bomba de tiempo".
Michael sabía de eso y cómo varios de los psiquiatras que veían a Fer desde niña le habían dicho eso a sus papás, y a ella, que no iba a ser alguien que pudiera vivir sola o llevar una vida normal por el grado de peligrosidad que era su enfermedad, su esquizofrenia, su depresión y su ansiedad la iban a acabar matando, o al menos eso habían asegurado, que, si no había alguien que la cuidara en un futuro o algo por el estilo, ella jamás podría ser alguien normal.
Eso le había enojado mucho a Michael, porque él sabía que a pesar de todo eso, Fernanda era una chica brillante, lo mostró en sus calificaciones en la universidad al ser el promedio más alto al graduarse, al igual que en la preparatoria y secundaria.
Ella era un genio, tanto académico cómo musical, algo que siempre lo hizo sentirse orgulloso de ella, que a pesar de todos esos pronósticos ella mostro que, si pudo,
—Pero tu eres la mejor de todos nosotros Fernanda, tu mostraste que, estando sola, pudiste salir adelante, que con todo y tu corazón roto mostraste de que madera estabas hecha y con ello creciste cómo un gran árbol —le decía Michael.
—Me costó mucho, porque no estaban conmigo, jamás se los dije, pero ustedes me mantenían cuerda, por ustedes jamás caí en la locura cómo se pronosticaba, porque todos teníamos un sueño y teníamos que cumplirlo, por eso nunca me dejé vencer, ustedes me hacían brillar —Fernanda sonreía a su mejor amigo, el cual sentía admiración por ella.
—Fer, tú siempre fuiste superior a nosotros en todo aspecto, excepto en el físico, digo tú me entiendes a lo que voy —ella asentía, —pero mentalmente eres una diosa, muy inteligente, una chica culta maldita sea a tus catorce años ya tocabas tres instrumentos a la perfección, dime ¿Cómo pudiste creer que nosotros te hacíamos brillar? Si tú eres la luz de este grupo, tú eres una diosa rencarnada, nadie puede ser tan perfecto y después apareciste tu.
—Ustedes son ese hilo de cordura que me mantiene en el mundo, junto con Astrid y ahora Annie, son mi motor para ser mejor cada día, por eso no me deje morir tan fácil, a pesar de que muchas veces quería hacerlo.
Eso le dolía mucho a Michael, saber cómo había pasado algunas cosas tan horribles Fernanda antes de ser Straight Edge, las sobredosis, y daba gracias a cualquier fuerza superior que existiera que siempre la había librado.
—No lo hiciste Fer, seguiste adelante cómo siempre lo haces —señalaba Michael.
—Si, por que siempre estuvieron en mi mente, escuchaba sus voces siempre alentándome y diciéndome que me estaban esperando, digo ya sabes, la esquizofrenia, pero de cierta manera me ayudo a salir adelante —decía Fernanda.
—Te extrañamos tanto Fer, cómo no tienes una maldita idea, para mí fue un infierno no saber que estuvieras bien, era cómo si miles de cuchillos se clavaran en mi pecho, cómo si el mundo buscara destruirme o volverme loco, y más sabiendo que yo te había fallado, que no pude protegerte cómo te lo había prometido después de lo que paso con Edd, que falle a mi promesa, me sentía el ser humano más inútil del mundo —una lagrima caía de los ojos de Michael.
Fernanda se la limpiaba, tomando su rostro en sus manos, con una gran sonrisa en sus labios, esos ojos avellanos lo veían detenidamente y el de cierta manera sentía que todo se alejaba de su pecho, aquel dolor, aquella angustia, todo lo malo que había sentido durante eso largos cuatro años.
—Pero si lo hiciste hermanito, gracias a ti es que sigo viva, gracias a tu cariño y tu manera de protegerme es que no me he ido del mundo, dime ¿Cómo pude ser tan suertudo de haber cruzado en el universo con el hombre más perfecto del mundo? ¿Qué suerte tengo de llamarte mi mejor amigo? ¿Mi hermano? No lo sé, pero lo agradezco y jamás podré pagarte todo lo que has hecho por mí
Fer le daba un beso en su frente y lo abrazaba, mientras que Michael respondía el abrazo y comenzaban a llorar los dos, por fin estaban juntos de nuevo y nadie iba a poder acabar con esa amistad.
Las chicas llegaban unos treinta minutos después y su corazón se volaba la barda al ver la escena en la sala.
Fernanda acurrucada en el pecho de Michael dormida mientras que Michael la abrazaba cómo aquel hermano protector que siempre había sido.
—Jamás podre sentir celos de Michael —susurraba Astrid sonriendo, —son los mejores amigos del mundo.
—Créeme que yo tampoco, su amistad es tan pura y limpia no creo que exista alguna otra igual en todo el mundo —sonreía Amanda.
La gótica tomaba una frazada y los tapaba para que después ellas dos se pusieran a empacar más, dejaban dormir a los amores de su vida.
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