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Savage Garden -To the moon and back

I would fly you to the moon and back
If you'll be, if you'll be my baby
I've got a ticket for a world where we belong
So would you be my baby?

Michael había decidido hacer algo que nadie se esperaba, proponerse a Amanda, y de hecho no le había dicho a nadie, sólo a Fernanda y eso porque es su mejor amiga y quería que ella le diera su opinión en anillos, y maneras de hacerlo, estaba muy emocionado, pero a la vez muy nervioso, llevaban ya casi trece años juntos y se llevaban muy bien, pero jamás platicaron sobre casarse.

—Sabes que Amanda te ama demasiado amigo, no sé por qué estas nervioso —decía Fer mientras iban saliendo de una tienda de anillos.

—Créeme que ni yo lo sé pequeña, sólo estoy un poco angustiado —comenta el chico.

—¡Por los dioses Michael tiene dos hijos juntos! llevan el uno al lado del otro más de diez años y se aman con locura, ¿Dime qué carajos te preocupa?

Michael tragaba saliva y no sabía cómo responderle a Fernanda sólo sonreía de lado.

—Te iba a preguntar si tú te sentiste nerviosa al proponerle a Astrid, pero me acorde que ella fue la que se propuso —reía de manera intranquila Michael.

Esto hacia sonrojar a Fernanda, lo que decía era cierto su amigo, ella jamás se le propuso a su esposa sino fue al revés donde Astrid le había pedido casarse y ella sin titubear había aceptado.

—Nunca le pregunto qué sintió al hacerlo, digo no la note nerviosa, pero Astrid siempre ha sido una persona difícil de leer, y pocas veces se muestra vulnerable en público —puntualizaba Fer, —¿Quieres preguntarle?

Esto captaba la atención de Michael, podría ayudarle.

—Si, eso me pondría más tranquilo, tal vez ella sabe que hacer —comentaba el rubio.

Fernanda asentía y se dirigían a la salida del centro comercial, mientras que la bajista le mandaba un mensaje a su esposa diciéndole que iban a ir a la casa ella y Michael, recibiendo un ok como respuesta junto a un te amo.

Fernanda iba manejando de manera tranquila a la par de que Michael le mandaba un mensaje a su pareja avisándole que iría a casa de su mejor aiga.

"Ok cariño, yo sigo acá con Jenny y Dana, vinimos con los niños al parte"

"Con cuidado, te amo"

Respondía Michael para guardar después su celular.

—Me da miedo que la relación de Amanda conmigo cambie —le comentaba a Fer.

—No debería pasar, la de Astrid conmigo sólo se hizo más fuerte —le sonreía su amiga.

—Ustedes estaban destinadas la una para la otra y eso lo saben.

—Igual tu con Amanda.

—¿Lo crees así? —preguntaba Michael.

—Creo que es más que obvio amigo, sólo un imbécil no lo vería.

Esto tranquilizaba un poco a Michael a la par de que iban llegan a casa de Fernanda, donde abría la puerta con su control remoto y entraban hacia el garaje, dejando el carro y bajándose los dos para ingresar por la puerta de este e ir hacia la cocina de la casa.

En la misma los estaba esperando Astrid quien estaba hablando con la ama de llaves, Miriam mientras estaban preparando unas botanas al saber que iba a ir Michael para estar con Fer un rato.

—¡Ya llegamos!

Astrid se acercaba a Fer de manera rápida y le daba un tierno beso en sus labios, siempre la recibía de manera efusiva cuando salía sin ella, para mostrarle cuanto la había extrañado durante ese tiempo que no estuvo.

—¿Cómo les fue princesita? —la veía hundiendo sus ojos en ella.

Michael analizaba el lenguaje corporal de Astrid al estar con Fer, era muy fluido se notaba que la gótica se sentía muy segura al estar cerca de su esposa, y pareciese que un brillo se manifestaba, cómo si la bajista fuera la fuente vital de la gótica, tenían tanta sinergia porque también le baterista notaba que su mejor amiga, su semblante ya no era de estar en modo de defensa y su mirada no era severa cómo siempre la tenía, era todo lo contrario, estaba tranquila y siempre con una gran sonrisa en el rostro, cómo si le hubieran dado mil años más de vida.

Sin duda alguna siempre sería cierto que ellas dos estaban destinadas a estar juntas.

—¡Hola Michael! ¿Cómo estás? —preguntaba Astrid abrazándolo.

—Bien Astrid, ¿Tú qué tal?

—¡Excelente!

El chico respondía el gesto para que después tomaran las cosas y se dirigieran al despacho de Fernanda.

—Bueno chicos, los deja divertirse, no acapares mucho a mi esposa Michael —reía la gótica.

—Amo, de hecho, vino a hablar contigo él, quiere preguntarte unas cosas —la interrumpía Fer.

Esto tomaba desprevenida a Astrid quien sólo veía a su esposa y su amigo.

—¿Todo bien chicos? —alzaba la ceja ella.

—Si Astrid no es nada para preocuparte, sólo quiero saber ¿Qué sentiste o cómo venciste tus miedos al proponerte a Fer?

Esto si era algo que no esperaba la gótica y era algo que no esperaba decir y mucho menos enfrente de su esposa.

—¿Por qué la pregunta?

—Quiere proponérsele a Amanda —señalaba de manera simple Fer.

Astrid abría los ojos como platos al escuchar eso y sin duda este par estaba haciendo que su aburrido día se tornara en una montaña rusa en menos de diez minutos.

—¿Hace cuanto vienes ideando eso Michael? —le preguntaba Astrid.

—Tiene como siete meses ¿Por qué?

—No, nada, es que no sé por qué no nos preguntaste antes, te ves muy nervioso —señalaba la gótica, —pero digo te entiendo, no es algo fácil de hacer.

—Ya ni me digas, porque me pongo peor conforme lo pienso mal y más miedo me da.

—No te preocupes todo saldrá bien, digo cuando yo me propuse a Fer me estaba muriendo de miedo que no quisiera darme el sí, me daba mucho pavor y sobre todo con lo imponente que es ella, imagínate cómo me puse.

Astrid seguía relatándole a su amigo lo que había pasado y cómo se había sentido la dibujante, más que nada al estar frente a frente con el amor de su vida a nada de proponerle unir su vida para el resto de la existencia.

—Yo en ese entonces no me sentía digna de Fernanda, tenía muy presente todo nuestro pasado, las estupideces que había hecho y cómo le había fallado, me daba cierto asco verme al espejo, no me sentía alguien que mereciera tener a tan maravillosa persona, digo ustedes saben a qué me refiero y demás, sin embargo, algo dentro de mí me decía que era lo correcto y que debía hacerlo, ella ya me había perdonado y no pensaba dejar ir de nuevo a la chica más perfecta de todos, y venos ahora, juntas y mejor que nunca, ella es mi felicidad.

Los chicos escuchaban atentamente lo que decía la gótica y entendían muchas cosas a lo cual Fernanda se acercaba a su amada esposa y le daba un pequeño beso en sus labios.

—Te amo, eres la mejor.

Michael dejaba salir un pequeño suspiro, y entendía ahora las cosas y sabía que tenía que hacer.

—¡Gracias, chicas!

Las abrazaba y les daba un beso en la mejilla a cada una.

—Nos avisas cómo te fue.

—¡Claro que sí! Estoy muy emocionado.

La pareja acompañaba a su amigo a su carro en el cual subía y se despedía de nuevo de ellas.

Manejaba de manera relaja hacia su casa, moría por ver a su novia y a sus hijos, su familia perfecta, todo lo que había anhelado.

Al llegar estacionaba su carro en la puerta del garaje y guardaba la pequeña cajita en su chamarra, estaba listo para esto.

Al entrar notaba que Amanda estaba en el sillón con Ronny en sus brazos mientras que Landon estaba en su cuarto, se escucha el tiradero en su cuarto, sabía el rubio que así era su hijo más grande.

Se acercaba y le daba un beso en la frente a Landon mientras que a Amanda le daba una en sus labios.

—¡Te extrañe mii niño! —dice la chica

En ese momento el chico se ponía en una rodilla, y sacaba la cajita que había comprado ese día en el centro comercial con ayuda de su mejor amiga, tomaba un poco de aíre y veía a su amada esposa.

—Amanda Stuart, llevamos casi trece juntos, los cuales se han convertido en lo mejor de mi vida, tenemos dos hijos maravillosos que amamos con toda el alma, ellos tienen a la madre más perfecta del mundo la cual se merece el universo y quería saber lo siguiente.

Sacaba la pequeña caja y la abría con un gran sonrojo en sus mejillas.

—¿Quieres a casarte conmigo?

El chico esperaba una respuesta. 

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