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Unidos 🌹

Narración de sabina:
año 2021

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Así llega el 2021, acompañado ya no sólo de la avanzada crisis en el país, sino del Covid-19, todo un reto de enfrentamiento familiar e individual para la protección de sus hogares y poder superar la pandemia. Salir a la calle a hacer las compras para comer es todo un desafío, un riesgo de contagio. Muchas personas se acercan a contar sus propias experiencias vividas, pérdidas de familiares o cómo superaron el virus. Sabina se encuentra con mucha gente que porta una gran carga de energía en su cuerpo, caracterizada por el dolor y la preocupación; ella lo siente al solo escuchar sus experiencias. Son demasiadas las personas que se acercan a ella y lloran. Esas situaciones la llenan de tristeza. Debe alejarse de muchas personas y salir lo menos posible. Era muy fuerte para ella intuir tanto desconsuelo en el espíritu de tantas personas.

Estamos en el mes de julio del año 2021, ya más de 2 años en pandemia y cuarentena. Hoy es una fecha para celebrar el día del padre. Mi hermano Rafael llegó de visita bien temprano para compartir unas botellas de vino y pastel para celebrar. Pasamos toda la tarde juntos: Rafael, los niños, mi esposo y yo. A Rafael le duele una muela y yo busco en mi cartera pastillas analgésicas para calmar el dolor.

Le entregué el frasco completo para que tomara cuando le comenzara a molestar la boca. Tengo malestar, tipo jaqueca o dolor de cabeza. La noche anterior no fue muy buena, que se diga; ya llevo más de 1 año con una pesadilla repetida, en diferentes lugares, pero la misma situación: "una niña en peligro... una niña que debo ayudar". Despierto en un bosque por donde no se puede caminar, muchos árboles y matorrales, es como una selva virgen. Alguien corre, observo sus pies y están sangrando, descalzos e hinchados de tanto que ha recorrido. Veo que pisa partes de tierra seca y en algunos lugares hay lodo y barro cercanos a riachuelos que mojan sus pies.

Miro hacia abajo y creo que se trata de mí, pero no es así. Quien corre me lleva en el pensamiento, está asustado... Siento que escapa de alguien; por eso el latir de su corazón. Sé que voy a su lado, pero él no lo sabe... Despierto de esa pesadilla muy asustada, y me deja pensativa todo el día.

La noche siguiente: en la tranquilidad de una tarde en casa de una conocida, el ambiente se rompe abruptamente cuando una joven irrumpe, desesperada, pidiendo ayuda. Su hermana embarazada está en peligro, y el bebé en su vientre también. Sin pensarlo, corremos hacia el lugar indicado, pero al llegar, ella ya no está. La angustia nos envuelve y, sin más opciones, salimos rápidamente de esa zona.

De repente, me encuentro rodeada de todos mis hermanos. La noticia de una bebé perdida llega como un golpe, y todos nos movilizamos para buscarla. La desesperación nos impulsa a preguntar a cada persona que encontramos, pero nadie tiene información. Los días pasan y la incertidumbre crece.

Un día, un desconocido llega a casa con una noticia inquietante: se escucha el llanto de una pequeña niña en un lugar muy alejado de su hogar. Una mujer llora y grita, pidiendo auxilio. La impotencia me consume; quiero ayudar, pero me siento inútil. La desesperación de la mujer resuena en mis oídos, y el llanto de la niña se convierte en un eco constante en mi mente.

La búsqueda se vuelve una misión desesperada, una carrera contra el tiempo en un entorno hostil. Cada paso que damos está cargado de esperanza y temor, mientras el frío y la oscuridad del bosque nos envuelven. La imagen de la niña perdida y la mujer desesperada se graba en mi mente, impulsándome a seguir adelante, a pesar de la sensación de impotencia que me invade.

La historia se convierte en un viaje de angustia y esperanza, donde cada momento es una lucha por encontrar a la pequeña y devolverla a los brazos de su madre.

Despierto cada noche con la misma situación y en ella puedo ver a todos mis hermanos juntos preocupados, todos queremos de alguna forma que aparezca alguien, pero no sé de quién se trata.

Estas pesadillas son repetidas y me preocupa el ¿por qué la misma niña presente corre peligro?

Pero sucedió algo inesperado: la noche antes de la visita de Rafael para el día del padre me acosté a dormir temprano. Tengo malestar y dolor de cabeza.

En medio de la penumbra del bosque, avanzo con pasos apresurados, sintiendo el peso de la desesperación en cada zancada. Detrás de mí, mi hermano lucha por seguir adelante. Sus pies, descalzos y heridos, se niegan a obedecer, pero su mente, obstinada, le exige continuar. Intento hablarle, preguntarle qué está ocurriendo, por qué estamos aquí, pero mis palabras se pierden en el aire frío. Él no me escucha. Está atrapado en su propio tormento.

Su ropa, sucia y desgarrada, apenas le protege del frío implacable que parece quemar su piel. Puedo ver su rostro ahora, y el reconocimiento me golpea con fuerza. Es mi hermano, y su sufrimiento es palpable. Sus ojos, llenos de tristeza, reflejan un dolor profundo que atraviesa su cuerpo. Se queja, susurra su agonía, y mi corazón se rompe un poco más con cada gemido.

No puedo dejarlo solo. Aunque sé que no puede verme, permanezco a su lado, su sombra silenciosa en esta pesadilla interminable. Caminamos por el bosque, donde el frío es un enemigo constante. Él tiene hambre, y de vez en cuando se recuesta contra un árbol, buscando un respiro. Pero el descanso es breve, y pronto estamos de nuevo en marcha, día y noche, sin tregua.

El miedo lo acompaña, un compañero invisible que lo empuja a seguir adelante. Teme ser encontrado, teme lo desconocido. Pero en su mente, hay un refugio, un pensamiento que lo mantiene en pie: una niña y una mujer. Son su esperanza, su razón para no rendirse. Y así, seguimos caminando, perdidos en el bosque, buscando una salida que parece siempre fuera de nuestro alcance.

Desperté esa mañana pensado en mi hermano, Esa niña que perturba mi sueño preguntándome: ¿Quién eres y qué quieres de mi familia...?

Como a las 9:AM llegó a casa. Al verlo llegar, sentí una gran tranquilidad de saber que estaba bien. Después de celebrar, se despide y me dice que el siguiente día volverá a visitarnos. A eso de las 8 de la noche, me llamó por teléfono para pedirme prestado un dinero, y le envié por transferencia bancaria lo que tenía a la mano.

Me acosté a dormir, y al despertarme, tengo varias llamadas de su celular a la 1, 2 y 3 de la madrugada. Despierto a mi esposo para contar lo de las llamadas, Rafael no acostumbra a llamarme a esa hora. Siento que algo le pasa, no por la pesadilla sobre él, sino por la hora en que me llamó. Comencé a llamarlo, pero su celular decía fuera de servicio.

Esa mañana no quise ni siquiera desayunar, solo esperaba a que repicara el teléfono y fuera él. Al mediodía me llama, de otro número, y me saluda como siempre con una sonrisa.

-¡Hermana, cómo estás! Soy Rafael.

Me alegré tanto al escuchar su voz y de inmediato le pregunté:

-¿Dónde estás? ¿Por qué no contestas mis llamadas ni mensajes?

Él solo responde como si nada malo estuviera pasando, con su sonrisa de siempre:

-Estoy cruzando la frontera de un país... Haré una diligencia y regreso hoy mismo. No te preocupes, que voy bien.

Me preocupé mucho y solo le pregunté:

-¿Cruzando la frontera? No, no... ¿ Pero ¿Cómo es eso? ¿Qué vas a hacer allá y cómo hiciste con los pasajes si tú no tienes dinero?

Comencé a sentir un hormigueo en mis piernas, que llegó justo a la cintura, y mis manos comenzaron a sudar. Algo no estaba bien, pero era solo cuestión de tiempo para saber en realidad lo que pasaba.

-Voy con los Yenisf... Vamos a ese país a buscar a su nieta, la hija de su hijastra, de 2 años y medio, y hoy mismo me regreso - exclamó, tratando de darme una breve explicación para que no me preocupara.

-¿Vas a buscar una niña? ¿Pero cuál niña si ya tus hijos están grandes? - respondí, pero mi corazón comenzó a palpitar. Sentí un temor que invadió todo mi cuerpo, sentí que mis piernas se desmayaban y la hipertensión se me bajaba.

Me dijo nuevamente:

-No te preocupes, te voy a llamar en cuanto esté de regreso hoy en la noche. No digas nada a nadie y mucho menos a mamá.

Sabina:

-Pero ¿tienes dinero para esos pasajes? No estás en Venezuela, hermano... allá no es igual. Si te falta pasaje, dime para mandarte. Pero él se negó a aceptar el pasaje, diciendo que la hija de Yenisf les tiene el pasaje de regreso. -Cortó la llamada riéndose como siempre, de esta forma dejaba entender que todo estaría bien, pero fue en vano, ya me había preocupado... El simple hecho de salir a medianoche sin avisar a nadie, y lo de la búsqueda de la desconocida niña para mí, me dejó muy impaciente. Y antes de colgar la llamada me dice.

-"Llama a José y dile que lo voy a llamar en cuanto esté en el país hacia donde me dirijo".

Me fui a mi habitación y en mi memoria comenzaron a dar vueltas todos los sueños o pesadillas con esa niña; la misma de los sueños y mi hermano; sabía que se trataba de algo muy peligroso y que él iba a correr peligro. De inmediato llamé a Guadalupe:

-¡Hermanita...! Rafael se fue a un país; anda con esa mujer Yenisf, y según van a buscar una niña, ¡pero presiento que algo no anda bien y que él no va a estar bien!... ¡Debemos hacer algo...! - Le digo llorando... Desesperada.

Guadalupe me tranquiliza y dice que nos comuniquemos con la familia de la mujer que lo acompaña, la abuela de la niña. Y es así como, a través de Facebook, me encuentro con los números telefónicos de su hermana mayor y ella nos cuenta algo que nos deja aún más preocupadas.

Hermana de Yenisf:

-Sabina, ¿cómo estás? Sí, así parece que Rafael y ella salieron de madrugada...

Quise preguntar sobre el porqué de ese viaje tan repentino, pero ella no me responde y no me deja hablar.

Hermana de Yenisf:

-...Déjame contarte qué es lo que pasa... Mi hermana tiene una hijastra criada; esa joven se fue de Venezuela y comenzó a trabajar en un bar y conoció a un chico ahí y salió embarazada... Ella tiene problemas de adicción y en medio de ese lugar donde trabaja vendió a la beba de 2 años a unas personas desconocidas.

Pero, ahora que recibió el pago, ya no quiere entregarla. Por lo tanto, llamó a mi hermana y ella decidió ir en busca de la niña... Y Rafael la quiso acompañar... Pero mi hermana no lo obligó a ir; ¡él tomó su propia decisión...!

Rafael tiene, desde hace muchos años, una doble vida con una mujer llamada YENISEF. Según dicen, fue su primer amor y aún se ven a escondidas.

Desde esa tarde no se sabe más nada de él, el teléfono siempre fuera de servicio. Llame a mi hermana Antonieta que está en Perú y a José que está viviendo en el país hacia donde Rafael se dirigía, pero para un lugar muy cerca de las fronteras.

Antonieta y José trataron de no preocuparse; ellos tal vez no entendían lo grave de la situación y solo decían que... ¡no me preocupa que él va a regresar. ¡él se las sabe arreglar solo...!

Pero yo insistía e insistía y pasaron 3 días y nada de comunicación. El esposo de la hermana de Yenisf solo decía que lo más seguro es que mi hermano y la señora que lo acompañaban ya estaban muertos...

¡Yo no quería escucharlo... trataba de que mi esposo se comunicara con él y no yo!

Nuevamente, a los 4 días, le dije a mi hermano José - "¡Por favor, ayúdame a encontrarlo"... ¡Donde quiera que esté, no está bien...! Es así como José se organiza y comienza a comunicarse con los 7 hermanos y a pedir colaboración para viajar en avión hacia las fronteras de ese país, y así fue. Entre todos, unidos, trabajamos en conjunto para encontrarlo. Mientras tanto, me contacté con una cliente que vive en ese país. Esa noche, José llegó al pueblo cerca de las fronteras, pero nada de encontrarlo... Llevó fotos, pero nadie lo había visto. Solo en la estación de bomberos dijeron que sí, que lo encontraron muy golpeado y solo en una calle.

Que casi no podía caminar debido a una gran golpiza y un golpe en la cabeza. Que lo tenían ahí en observación, pero que se había logrado levantar en la noche y se escapó. José se hospedó en un hotel; de ahí se comunicó con mi esposo y solo lloraba desesperado de la preocupación, el temor de estar también en peligro... No sabía en qué lío se había metido Rafael. Solo se lamentaba y culpaba a esa mujer.

Esa noche tomé calmantes para dormir... Me preguntaba llorando -"¡Esto es una pesadilla más... quiero despertar ya!" Y pellizcaba mi piel. - Quería despertar de aquella horrible inquietud, pero era real. Rafael no está en ningún lugar... No aparecía ni vivo ni muerto; José lo buscó en hospitales y hasta en funerarias, pero nada, ni rastros de él. Pasaron días más buscándolo y fue inútil.

Ya el dinero no alcanzaba para que José siguiera su pista y debía regresar sin él..., con muchas lágrimas en sus ojos. Y todos conectados por un grupo que creamos que llamamos "hermanos juntos por siempre".

Grupo creado por la plataforma WhatsApp... por donde mi hermano José nos mantenía en una constante comunicación. Yo no opinaba, no podía escribir ni leer nada de mensajes... estaba pensando en buscar una salida. Debía concentrarme. Tenía de alguna forma encontrar a mi hermano Rafael.

Ya comenzábamos a darlo por muerto y desaparecido... Ya estábamos resignados a que jamás iba a volver. Pero, aunque mi mente me lo repetía a cada momento... mi corazón me decía que él aún estaba vivo, que no pierda la fe.

Además, ahora tocaba lo más difícil: decirle a mamá que su hijo estaba desaparecido y no sólo eso, posiblemente podría estar muerto. Había que pensar en dar la noticia o no a mamá. Pero decidimos no decir nada. Dar esa noticia sería una desgracia más para la familia, porque mamá no lo aguantaría.

Me aferré a Dios, día y noche en oración y ayuno constante. Lo mismo hicieron mis hermanas, quienes a cada rato me llamaban. Ellas sabían que Rafael es quien ha vivido más años a mi lado; porque solo él y yo, de los 8 hermanos, encontramos pareja, nos casamos y residenciamos en la ciudad de Valencia, Venezuela.

Por mi parte, sentía un gran dolor y un vacío muy grande en mi pecho... Pero, por mis pesadillas anteriores, algo me decía que Rafael estaba vivo. Ya llevamos 7 días sin saber de él. Me senté en el piso y recosté por un momento mi cabeza en la cama a eso de las 3 de la tarde; me acerqué a la imagen del Sagrado Corazón de Jesús en mi cuarto, cerré mis ojos para tratar de dormir unos segundos... Y es así como lo veo... Su cara en mi pensamiento, los ojos hundidos... ¡Ahí va! Come algo parecido a pan, pero sus manos están sucias. Tiene hambre y está muy débil, va caminando sin fuerzas, quiere llorar, pero es muy fuerte... No sé de dónde saca tanta fuerza para caminar.

De inmediato abrí mis ojos... Y llegó una pequeña esperanza a mi corazón. ¡Estás vivo, mi hermano, resiste un poco más! Mientras tanto, Guadalupe está con mamá en su apartamento. Mamá canta y habla... Pregunta por Rafael a cada rato

Rosa: -¡Ese muchacho se pierde y no llama!... ¿Qué será lo que le pasa?... ¡Llámalo, hija, quiero saber cómo está! ¿Será que está enfermo?

Y Guadalupe se reía y trataba de no llorar delante de mamá. Ella no podía saber lo que estábamos viviendo, no por ahora. Es de esta forma que su esposa Yuma se entera de la doble vida de mi hermano. Fue una forma muy triste de enterarse. Pero entre el cielo y la tierra nada hay oculto. Mientras tanto, ya de alguna manera sentí que él aún estaba respirando... Tenía y caminaba con dolor y hambre, pero vivo, y en ese momento solo le pedí a Dios sabiduría para saber qué hacer en un momento tan desesperante.

Y ahí apareció en mi celular un mensaje de una cliente para quien trabajo en Colombia, quien me contacta para desarrollar unas correcciones de un Proyecto de Grado y una Tesis. No dudé en escribirle y pedir ayuda. Para mi sorpresa, ella me cuenta que no me preocupa más, que tiene un familiar con alto grado militar, un General de ese país. De inmediato se comunicó conmigo y se puso a mi disposición para ayudarnos a encontrar a Rafael. Después de una ardua planificación familiar, y con la ayuda de esa amiga cliente y la participación del General junto con la policía, logramos encontrar a mi hermano en una vía, caminando con los pies hinchados y llenos de ampollas y sangre, con algunas costillas rotas y un golpe en la cabeza.

El policía llamó para dar la noticia de que ya lo tenían, lo habían encontrado y le dieron de comer. Así se hizo todo lo posible para que llegara donde José y luego regresara al país. Me visitó a los 3 días de haber llegado y me trajo unos dulces de chocolate y galletas. Yo solo lo abracé y le dije - "Pensé que no te volvería a ver jamás", y lloré mucho. Él me decía -"Ya pasó, ya estoy aquí". Y mi esposo le preguntó - "¿Cómo caminabas tanto con los pies tan destrozados y las costillas lastimadas? ¿Cómo caminaste con tanto dolor? Y él le dijo: "Con las pastillas que Sabina me dio el día que vine. Esas pastillas me anestesiaban el dolor, pero si no fuera sido por la policía no hubiera aguantado un día más" -  Sabina le había dado un frasco de 50 grageas para el dolor fuerte. Sabina le preguntó: "¿Qué te pasó? ¿Por qué desapareciste tantos días?

Rafael: - Ya estábamos montados en el transporte que nos llevaría a la frontera, y ahí cruzar al país... Y al recorrer un tramo como de 5 kilómetros, la camioneta donde íbamos Yenisf, la pequeña niña y yo, se detiene. Se montan unos hombres desconocidos y se acercan a donde están Yenisf y la niña, y las bajan de la camioneta. Luego se acercan y también me bajan a mí. Es ahí cuando nos separaron. Me subieron en otra camioneta tipo encava, y dentro había una camilla de hospital, bisturí para hacer cirugías, inyectadoras, guantes quirúrgicos, alcohol y medicinas. Era como una pequeña sala de operación móvil. Me llevaron a un lugar como un hospital y comenzaron a llenarme una historia clínica, haciendo preguntas de cómo me sentía o si sufría de alguna enfermedad en alguno de mis órganos. No conocía a nadie, todos eran unos completos desconocidos en un país desconocido. Al llegar la noche, entró una señora vestida de enfermera y me dijo - "¿Te puedes levantar y caminar?" Le contesté que sí y me dijo -"Ven, sígueme", y tomó una llave y abrió la puerta de la habitación donde me tenían.

Creo que se trataba de tráfico de órganos. - Dijo muy preocupado. Siguió contando: -¡Esa señora me dijo -"¡Vete... vete... ¡Corre todo lo que puedas y no dejes que te encuentren, corre hacia allá...! Y me señaló la dirección hacia donde ir. ¡ Salí caminando, casi corriendo y ella me decía: -"¡No te dejes ver... no te dejes ver...!" Por ello, tomé la vía principal y comencé a caminar de noche por toda la carretera y, por el día, caminaba por la orilla del monte cruzando ríos y quebradas. Cuando llegaba a una casa por la vía, pedía agua, comida y muchos me dieron algo de comer... -¿Qué pasó con la niña?... ¿Lograron rescatarla...? - Preguntó mi esposo. Rafael: -¡Sí, la rescataron!... Yenisf llegó al país con la pequeña niña, pero eso es una historia muy larga que después les contaré...

Así logré entender que las pesadillas que me agobiaban en las noches se trataban de ir al rescate de una pequeña niña a quien ni siquiera conocíamos y que pudo terminar en una tragedia familiar. En esos días me he preguntado el propósito de Dios para ella en este mundo, porque está tan pequeña y no imagina los momentos duros que nos hizo pasar a una familia completa. ¡Algún día quisiera conocerla...! Por otro lado, me costó aceptar que algunos de mis hermanos no confiaron en mí; no tomaron en cuenta mis palabras.

Y una que otra vez me hicieron sentir mal. Pero los entiendo y los perdono porque fueron momentos tensos de mucho estrés y angustia. Así que no se sorprendan de que en algún momento yo los haga sentirse orgullosos de mí... ¡El tiempo de Dios es perfecto...! ¡El extraordinario... el poder de la oración...! Es así, hermanitos míos... Por siempre juntos en las buenas y en las malas, como nos enseñó mamá. ♡

Después de todo lo contado, con el paso del tiempo, me tocó visitar a mi hermana porque mi papá sería sometido a una operación de la próstata a sus 82 años. No fue nada fácil para mí enfrentarme a ese reto de tener que controlar mis nervios y mantener cada minuto que pasaba las palabras de mi madre: "...ESO NO ES NADA PARA TI". Volví a sentirme como aquella niña frágil e insegura y me llené de miedo. Por unos momentos regresaban a mi mente recuerdos de la infancia, pero a la vez me acordaba de que mis hermanos estaban para cuidarme. Eso me devolvía la fortaleza para enfrentarme sola en aquel hospital al cuidado de mi papá. ¡Mi papá a cada rato preguntaba por Antonieta...! Sentí rabia por unos segundos. ¿Por qué no estás aquí...? ¿Si tú siempre has estado? Tú me conoces, y si no puedo... dime qué hago. ¡Tú siempre tienes una buena respuesta para nosotros...! Esa noche no dormí; solo me aferré al piso donde pasé la noche y con mi mano apreté la de mis padres para sentirles el pulso toda la noche.

Tenía como 4 años sin ver a mi hermano Librado, y ese fue el momento de estar mi papá en el hospital para verlo nuevamente. Estaba más viejo, con sus cabellos ya llenos de canas, pero hubo algo en él que me impresionó. Cuando me miró, tenía la misma sonrisa de siempre, de cuando era niña y él solo se sonreía para mostrarme que todo estaba bien, que no me preocupara. Verlo fue sentir que no estaba sola, que estaba ahí como siempre a mi lado para defenderme. Sentí que él siempre ha estado, aunque yo esté a kilómetros de distancia, él siempre estará para mí. Cuando mi papá mejoró y él tuvo que irse porque tenía que trabajar, lo abracé muy fuerte y aunque no se lo dije, sé que sintió lo mucho que lo quiero y lo extraño.

Con mis muñecas de papel, no solo represento la compañía y el apoyo de mis hermanas, además, se caracteriza por el cuidado y la protección de mis cuatro hermanos varones, pero sobre todo mi hermano Librado. Al llegar a la casa de mi hermana con mi papá ya dado de alta, allí me pude dar cuenta de algo que jamás había pasado por mi mente. Mi hermana Guadalupe ya no era la misma que jugaba a las muñecas de papel; su vida se había convertido en una rutina diaria entre el trabajo y los deberes del hogar.

Era otra. Claro, había crecido y era toda una mujer; no era la misma niña con la esencia y la sonrisa que la caracterizaba cuando éramos pequeñas. Como fueron momentos de tensión, quería recordarle los tiempos cuando fuimos más felices que nunca, cuando compartimos, cuando viajábamos dentro de nuestra imaginación para escapar de los problemas, porque eso hacíamos al jugar con las muñecas de papel. Pero ella estuvo todo el tiempo ocupada y una que otra vez de mal humor. Ella tal vez no se dio cuenta, pero la necesitaba más que nunca, quería contarle de mí, de lo que estaba atravesando, quería reírme con ella, pero no era su culpa; eso también lo sabía porque ya no era una niña, ya tenía a su alrededor muchas cosas que atender. Debo admitirlo, se portó como toda una guerrera con todo lo relacionado a la cirugía de nuestro papá... Costeó todos los gastos casi sola.

Si no hubiera sido por ella, ¡no lo habríamos logrado y de paso con éxito! Sin embargo, estaban sus hijos, y eso de proyectarles ese juego de muñecas podría significar que ellos se conformen con lo insignificante, no sé... Pasaron tantas cosas por mi mente, pero al final ella no tenía la culpa, sino el contexto donde se desenvolvió en los últimos 30 años, la familia de su esposo, quienes le enseñaron a ser responsable, comprometida y estricta en lo que hace...

A veces el estrés, el trabajo, el cansancio, el malestar y las responsabilidades no te permiten darte cuenta de que a tu alrededor existen personas que te necesitan, aunque al final no es tu culpa. La vida de adulto está llena de desafíos y compromisos, pero la clave es no dejar que desaparezca el niño que fuiste alguna vez. A veces es necesario que regresemos y vivamos momentos con la compañía de las muñecas de papel.

No importa el tiempo, los años; sé que cuando te reencuentres con ellas, vas a llorar, pero no de tristeza, más bien de alegría por volver a verlas y por volver a sentir la misma sensación que alguna vez te hicieron sentir, al escapar de una situación de escasez en lo material: pocos alimentos, ropa y calzado, pero con la compañía de siete hermanos y una madre que jamás se desmayó ante ninguna situación, que luchó y perseveró para lograr levantarnos. No se trata de conformarse con lo ordinario e insignificante, se trata de comenzar con lo poco que tienes o lo poco que sabes y tomar impulso paso a paso, hasta obtener resultados extraordinarios.

Las grandes ideas nacen en medio de las dificultades. Cada vez que puedo, y mientras Dios me dé vida y salud, me siento con mi hija y comenzamos a dibujar, recortar y vestir muñecas de papel. Me queda la satisfacción de que le encantan y que me regresan a mi infancia, y puedo de esta forma compartir con mis hermanas y por un momento sentirlas a mi lado.

(Borrador terminado en mayo 2022)

Fin...⚘

Nube M.

El reloj marca las 12:00 p.m.; colocó la palabra "Fin" con tres puntos suspensivos (...), en este su último capítulo. Se retiró del computador analizando un buen título para la historia. Había escrito por meses, pero nadie lo sabía. De esta forma se desahoga de tantas dificultades que enfrenta día a día. Sus hermanos, cada uno, por su lado, viviendo su vida y resolviendo cada uno sus problemas. Antonieta y José se fueron del país y poco se comunican. Ya hace más de 15 años que no vuelvo a ver a Josué y Samuel.

Parece como si todo fuera solo parte de un lindo y extraordinario sueño. ¡La infancia! Su madre había escrito vía mensaje de texto que quería ver a sus 8 hijos unidos otra vez en la casa. E imaginó verlos a todos en la mesa de la casa, mientras su mamá servía la comida. Se fue a dormir pensando en los sueños con los elefantes. Se preguntaba: "Soñar con un elefante, abuela, ¿por qué querías eso si no significa nada"? Menos mal no lo soñaste porque te hubieras decepcionado". (Una lágrima moja su almohada), se vale llorar un poco: ¿Cuándo nos olvidamos de los niños que fuimos? ¡Eso no fue lo que nos enseñó mamá! Estaba triste esa noche.

Este capítulo final se lo dedico a aquellas personas que emigraron de su país, dejando un vacío en los corazones de sus familiares y tristeza en los rostros de sus padres y hermanos, aquellos hermanos que están disgustados o distanciados, para que, de alguna forma, reflexionen sobre el poder que tiene el aprender a sanar y perdonar. Para mi hermano José, por significar para mí la fortaleza, la lucha y el valor de la amistad. Tú sí que sabes ser un verdadero amigo. Escribí algo para ti y espero te guste, hermanito

Han pasado tantos años sin saber de ti. Han pasado tantos años sin volverte a ver. El tiempo pasa lento en la ciudad y en el pueblo se siente la soledad. La casa de mamá está llena de recuerdos desde ayer, recordando que mamá nos cocinaba en el fogón. Y de repente la niebla desaparece. Fue sólo un espejismo que pasó por mi memoria y se marchó. Y estabas tú. Hace años que emigraste del país y ese día que te fuiste observé tus ojos tristes.

Y aunque para mí tú sonreías, lo sabía, estabas triste. Por donde vayas, donde quiera que te encuentres, lo harás bien. Por donde vayas, donde quiera que camines, estarás bien. Porque Dios está contigo, porque Dios es nuestro amigo, lo harás bien. Y si algún día pasa el tiempo y no te vuelvo a ver, sólo promete, hermano mío, lo harás bien. Porque Dios está contigo, porque Dios es nuestro amigo, lo harás... estarás, siempre estarás bien. ¡Te quiero hermano, gracias por estar!

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