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Un Largo camino

Capítulo basado en hechos reales
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Al llegar de vacaciones a casa, después de haber culminado el 1er semestre de ING Química, mamá me espera. Me comenta que debemos hablar algo muy importante sobre mis estudios.

Y aunque ella sabía lo importante que era para mí, tomó una decisión de que no podré continuar. Nuevamente no podré, por ahora.

El hecho de estudiar estuvo rodeado de muchas situaciones y circunstancias que me desviaban del camino a seguir.

En ese momento, al escuchar a mi madre, sentí nuevamente mucha tristeza y desilusión. Recordé los motivos por los que no logré comenzar como todos los demás a estudiar.

Quería de algún modo estar sola; siempre hice lo que mamá decía, y si esa era su decisión y la voluntad de Dios, así se haría.

Esa misma tarde, Subí al árbol Zapatero; desde la muerte de Isaías no me atreví a subirlo nuevamente. Me senté un rato sola y me puse a llorar hasta desahogar toda mi rabia y frustración. No sólo me sentía sola sin ser correspondida por Josué, sino que a eso le sumaba los cientos de inconvenientes para estudiar.

Entre las ramas del Zapatero, mi hermano Eduardo había construido como un piso, pero de tablas, haciendo algo parecido a una casita en el árbol. De esta forma, fue más fácil para mí estar sentada. Aproveché y me acosté un rato, mirando entre algunas ramas y hojas verdes, las nubes del cielo como se movían y cambiaban de forma... Estaba muy triste y, entre sollozos, me quedé dormida.

Sentí de repente que alguien me tiró un objeto que tocó mi espalda. Observé de inmediato y justo bajo el árbol:

- ¡Hay estaba Josué!

- ¡HOLA! -Me dijo

—Me limpié los ojos rápidamente; no quería que me viera con las ojeras y ojos hinchados de llorar.

Sabina: - ¿Josué! ... ¿Y qué haces aquí? ¿Cuándo llegaste? (pregunté con asombro), por Dios, que no me lo esperaba en el pueblo.

Josué: —Llegué hace una semana, estaba de vacaciones, pero ya debo irme. (Contesto). Ayer pasé a saludar y tu mamá me contó que llegarías hoy... ¡por eso estoy aquí!

Me dijo: "Espera, traje algo para ti", y se regresó a la calle. Abrió la puerta de un carro tipo corsa, y sacó algo en un paquete.

Regresó al árbol donde yo aún estoy montada, con las mismas mariposas que viven dentro de mí, desde que lo conocí. - ¿Puedo subir? , —Claro... ¡

si es que quieres hablar conmigo! Le dije: Sí (tartamudeando), sube. Y así subió, se sentó en una rama muy cerca a la mía, se me acercó y me dio un beso muy tibio en la frente.

- ¿Como estas?, triste lo sé... Lo notó en tus ojos: estabas llorando.

¡Mira!, —y sacó una botella de vino de manzana de la bolsa y lo destapó. —"Se que te gusta el de manzana. Y me dio a tomar un poco del pico de la botella.

—"Claro que sí", me encanta el sabor a manzana... está rico. - Mientras, él también toma un poco. - ¿Porque lloras?, —preguntó con su sonrisa de siempre, —llorar opaca tu belleza. Y me hizo reír con esas palabras tontas.

Y en eso escucho que alguien lo llamó desde la calle. ¡Josué... ya ven, tenemos que salir temprano, mamá dice que ya vámonos! - ¡Si, ya baja amor! ¡Voy, dame un minuto! - (Les contesto)

Escuché la voz de su hermana, pero había alguien más. Una chica delgada con su cabello color marrón. Estaba muy bien vestida, con su pantalón azul cielo y una bella camisa manga larga color blanco.

Pregunté de inmediato: —¿Y ella... quién es? Respondió algo nervioso: —Es sólo una amiga, Sabina, sólo eso, alguien con quien recién estoy saliendo. Me quedé muda por unos segundos, ni siquiera sabía qué decir.

Le dije: —Wuao, ¿qué linda amiga tienes o novia? Se sonrió y dijo: "¡Si ella es muy linda...! Mientras bajó sus ojos para no verme a la cara,

Josué: —Bueno, espero disfrutes la botella; tendrás que terminarla sola... ya debo irme; salimos de viaje en un rato. Y tomó el cuaderno que tenía en mis manos y sacó su bolígrafo y anotó muy apresurado un número de teléfono. - (Diciendo)

—Este es mi número telefónico, llámame cuando quieras, y me dio otro beso en la frente como si se tratara de su hermana. Bajó del árbol lo más rápido que pudo, se montó en su coche y se marchó. Quería gritarle y decirle que era un estúpido, que lo odiaba y muchas cosas más. Lo que menos me esperaba era verlo ese día, y mucho menos muy bien acompañado. Tomé el cuaderno, arranqué con toda mi rabia la hoja donde apuntó el número de teléfono y lo rompí en pedazos. Mientras lloraba de la impotencia. - ¿Cómo puedo amar a alguien que ni siquiera se da cuenta de que vivo pensando en él? Me llené de rabia e impotencia y tomé la botella y la arrojé con todas mis fuerzas al suelo, lo que produjo que se partiera en pedazos y se esparciera el vino por todos lados.

El sonido que hizo la botella al chocar con el piso de piedras me despertó de inmediato. Abrí los ojos. Me había quedado dormida por unos minutos. -Solo fue un sueño... - Mientras observo fijamente una de las ramas más altas. Y es ahí cuando veo unas palabras esculpidas. Las leí: -" No te rindas Amiga" - Y recordé el día que Isaías no contestaba mi diario porque escribía algo que no pude leer. Bajé de inmediato y le dije a mamá: —¡Me voy a ir a la ciudad a trabajar, mamá!

Semanas después, mi hermano Rafael se casa en Valencia, y compra una bella casa para vivir con su esposa, una joven muy emprendedora llamada Yusmaira. Así que todos viajamos para la ciudad de Valencia-Venezuela para festejar el matrimonio.

Fue una hermosa boda por la Iglesia católica.

De alguna forma, antes de la boda, cuando llegamos a la casa de la abuela Elena y lo saludé con un abrazo, me erizó la piel una sensación de tristeza muy grande. Me abrazó fuerte, sentí que algo quería decirme, pero no lo hizo. Había mucha familia en casa, alistándose para salir a la iglesia esa tarde y luego a un pequeño club a festejar.

Sin embargo, en horas de la tarde, a eso de las 4 y 30 antes de salir a la iglesia, se sienta en un mueble de la sala y pide a mi hermano Librado y a mí escuchar algo que nos quiere contar.

Es así como, escuchamos la razón de su tristeza el día de su boda. Yo no podía creer lo que escuchaba, no podía aceptar que le pudiera estar pasando algo así a mi hermano... Librado logra convencerlo de que está equivocado en lo que cree que siente y le pide que debemos irnos a la Iglesia o llegaremos tarde. Ya las invitaciones estaban circulando y ya todo estaba listo.

No quise indagar, no quise preguntar, pero me quedó claro en ese momento que algo no estaba bien, era un día de festejar. Solo ignore mis pensamientos. Ese día, la novia con el vestido blanco y el velo lucía radiante y hermosa, aunque mi hermano parecía asustado, pensativo y triste... Tal vez los nervios lo atacaron. Finalmente, la boda fue un éxito y todo salió muy bien.

Había pasado tiempo que no visitaba a mi abuela Elena, después de lo acontecido aquella noche de nuestro encuentro, pero ese día ella estaba feliz por la boda de su nieto y por nuestra visita en casa. Asistimos los 6 hermanos con muestra madre Rosa y lo mejor de todo es que papá también estaba. Carlota por razones de trabajo se encontraba fuera del país, por esa razón, no pudo estar presente.

Un mes después, Rafael nos invitó a Guadalupe y mí a quedarnos en su casa. Guadalupe y yo queríamos trabajar, aparte debía hacer otros cursos para seguirme preparando. Acepté... nos fuimos a vivir con ellos. Yusmaira, a quién llamo por cariño Yuma.

Comenzamos Guadalupe y yo una nueva etapa de nuestras vidas, trabajando en tiendas de ropa y zapatería. Guadalupe era siempre feliz porque su novio de más de 4 años, Yojan, estaba también en la ciudad trabajando y podían verse todos los fines de semana. Era muy notable como Guadalupe amaba a Yojan; y si ella era feliz, yo también lo era. Guadalupe era mi hermana menor, pero también mi mejor amiga.

Meses después, la esposa de Rafael ya estaba haciendo gestiones para estudiar en la universidad, la Licenciatura en Educación. Mientras que mi hermano quería tener un bebé, Pero Yuma quería esperar graduarse y luego ser mamá, por lo que comenzó a cuidarse para no quedar embarazada. Ella era una chica muy joven y aún era de menor edad que yo.

Una mañana, iban de salida mi hermano Rafael y Yuma, su esposa; yo estaba acostada en uno de los muebles de la sala. Era sábado, día de hacer las compras en este país. Y cuando ella va saliendo, la observo por detrás y de inmediato se refleja en mi pensamiento la imagen de dos niños que luego toman forma de estrellas brillantes.

Al principio no entendía. Solo me quedé mirándola por detrás mientras ella caminaba hacia la salida para retirarse. En eso, una de las luces comenzó a brillar menos hasta que dejó de brillar, quedando solo una encendida.

Es así como me levanto del mueble y le digo que esperen un momento que debo decirles algo. Ellos me esperan, yo estoy feliz; algo en el ambiente me hacía sentir muy feliz. Y fue ahí, cuando le dije a Yuma. ¡Tú estás embarazada...! Ella se asustó mucho y me dijo estas palabras: —¡Está loca... no... jamás, yo aún no tendré un bebé, voy a estudiar y después lo tengo!

Y le dije: —No podrás esperar, porque ya está en tu vientre y no solo es un bebé, son dos. -... Ella comenzó a reírse, y me dice —¡definitivamente estás loca...! Ya se me acaba de ir el periodo menstrual, ¡es imposible que esté en estado de embarazo...!

Y Rafael, quién ya estaba en el carro esperando por ella, ni siquiera opinó sobre el tema. Él creía que era imposible y sobre todo locuras mías.

Guadalupe estaba en el baño y cuando sale, me pregunta —¡Sabina, eso es cierto lo del embarazo...! - Le dije que sí, y ella sigue preguntando:

—¡Y cómo sabes que serán dos niños...! —Le respondí de esta forma, en realidad no sabía cómo explicarle—... Lo sé, porque lo presiento así... ¡Es solo una corazonada, es solo eso, hermana...!

Una semana después, ella comenzó a sentir mucho dolor de cabeza y decidió ir con mi hermano al médico, para hacer exámenes para el malestar. Los esperé en casa, Y cuando llegaron, estaban muy callados, sobre todo Yuma, quien no quiso ni hablar. Les pregunté qué dijo el médico, y ella sin responder me entregó los resultados de un eco.

Me pregunté qué significaba un eco y su relación con el dolor de cabeza. Lo abrí y comencé a leer y ahí fue donde casi caigo de pies arriba. El eco decía embarazo gemelar de 4 semanas.

No lo podía creer. ¿Cómo fue que lo pude saber? Mi hermano me dijo, Sabina, ahora sí que te tengo miedo... y comenzó a reír porque él también estaba feliz, mientras Yuma se encerró en su cuarto... lloraba de alegría o no sé de qué, pero lloraba también. Ella no se lo esperaba, estaba segura de que no era embarazo. Me gritaba del cuarto: —¡Es tu culpa, Sabina... y no solo pudiste pedir 1, si no, ¡dos!... ¡Te pasaste...! —y se reían a carcajadas entre sollozos.

Fue un gran día para mí. Esa tarde llegó Guadalupe, quien estaba en casa de unas amigas, y al llegar a casa, se encuentra con la noticia. Ella no lograba entender cómo pude saber que ella tendría un embarazo y mucho más inexplicable cómo sabía que serían gemelos...

Por fin llegó el día del nacimiento de los gemelos de Rafael; Yuma amanece con dolores de parto; y aunque el informe del médico ginecólogo que atendió todo su embarazo afirmaba que, debía ser un parto por cesaría; al llegar al hospital los médicos hicieron caso omiso al informe y la pusieron a partir o dar a luz de forma natural.

Rafael y Sabina salen al hospital para estar con ella cuando lleguen los gemelos y también en compañía de la familia de Yuma.

Yuma y Rafael estaban atravesando una crisis matrimonial. Por ello, eran pocas las palabras que se pasaban unos con los otros.

Al cabo de unas horas en sala de parto, Yuma no puede parir; se dan cuenta que el tiempo de nacer de los bebés se está pasando, y es ahí cuando la pasan de emergencia a quirófano y practican una cesárea.

Pero ya el tiempo ha transcurrido y uno de los bebés nació con problemas respiratorios; por lo que, pierde la vida.

Sólo uno de ellos logró sobre vivir. ¡Carlos Alberto!

Pasaron los días.

Llega Carlota de viaje e invita a Sabina a almorzar al medio día, después de salir del trabajo. Se citan para verse en un pequeño restaurante en pleno centro de la ciudad.

En un edificio como de 5 pisos, construido con fines de oficinas para los altos empresarios, se encuentra en el segundo piso, un señor observando por la ventana el paisaje hecho de concreto (grandes edificios), mientras toma un café recién colado. Segundos después, capta su atención en una linda chica que va cruzando la gran Avenida Bolívar de la ciudad.

Fijó su mirada en ella mientras se dice a sí mismo: —¡Qué emoción! Y esta chica... ¿qué forma de caminar entre la multitud de personas que van y vienen? Esa extraña chica, que resaltaba con su porte físico y una llamativa forma de caminar, llamó tanto su atención que dejó la taza de café sin terminar sobre la mesa y salió corriendo hacia el ascensor; al ver que tardaba en bajar, pensó mejor bajar por las escaleras.

Corría muy rápido, salió del edificio y se dirigió hacia la dirección por donde vio caminar a la joven. Corría y apartaba a las personas de su camino, mientras muchos le gritaban: —¡Qué te pasa!

Pronto logró verla desde lejos; iba caminando muy rápido; parece que alguien la espera. Comenzó a llamarle: ¡por favor, detente un momento!

Pero ella no lo escuchaba, o tal vez sí, pero había demasiada gente en esa avenida tan transitada. Y si escuchó algo, jamás pensó que era con ella.

El señor, al ver que no se detiene, corre nuevamente y es así como la alcanza.

Se le acercó por detrás y le dijo: —¡Hola linda!

Ella voltea y se detiene a ver de quien se trata. Y observa a un señor muy bien vestido y perfumado, pero con su camisa muy sudada, y en su cara aún corre el sudor. Le dice: —¡Eres muy rápida para caminar, o es que yo estoy muy viejo! (sonríe) - Ella sonríe también y le pregunta: —¿Quién eres... nos conocemos de algún lado?

Contesto: —¡No! Estaba hace sólo minutos apostado a la ventana de mi oficina y de repente vi pasar un ángel que cayó del cielo.... decidí seguirlo y aquí estoy con ella. (Sonríe mientras nuestra una perfecta dentadura)

_ ¿Okey... te entiendo, dime para que me seguiste? -Le dijo.

Contesto: —Soy propietario de una empresa de modelaje aquí en esta ciudad, y me interesaría mucho que formaras parte de mi grupo de modelos. Exclamo: ¡eres perfecta, toda original, tú cuerpo, cabello, ojos y cejas... perfecta es la palabra que te define, sólo creo que unos pocos toques de maquillaje y eres la obra perfecta!

Le contestó la joven algo asustada: -Gracias por esas palabras, pero, estoy algo apurada, ¡me espera mi hermana para almorzar y ya voy tarde...! Me disculpas ¡Fue un placer...!

- ¡Espera! -Le dijo.

—Ok... permíteme acompañarte donde tu hermana y yo invito el almuerzo; no tengas miedo, te juro que no te haré daño, no soy un lobo. —(y sonríe nuevamente, mostrando sinceridad en su mirada)

Le dijo: —Está bien y entraron al restaurante donde estaba ya su hermana esperando. Saludó a Carlota y se presentó muy amable y respetuoso. Y es ahí donde les cuenta a las dos el trabajo al que se dedica, con relación al modelaje, y comenzó a hacer propuestas de trabajo y ganancias en caso de que aceptará. Se le presenta a Sabina una gran oportunidad de trabajo en el mundo del modelaje, con buenas ganancias y la oportunidad de viajar fuera del país; un mundo de pasarelas para destacar su bella figura con diseños de famosos diseñadores. Sonaba como un sueño, pero fue real.

Después de conversar un buen rato sobre diferentes temas, le entregó su tarjeta de presentación con el número de teléfono y la dirección de la agencia de modelaje. Y antes de irse le pregunta: —¡Disculpa, pero no me has dicho tu nombre... que pena olvidar preguntártelo! Y Carlota interrumpe: —Somos Carlota y mi hermana Sabina.

_ Ok..., las espero mañana por mi oficina; no te vas a arrepentir, Sabina. ¡Te espero! Y se despide de ellas.

El siguiente día, se dirigieron al lugar donde está ubicada la Academia; ahí la esperaban los encargados para su entrevista. Había una larga cola de chicas jóvenes esperando para la entrevista y otras que ya estaban en las prácticas de modelaje. Eren hermosas chicas, muy altas y elegantes; Sabina se sentía pequeña delante de tanta belleza.

Por fin pasó a la entrevista y luego de una larga plática entre preguntas y medidas, la contrataron para comenzar las prácticas todos los días. Pero tenía que viajar lo más pronto posible con todos los gastos pagos, para desfilar en traje de baño en unas islas turísticas.

Carlota, esa misma tarde, llamó a Rosa para contarle lo que pasó, pero Rosa se negó rotundamente a que Sabina trabajara de modelo; le pareció algo muy raro y tenía desconfianza de esos sitios de modelaje, que muchas veces se trataba de engaños para las jóvenes y las conducían a tráficos de mujeres. Tal vez su madre tenía razón y podía tratarse de una trampa, pero, también pudo haber sido una oportunidad que dejó pasar.

Es así como, continúa trabajando como promotora de lentes de contacto. La vida la sorprende nuevamente, y debe salir de casa de Rafael. Su vida estaba en peligro, motivo por el que debe mudarse al último lugar donde hubiera querido estar.

¡La casa de la abuela Elena!

Después de vivir por largo tiempo con mi hermano Rafael, decidí retomar los estudios. Pero por razones inesperadas me tocó mudarme de su casa.

En esta parte de mi vida, me tocó seguir, pero sin la compañía de Guadalupe. Ella, después de más de 5 años de noviazgo con Yojan, decidió romper su relación y poco después se regresó al pueblo. De aquí en adelante me toca continuar sola. Los primeros días la extrañé mucho; ella era mi compañera y yo su consejera.

Esta etapa de mi vida la llamo lágrimas; me la pasé una buena parte llorando. Pero, la vida continúa y tengo que seguir adelante con firmeza, comprendiendo que, en la vida, nada es para siempre y que todo pasa.

Conocí una chica de cuerpo estrambótico y muy seductora. Se vestía casi desnuda, con ropa muy corta y pegada al cuerpo, y así salía a la calle. De vez en cuando me saludaba y de pronto ya habíamos hecho una "amistad" entre comillas.

Ella tenía un novio que andaba en malos pasos. Era parte de una banda de delincuentes dedicada al robo de bancos.

La mamá de esa chica, de vez en cuando me invitaba a almorzar con ellas, y así algunas noches me sentaba frente a su casa a conversar un rato.

Ese novio la visitaba todas las noches. Pero uno de esos días que nadie espera, pasó lo inesperado: llegó un extraño a buscar el novio de la chica vecina, en una camioneta de esas que costaba para entonces mucho dinero... Solo alguien muy rico podría comprarla.

Se bajó y saludó a todas, mientras le comenta al novio de mi amiga que deben retirarse, ya que tenían que hablar en privado.

Sin embargo, antes de irse se despide y sin imaginarlo tomó mi mano sin permiso, estampó un beso sutilmente y me dijo: —¡Chao linda... nos vemos pronto! Dejando mi mano impregnada de un fino perfume, mientras observo en su muñeca, una hermosa pulsera de oro.

Fue extraño para mí, porque ni siquiera lo conocía. Era de aspecto obeso, piel morena, y muy alto.

AL retirarse, mi amiga comienza a reír y me decía: ¡Óyele, creo que le gustaste, chicas... ¡qué suerte la tuya, ¡le gustaste al jefe!

Le dije: —¿jefe, jefe de qué o qué? Mientras que otra chica que ahí se encontraba dice: —Ese señor es el jefe de una organización que se dedica a robar bancos. Sabina... creo que es mejor tener cuidado; ¡no te vayas a meter en problemas!

Me asusté tanto que de inmediato me retiré a casa, pero, como siempre cuando se trataba de hombres, los problemas eran como un imán para mí; a partir de ese día, cada vez que salía del trabajo y llegaba a la parada para irme a casa, ahí estaba ese señor en su camioneta como un vigilante que me seguía a todos lados.

Traté de tomar otros caminos para llegar a casa de mi hermano, pero él siempre me encontraba. Y llegaba en las noches con cajas de regalos, ramos florales, dulces, ropa nueva. Todo eso dejaba para mí. Busque todas las escusas para alejarlo de mí, pero era autoritario y muy insistente. Podría decir que: "¡Le tenía miedo!".

Un día, estoy en una farmacia comprando algo para un dolor de cabeza y de repente unos hombres me toman por los brazos y tratan de llevarme a la fuerza a la camioneta. Como pude, trataba de soltarme y gritaba: ¡ayuda, por favor, ayúdenme...!

De esta forma, muchas personas se acercaron y me ayudaron a soltarme de esos dos hombres que ni siquiera puedo describir, porque no pude ver sus rostros.

Unos decían: ¡Llamen a la policía!

Ellos salieron corriendo hacia la camioneta y se fueron.

Me fui a casa, casi que corriendo y llorando le conté a Rafael. Y él decidió que esa misma noche a eso de la media noche teníamos que salir de ahí, sin que ese delincuente se diera cuenta; de lo contrario me seguiría. Estaba obsesionado conmigo y era un peligroso acosador.

De esta forma, llegué nuevamente a casa de los abuelos. Ya Sabina se encuentra en casa de sus abuelos. Vivir con ellos por un periodo de 4 años, tiempo aproximado para terminar su carrera que recién comienza, parecía algo imposible; le daba temor por la primera experiencia que tuvo, pero esta vez fue diferente. Tendrá la oportunidad de compartir con su abuelo Jesús, quien fue una gran persona con un espíritu indomable, fuerte y siempre auténtico. Es así como comparte el cuarto con su viejo abuelo Jesús.

Llegó nuevamente a ese lugar llena de ilusiones y nuevas metas para cumplir a mediano o largo plazo... Pero lo importante era cumplirlas.

Sabina siempre fue para sus amigos la Cupido. Así la apodaba la gran mayoría. Había visto cómo se enamoraba su hermana Antonieta y además le encantaba ver novelas de amor. Ayudaba a todos a encontrar su pareja perfecta.

¿Pero ella... ¿Nadie le ayudaba o se preguntaban qué será del verdadero amor de Sabina?... Había pasado los últimos años pensando en algún momento rencontrarse con Josué. Pero ese momento aún no llegaba.

Solo se imaginaba el eterno amor con Josué. Quien en algún momento se decidiría a hablar y confesar lo que sentía. ¡Claro! No sabía en realidad si de verdad era un amor correspondido. Desde los 13 años jamás pasé de una bonita mirada y un saludo.

Pero no perdía la esperanza. La abuela Bella Morles y su gran amor, el esclavo, lucharon contra viento y marea y al final quedaron juntos.

La abuela Elena, trabajó por muchos años en un carrito de comida; para ese tiempo había unas grandes campañas de los Testigos de Jehová, quienes hacían unas hermosas reuniones en la Monumental Plaza de Toros, lugar que se caracterizaba por las corridas de toros y celebraciones y presentaciones de artistas que promocionaban sus discos y canciones. Era impresionante la cantidad de gente que asistía.

Comenzó las clases de la universidad y los fines de semana se arreglaba para salir a caminar y conocer la ciudad. Fueron muchas las miradas y piropos de los chicos al ver una linda chica en el barrio donde vivía la abuela.

Y se sentaba todas las noches en la calle justo frente a la casa.

Es así como, todos los viernes en la noche, por cierto, en casi todas las casas se escucha música salsa, que era el género predominante para la época. A Sabina le encantaba la salsa, sus letras, pero lo mejor de ella era la forma de bailar. Debía aprender a bailar salsa.

Algo diferente está por pasar en cosas del amor. Sabina era una chica que, a pesar de ser muy bonita e inteligente, le faltaba ese toque de amor que la condujera a enamorarse locamente de algún chico.

Además, en esta etapa de su vida llamada aprendizaje, conoció personas maravillosas, con una gran calidad humana.

Días después

Se sienta con sus primas Nancy y Carolina a escuchar música. Han pasado varios chicos, se detienen a saludar y siguen; pero al cabo de un rato sale un chico que vivía a 2 casas de la abuela. Abre su puerta y sale. Se dirige hacia una pequeña tienda que queda justo al lado de donde están sentadas.

Viene con sus pasos lentos, parece que nadie lo espera, por ello su seguridad al caminar. Al verlo Sabina se impresiona, es muy bello, su cabello marrón oscuro, ojos marrones. Se acerca y observa a su prima Nancy, soltando un saludo en medio de una hermosa sonrisa con una voz ronca que enternece. Una sonrisa que hipnotizó su mirada hacia él. Sus dientes eran perfectos y alineados.

En ese momento pensó, ¡Dios mío, si existen los príncipes azules... tú eres uno de ellos!

Siguió, no se detuvo para hablar; no tenía ni el menor interés de conversar y conocerla.

Le preguntó a su prima.

¿Y ese chico?

Ella entre miradas de curiosidad y, a la vez de querer saber porque se interesa en preguntar, responde.

¡Es el hijo de la vecina, pero ni te atrevas a verlo, primero es menor que tú (como 2 años menos, aunque no los aparentaba), y los padres son estrictos! ¡No le permiten enamorarse de cualquier chica de por aquí, son de buena posición económica...!

Su prima tenía razón, la casa era muy hermosa y a cada rato salían y entraban autos muy lujosos para la época. Su mamá era diseñadora de modas.

Igual se quedó callada por unos minutos, mientras Carolina y ella esperan a sus novios. Nancy tenía un novio que al final nunca supo de donde salió.

En eso, viene de regreso el chico, que cautivó su mirada. Es guapo y atractivo. Sabía o creía que pasará y ni siquiera va a voltear a verlas. Pero no fue así; traía en sus manos dulces y golosinas; justo frente a Sabina, se detuvo y le pidió su mano y en ella colocó muy sutilmente una barra de chocolate marca Nestlé.

Sabina se quedó muda, lo tomó y mientras Carolina y Nancy se quedan mirándola. Le dijo "gracias" con un tono muy bajo; ya saben... No lo conocía y jamás lo había tratado.

Nuevamente se sonríe y la mira directo a los ojos; y fue ahí donde su pensamiento la traiciona. ¡Qué es esto... es que acaso el amor no es duradero o no es real...! ¿Cómo puedo nuevamente sentir algo tan bonito por alguien, si en mi pensamiento lleva años Josué? ¿De qué se trata todo esto del amor... acaso no es amor; ¿y si no es amor, entonces cómo se le llama a este sentimiento tan bonito?...

Por primera vez, sentía algo especial por alguien que no era Josué. Era extraño, pero le gustaba lo que estaba sintiendo. La hacía feliz; pensaba e imaginaba un príncipe azul que llegó a rescatarla de un amor no correspondido.

Así comienza esta nueva parte de su historia de amor con un nombre:

"YSEA"

Es así como nace.

El azul... un amor azul

Como el mar azul.

Después de tu mirada,

Nació una ilusión.

Un manantial azul

Que me llena de amor.

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