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Soñar con Elefante

Ya cursando el 5to año y a pocos meses de terminar el bachillerato, como vivían en un pequeño pueblo, tenía que salir a la ciudad a cursar estudios universitarios. Ya solo faltaba el último año de bachillerato. Pero ya tenía claro, llegar a la cuidad y buscar uno de esos sitios dónde trabajarán con Internet y computadoras; ya que está tecnología no había llegado a su querido pueblo Maparari.

Por otro lado, Ya Carlota está en la cuidad, Barquisimeto Estado Lara Venezuela; cursando estudio a nivel superior en Ingeniería en Sistemas. Carlota es la más parecida a su madre Rosa. Dedicada a sus estudios universitarios. Tiene una meta y un propósito fijado en su pensamiento, ser una futura ING.

Este año, Sabina ya cuenta con los 18 años, Se convirtió en una hermosa señorita. Era admirada por los compañeros de clase de Librado, y de José. Con una cabellera lisa y larga de color negro, ojos negros y una peculiar figura que cautiva y atrapa la mirada de muchos.

Tenía como su madre lo imaginaba cuando niña el porte de una modelo, amada por muchos y enviada por otros. Está por graduarse, ya terminando evaluaciones académicas; con muy buen promedio.

Rosa quiere mandar hacer un hermoso vestido de graduación. Pero a Sabina no le importa tanto el usar vestidos. Sólo quiere finalizar y comenzar a prepararse académicamente para trabajar y ayudar de alguna forma a su madre.

Igual, Rosa insiste y la lleva donde una bella señora que diseña hermosos vestidos. Ella toma las medidas para el vestido y le comenta a Sabina.

—"¡Mi bella!... ¡Tienes las medidas de un modelo, mamita 90/60/90! Y se sonreía con ella y su madre. Mientras le confecciona un hermoso vestido corto color morado con detalles brillantes, ajustado a su figura...

Aunque Sabina no entendió lo que quiso decir. No sabía de medidas y mucho menos de modelar. Lo cierto es que se convirtió en una morena hermosa, con rasgos españoles y el toque indígena, muy perfilada...

Mientras que Guadalupe se convierte en una hermosa adolescente, un poco más alta que Sabina; con unos preciosos cabellos enrulados que abarcaban casi su cintura y unos llamativos ojos color marrón. Pero lo que más la caracterizaba era su caminar; muy segura de sí misma y muy introvertida. Guadalupe era la bella chica con un cutis impecable.

Dos hermosas chicas, pero con personalidades diferentes. Guadalupe hacía y luego pensaba, mientras Sabina piensa y luego hace "qué ironías de la vida".

Ya las muñecas de papel de esta historia, Antonieta, Carlota, Sabina y Guadalupe se han convertido en hermosas señoritas, muy educadas con valores y principios dentro del ámbito familiar. Muñecas de papel, pero con espíritus indomables, perseverantes ante la vida y forjadas de virtudes y fuerza de voluntad en moldes de acero por su madre Rosa. Caracterizadas por el amor hacia ellas y hacia los demás.

Sabina, al salir con su madre de compras al pueblo vecino llamado Churuguara (nombre indígena), nota que muchas son las miradas que la persiguen. Ella se siente extraña. Y en muchas ocasiones siente timidez. Son muchas las personas que observan cuando ella pasa caminando. Se preguntaba ¿Qué tanto me ven o me miran? Llegó a sentirse incómoda en varias oportunidades y muchas veces no sabía manejar la situación. Su hermano José siempre le recordaba. ¡Se te va a hacer difícil enamorarte, hermanita...! Y así fue.

Era extraño para ella; aún no entendía que ya era toda una adolescente; "pero muy bella". Será todo un reto para Sabina cuando le toque enamorarse y no ilusionarse como lo ha venido haciendo. Ya Rosa tiene casi todo listo para la graduación de Sabina. Ya faltan solo días para el desarrollo del acto académico. Pero la vida nuevamente sorprende a Sabina.

Una noche se acuesta a dormir temprano, y al quedar profundamente dormida tiene un fortuito y místico sueño.

Sabina:

Estaba en unas clases de matemática presentando una evaluación; terminé el examen antes que todos y entregué al profesor. Todo el salón estaba en silencio, nadie hablaba, todos concentrados en la evaluación. Me levanté y entregué mis exámenes.

Me dirigí a la salida a esperar a alguien más que terminara y así no irme sola a casa. Pero nadie se levantaba, así que decidí salir del liceo hacia la casa. Nunca me gustaba irme sola porque muchas veces las calles estaban muy solitarias. Pero ese día tomé la decisión y me retiré de las instalaciones del liceo.

Caminé por las cuatro calles, recortando el camino por el campo de béisbol, y salí a una calle que me llevaba directamente a mi casa. Pero lo extraño es que nadie estaba en la calle. Era como si el pueblo fuera un pueblo desolado y solo, sin habitantes.

Eso no me importó, seguí caminando con mis libros dentro de mi mochila. Ya me faltaba poco para llegar a casa. Me encontré en un cruce donde comenzaba a bajar una loma medio pronunciada, y mientras comenzaba a bajar, de repente sentí que la tierra se movía. Como si algo gigante venía pisando la tierra y la hacía vibrar.

Mientras más caminaba, más vibraba la tierra y más fuerte se sentía el movimiento.

De repente se me ocurrió mirar hacia atrás... sorprendentemente, se trataba de un gran elefante gris, con un extraño baúl muy parecido a una caja de cristal vacío... lo sé porque se movía como si no pesara sobre su lomo. Venía corriendo detrás de mí. Tenía una trompa muy larga y sus grandes orejas se movían mientras corría.

En cuanto observé ese animal tan grande que venía detrás de mí, el miedo corrió por mis venas y decidí salir corriendo. No quería que me alcanzara, porque creía que me pisaría con sus pesadas y grandes patas.

Corrí y corrí con más fuerza y observé que aún me seguía, quería alcanzarme; estaba ya muy cerca de mí, quería que me detuviera, levantaba su trompa y luego bajaba su cabeza y sus patas delanteras, de modo que alcanzara y tomara el extraño baúl.

Me asusté mucho en el sueño, tanto así que del mismo susto desperté con los latidos de mi corazón a millón. Me senté en la cama y mi cuerpo estaba sudando como si en realidad hubiese estado corriendo, tratando de escapar de aquel elefante.

Me senté en la cama. Traté de calmarme y me dije: ¡es sólo un sueño, un extraño sueño! ¡No es nada malo! Quise volver a acostarme e intentar dormir, pero algo llegó a mi memoria que nada se me olvidaba. Me pregunté: ¿soñé con un elefante? Pero ya había escuchado a alguien contarme sobre soñar con ellos; ¿pero quién y dónde? Y es así como de inmediato recordé la historia contada por mi padre sobre el significado y la providencia de soñar con un elefante por ser un sueño poco común.

Me emocioné tanto, recordé que mi bisabuela, mi abuela y hasta mi padre desearon soñar alguna vez con uno de ellos, pero no lo lograron y ahora yo estaba experimentando ese tan anhelado sueño de mis abuelas doña Sabina y Presenta. "¡No podía ser posible que yo había tenido mi primera experiencia en soñar un elefante!" Había cumplido el sueño de mi abuela y el de mi padre. ¿Será que alguien me creería?

Esa noche, me costó dormirme otra vez... quería que amaneciera rápido y preguntar a papá que me explicara con detalles ese sueño.

Al día siguiente, Sabina se levantó temprano; quería aprovechar que su papá se levantaba a las 5 a.m. a tomar su café, y de inmediato brincó de la cama y muy alegre le gritó:

—¡Papá! Papá, soñé con el elefante... de la historia que nos contaste hace años, yo aún no la he olvidado.

Carlos, extrañado, le pidió que, por favor, le contara su sueño.

—¿Cómo fue?

Y ella, con lujos y detalles, le describió el tan esperado sueño por décadas.

Su padre se quedó impresionado por el sueño de Sabina, él no podía creerlo.

Pero Sabina le preguntó:

—¿Papá, significa que voy a ser muy rica y famosa, ¿verdad? —mientras sonreía a carcajadas.

Y su padre, entre risas, le respondió:

—¡No rica y famosa en dinero y posesiones, hija...! Soñar con elefantes, decía mi abuela Presenta Morles... ¡significa ser rico, pero en conocimiento y sabiduría, quiere decir que serás una mujer muy sabia...!

—¿Sabia? ¿Y de qué forma o para qué debo ser sabia, papá?

Carlos le contestó:

—¡Sabina...! Hija, la sabiduría vale más que el oro y la plata; ¡la sabiduría es un don de Dios y si sabes manejarlo e interpretarlo podrás tener todo lo que quieras...!

Ella contestó a su padre:

—¡Papá, eso son solo sueños... cualquiera sueña con un elefante...!

Y se alejó al zapatero a leer un buen libro. Mientras se alejaba, su padre le respondió:

—¡No cualquiera, hija, no cualquiera...!

Esas palabras bastaron para no hacer ninguna otra pregunta a su padre. Ya Sabina era inmensamente feliz. Había soñado con el elefante. Mientras hablaba sola, como si su abuela la estuviera escuchando, pero sin que nadie se diera cuenta, decía: "Debes estar feliz como yo ahora... soñé con tu elefante. ¡Este sueño es por ti...!"

De ahora en adelante, y dependiendo de lo que le depare la vida a Sabina, se demostrará si de verdad soñar con un elefante es sinónimo de sabiduría. Y como dicen por allí, ¡"Nacer con la memoria de un elefante"!

De ahora en adelante solo queda esperar para ver qué sorpresas vienen de la divina providencia para Sabina.

Los días siguieron corriendo; Josué comenzó a visitar nuevamente la casa de Sabina. La observaba mucho. Sabina sabía que la miraba mientras ella se descuidaba. Claro, ya Sabina no era la niña que se sentaba debajo del gran Cují; ya no era esa niña flaca y despeinada.

Pero ahora era diferente, había pasado tantos años esperando una palabra de Josué que ya, de ahora en adelante, no creía sentir más nada por él. Que el tiempo pasara y dejara las mejores respuestas. Trataba de no pensar en él. Estaba tal vez molesta por su actitud o ya no quería seguir engañando su pensamiento.

Al cabo de unos días, llegó la graduación; fue una hermosa fiesta llena de sorpresas. El padrino de graduación fue un famoso actor venezolano del recordado canal televisivo RCTV, actualmente cerrado por el gobierno. Viajó desde la capital, Caracas, hasta el pueblo de Maparari para festejar la graduación de Sabina y sus compañeros de clase. "¡Qué mejor regalo de graduación para Sabina!"

Comenzaron a asignar los cupos universitarios a todos los bachilleres graduados ese año, pero Sabina, a pesar de ser la Cráneo del Maximiliano, para sorpresa de toda la familia, no salió seleccionada. Esta noticia la puso muy triste, pero a la vez contaba con el apoyo de su mamá para buscar otras formas de estudiar.

Sabina:

Todo comenzó en el año 1999, cuando ya era el momento indicado para salir de mi pueblo a la ciudad a estudiar en la universidad... Es difícil de creer que, siendo una de las estudiantes con las mejores calificaciones en el grado de bachillerato, no tuve la oportunidad de salir seleccionada en los cupos universitarios que ofrecía el gobierno nacional para los estudiantes con las mejores calificaciones. Mientras que Ady, mi mejor amiga, salió seleccionada para estudiar Ciencias Políticas en una prestigiosa universidad en los Andes de Venezuela.

Pero te preguntarás, ¿por qué? ¿Qué pasó? ¡Eras de las mejores, eras el cráneo! (entre risas).

En mi caso, se me presentó un pequeño inconveniente que cambió el destino de mi vida en un giro de 180 grados.

Retrocediendo en el tiempo, para 1987, cuando me tocó obtener mi cédula de identidad, había llegado al pueblo de Maparari una jornada para hacerlo, donde participarían los niños con edad de 12 años y que ya fueran a cursar la secundaria.

Es así como mi madre me llevó para que me entregaran por primera vez mi cédula como ciudadana venezolana. Pero, el número de la cédula tenía o iniciaba por 06 millones, lo que representaba una ciudadana para la época con más de 40 años. El número de mamá era de 05 y yo, con tan solo 12 años, la identidad comenzaba con el número 06.

Para el momento, no representó ninguna preocupación para mi madre Rosa ni para ningún otro niño que participó en esa jornada. No obstante, al llegar al 5to año de bachillerato y comenzar a solicitar los cupos universitarios, la plataforma de internet para aquel momento llamada la OPSU no aceptó ninguna de las carreras que solicité para estudiar.

Mi madre, ahora sí preocupada, se dirigió al Liceo Maximiliano en busca de una explicación; y en la dirección le explicaron que el sistema rechazó mi solicitud porque, al comenzar la identidad en 06 millones, para el sistema que no toma en cuenta la fecha de nacimiento, sino el número de cédula de Sabina, se trataba de una estudiante muy mayor para ser asignada a estudios universitarios. De esta forma, mamá consideró estudiar en una institución privada. Sin embargo, había otro problema: Carlota estaba estudiando en una universidad privada y yo tendría que esperar que ella terminara de graduarse.

Pasaron los meses, los días y las noches se le hacían eternas, con todo lo relacionado a no poder estudiar; ya Sabina había olvidado aquel extraño sueño con el elefante. Cuando nuevamente la noche la sorprendió por segunda vez con la aparición del segundo elefante. Era como si no quería que lo olvidara. Y sucede que...

Segundo sueño de Sabina

Me encuentro en un riachuelo de agua fría que corre entre piedras y ramas secas. Estoy llorando, pero no sé por qué, me siento muy triste o sola... Metí mis pies al agua y siento el frío que corre por mis huesos. Está lloviznando y el agua moja mi cabello largo. Así como corre el agua de lluvia por mi cara, corren las lágrimas por mis mejillas... De repente siento que algo se acerca detrás de mí, pero no me atrevo a mirar, no tengo miedo. Luego algo acaricia mi cabello lenta y suavemente, para pasar a tocar mi hombro...

Decido voltear y observo que es un elefante, pero era pequeño; un pequeño o joven elefante me colocó su trompa en mi hombro derecho y yo le toqué con mi mano su piel. En ese momento sentí que me protegía, me cuidaba, ¡mientras me miraba a los ojos con esos grandes ojos brillantes que me transmitían seguridad! ¡Mientras que con su pequeña trompa limpiaba mis lágrimas!

Así, despertó Sabina de aquel hermoso sueño. Nuevamente el elefante estaba presente en su pensamiento. Algo muy extraordinario debería ocurrir en su vida. ¡No tenía otra explicación!

¿Llegó el elefante al pensamiento y vida de Sabina con qué propósito? ¿Será cierto lo contado por la abuela Presenta Morles? ¿Y cómo ella en sus tiempos sabía el significado de soñar con elefante?

Al siguiente día, su padre los reunió; quería contarles una historia de tantas que su abuela en vida le contaba. Eran como las 8 de la noche y todos se sentaron como de costumbre en el piso, aunque ya había muebles. Les hacía feliz sentarse en el piso. Mientras Carlos comenzaba a contar, el ambiente se llenó de una tensión palpable, como si algo importante estuviera a punto de revelarse...

El tesoro del sembrador

Un día, un joven decidió hacer una gran obra por su pueblo. Había cosechado una gran cantidad de frutos y al ver a su pueblo donde vivía, escasearon los alimentos. Una noche le hace una propuesta a Dios. Y le dijo. "Mi Dios, está noche vengo a proponerle algo".

Dios, ¿Quién estaba en su hermoso jardín alimentando una pareja de elefantes? Le contesta:

"Dime, hijo mío", ¿Qué propuesta tienes para mí?

El joven sembrador le indica que quiere darle como ofrenda a toda la comunidad donde vive, todo lo cosechado por 3 años consecutivos; pero a cambio quiere como recompensa un gran tesoro.

Dios lo piensa por unos segundos y lo observa, contestando: "Okey, hijo... Me gusta tú propuesta.

Y de inmediato afirma, mirando hacia el hermoso cielo azul (que así sea).

El joven se fue muy feliz a su casa, y comienza a repartir los frutos cosechados a las familias más vulnerables. La gente estaba feliz.

Pasó el 1er año y el joven trabajó mucho y repartió todo lleno de alegría.

Llego El 2do año hizo lo mismo; pero el tesoro prometido aún no llega. Y en ningún lugar lo encontraba y clamaba a Dios preguntando.

¿Ya pasaron 2 años y te has olvidado de lo acordado?,

Pero Dios no le contestaba.

Llega el tercer y último año, se dio una gran cosecha y comienza a repartir, pero esta vez estaba molesto; ya lo hacía de muy mala gana.

Entre. Las filas de personas que buscaban el alimento conocieron una humilde y muy linda joven; quien le llamó mucho la atención, comenzó a enamorarla y ese mismo año se casó con ellas y tienen 1 niño.

Pero aún él sigue esperando el tesoro prometido por Dios. Con el paso de los años dejó de sembrar y se convirtió en un hombre arrogante, amargado y grosero. Había perdido las siguientes cosechas, y lo poco que cosechaba, él que llegaba a pedir lo corría con insultos.

La esposa era una mujer muy callada, pero cuando podía le decía que ya se olvidará de ese tesoro y se dedicará a hacer algo diferente para volver a levantarse, como dedicarse al negocio y al comercio. La esposa era muy inteligente y sabía a la vez; jamás dejaba de darle un buen consejo.

Pero aquel joven alegre se había convertido en un hombre arrogante y cuando ella se le acercaba a proponerle algo nuevo, él solo la mandaba a callar, repitiendo en varias oportunidades "tú eres como un retrato" y solo sirves como adorno. Y para completar le gritaba "apartarse de mi vista".

Vivió quejándose día a día de todo lo que le rodeaba. Llegando a arrepentirse de haberse casado, ya que, para él, la esposa pasó a ser una carga más que alimentar.

Quejándose: ¡Qué desdicha mi vida!... Después de ser tan bueno, ¡la vida me dio como regalo solo martillazos!

Llegó al viejo y le tocó el momento de reunirse con Dios. (Se murió), iba muy molesto a su encuentro, pensando: ¡le reclamaré a lo que llegue al cielo, del porque no cumplió con el acuerdo, mientras él repartió todo lo que tenía!

Y de paso, le preguntaría, porque le puso en su camino una mujer que pasó a hacer una carga más; estaba tan molesto que lloraba de la rabia.

Pero cuando por fin llegó, Dios lo espera con una gran sonrisa y lo deja que llorara y se desahogue, y cuando terminó de quejarse y reclamar.

Dios le dijo:

¡Hijo mío, yo jamás dejo de cumplir lo que prometo; el tesoro te lo envíe hace muchos años...! No encontraba la forma de enviarte para sorprenderte; y se me ocurrió darte una gran sorpresa, ¿qué mejor idea que dentro del alma y espíritu de una hermosa mujer?

El joven, lleno de asombro; ¿cuál mujer?

Y Dios sonríe: ¡tú bella esposa!

Él responde; ¿cómo así mi Dios? Esa mujer jamás me dijo nada y además jamás hizo algo por ella.

Dios le contestó:

Claro que sí. El tesoro te lo envío dentro de ella; ¿quién siempre quiso decírtelo, pero? Jamás la dejaste hablar y no confiaste en ella... Cada vez que podías la apartaste de ti, pero era a través de su sabiduría que llegarías a tu tan deseado tesoro.

Fin de la historia

Nota de autora:

El capítulo es dedicado a la memoria a mi bisabuela Presenta Morles.

! Abuela, donde quiera que estés; ¡Éste también es tú sueño...! Porque me enseñaste el camino para que me encontrara con tu elefante.

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