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Retorno al Pasado

Salgo de ahí, pero esta vez siento que voy volando por el aire; ¡puedo sentir como la fresca brisa acaricia toda mi piel y observar hermosos paisajes que transmiten paz interior desde arriba...!

¡Quiero llegar rápido a un sitio dónde en algún momento fui muy feliz! Mi imaginación vuela. Es mi mente la que se dirige de forma muy rápida atravesando montañas, lagos y ríos. Llega a mi olfato con la brisa, un refrescante olor a mandarina... Esa fragancia me conduce a una montaña, y ahí estaba... La pequeña Flor de Lima, sembrada en un hermoso lugar rodeada de magia y divinidad, parece protegida por los animales de la montaña; ¡quienes me observan al acercarme a ella! ...

Pero, a su alrededor llegan volando muchas mariposas de color naranja y en sus alas detalles de color negro, estas esparcen una especie de brillo o polvo cristalino sobre el rosal; ese polvo naranja deja el ambiente impregnado de fragancia mandarina.

Recordé las palabras de mi difunta abuela Elena y no pude evitar llorar. Sentí una gran tristeza y mis lágrimas recorrieron las hojas de aquella flor, hasta tocar sus raíces. En ese momento la brisa rozó mi cara muy suavemente y la fragancia a mandarina impregnó mi piel totalmente. Tomé un pedazo de madera fina y escribí sobre la corteza de aquel bello rosal. " Mia", por ser ese nombre el que está escrito en el cofre.

Salí de ahí; debía continuar mi camino. Sé a dónde voy... A donde me dirijo, sigo por un largo camino hasta que veo las calles de mi pueblo. Mi corazón se acelera aún más; estoy feliz porque estoy cerca de casa.

Y ahí está mi hogar, la casa de mi infancia, la casa de los pisos de barro, pero cálida, con el fogón de leña prendido donde mamá cocinaba las ricas sopas, e imaginé.

¡Tanta prisa para crecer para darme cuenta con el tiempo de que la infancia y la niñez son la mejor etapa de la vida...!

Entré y llegué justo en medio de la sala donde solía escuchar y terminar unos pasos como de zapatos de tacones y donde aún debe estar esperando por mí el tesoro de Morocotas de Oro. Me paré justo al frente.

"Y siento que alguien se acerca por detrás... Lo sé porque el silencio de la sala me hace escuchar justo en mis oídos su respiración... Volteo y de inmediato se dibuja una hermosa sonrisa en mi cara y solo de la emoción digo.

- "¡Sabía que te encontraría aquí... ¡Tengo algo para ti...!"

Volteo, de inmediato... Llegó el atardecer y los primeros rayos del sol de la tarde se asemejan al sol de los Venados, o cielos con nubes rojizas, y un fresco aire entra por las rejillas de la ventana de mi viejo cuarto...

Estando en el cuarto, escuché la voz de mamá, quien llamó - ¡Sabina, ven hija un momento!, -me asomé por la ventana, ¡Quería ver a mamá y abrazarla!, y ahí observé a mi madre y una niña como de 11 años. Me impresionó cómo mamá lucía un cutis muy lindo y su cabello totalmente negro azabache sin rastros de canas; estaba muy joven... Limpiaba el patio y recogía las hojas de los árboles. Mientras que la niña, tenía todo su largo cabello negro suelto; vestía un viejo vestido rosado y unos zapatos rasgados al frente.

Salí corriendo al patio, y le dije a mamá -¡Bendición... Aquí estoy!, -pero, ella no me escuchó; ni siquiera me podía ver. Decidí intentar con la niña, y la observó retirarse a la calle, creo que Rosa la envío a la tienda a comprar.

-¡Anda con cuidado, Nube! -(le dijo).

Se trataba de mí, pero pequeña.

¿Cómo es posible que estoy en casa y soy yo pequeña? No pueden verme, ni oír mi voz. ¿Por qué estoy aquí y quién me trajo aquí?

Decido seguirla, o seguirme a mí misma, ella va muy callada con su cabeza baja siempre. En la tienda compró bananas y salió de regreso a casa.

Y cuando casi va llegando a casa, estaban unos niños casi de su edad jugando justo frente a la nueva casa. Eran los nuevos vecinos. Observé que se puso nerviosa. No quería pasar frente a ellos. Pero por fin se decide. Pasó del otro lado de la acera y en ese momento uno de ellos le dice algo.

-¡ Hola, linda, ¿Cómo te llamas?

En ese momento ella caminó más rápido, mientras su corazón latía. Pero la curiosidad de saber quién dijo eso, la hizo voltear su mirada y así observó que Josué se reía con esa hermosa sonrisa.

Me detuve justo frente a ellos y observé todo.

Pero, esperen un momento: quien le preguntó su nombre no fue Josué. ¡No es posible... No era Josué; él sólo se reía de su hermano, quién tartamudeó cuando le habló a Nube. Pero Nube, al verlo sonreír, pensó que fue él. - Le dije: - "¡no Nube, no es el! ¡Es el más alto, el que no se ríe y solo te mira! Pero, todo fue en vano. Ella nunca escuchó.

Quién la saludó fue ¡Samuel!

Salió corriendo a casa, con un nudo en mi garganta, ¡Todo este tiempo creí que fue Josué y estuve equivocada, todo el tiempo se trató de Samuel; ¡Ahora entendía porque siempre me trato tan bonito, Samuel siempre estaba ahí en casa a mi lado!

Me dirigí hacia la habitación. Quería llorar, desahogar mis emociones; esa era la respuesta a - ¿Por qué Josué jamás me amó? Jamás le gusté; sentí un gran vacío y tristeza.

Entendí que, tenía que regresar al mismo lugar en busca de respuestas.

Miré a mi alrededor y ahí está todo igual que antes; mi cama y mi pequeña mesita de noche... Dejé salir las lágrimas de mis ojos y con una extraña sensación, nunca me había pasado... Pero estaba feliz de estar en casa con mamá; cerré mis ojos por unos segundos y de repente ya es de mañana.

Me senté en la cama, eran como las 6 de la mañana y me dije -¡Solo fue un sueño... creo que estoy soñando...!

Mamá entra a la habitación con su acostumbrada taza de café bien caliente para mí.

- ¡Hija! ¿Está despierta...? Debes arreglarte para salir. ¡Recuerda que hoy vamos a sacar tu documento de identidad para que ya seas de forma legal una venezolana...!

Y escucho la voz de una pequeña niña como de 12 años que está buscando sus zapatos para salir.

¡Soy yo pequeña en la habitación! De alguna forma estoy en casa... ¡Como si mi pensamiento viajara al pasado! ¡Yo puedo verme a mí misma pero la pequeña a mí no...!

La pequeña responde.

-¡Sí, mamá, ya voy! Estaba soñando algo extraño... Creí en algún momento que fue real todo lo que viví en ese sueño... Déjame tomar el café y me arreglo.

Pero de repente, mientras amarra las trenzas de sus zapatos, se detiene y se queda muy callada, parece que escuchó algo y voltea justo a fijar su mirada donde yo estoy parada.

Podría jurar que esa pequeña niña, de alguna manera, sintió por unos segundos mi presencia en la habitación aquella mañana. Pero la voz de su madre la hizo ignorar lo que pasaba.

Elyda: -¡Qué soñabas que te dejó tan pensativa hija...! -pregunta de forma curiosa Rosa.

-¡Que ya era mayor, mamá! Soñé con el futuro... ¡que viajé al futuro! -!(y se sonríe) mejor ni te cuento... ¡Es sólo uno más de esos locos sueños...! -mientras termina de amarrar las trenzas de sus zapatos.

Y observó a mamá retirarse de la habitación sin antes mencionar:

-"¡Ah, ya casi lo olvidaba, hija! Anoche, bien tarde y bajo la fuerte lluvia, ¡Isaías te trajo tu diario.!

¡Te lo coloqué dentro de esa pequeña caja porque estaba mojado por la lluvia... y el fuerte viento de la tormenta de anoche arrancó muchas de sus páginas!

Se levantó casi que corriendo, preocupada por su querido diario, y ahí estaba húmedo y algunas de sus letras casi barrosas por el agua, pero sus páginas sueltas estaban ahí muy bien organizadas.

Preguntó a mamá -¿Cómo hiciste para recoger las páginas con la lluvia?

Y ella respondió:

-No fui yo, hija... Fue Isaías quien, al momento que bajaste a dormir, regresó y vio el diario y las páginas regadas por el viento, ¡Recogió todo y lo llevó a su casa para secarle y traerlo anoche en plena tormenta...! Ese muchacho llegó bien empapado... ¡Sí que sabe cuánto aprecia ese diario...!

Y mamá sale de la habitación.

En ese momento tocan la puerta y la vecina Chena le dice a mamá que no va a haber cedulación; fue suspendida por la lluvia, por lo que mamá debe llevarla a la ciudad de Coro y buscar la cédula de identidad con el número correspondiente a 13.984.

La niña sale de la habitación, a la sala; no puede verme, pero creo que sí pudo sentirme por unos instantes... Voy detrás, y al cruzar a la sala observé una hermosa adolescente. ¡Como de 17 años!

Como si el tiempo corriera de forma rápida; es día 15, mes de diciembre, y Rosa está adornando su pesebre navideño. Ya es de noche; Isaías baja muy contento para avisar a Sabina que el día de mañana viajará a la ciudad de Coro a comprar unos zapatos para estrenar en la Navidad; por lo tanto, no se tardó mucho en casa, solo fue a despedirse y decirle que mañana se veían por la tarde.

Quería de alguna forma decirle que no viajará, pero todo era en vano. no podían escucharme...!

Esa noche la joven Nube se va a dormir temprano porque Ady, su mejor amiga, debe pasar a buscarla para ir a recoger las colaboraciones para los juguetes de los niños más necesitados.

Nube se sienta en su cama después que Isaías se fue... Y mientras está arreglando las sábanas para dormir, nuevamente se queda callada por unos segundos y voltea su mirada hacia donde estoy. Creo que, de alguna forma mística, siente mi presencia. Ella sabe que existe una energía muy fuerte en su habitación... Pero no logra verme.

Se fue a dormir a la habitación de su madre esa noche. Creo que presentir lo paranormal la asusta mucho.

Esperé que despertara a las 1 de la madrugada, para ir hacia la ventana y observar el Ángel. Pero, se quedó profundamente dormida, por lo tanto, no lo vio y no pudo acompañar a Ady.

Llega el amanecer, la joven está limpiando su habitación, alguien llega y se le acerca por detrás y tapa sus ojos con sus dos manitos calentitas... La tapa era fuerte, tanto que Nube no podía lograr soltarle sus manos. Y es ahí donde le pregunta - ¿eres tú Isaías? ... ¿No ibas a viajar hoy?  ¿Qué paso?

Él, con su acostumbrada sonrisa y su mirada llena de luz, le comenta:

- ¡Nooo, Nube, no pude ir... El carro para trasladarnos se accidentó y mamá decidió comprarlos ella en la ciudad, Barquisimeto... ¡ella dice que allá son más baratos...!

Continuó diciendo - ¡Bueno... me voy, mira la hora y no he desayunado, y no puedo llegar tarde a mi juego de béisbol... nos vemos luego!

Nube le afirma -"Okey, si más tarde hablamos un rato..., pero le pregunta ¿jugar béisbol?"... ¿desde cuándo tú juegas béisbol...?

La pequeña Nube, jamás lo había visto jugando béisbol y mucho menos que formará parte de algún equipo... en el pueblo de Maparari no había equipos de béisbol. - ¿...que extraño?! - Exclamó ¡Sí... soy parte de un equipo! Por ser nuevo, ¡éste es mi primer día de juego y es importante la puntualidad y no me lo perdería por nada del mundo...!

Y cuando se va marchando, subiendo la hermosa loma de la casa, la vieja posada se detiene, voltea y dice -¿Tú mamá te entregó el diario? ¡Lo dejaste olvidado... No debes olvidar nunca lo que realmente es, fue y será importante para ti. ¡Recuerda que lo ordinario o simple de este diario de muñecas te puede llevar a encontrar lo extraordinario...! ¿Por qué te empeñas en cambiar el pasado? ¡Si es el pasado quién te conducirá al éxito...!

Ella responde:

-Oye...Que inteligente eres tú... ¡"si gracias... seguro voy a ser muy famosa ... Te quiero...! - Y se sonríe, mientras regresa a la sala de su casa.

Isaías se sonríe muy internamente... Y de forma inesperada me mira a mí. Y no a la joven de 17 años... Y me hace una pregunta.

- ¿Y leíste la nota que te dejé?

-¿Cuál nota... puedes verme? -le respondí confundida y algo asustada... quería llorar de la emoción de volver a ver su rostro y su sonrisa.

Isaías sí podía verme. Que extraño... Y que felicidad... Isaías me veía. Y no pude aguantar las ganas de llorar.

Isaías: -"Claro que te veo..." ¿Por qué preguntas eso? -Preguntó mientras se acercó y me dijo con la voz muy baja casi a mi oído: —¡No llores... me prometiste que no llorarías! , ¿viste la nota en una de las páginas..."? -(Se sonríe), mientras, con sus dos manos, limpia cada lágrima de mi cara. - ¿Cuál nota? - (pregunta)

Se sonrió con su picardía de siempre, y salió corriendo nuevamente como siempre con esa energía para correr hasta desaparecer; como una luz que se apaga entre los árboles que conducen a su casa.

Observó que la joven entra a casa con la curiosidad de escribir algo nuevo en su diario, mientras me preguntó una y varias veces -  ¿Cuál nota? ... - Y la sigo.

La joven Nube, ya en el cuarto, toma el diario y lo abre y todas sus páginas están en blanco. Y aún estaba húmedo y lo trató con mucho cuidado. Comenzó a revisar todas las páginas que estaban sueltas... y al final en la última página había una pequeña nota muy bien escrita. Ella la toma extrañada, preguntándose ¿Qué es esto?

Ya quiero escucharla leer... La quiero leer... Estoy ansiosa por saber de qué se trata... Estoy ahí a su lado y ella aún no lo sabe.

Pero en ese momento escuchó en la sala un alboroto y palabras de la familia.

¡Tiene dolores, ya va a dar a luz...! ¡Y hoy es 31 de diciembre!

Pienso -¿31 de diciembre... en qué año estamos? -Me pregunté.

Y salgo a ver de qué se trata. Y ahí observó a una muy bonita joven con rasgos de India y cabello muy liso... está embarazada y creo que ya a punto de dar a luz. Mi hermano Eduardo está muy nervioso, es su esposa.

Elyda grita - ¡" Nube ven hija...!"

Y sale la joven del cuarto. Es una chica muy hermosa. Tiene una forma de caminar muy fina, una mirada hacia adelante firme y segura de sí misma.

-...Debes irte con Nore... para ayudar por si necesita algo... así la acompañas al hospital que luego nosotras vamos.

Nube: - Mama... Porque yo. Dile a Carlota... Yo no sabré qué hacer; en cambio Carlota sí. Murmura mientras arregla su cabello para salir al hospital.

Elyda: - ¡Si sabrás que hacer hija confió en ti... ¡Sabes que eso no es nada para ti! ¿Verdad? ¡Y apresurarse porque ya mi nieto Jesús va a nacer.!

De inmediato Observé que algo entró volando por la ventana; lo miré fijamente y mientras más se acerca toma forma de una pequeña mariposa de color naranja con tonalidades negras. Se fue acercando a mi cara hasta el punto de chocar mi rostro contra ella.

Cerré mis ojos y abrí de inmediato.

Sebastián: - ¡Mamá despierta...!

Nube despierta de un profundo sueño, se despertó exactamente al ir a acompañar a la joven Nore que va a dar a luz un bebé. Por lo que no pudo leer la nota de Isaías. Despertó con sus ojos mojados como si hubiera llorado.

Nube: - ¡Hijo que hora es?

¡Mamá, son la 1:am de la madrugada...!

Nube: -¡Y qué haces despierto a esta hora... sabes que no me gusta que te acuestes tarde hijo...!

-¡Sí, mamá lo sé... pero quería hacer algo para ti...! ¡Mira el teléfono.!

Nube: -"No, hijo; para mañana lo veo; tengo sueño, ya es muy tarde".

Sebastián: -¡Mamá míralo, eso es rápido, mamá! ¡Me trasnoche para hacer esto por ti! -Nube le contesta; -"está bien, hijo..."

Y tomó el teléfono y observó una aplicación con una W color rojo o naranja donde decía el usuario: -¡@luiskarlaseba...!

Le pregunta -¿Sebastián, qué es esto... qué significa?

Sebastián: - ¡Es una aplicación para lectores y escritores de forma virtual, mamá... se llama Wattpad Y yo acabo de publicar tu historia!

Nube: - "¡¿Wattpad? ¡qué es eso?

Sebastián: - ""Es un programa virtual para escribir"""... ¡donde las historias cobran vida y los sueños pueden hacerse realidad...!

Nube:

... ¿Y qué hago, hijo?

Sebastián: -¡Coloca un título para tu historia y escribe...!

Nube, recordó el sueño del que acaba de despertar; recordó cada palabra dicha por Isaías. Abrió la gaveta donde tiene el viejo diario y lee en su portada lo que debió ser su título desde un principio "Muñecas"; quiso hojear algunas páginas de las que aún están pegadas al libro; entre ellas encuentra un pequeño escrito a tinta de bolígrafo color azul y lo lee:

- ¡"" Doña María ven... ven. ¡Doña María! Por curiosidad, lo repite nuevamente para entender y preguntarse... -¿Y esto que es? ¡Qué rico huele... antes he olido esa fragancia, lo sé...!

Nube, quién no conocía el nombre de la señora que la visitó en el hospital cuando nació; sin darse cuenta invocó su presencia después de tantos años.

Lo colocó nuevamente dentro del diario, pensando que, seguro es de su mamá e imaginando ¡después de tantos años como no ha perdido el olor...!

"Mandarina Divina" Luego, le comenta a su hijo - ¡Ya tengo un título para la historia que escribo, hijo...!, y ya sé cómo terminarlo. Mientras una lágrima corre por su mejilla.

Sebastián: -¡Mamá y "porque lloras..."!

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