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Primeros Pasos Sabina.

Ya en casa Rosa, se encuentra en su nuevo hogar con sus primeros 5 hijos, comienza una nueva vida en medio de una mala situación económica y dentro de partes de una vieja posada o casa, que el tiempo implacable, la lluvia y la humedad no tuvieron piedad sobre sus paredes, construidas de arcilla y paja llamadas casas de bajareque.

Era una casita larga con la puerta principal mirando hacia su lado derecho, donde la vista daba hacia una bajada o pendiente, y al fondo habían señales de que en algún momento por ella corrieron aguas de una quebrada, pero que solo quedaron los restos de su existencia marcados por el tiempo, además en el patio crecía un pequeño árbol llamado el gran compañero de la niñez el Zapatero, estaba en pleno crecimiento al llegar Rosa a su nueva casa pero, ella misma se encargaría de cuidarlo y protegerlo hasta convertirse en un frondoso árbol no muy alto, pero si con sus ramas largas, listo para ser participe en las diferentes travesuras de los niños de Rosa y un fiel compañeros en las noches estrelladas para ellos y sus nuevos amigos, los vecinos que se acercaban a jugar debajo de su tronco y encima de sus ramas.

Los niños de Rosa desarrollaron una gran amistad como hermano y como amigos para toda la vida. En la parte de atrás, había otra casa, pero más pequeña, lo más probable era que funcionaba como la cocina o fogón de la antigua dueña, también estaba construida con paja y ladrillos de arcilla y aún mantenía intacto su fogón.

En el lado izquierdo, se encontraba una pequeña loma o montaña pero de poca altura y en esa loma se apostaba un grandioso árbol llamado Cují, bien plantado en la sima de la loma, como si fuera el gran guardián de la vieja posada y ahora el nuevo hogar de Rosa y sus hijos, su tronco retorcido y sus raíces largas y de corteza dura, cuarteada, escamosa y agrietada, sobresalían de la tierra para dar forma de asientos o espacios para sentarse en las noches a observar la luna llena, y entonar melodías y canciones a las estrellas.

Este árbol Cují o también llamado Yaqué, se encuentra aferrado al suelo majestuoso y respetuoso, pero también caprichoso y versátil, quién se levanta en cualquier tierra inhóspita de forma milagrosa, con su copa tipo paraguas y siendo el lugar perfecto para formar hogares los pájaros y lagartijas del pueblo. Se cuenta, que la primera misa celebrada en Venezuela fue desarrollada bajo la sombra de un frondoso Cují. Será este lugar el espacio favorito de Sabina y sus hermanos, un sitio que les brindará sombra, calor y sobre todo será el gran amigo de sabina, el cumplidor de deseos y el guardador de secretos.

Este espacio silencioso y sereno, por estar retirado de la casa, la llevará a penetrar en lugares imaginarios, dando como resultados escritos de versos y canciones dedicadas a su amado pueblo y a su madre. Para ese entonces, Rosa cuenta con tan solo dos camas, unas cobijas viejas, pero aún bien conservadas para dormir, unas dos sillas para sentarse, una mesa y algunos utensilios de cocina que su madre Doña Elena le había regalado.

Así comenzó con poco materialmente, pero con una gran alegría en su corazón y la esperanza de que ella poco a poco saldrá de esa situación o crisis por la que atraviesa, con la ayuda de su esposo Carlos, pero lo más importante y de gran satisfacción para ella es que, ya no tendrá que ir de aquí para allá con sus hijos pequeños de un lugar a otro sin un lugar estable.

Ya había dado su primer paso y este era comprarles una casa a sus hijos, y de ahí para adelante, ella con la ayuda de Dios los encaminaría dentro de los valores familiares. Rosa repetía cada vez que podía estas palabras, todo lo podré en Cristo porque él me fortalece. Es viviendo en la nueva casa, donde nace el siguiente hermano de sabina, José para el año 1977, un niño muy hermoso de buen tamaño al nacer, con un color de piel más oscuro que él del resto de los niños de Rosa, por eso ellos le apodaron el Negro. Al nacer José, aún Sabina no daba sus primeros pasos, ella se tardó para caminar.

Después de aquel mal de ojos, quedo muy débil y bajó mucho de peso, mientras José cumpliendo su primer año, ya daba sus primeros pasos, pero aún Sabina andaba gateando por el suelo sin fuerza en sus piernas para caminar.

Un día, en horas de la mañana llega a la casa de Rosa un señor que venía de muy lejos a Maparari, para comprar alimentos, ya que vivía en uno de esos caseríos que rodeaban al pueblo. El viajero, amarro su caballo en la cerca de la casa y Rosa que se encontraba limpiando el patio de su casa, mientras los niños jugaban al escondite, él viejo y desconocido señor le saluda y con mucho respeto le pide a la joven Rosa un poco de agua para la bestia y para él, comentando:

-... Bueno doña, por acá vengo con la garganta seca y con una sed del carajo...sería usted tan amable de regalame un poco de agua frelca.

Rosa: -Por supuesto... esperé un momento ya se la busco... -Mientras el viejo viajero espera por el jarrón de agua, observa que mientras los niños corren por todo el patio riendo y gritando, había una pequeña niña que se arrastraba por el patio, empujando su cuerpo con la ayuda de uno sus talones y su trasero, de esa forma andaba detrás de sus hermanos.

Al llegar Rosa con el agua, él señor de sombrero negro, aparentando más o menos unos 60 años, muy bien vestido para la época, le pregunta de forma curiosa, pero sin ninguna mala intención, - Vacieeeé voz... cuanto año tiene esa muchachita que se arrastla por el suelo. - Rosa le comenta, que ya tiene los 2 años y además le cuenta lo que ella vivió al nacer y todas las complicaciones por las que ha atravesado, y el viejo viajero, muy gentilmente le da un consejo, explicándole la forma natural para que la pequeña Sabina logrará caminar.

El viejo viajero:

-...Carajo Toro... - Exclamó impresionado, - Debe tene paciencia Mija... cree en la fuelza y el pode que tiene la mama naturaleza, por estar cargada de vida Vegetal en almonía con el univelso que la rodea, por ello tiene el pode de cura cualquier enfermedad, no importa lo que se trate la agonía o el mal que tenga natural o sobrenatural... mija la maldad existe tú lo debe sabe...; la madre tierra puede curarle a tu hija ese agotamiento en sus pielnas.

Le dijo con ese asentó pueblerino y la prevalencia de la letra L, en sus palabras mal pronunciadas.

Rosa le responde: -... Dígame que debo hacer... ya he visitado médicos y he dado a tomar diferentes medicinas, vitaminas, pero ella sigue igual...

El viejo viajero le explica muy detalladamente que hacer.

-...Debe hace un hoyo NO muy profundo en la tierra, en un lugal flesco bajo un árbol, el tamaño debe se su cintura, pero este hoyo no debe se ancho, si no estar ajustao a su cuelpo de manera tal, que la niña no logre sentalse o agachalse, y meterla ahí por 4 o 5 horas al día. Al está dentro del hoyo, echale agua de maíz sancochao tibia, para que mueva sus pies y chapalee el barro que se folmará con la liga de la tierra, de esta folma la madre naturaleza por medio de su magia y la espilitualidad por ser creación de Dios, la humeda y el calo de agua de borras y maíz, le devolverá la fuelza a sus pielnas y en menos de un año comenzará a caminar.

De esa forma explico a rosa, con detalles lo que debía hacer, mencionando palabras cortas y confundiendo la letra L por la letra R. Rosa escucho muy atenta el consejo de aquel extraño señor, quién después de contar y explicarle a Rosa que hacer para que Sabina caminara, le da las gracias por el agua servida y se retira sonriendo con estas palabras:

-...Nooo ñerito...esta muchachita encendelá una luz de espelanza con palabra sabia, en muchas pelsonas en medio de la oscurida.

Y montó su caballo y se largó por la carretera hacia el pueblo sin dejar rastros. Rosa ese mismo día, comenzó a hacer lo que él extraño visitante sin perder la esperanza y la fe... y de ahí en adelante Sabina pasaba de 3 a 4 horas metida en un hueco hecho en la tierra, llenita de barro hasta el cogollo, observando a sus hermanos jugar, siempre muy callada.

Y en efecto, Sabina ya a los 3 años caminó, increíble pero cierto, aquel viejo viajero tenía razón, Sabina dio sus primeros pasos, sus piernas ya no temblaban ni se desmayaban, ya corría y saltaba llena de alegría, por fin podía correr detrás de sus hermanos quienes se mostraban muy cuidadosos de que no se cayera. Fue extraordinario, nuevamente Dios y la naturaleza la sorprenden con su mágico pero increíble poder de curación.

Para el año 1978 nace su séptima hija Guadalupe, en tiempos de elecciones presidenciales, era una bebé hermosa de piel color café y ojos marrones, llamaba tanto la atención que las primas que la visitaban y las vecinas se peleaban por vestirle y cargarla en sus brazos, Guadalupe también nombre de la Virgen protectora del país México, se convertirá en la mejor amiga de Sabina en el futuro.

Por otro lado, Carlos no pierde la esperanza de buscar la manera de conseguir un empleo para poder mantener a sus hijos, viaja a varias ciudades y hacía lo que podía, iba y venía de visita, tenía que ausentarse por largos meses, para poder encontrar la forma de criar esa numerosa familia.

Rosa, mientras Carlos viaja a la cuidad en busca de trabajo, se encarga de coser o remendar ropa de algunos vecinos, hacer dulces criollos de coco, piña, lechosa y batata para vender, además hacer panes y tortas, de esta forma se gana un poco de dinero para compra los alimentos de los niños. Es entonces para el año 1980, que Rosa sorprende a sus 7 hijos, nace el último y octavo hijo de la familia Morles Chirinos, Eduardo. Éste es el primer recuerdo que Sabina mantiene grabado en su memoria.

La llegada del bebe a la casa recién nacido, hermoso, serio y sereno. Pero esto no era todo, cuando Sabina lo conoció por primera vez, de inmediato le pregunta a su madre: -Maita... este bebé quién te lo regalo... ¿porque este bebé no es tuyo verdad?, - Le preguntó de forma muy curiosa por la impresión que le causo verlo, tanto a ella como al resto de sus hermanos. Rosa solo responde con una sonrisa.

Era un bebé con el color de su piel muy pero muy blanco como la leche, se le notaban los cachetes rojizos del frio de aquella mañana y los cabellos amarillos que parecían risos de oro enrulados hacia su carita, ojos marrones. Su hermana Antonieta se preguntaba... como su madre de color de piel tan oscuro pudo haber dado a luz un bebé tan blanco con el cabello amarillo... ¿sería se lo cambiaron en el hospital...? Esas preguntas pasaron por su mente.

Es así como Sabina comienza a vivir una gran aventura con la compañía de sus siete hermanos, siete llaves, siete dones y siete estrellas con la protección de su madre, en medio de muchas dificultades, pero con la convicción de que nacemos con algún propósito, que es la mente la que nos limita, y que en las sagradas escrituras Dios nos muestra el poder de los dones espirituales, diversidad de dones pero que provienen de un mismo espíritu.

Es necesario destacar en esta parte de la historia, que hasta Aristóteles contaba con el Don de la sabiduría, y escribió sobre Arte, Astronomía, Biología, Cinética, Derecho, Matemática, Política entre muchas otras áreas; pero le apasionaba el saber, sentía un profundo respeto por la grandeza y el esplendor del universo que lo rodeaba, el creía que la naturaleza contaba con un gran motor que genera movimiento y dentro de él se proyecta la magia también llamada energía, regida por las leyes del universo que la rodea.

Todos contamos con un don que es dado a través del espíritu, para que sepamos aprovecharlo, a unos les da el Don de la sabiduría y el entendimiento, y a otros él Don de la palabra de ciencias, fe, sanidad, milagros, profetizar, hablar en legua.

Todos al nacer se nos otorga un Don espiritual, no importan el país, color de piel, raza, lengua, género o clase social o religión; por ser todos creación de dios se nos da a beber de un mismo espíritu, solo dependerá de nosotros el uso que le demos hacia hacer el bien o hacer el mal.

Pero el Don más grande y premonitorio es el don del amor, y eso es lo que caracterizo siempre a Rosa, el amor por sus hijos, enseñarles a amarse entre ellos, a luchar juntos y unidos ante las adversidades. Y siendo Rosa un ejemplo a seguir para sus hijos; demostrando que, el verdadero amor todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta. (Sagradas escrituras).

Mientras que, las 7 estrellas de Sabina lo representan sus 7 hermanos para formar una perfecta sincronía entre hermanos caracterizados por ser unidos y trabajar de forma coordinada dentro de los límites de la protección familiar y poder enfrentar las adversidades y pruebas que les deparará la vida.

El elemento clave de cada estrella Sabina lo representará de forma natural como el carbono, por poseer cada uno un espíritu de humildad y de amor por su hermano. El Carbono es considerado el elemento estrella, y que, aunque parezca un elemento singular y ordinario, debe combinarse con él mismo y con otros elementos, formando miles de compuestos para llegar a grandes descubrimientos, es el elemento indispensable para dar la dureza al diamante.

Un diamante perfecto se debe a una sola molécula de carbono, y si lo comparamos con el desarrollo de la vida, él carbono es un elemento indispensable en las células de plantas, animales y seres humanos.

De esta forma, Sabina y sus hermanos deberán combinar, al igual que el elemento Carbono ideas, proyectos, pensamientos, batallas, decisiones, luchas internas, obstáculos para obtener y desarrollar los dones necesarios para vivir en armonía en un mundo cambiante que se les avecina.

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