Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

La Rosa de Lima


La Rosa de Lima

Doña Elena cuenta a Sabina sobre un secreto envuelto en una leyenda:

Sabina... Hija, te voy a contar una historia; debes prestar mucha atención a lo que voy a decirte.

Tu abuelo y yo nos casamos muy jóvenes, nos mudamos hacia un lugar montañoso donde compramos una pequeña parcela y levantamos una pequeña casa de bahareque y barro.

Nos dedicamos a trabajar labrando la tierra y sembrando maíz y caraotas, entre otros granos y vegetales para nuestro consumo diario. Tu abuelo Jesús salía a negociar gallinas, cerdos y ganado caprino para la venta. De esta forma se dedica a comercializar.

Así, fuimos, poco a poco, mejorando nuestra situación económica; logramos comprar algunas cabras lecheras, ovejas y un ganado para la cría. Pero eso no era suficiente. Trabajábamos mucho más de lo que se conseguía para comer.

Jesús era fiel creyente de la Iglesia católica y todas sus costumbres religiosas; mientras que yo fui criada bajo las creencias del espiritismo por parte de mi padre, Don Pedro, quien era un reconocido chamán por su don de curandero.

En una oportunidad cuando era niña, mi papá me habló de la magia y el poder místico que representaban las Montañas de Sorte, donde vivía una diosa llamada Yara, encantada por los elementos y espíritus de la naturaleza.

Mi padre me contó que ella podía regalarte favores pedidos, que eran concedidos a través de la espiritualidad Y la bondad. Siempre y cuando la petición no sea para hacer daño a otras personas.

Es así como, un día, le propuse a Jesús viajar hacia ese lugar y hacer una petición para lograr la abundancia en nuestras tierras y ganado.

Jesús se negó; él no creía en ceremonias relacionadas al espiritismo. Creía primeramente en Jesucristo y su padre, el Rey de Reyes y Señor de Señores.

Al Jesús negarse a visitar aquel lugar, decidí irme sola.

Viaje hacia Yaracuy/Venezuela en tiempos de Semana Santa. Y llegué al lugar. Ahí me encontré con cientos de personas que se bañaban en los caudalosos ríos y quebradas, los mismos fieles creyentes de la leyenda sobre lo místico de María Lionza o Yara.

Pregunté a algunas personas sobre lo que debía hacer para hablar con La Diosa. Y ellos me explicaron paso a paso que hacer. Se trataba de todo un protocolo, ya que ella estaba rodeada de más de 10 cortes y 40 legiones de espíritus de la naturaleza.

Al llegar la noche, nos reunimos un grupo de personas y escogimos un lugar de la montaña para iniciar la ceremonia. Montando y decorando entre todo un altar, con botellas de ron o agua ardiente hecha de licor, tabacos, cigarros en cruz, fotografías, flores y fragancias.

A la media noche, comienzan a convocar los espíritus de la naturaleza y la diosa Yara. Y al cabo de una media hora de comenzar la ceremonia, se hace presente un espíritu que toma posesión del cuerpo de una de las personas que actuaban como guías para la comunicación; y se hace presente hablando en lenguas y dejando salir palabras como si se tratara de la presencia de un indio.

Dando la bienvenida a todos los presentes, pronuncia su nombre y dice tratarse del indio Guaicaipuro. Tomó una botella de licor y se la tomó toda de un sólo trago. Luego la arrojó contra una piedra y partió en muchos pedazos, llevándose a la boca parte de los vidrios, masticando como si fuera un simple pedazo de pan, sin sufrir ni un solo rasguño en su boca.

Luego, comienza preguntando a cada uno el motivo de su visita a su mágico hogar.

El mismo, al terminar de hablar, pide respeto y honores a la Reina Yara y le da la bienvenida. Ella, quién posee el cuerpo de otros de los presentes, comienza a preguntar a cada persona el motivo de su visita.

Cada quién fue pidiendo lo que deseaba y otros iban a agradecer favores o milagros concebidos.

Por fin llegó mi turno, y es así como le pido que en mi hogar prospere en abundancia y que todo lo que teníamos se multiplique.

Ella indica que suba hacia la montaña y en un lugar donde nace la cabecera del río tome una misteriosa flor, la cual llama la Rosa de Lima.

Pero me indicó claramente que debía mantenerla en un lugar fresco donde los rayos del sol la eliminarán y donde nadie pueda tocarla. Debía colocarla en un frasco de vidrio con tierra de la montaña; de esta forma podría observarla todos los días.

Además, expresó que debía estar muy pendiente de cuando la flor abriera sus hermosos pétalos; porque eso sería la señal para hacer negocios relacionados a la compra y la venta. Pero mientras la Rosa mantenga sus pétalos cerrados, no debía hacer ningún tipo de negocio.

Es así como fijó su mirada hacia el pico de la montaña donde se encontraba la Rosa y comenzó a citar frases cultas que no logré entender. Como si citara un hechizo mágico sobre esa flor. Y me dijo:

¡Debes mostrarme que tienes confianza plenamente en la práctica del espiritismo! Y me expresó que debía caminar entre un camino de brasas encendidas. Los presentes apagaron algunas de las fogatas encendidas y prepararon un camino de brasas, rojas y ardientes como la lava de un volcán.

Me acerqué al camino y me quité los zapatos y comencé a dar pasos uno tras el otro, sin sentir ni siquiera calor en mis pies. Cuando terminé de cruzar, rápidamente revisé mis pies y ninguno tenía rastros de quemadura. Me senté en una piedra asustada de haber hecho lo que hice. Pero se trató de una forma de rendirle honores y de cerrar el pacto con la reina.

Y así terminó de comunicarse conmigo.

A la mañana siguiente, me dirigí hacia la montaña, cruzando muchas quebradas hasta que por fin llegué al lugar. Y ahí estaba, una hermosa rosa con sus grandes pétalos abiertos color rojo púrpura; la misma emitía un bello resplandor y una rica fragancia que rodeaba todo el lugar.

Tomé una olla, que era lo que tenía en mis manos, la llené de tierra de la montaña y con mucha delicadeza pedí permiso a la naturaleza y tomé la rosa y la cultivé en la olla.

Baje nuevamente al lugar donde todos estábamos reunidos ya casi por la tarde. Me tomó todo el día subir y bajar de la montaña.

Se me hizo muy tarde y no pude viajar, por tanto, decidí quedarme una noche más y agradecer nuevamente a la Diosa Yara.

Llego la noche, y nuevamente se hizo presente; y es aquí donde nuevamente se dirige hacia mí. Indicándome que, ya tenía en mis manos la poderosa y mágica Rosa. Pero, de antemano, me advierte que sí dentro de la familia hay peleas, desunión y egoísmo; la Rosa dará su fruto. Ese fruto será la señal de que el pacto con la Rosa de Lima terminará y todo lo logrado y conseguido se acabará, y su situación económica dentro de la familia quedará igual a como comenzaron, en la pobreza y escasez. Y esto afectará a tu futura generación.

Y terminó aclarándome:

¡Deberás tener presente que, para romper completamente el hechizo que afectará a tus sucesores, la Rosa de Lima debe regresar al lugar donde fue desterrada y ser plantada por un corazón sabio, ¡puro y regada con lágrimas de pureza y bondad!... No se tratará de karmas y mucho menos de maldiciones generacionales... ¡Se trata de tomar buenas o malas decisiones...! ¡De esta forma comenzará nuevamente una bonanza económica dentro de tu generación hasta que sobre abunde...!

Al escuchar esto, quise hacer 1 pregunta.

—¿Y cómo sé o me daré cuenta de que la Rosa dará un fruto... o tal vez la Rosa tendrá o dará vida a una nueva Rosa?

Y es aquí donde contesta. ¡Lo sabrás cuándo dentro de tu descendencia escuches de un nacimiento especial; rodeado de la protección divina y de un Ángel de la Guarda...!

Así, terminó de hablar y todos los presentes se dedicaron a hacer rituales dentro de música, tambor y danzas indígenas.

Al siguiente día regresé a casa donde Jesús me esperaba, le entregué la Rosa y le expliqué qué hacer. Él, aunque no creía, decidió tomarla y darle los mejores cuidados.

A la semana siguiente la rosa abrió por primera vez en casa sus pétalos. Y esa misma tarde llegó un extraño señor con un arreo de ganados. Eran como 30 vacas paridas.

Llegó a la casa y se dispuso a negociar con Jesús:

¡Amigo... me llamo Tomás Ramírez, y traigo un ganado que tengo, pero ya están dando cría y no tengo una tierra donde tenerlos! ¿Será que usted me las tiene aquí en su terreno y la cría que dé será a media... entre los dos...?

Jesús le contesta que sí, que deje el ganado o vacas lecheras y que cada becerro (cría del ganado vacuno), que nazca de cada vaca, será mitad y mitad.

Es así como terminan de negociar y el señor que jamás habíamos visto, como llegó, se retiró; era un total desconocido para nosotros. Pero lo más impresionante de todo, es que jamás volvió; como si hubiera desaparecido sin dejar rastro, ni familia... nada. Dejó todo ese ganado en nuestra casa y que en pocos años ya eran cientos de ellos.

Se multiplica el ganado, la comida, las tierras, compramos caballos y otro tipo de animales para la cría. Fueron años de mucha prosperidad y abundancia. Ya el terreno con el que empezamos nos permaneció pequeño. Llegó la hacienda llamada La Loma a estar valorada hoy en día en miles de dólares.

De esta forma, vendimos la primera finca o hacienda y compramos una más grande y hermosa. Donde nació mi primera hija; al nacer Jesús la quiso llamar Rosa Elena.

¡Tu mamá!

...Luego nacieron tus tíos...!

Sabina:

—¡Es una historia increíble, nadie creería que caminaste sobre brasas encendidas... ¿cómo fue posible que no se quemaran tus pies...?; esta historia me da un poco de miedo, pero es muy bonito como describes el lugar rodeado de la naturaleza y a la vez me entristece, abuela... ¡Después de lograr tener todo, llegar a no tener nada... no es justo!

—¿Pero... aun no entiendo algo... ¿qué tiene eso que ver conmigo, abuela? y ¿por qué te comportaste anoche así conmigo! Si todo esto es cierto, ¿entonces anoche no eras tú... estabas poseída? Ahora entiendo un poco más, abuela.

Doña Elena: - ¡Sí, es cierto, esa no fue la única vez que fui a ese lugar, lo visité muchas veces más...! ¡Pero ¿qué tengo que ver con eso? ... ¡Yo no creo en esas cosas, pero las respeto y respeto las creencias de cada quién...!

Doña Elena: —...Primero quiero que sepas que tu bisabuelo era fiel creyente y todos los libros de medicina natural y magia blanca, están guardados;

—¡Quiero que los busques, hija!

Quiero que sepas que, ya para el año 1976, a mediados de junio, la Rosa comenzó a cambiar y se cerró completamente, sin embargo, ¡pude observar entre sus pétalos caídos...!

En ese momento suena el teléfono en casa de la abuela Elena. Era la madre de Sabina quién quería saber cómo estaba ella. Rosa estaba muy preocupada y quería hablar con Sabina.

Nancy llama a Sabina que vaya y conteste la llamada, que es su tía Rosa al teléfono. Sabina se levanta de la silla donde estaba sentada hablando con su abuela; y se dirige a la sala a contestar la llamada.

Rosa: —¡Hija, Dios te bendiga cómo estás... cómo te sientes... ¿qué fue lo que pasó con mi mamá...?

Sabina: —¡Mamá, estoy bien... no pasó nada, solo que mi abuela se portó muy extraña conmigo anoche... era como su cuerpo poseído de otra persona... me asusté mucho...!

Rosa: —¡Ya te envíe los pasajes, debes venirte lo más pronto posible; mañana bien temprano sales de ahí, mientras tu abuela esté así, ¡no te le acerques!

Sabina: —¡Sí, mamá... mañana nos vamos a casa y no te preocupes, ya todo está bien... bendición, mamá, nos vemos mañana, "en casa te cuento todo lo que pasó!"

Rosa: —¡Está bien, hija... mañana hablamos aquí en casa! ¡Dios te cuide...!

En ese momento, dejó de hablar con su mamá y la abuela la esperaba para terminar de contar su misterioso y tan guardado secreto.

Pero llegaron las tías de Sabina y hermanas de Rosa de visita a la casa, para saber de Doña Elena y llevarle sopas para levantar el mal estado de salud de la abuela. Se habían enterado de lo ocurrido la noche anterior.

Es así como la abuela no logró terminar de contar a Sabina de que se trataba todo lo acontecido; y al día siguiente bien de madrugada salieron de viaje Guadalupe y Sabina con destino a Maparari, su tierra natal y su casa.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro