La Esencia de la Niñez.
LA VERDADERA ESENCIA DE LA NIÑEZ.
La economía del país, o mejor dicho, la situación económica en la casa no está muy bien que digamos. Una familia de bajos recursos, mamá hacía lo posible para que no faltara el pan en la mesa, pero eso no era una preocupación para nosotros. En resumidas cuentas, éramos niños y no entendíamos lo que pasaba. Fuimos los niños más felices de toda la cuadra.
Años 1980 en adelante.
Todo comienza con la celebración de las Navidades de los años 80; para los niños de Rosa era la mejor fecha y el mejor mes de todo el año. Rosa hacía todo lo posible por preparar Carato o Chicha elaborada de maíz fresco, con papelón y canela; las famosas hallacas navideñas... bien criollitas embojotadas en hojas de las matas de plátano, bien condimentadas con adornos de pimientos, aceitunas, alcaparras y pasas; una liga de carnes de cerdo, pollo y res. Que delicia y que alegría cuando llega la Navidad a casa.
Pero, lo más extraordinario de esta fecha es que el día de Noche Buena 24 de diciembre Rosa cumple año, y ella prepara su propio pastel en su horno criollo hecho de arcilla. Sabina visita a la vecina Chena, para jugar con las niñas Mamy y Tany, ellas tienen muñecas parecidas a las que había en la casita de muñecas de la escuela de monjas. Pero al cabo de un rato llega un señor que para Sabina aparenta la edad de su madre.
El extraño señor estaciona una camioneta vieja, pero que aún andaba funcionando y se baja con una bolsa de verduras para la casa. Se detiene un rato en el patio para ver jugar a las niñas con una hermosa sonrisa.
Sabina lo observa y también le sonríe, pero de forma curiosa. Ya que observa entre sus dientes delanteros uno de color amarillo brillante. Se trataba de un diente de oro. El señor, después de observarlos, se adentra a la casa.
Sabina, como siempre, pregunta todo lo que no entiende o quiere saber y les menciona a las niñas que el señor que llegó tiene un extraño diente.
Mientras las niñas se reían a carcajadas, le explican que se trata de que; él tiene un diente de oro que se mandó a colocar cuándo su diente real se le cayó.
Sabina sigue indagado sobre el señor y pregunta quién es él; y ellas responden que se trata de su tío Dimas, hermano de su mamá y de su tía Chena.
Y antes de que Sabina continúe con el interrogatorio, le mencionan que él vive ahí con ellas, ya que sufre de una enfermedad desde los 13 años llamada azúcar en la sangre y su tía Chena está pendiente de su comida y dieta.
Sabina, asombrada con la edad que tenía cuando enfermó, les pregunta cómo pasó eso siendo solo un niño.
Mientras ellas le cuentan que trabajaba en un trapiche o fábrica de papelón o dulce de caña de azúcar. Y se pasaba todo el día comiendo dulce o melao de caña; lo que le dejó como secuela que se le desarrollará esa enfermedad. También le mencionan que, solo puede tomar agua amarga de una planta y que lleva muchos años sin probar la sal ni el azúcar.
Sabina lo observa que anda por el patio recogiendo unas piezas del carro y piensa para sí misma. —"¡Pobre señor... cómo hace para comer y beber agua...!". Pero siguió jugando para olvidar lo contado.
En efecto, Sabina aprovecha que el papá de las niñas y sus nuevas amigas no están. Salió de viaje a comprar algunas cosas para su casa y para sus hijos. Ese día, jugaron toda la tarde con las muñecas. Las mismas, tenían la forma de un bebé, pero de plástico y con su ropa muy bien elaborada. Otras eran pequeñas niñas con cabello largo de material sintético y amarillo y con extraños ojos grandes de color azul.
Las niñas juegan en el patio de la casa de Chena. Arman una casa con material reciclable. Pero de repente se detiene un carro o taxi al frente de su casa. Es el papá de las amigas de Sabina, quién acaba de llegar.
Las niñas actúan como nerviosas o asustadas porque llegó su papá. Fue extraño. Para Sabina. ¿No estaban felices? ... ¿por qué? Sabina recuerda cuándo llega su papá Carlos de vez en cuándo de visita a la casa; ella corre a abrazarlo de la felicidad de verlo llegar; es muy feliz cuándo su papá visita la casa. Pero sus nuevas amigas no hacen lo mismo. Sabina es muy inteligente y quiere saber qué pasa.
El papá de sus amigas era un señor con un carácter muy fuerte; él era estricto... muy estricto con ellas. Sabina le tenía miedo. Algo en él asustaba mucho a Sabina; tanto que cuando llegaba a casa de su trabajo, Sabina se retiraba y dejaba de jugar.
El señor bajó del carro muchas bolsas y maletas; entre tantas cosas había una caja grande. Sabina se quería ir a su casa, pero ella, y su curiosidad, se quedó un rato más para ver qué tanto traía el señor llamado Néstor.
Chena y Dimas salen a recibirlo y ayudarle con las maletas. Mientras él, carga esa caja tan pesada. Las niñas corren dentro de la casa y Sabina también las sigue. Y estando dentro, observa que el señor Néstor destapa esa caja grande. Sabina le latía su corazón a millón. ¿Qué es eso?
Y para su sorpresa, se trata de un cajón de plástico con el frente de vidrio color gris. Tiene botones. El señor lo conecta en la corriente y enciende. ¡Wuaoo... se observan personas que hablan y se mueven, todo a color blanco y negro...! ¿Qué es eso? Sabina no había visto un televisor nunca. Quedó encantada con ese aparato. Y pregunto a Chena ¿qué es eso?
Chena: - Es un televisor, para ver novelas, noticias y hasta para escuchar música. Sabina se queda muda, no pregunta más nada. Se sienta un rato en el mueble de la sala y ve por unas horas esa grandiosa televisión. Las demás maletas no las abrieron; solo las guardaron en un cuarto y cerraron la puerta. Todo era como un secreto; ¿Sabina sentía como si escondían algo, pero qué será?
Sabina regresa a casa muy feliz; está emocionado y le cuenta a Carlota lo del televisor, y Carlota, quien sí sabe de qué se trata, le explica mejor qué y para qué sirven esos aparatos eléctricos. De ahí en adelante siempre piden permiso a Rosa para ir donde la vecina a ver la televisión.
En resumidas cuentas, a su amiga la Mami no le faltaba nada... él papá se encargaba de darles todo lo que ellas necesitarán, desde ropa, hasta regalos en Navidad.
En los días siguientes, el pueblo de Maparari es adornado por luces de diferentes colores y formas en cada frente o árbol de cada familia. Los habitantes limpian las calles, pintan los árboles y adornan sus casas con bellos pesebres para celebrar el pronto nacimiento del Niño Jesús.
El pueblo de Maparari, recibe con un abrazo fraternal a sus hijos que regresan a celebrar. Con sus familias, las Navidades. La música a todo volumen, el olor a mandarina, el olor a buena comida y la alegría son lo que caracteriza este mes dentro de la mágica celebración de las misas de la madrugada en la Iglesia del pueblo.
Carlota está preparando la ropa limpia y zapatos para que, en la madrugada, salga a la primera misa con sus hermanitos. Esta vez Sabina la acompañará. Todos están felices: ¡llegó la Navidad...!, exclaman llenos de alegría y felicidad.
En la madrugada del 16 de diciembre, en eso de las 5 de la mañana, Sabina se despierta de repente. Suenan las campañas de la Iglesia (tun tun tun tun), que se escucha claramente en la casa de Rosa, ya que, la Iglesia está ubicada a dos calles de la casa de Rosa. De repente se escuchan los aguinaldos.
Sabina: — ¡Qué hermosas canciones...! Son niños cantando, una melodía que eriza la piel. Sabina se levanta, ya Carlota se está peinando sus cabellos. Sabina se viste y coloca sus zapatos, los únicos que tiene. Están viejos, pero están limpios. Carlota, ya lista, espera frente a su casa el grupo de amigos que van con ella a la misa. Y al llegar todos, se dirigen a la Iglesia.
Sabina, su primera vez a una misa de madrugada... Carlota la toma de la mano para entrar a la iglesia y sentarse en una de las butacas. Hay mucha gente, tanto fuera como dentro de la Iglesia.
Mientras van caminando dentro ya de la iglesia, Sabina observa algo que la incómoda mucho. Las personas que ya estaban sentadas observaban tanto a ella como a Carlota. Sabina voltea y mira a su alrededor, y todas las miradas estaban puestas en ella. Además de, observar que esas personas murmuran unos con otro en silencio, su vista iba de arriba hacia abajo sobre Sabina.
Ella sintió tristeza, sentía nuevamente ganas de llorar, era presenciar que para esas personas ellos no eran bienvenidos. —¿Por qué? Se preguntó varias veces: —¿por qué... por qué? Se miró ella misma como andaba vestida, con su única ropa vieja, pero estaba limpia... y observó como vestían los demás; podría jurar que sus vestidos eran nuevos, solo para ser usados en momentos espaciales. ¡Las niñas, muy bien vestidas con coloridos vestidos y abrigos para el frío, se ríen al observarlas...!
De inmediato Sabina se da cuenta que es por la ropa, por estar mal vestidos. Supuso que, a la casa de Dios se debe asistir con ropa nueva y en buenas condiciones. Se pone a llorar en medio de la Iglesia, mientras el Sacerdote comienza a dar la charla sobre el nacimiento del niño Jesús y la humildad que caracteriza ese hecho.
Carlota, por ver a Sabina llorar, decide retirarse de la Iglesia y prefiere quedarse afuera con la niebla, dónde temblaba hasta la quijada de tanto frío. Carlota le pregunta: —¿Por qué lloras, Sabinas... qué te pasó?, pero Sabina no le cuenta nada, solo le dice que es mejor escuchar hablar al sacerdote, pero desde afuera.
Sabina, quién esperó tanto tiempo para ir a la tan famosa y nombrada "Misa de la Madrugada"; regresó por todo el camino con lágrimas en sus ojos y sin entender porque las personas tienen que decidir quién entra o no a la Iglesia y que tiene que ver la forma de vestir. A Jesús, el hijo de Dios, jamás le importó sí ayudar más a los ricos que a los pobres.
Para él, todos éramos iguales. Eso se lo decía su maestra la Monja. Sentía impotencia y estaba triste, pero más molesta. Ella ya sabía que a Jesús de Nazaret eso no le iba a gustar, porque Jesús amaba a los más necesitados.
De allí en adelante, Sabina asistía a la misa, pero jamás entraba a la iglesia; solo escuchaba al sacerdote siempre desde afuera.
Por fin llegó la fecha más esperada, 24 de diciembre. Rosa preparó un pastel muy sencillo pero muy sabroso. Hizo una rica sopa y el rico Carato o bebida a base de maíz, agua, canela y papelón para endulzar. Rosa viste a sus niños con ropa limpia, remendada con algunos parches por ella misma. (A Rosa le encantaba coser).
En la noche ya comienzan a llegar los amigos de los niños de Rosa. Los sobrinos de Chena, los hijos Elita, Aura y los del Maestro Rodrigo, todos van muy felices a casa de Rosa. Carlota por ser la líder, la buscan todos los niños para jugar.
Sabina observa que sus amigas, la Mami, Tany y todos los demás, están muy bien vestidos, perfumados. Sabina pregunta a Rosa: ¿...Maita, porque todos visten tan bien y nosotros no...?
Rosa: - Hija, el día de la Navidad, la gente acostumbra a vestir y estrenar ropa y calzados nuevos para el feliz recibimiento del niño Jesús... pero eso no quiere decir que, por nosotros no tener ropa nueva, Jesús no vendrá a bendecir nuestra casa... no estés afligida por la ropa que usas hoy... recuerda, hija, que Jesús nació en un establo rodeado de animales, Él, ¡no nació en una cuna de oro...!
Sabina, quien escuchó las palabras de su madre muy atenta; exclamó: —¡Sí es verdad, Maita, eso lo he leído en varios libros sobre su vida...!
Y es así como, ignora esos pensamientos de tener o no tener y sale corriendo hacia el numeroso grupo de vecinos a jugar hasta pasadas las 12 de la noche.
El día siguiente, cuándo despiertan bien temprano, ya los vecinos y los niños andan en la calle. Pero amaneció diferente, ¡todos tienen en sus manos juguetes nuevos...! Sabina corre hacia la casa de sus vecinas, la Mami y ellas están muy felices... tienen unas hermosas y grandes muñecas. ¿Quién te trajo estas muñecas, Mami? ¡Qué hermosas! murmura casi gritando Sabina.
La mami: ¡El Niño Jesús las trajo anoche... llegó en la madrugada mientras dormimos y trajo regalos para todos los niños...!
Además de la mami, había otros niños jugando muy felices con sus juguetes entre ellos unas niñas muy bien vestidas y calzadas. Se veían muy contentas. Su nombre era Erika y Karina. Tenían un cabello muy largo, casi a la cintura.
Sabina, con el pulso de su corazón a millón, nuevamente le pregunta: ¿para todos los niños, Mami?
La mami: -... Sabina... a todos los niños.! - Y pregunta: —¿dónde está tu regalo?
Sabina: - No. No lo tengo.
La mamá: —... búscalo debajo de tu cama... el niño Jesús los deja allí para que lo encuentres al despertar.
Sabina corre a su casa; está asombrada, mientras corre pasan pensamientos por su cabeza. ¿Me trajo algún regalo el niño Jesús... estará debajo de mí cama... seguramente sí... porque él niño Jesús es muy bueno; él jamás dejaría a un solo niño sin su regalo? Y corre hacia debajo de su cama en busca de su regalo.
Al llegar y asomar su carita debajo de la única cama, no había ni rastros de regalos. ¡No había regalos para ninguno de nosotros!
Sabina está muy triste... Está llorando, solo quiere llorar. él niño Jesús se olvidó de sus regalos... No era justo, ¿por qué... por qué? Y pregunta a su hermana Antonieta:
—¿Antonieta, porque no hay regalos del niño Jesús debajo de la cama? ¿Todos los niños tienen sus regalos.
Antonieta: —No seas tontica... no llores; el niño Jesús trae regalos a los niños bien portados en todo el año... Seguro no hicimos caso a mamá, y por eso él va a esperar portarnos mejor y así traer los mejores regalos... ¡así que debemos esperar la próxima Navidad para ese regalo...! Sabina, muy triste, entendió y decidió portarse mejor este nuevo año. ¡Debe esperar, solo esperar...!
Sabina sabía que no era cierto lo que Antonieta decía; ella solo quería que dejara de llorar. Sabina la mira a los ojos y Antonieta, con sus manitos, limpia las lágrimas de su pequeña hermanita y le pide: —¡Por favor, no llores más... no me gusta para nada verte llorar, el año que viene será diferente... ya verás!
Sabina le afirma que sí; moviendo su cabeza de forma afirmativa. Pero tiene la necesidad de estar por un rato sola... Debe entender, buscar en su interior una respuesta que ahogue su tristeza del porque el niño Jesús no lleva regalos para ellos.
Recuerda el bello diario que su Maestra Monja le regalo, lo busca donde lo tiene muy bien guardado y toma un pedacito de lápiz.
Se dirige hacia la parte de atrás de la casa. Ahí había un terreno lleno de árboles. Uno de los árboles, el más grande, llamado por los niños de Rosa "El árbol de Parapara"; los niños pasaban un buen rato por las tardes jugando en un columpio hecho con un caucho de autobús viejo y sostenido con sogas. Allí se lanzaban y columpiaban al jugar.
Era un lugar lleno de encanto y espiritualidad para Sabina. Podría decirse que era el escondite perfecto para dejarte llevar por la imaginación. La magia de la naturaleza de aquel lugar se hacía presente. El cantar de los pájaros, las mariposas de diferentes colores y la brisa fresca con olor a tierra húmeda era algo extraordinariamente especial para Sabina.
Estando ahí, solo quiso llorar. Pensó: ¿todo lo hacemos bien, somos los mejores de la escuela, aún sin cuadernos y a veces sin lápiz... somos muy buenos... eso lo dice mi maestra? ... Además, murmura hablando solo con ella misma: —¡Hacemos todo lo que dice mamá...! Y es allí cuándo le llega a su mente su papá. Y detiene el columpio dónde hace rato se desliza. Y se pregunta: - ¿Será por qué papá no está?
Recuerda el papá de la Mami su mejor amiga hasta ahora. Y nuevamente se pregunta: —¿Seguro el niño Jesús, al ver que en la casa falta papá, no quiere llegar con los regalos...? Y sus ojos se llenaron nuevamente de lágrimas, quería desahogarse todo lo que pudiera; ella era solo una niña que quería ser igual a todos los demás niños; pero ella sabía que no era así.
Sabina: — ¿Papá... dónde estás? ¿Por qué no estás aquí con nosotros... La gente de la Iglesia nos mira feo, tal vez sí estuvieras aquí todo sería diferente...! Estoy molesta contigo... porque mamá te necesita. Mamá siempre está molesta y, aunque no me lo dice, ella se siente sola. Ella tiene miedo de no cuidarnos bien. Mamá te extraña mucho, llora en las noches mientras dormimos, pero yo escucho su corazón y sus emociones, ¡se reflejan en el mío a través de su triste mirada...! Papá... En este momento te necesito.
Y de inmediato que termina de hablar sola... observa que por un pequeño camino que daba hacia la otra calle del pueblo, pero, por la parte de atrás de su casa, viene caminando una mujer mayor con ropa toda de blanco y se le está acercando. Se para en medio del camino y con su mano la llama, solo con la expresión de su mano. Sabina se asusta y pega la carrera sin dejar que aquella extraña señora se le acerque. ¿Sería una de las hadas de la naturaleza...?
Para Sabina, su papá era lo mejor del mundo, su llegada a la casa eran los mejores momentos; los hacía reír con sus increíbles historias. Podría escribir cientos de ellas. A todos les encantaba escucharlo. Jamás mencionaba una mala palabra; jamás había una discusión con su madre. Cuando visitaba a los niños mostraba el gran amor que les tenía y era más que evidente para los niños y sobre todo para Sabina que su padre amaba a Rosa.
Pero Sabina era solo una niña, no entendía que papá jamás quiso alejarse. Él debía salir a trabajar muy lejos, de lo contrario que comerían. No iba a quedarse en el pueblo sin oportunidad de trabajo con 8 hijos que mantener... Papá no tenía la culpa.
Y así pasaron varias navidades; Sabina se portaba lo mejor posible, hacía las tareas, ayudaba a sus hermanas en el hogar, se portaba bien con sus hermanos, pero igual; nada de regalos.
Las vecinas y amigas en las Navidades recibían sus regalos del niño Jesús y Santa Claus, pero debajo de su cama en ninguna Navidad aparecía un regalo de Santa. Mientras Guadalupe le preguntaba a Sabina: —¿Qué pasaría con Santa que no se acuerda de nosotros? Tal vez Santa no encontraba la casa y olvidaba por completo, ya que como éramos muchos... no le alcanzaban los regalos?
Sabina llegó a llorar en una o dos oportunidades por la falta de ese regalo del niño Jesús: ¡solo quería una simple muñeca para ella jugar...!, pero comprendía desde muy pequeña que hasta lo ordinario puede convertirse en extraordinario como unas simples muñecas de papel.
Sí, al niño Jesús no le alcanzaban los juguetes; entonces, ella crearía sus propias muñecas de papel.
De aquí en adelante, Sabina debía decidir sí seguir esperando ese regalo que nunca llegó o darle a su vida un toque de creatividad, fantasía con una pizca de imaginación y crear la pasión perfecta sincronizada con la magia de jugar a las muñecas de papel, muñecas para cualquier otra niña simple y ordinarias; pero para Sabina y su hermana Guadalupe, lo más extraordinario que pudieron jugar en toda su niñez.
Todo dependía desde que Angulo ella lo veía, seguir quejándose; verlo como un problema más de la escasez; o una muy buena oportunidad para pasar un buen momento y hacer la diferencia. El momento era y estaba; solo faltaba darle sentido y esencia a la niñez.
Después de pensar y llorar por un buen rato, mientras se mese en el columpio hecho de caucho de automóvil. Abre su diario y en su primera página observa el primer dibujo que hizo en la escuela.
" Una muñeca dibujada en el papel muy bien pintada...".
Comenzó a imaginar dibujar diferentes muñecas con mucha ropa y zapatos de diferentes modelos y colores, así como la que estaba en el diario.
Y es así como, decide, junto a su hermana menor, jugar con las Muñecas de Papel. Por medio de este juego comienzan a trasportarse a un mundo imaginario, lejos de la realidad, otra época, al futuro, y se representaba en ellas como una referencia de lo que serían cuando adultas; Doctoras, Enfermeras, Maestras, Abogadas y, por qué no, modelos.
En otras ocasiones vestidas de novia. Era una forma gratificante de jugar sin necesidad de tener una muñeca de verdad. La muñeca de papel podía ser como quisieran, ya que todo estaba enmarcado en su imaginación. Podía tener lo que desearan, casa, carro, peros y gatos.
No había limitación para diseñar las muñecas de papel. Tenían todo tipo de ropa y vestidos diseñados y elaborados por ellas mismas.
Por medio de las muñecas de papel, Sabina por fin logró entender que el ser niño no necesita juguetes caros para jugar y ser completamente feliz; se puede ser feliz con el simple hecho de ser niño y de experimentar la niñez, dejando que el niño y niña viva su etapa sin ataduras y restricciones.
No solo se trató de las muñecas de papel. Hacían muñecas de espigas de paja y las vestían con flores reales de colores; se ensuciaban las manos con barro o arcilla, jugaban en el patio con agua y tierra hasta llenarse todo su cuerpo de lodo; pintarse la cara, hacer travesuras.
Realmente, para Sabina eso era lo que buscaba: llenar ese vacío de escasez y dificultad por medio de juegos ordinarios y de esta forma conocer la verdadera esencia de ser un niño feliz.
Ser niño es una etapa de aprendizaje y es a través del juego que logras aprender de forma significativa y constructiva escenarios para ser llevados a cabo a futuro. Es una etapa muy importante porque te marca conductualmente cuándo eres un adulto. Es una etapa delicada, se deben tener presente las consecuencias de cómo tratar a un niño porque transformarás la vida del adulto. Un niño no conoce de modos de vida, de moda, de expectativas; él solo quiere ser feliz, reír, jugar, hacer amigos, compartir.
Además de las muñecas de papel con las que por cierto les encantaba jugar, también hacían muñecos de arcilla. Ellas, olvidaban los malos ratos. Jugaron con sus muñecas casi hasta la adolescencia, pero jamás Sabina olvidó lo que realmente significó para ella en lo personal.
En la mayoría de los casos, las cosas o situaciones insignificantes se convierten en grandes aliados para tus proyectos de vida. Solo es cuestión de disfrutar cada momento vivido y viajar por unos minutos a un mundo de fantasía que te puede conducir a una extraordinaria realidad. Después de esa Navidad, terminan las vacaciones y comienzan las clases... Todos los niños vecinos se ven las caras en las mañanas para irse juntos a la escuela. Pero pasó algo que le cambió la forma de ver la vida, relacionado a la importancia de ser feliz cuando niño con lo que se tiene a la mano.
Las niñas hermosamente vestidas y calzadas, Erika y su hermanita. Salieron a la escuela, pero las dos con pañuelos bien amarrados en su cabeza. Sabina se les acerca a preguntar: —¿Por qué el pañuelo? Mientras, observa en sus ojos mucha tristeza y secuelas de haber llorado. Una de ellas, sin mencionar ni una sola palabra, sólo dejó salir lágrimas de sus ojos y se quitó el pañuelo, dejando muy claro a Sabina por qué a su pregunta. Las niñas no tenían cabello.
Alguien había cortado esa hermosa cabellera larga. Sabina se asustó mucho, tanto que esa impresión no podía borrarla jamás de su memoria. Ella sólo pensó en ese instante: ¿quién será tan malo para hacer algo así... puede alguien tener un corazón tan duro y cortar el cabello casi en su totalidad a una niña?
¿Eso no tendrá perdón de Dios? — Sólo esas preguntas pasan por su mente, Sabina estaba molesta con quien haya sido el autor de tal maltrato. Les preguntó: —¿Quién hizo eso... y por qué?
Una de ellas contestó: —¡Fue papá, nos revisó la cabeza y encontró en ella muchos piojos... y se molestó por no cuidarnos de contraer piojos en la escuela...! Tomó una tijera y nos cortó todo el cabello. - Contaba todo lo sucedido mientras lloraba.
Todos se contagian de piojos en la escuela, pero Rosa todos los días por la tarde revisaba muy bien a cada uno de sus hijos para sacar de sus cabellos todo piojo que encontraba. Sabina entendió ese día que, ¿para qué darles a tus hijos los mejores vestidos y juguetes caros..., de alguna forma los maltratas y los haces infelices? ... ¡prefiero no tener nada de eso antes de que mamá corte mi cabello... prefiero mi cabello que una simple muñeca...!
Guadalupe, la niña bonita de mamá, puedo decir que mi mejor amiga de la infancia, la mujer que trataba de pintar a través de mis muñecas de papel, siempre fuiste mi inspiración para dibujarlas; por eso siempre eran de cabello rizado. Cómo quisiera volver a ver en tu cara esa sonrisa que mostraba tu dentadura blanca y pequeña. También puedo decir que extraño las travesuras ... Guadalupe, de eso se trata la vida: de recordar aquellos momentos que nos hacían feliz. Te quiero, hermanita.
Cada vez que puedo, y mientras Dios me de vida y salud, me siento con mi hija y comenzamos a dibujar y recortar y vestir muñecas de papel. Me queda la satisfacción de que le encantan y que me regresa a mí infancia y puedo de esta forma compartir con mis hermanas y por un momento sentirlas a mí lado
¡Sí pudiera regresar en una máquina del tiempo al pasado o tuviera la oportunidad de retornar a este mundo reencarnada, le pediría a Dios regresar al mismo lugar, con la misma familia y amigos, ¡pero sobre todo volvería a sentarme junto a mí hermana Guadalupe a recortar, vestir y jugar con nuestras hermosas muñecas coloridas de papel!
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