Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

🌾16 de Diciembre del 94 ¡

El año 1994 comienza con buenas expectativas para el pueblo de Maparari; Sabina ya está cursando el 4to año de bachillerato y siempre en compañía de Ady para desarrollar actividades escolares con mucho éxito.

Te conocí
Mí amor por ti
Cambió mi vida, ahaaa.
Si te escribí
Noches sin fin
Amanecía ahaaa
Sin perder la fe
Mantuve la esperanza.
Sin dejar
De ser yo
Aunque en pedazos...
Me partía
Pero estaba
Tú presencia
Aunque yo no te veía
No dejaste.
Ni un momento
De mostrarme tu poder
Grande es.
GRANDE eres mi Jesús de Nazaret
GRANDE es mí fe.
Y aunque hoy todo es diferente
Aún sigues siendo fiel.

Además, pasa algo extraordinario: Carlos, el papá de Sabina, regresa a casa, pero de forma definitiva, le habían cambiado de trabajo de la ciudad al pueblo de Maparari. Para trabajar como vigilante de una caseta de Cantv; empresa telefónica. Todos están felices, seguros de que será una hermosa Navidad, diferente... Papá estará en casa.

Todo comienza a fluir de maravilla, ya por fin la familia unida con papá en casa. Sabina no podría estar más feliz; su padre, con un sin fin de historias para contar, los reúne por las tardes para recordar experiencias de sus abuelos, tíos y de su padre Esteban. Ya sus hijos no son niños. Se han convertido en adolescentes. El tiempo pasó volando; comienza un proceso de adaptación con su padre y del mismo modo, Carlos debe adaptarse a ellos. No han vivido juntos por largo tiempo, solo por días y esta vez papá ya estará en casa con mamá. Esta Navidad, Rosa ya tiene planeado hacer el rico Carato y Hallacas (plato navideño venezolano).

José es el dolor de cabeza de Rosa y, por más que lo corrige, José es muy decidido a hacer o tomar sus propias decisiones. Mientras tanto, Librado con sus amigos que lo visitan todas las noches.

Por otro lado, el hijo menor del maestro Rodrigo, Roberto y Los Martínez, así llamaban a los hijos de Nora, Josué, Samuel e Isaías, pasan parte del día y la noche en casa de Rosa, ya sea para estudiar o hacer tareas escolares. Este año, Eduardo, el último hijo de Rosa va a cursar el 1er año de la etapa hacia el bachillerato. Le toca cambiar de color de camisa de blanca a azul claro.

Isaías también va a cursar 1er año, y será el compañero de clases de Eduardo. Ambos se van juntos al Maximiliano y regresan juntos... Nora está tranquila; sabe que su hijo Isaías tendrá una muy buena compañía para estudiar. La madre de Isaías visita a Sabina para pedirle que, por favor, ayude a su hijo con las tareas e investigaciones. Pero sobre todo matemática, así ella aprovecha para enseñar a Eduardo.

En las tardes después de clases, Isaías visita a Sabina y se sienten en el cuarto para desarrollar las actividades escolares. Al terminar, él ayuda a bajar los libros necesarios para estudiar, que están ubicados justo hacia lo alto del estante o escaparate, y luego de terminar, se muestra muy organizado y arregla todo en su lugar, colocando cada libro uno sobre el otro, para el día siguiente continuar estudiando.

Eso hacen casi todos los días, al subir la loma que separa las casas; Isaías se dirige a su casa y se da un buen baño de agua fría y sale nuevamente a casa de Sabina. Quiere que ella suba al gran árbol el Cují, dónde la está esperando como siempre Josué.

Guadalupe es tremenda y celosa de Sabina; cada vez que Isaías baja a la casa, Guadalupe lo molesta hasta hacerlo enojar mucho, mientras su cara blanca se muestra roja cuando está molesto. Pero Sabina lo defiende y pide cada vez que pueda: "¡Guadalupe no seas mala... no te metas con él...!" (entre risas).

Los días y las noches pasan rápido, como estrellas fugaces, Sabina se sienta en las raíces del Cují todo el tiempo al lado de Josué, con los latidos de su corazón a millón, esperando que él algún día tome la decisión de decirle algo.

En algunas oportunidades, llegaba a dudar de lo que realmente él sentía por ella; ¿estaría enamorado de ella o solo quería ser un buen amigo para hablar...? Pero en ninguna de las noches estrelladas o de luna llena se atrevió a decir nada. Sólo preguntas sobre cuentos, chistes o alguna experiencia nueva en el Liceo. Josué estudiaba un año menos que ella, por lo que Sabina era un año mayor que él.

Alguna que otra noche, Eduardo subía a la loma con un pote de lata y un par de palitos de madera, hechos por él mismo e improvisado el toque del tambor para alegrar la noche, mientras Sabina cantaba... Cómo le fascinaba a Eduardo tocar el tambor con el pote de lata para Sabina... Le ponía todo el ritmo y el son de forma impresionante. Algunas veces llegó a pensar: ¿será que Eduardo será un cantante cuándo crezca...? Mientras observaba el movimiento de sus manos, tocaba rápidamente.

Isaías era feliz, mientras todas las noches recostaba su cabeza en las piernas de Sabina. Le gustaba mucho que le revisara y tocara su hermoso cabello liso y amarillo. Se quedaba callado sin mencionar ni una palabra. Isaías estaba asistiendo a una iglesia cristiana con su mamá, y ahí le estaban dictando clases para aprender a tocar cuatro. En las noches se sentaba con su cuatro para tocar un poco, pero aún le faltaba práctica. Nora los llamaba a dormir ya casi a las 11 de la noche; esto hacía que disfrutaran de las noches y el siguiente día a clases bien temprano. Estos años fueron los más felices para ellos. La compañía de Ady, Josué e Isaías. Una nueva amiga a quien veía solo en tiempo de vacaciones, llamada Eylin Rodríguez. Ellos fueron fundamentales para que Sabina lograra conocer el verdadero valor de la amistad.

Reflexionando que el dinero no compra los mejores amigos, la amistad se gana con lealtad, confianza y humildad.

Llegó el mes más esperado por Sabina "La Navidad". Ady ya está organizando el nuevo encuentro con los niños más humildes y necesitados. Este año, el evento será en la cancha de basquetbol del pueblo para hacerlo más organizado. Sabina comienza a acompañarla nuevamente en esta hermosa tarea todos los días, aprovechando las vacaciones decembrinas.

Sin embargo, el día 15 de diciembre a eso de las 7 de la noche, Isaías visita a Sabina; está muy feliz. Bajó por la loma que conduce a la casa de Rosa a contarle a Sabina que va a viajar el día siguiente. Ella se encuentra en la cocina, preparando su cena. Había sido un día muy bueno para Ady y ella, porque acumularon buenos aportes para los juguetes del niño Jesús. Pero, también estaban cansadas de caminar y con molestia en sus pies.

En efecto, Isaías en medio de sus travesuras llega en silencio como siempre, y al observar a Sabina de espalda, cocinando plátanos maduros para su cena, le tapa los ojos con mucha fuerza. Pero ella ya sabe que es él, pues siempre lo hace, y entre sonrisa le dice: —Ya sé que eres tú Isaías... Ya suelta mis ojos; un día de estos me dejas ciega. Así Isaías destapa sus ojos muy felices, con una bella sonrisa. Ella lo observa con su cara de seriedad, pero no puede contener las ganas de reír y de inmediato le expresa: —Que tremendo eres Isaías... casi me sacas los ojos. Mientras los toca y limpia un poco para ver mejor, por los gestos de su cara y ese brillo en sus ojos, que lo hacían ver más verdes que de costumbre, le pregunta con un tono de picardía: -Mi niño... ¿Por qué tan feliz esta noche...? Esa sonrisa tuya me preocupa. Alguna otra travesura estás planeando.

Isaías: -No... (Entre sonrisas), y con un tono de voz más fornido que de costumbre, dando a entender que ya es un adulto, preguntó muy seguro: -¿Sabina, que te colocas para oler tan rico cada día? ... ¡Me encanta esa fragancia...!, ella, quien ya está sirviendo su cena, voltea y asombrada por la pregunta le contesta. -Aparte de detallista, tienes un buen olfato... Es una crema con esencia de mandarina y me encantará... mamá cuando puede me la compra; aunque mamá dice que, nací con ese olor en mi piel. Le responde con sutileza y llena de orgullo (y se sonríen los dos).

Isaías: - ¿Naciste oliendo así? No lo creo; imposible nacer con una fragancia tan fresca. Pero, ella trata de olvidar la conversación, ya quiere comer y acostarse; sus pies duelen. -Cuéntame algo... ¿Por qué tan feliz está noche?, -y él, mientras toma un poco de plátano del plato con algo de queso y se lo lleva a boca, le responde:

- ¡Es que papá me dio dinero para que yo mismo vaya a la ciudad de Coro (Estado Falcón), para comprarme un par de zapatos nuevos... voy a estrenar el día de noche buena...!, ella lo observa por unos segundos, mientras él come de su comida, era una costumbre y ella lo dejaba, indicándole de forma extrañada: -¿Sí, viajar sin tu mamá? - titubeó por un momento; él jamás había viajado sin compañía de su madre; por un instante se inquietó, sin embargo respondió-... ¡Qué alegría... es tú primera vez para viajar solo...!, ya eres casi un adolescente, mi niño bello. Y lo toma de sus hombros y lo abraza y él a ella, la abraza tan fuerte que no la quería soltar. - Sí, ya sé que me quieres mucho... Suéltame; aún no mides la fuerza de tus brazos, y la suelta siempre sonriendo y murmurando: -Ya no te gusta que te abrace... Claro porque soy aún un niño, pero no es así; soy más fuerte que mi hermano Samuel. Va cuchicheando mientras sigue a Sabina a dirigirse hacia su habitación.

Ya en la habitación, se sienta en la cama y se acomoda para comer. Isaías la sigue, se coloca a su lado y le comenta: -Me voy a ir acompañado del esposo de mí tía, que va a hacer un viaje y así aprovecho que me traslada ida y vuelta.

El tío de Isaías trabajaba para una empresa que transportaba gasolina para todas las gasolineras del Estado Falcón. Él viajaba muy a menudo. Debía estar en la empresa de llenado del combustible y luego regresar para distribuir en las gasolineras. Por lo tanto, manejaba un camión o una góndola de combustible muy grande. Al escuchar con quién iría, le responde:

-Qué bueno... -(mientras come) pero, es extraño que tu papá te dio el permiso de viajar, tu mamá no está en casa, deberías esperar que ella llegue. Pero él insiste en que será un viaje rápido y que ya en la tarde estará en casa. Isaías andaba esa noche con su cuatro para tocar. De repente le dice a Sabina que se va a su casa. Sabina extrañada le pregunta que: -¿Por qué? ¡Espera que termine de cenar, para ir a sentarnos en el Cují y así me tocas una melodía con ese cuatro...! ¿O es que aún no has aprendido?, Él se levantó de la cama apresurado y le contestó -No, Sabina, debo acostarme hoy muy temprano... mañana salimos a las 4 de la madrugada y no me pienso quedar dormido.

Sabina: - Aha, ya..., tienes razón, entonces mañana nos vemos. Y ya detenido en la puerta de la habitación, preparado para salir, le dice: - Mañana en la tarde vengo... Y se retiró con unas pisadas lentas, como si quisiera quedarse un rato más. Él siempre andaba corriendo de aquí para allá, pero esa noche solo salió caminando; ella lo siguió hasta la salida de la casa, y al estar fuera, sí salió corriendo por la loma, tocando poco a poco las cuerdas del cuatro.

Sabina lo observó cómo se alejaba; no dejó de mirarlo hasta que cruzó la reja hacia su casa. De repente él se voltea; sabe que Sabina lo observa, se sonríe y con una de sus manos le dice Chao o a Dios, pero con su mano. Sabina repite lo mismo con su mano. Así se despide de Isaías esa noche. Esa noche, inexplicablemente, Sabina, Josué e Isaías no se sentaron bajo el Gran Cují, y todos en sus respectivas casas se acuestan a dormir temprano.

Al llegar a su habitación, se sienta en su cama para dormir... y nuevamente experimenta la presencia de que alguien la observa, gira rápidamente para ver de qué se trata y no, no hay nadie en la habitación, sólo ella. Pero, ella concibe nuevamente esa extraña energía que le hacía sentir que alguien estaba aquí observándola. Pero lo ignora por el momento y se dirige al cuarto de su mamá.

Ady la pasará buscando a las 5 de la madrugada para salir a recoger la donación para los regalos de los niños, pero está vez le toca caminar y recorrer el pueblo de Maparari. El gran Cují extrañó su presencia; esa noche no cantarían para él; y la luna se quedó sola toda la noche, suspirando por las hermosas canciones dedicadas a ella. Se acuesta a dormir temprano en la cama de su madre, para contarle todo lo que hizo en el día con Ady y se quedó dormida. Debe recuperar energías, está agotada y el día de mañana debe estar lista para caminar.

Ya profundamente dormida a eso de las 9 pm, Rosa la deja tranquila en su cuarto, no quiere despertarla y esa noche permite que duerma con ella, ¡es extraño que se permaneció dormida tan rápido...! Rosa imagina que debe ser por el cansancio.

Pero, de repente a la 1 de la madrugada, se despierta de forma inesperada, como atemorizada; se sienta de forma brusca en la cama, y llama a su madre. -¡Mamá... creo que me quedé dormida, ya deben ser como las 5 verdad? - Pero no fue un despertar como todos los días; esta vez se trataba de que una fuerza mística muy poderosa la despertó. Despertó a su madre, quien apenas puede abrir sus ojos; estaba trasnochada; había trabajado el día anterior en el turno de enfermera de noche. -Hija, me asustaste... No sé qué hora es; busca el reloj en mi cartera. Deben ser como las 12 hija, pero ella insiste en que la ayude a buscar el reloj, mientras ella se arregla para salir. Rosa no lo consigue, no sabe dónde lo dejó y le responde -¿Será que ya son las 5 de la mañana? - mientras se da cuenta de que en su cartera no está, buscaba en una de las gavetas de una pequeña mesa ubicada justo al lado de la cama... Se levanta apresurada para vestirse. Se imagina que ya Ady debe venir por ahí y ella aún no está preparada para salir, opinaba confiadamente a su madre, que se había quedado dormida.

Rosa sigue acostada, mientras Sabina ya lista espera sentada en la cama a Ady. Transcurrió como media hora y Ady nada que llegar. Pasó la hora y nada. Ya Sabina se está preocupando. Rosa le dice que lo más probable es que esa no es la hora. Y le indica: - Aún los Gallos no han cantado Sabina. Los gallos de la casa de Rosa cantaban exactamente a las 5 de la mañana. -Si es cierto, pero hasta los animales se quedan dormidos... - Y se sonríen las dos a la vez. Ella, al escuchar a Rosa, decide levantarse de la cama y asomarse a la calle. Iba a abrir la puerta, pero luego cambió de opinión y pensó...mejor me asomó por la ventana.

Eso hizo, se dirigió a la ventana que tenía unas pequeñas orillas o rejillas y observó para ver si ya va a amanecer o si ya Ady está ahí esperando. Era extraño que no llegara, ya que Ady era muy puntual y responsable.

Pero para impresión de Sabina, cuando sus ojos observaron hacia la calle o vía, había una gran luminiscencia; una luz muy brillante que alumbraba parte de la calle. Ella, llena de temor, decide observar mejor de qué se trata. No era la luz del sol, ya que a su alrededor yacía la oscuridad. El resplandor se esparcía como si una gran fogata estuviera prendida, pero a una distancia del suelo.

Pero lo más increíble de todo fue que, al observarlo fijamente; se trataba de una persona o un espíritu que no tocaba la tierra, estaba flotando como a 1 metro de altura. Tenía alas muy grandes que se movían; Sabina aún no distinguía si era la brisa lo que hacía mover sus alas o si se trataba de un ángel. Brillaba su ropaje, tal vez blanco como millones de diamantes diminutos. Pero al cerciorarse bien, sin quitar la vista del fenómeno que acontecía, se asegura de que, en efecto, es la presencia de un Ángel y este se encontraba en el medio de aquella asombrosa luminosidad.

Ella no puede mover ni un dedo, mientras observa al extraño o sorprendente Ángel que flota frente a su casa. Él mismo, estaba mirando hacia la casa de los Martínez; su mirada estaba fijada hacia ese lugar exactamente; pero de alguna manera se dio cuenta de que Sabina lo observaba y se dispuso a voltear su mirada hacia la ventana dónde ella estaba parada mirándolo asombrada. Sol se preguntó: -¿Qué es esto...? Mientras, observó como lentamente se iba volteando, y es en ese momento donde se llena de pánico, sintiendo mucho miedo. La desconfianza recorrió por unos segundos todo su cuerpo y fue alejando su vista de la ventana, mientras aquel Ángel con sus grandes alas procedía lentamente a mirar hacia el lugar donde estaba Sabina. Pero ella quitó rápidamente la vista de las rejillas de la ventana... No tuvo el valor de ver el rostro de aquella figura que flotaba.

Su cuerpo inmóvil, casi sin poder respirar; y cuándo pudo corrió a la cama de Rosa. Su madre, quien aún está despierta, pendiente de que ella salga, escucha que Sabina corre hacia su habitación y se acuesta rápidamente casi encima de su madre. No puede respirar ni hablar; Rosa se sienta muy asustada.

- ¡Hija que te pasa... qué te pasó...! - Pero Sabina no puede hablar, está muy sorprendida y a la vez tiene un ataque de pánico. Nunca había presenciado u observado algo tan magnánimo e impresionante. Podía jurar que se trataba de un Ángel Querubín. Rosa se levanta y busca en su cartera un frasco de alcohol y regresa a la cama y coloca un poco en la cabeza y en su pecho; es así como la joven reacciona y comienza a llorar y llorar. Rosa, ya nerviosa y preocupada, le pregunta: - ¿Te sientes mejor? ¿Dime hija que te paso...?

Y Sabina, ya calmada, le cuenta con detalles lo que notó por la ventana. Rosa no lo puede creer; sí no fuera porque Sabina estaba pasando por un momento de pánico, sin poder respirar, lo más probable es que no le hubiera creído. Pero indudablemente sabía que era cierto lo que ella experimentó esa noche o madrugada del 16 de diciembre.

Rosa le pide que se acueste y decide buscar el reloj en su cartera nuevamente. Y ahí estaba; se sorprendió porque ya lo había buscado una hora antes y no estaba. ¿Cómo es que está aquí? Se preguntó, observó la hora y dijo. - ¡Hija, son las 2 de la madrugada...! ¿Por qué despertaste antes de la hora? - Sabina solo le contesta:

- ¿Mamá, no sé, algo me despertó y pensé que ya eran las 5 am, no entiendo por qué? Rosa comienza a temblar del susto que acaba de pasar con su hija, y se levanta y toma su Biblia y se sienta al lado de Sabina, quien está tomando un poco de agua fresca y le indica leer el siguiente salmo:

- Jehová es mí pastor.
Nada me faltará en lugares de delicados pastos.
Me hará descansar.
Junto a aguas de reposo me pastoreará.
Confortará mí alma.
Me guiará por senderos de justicia por amor a su nombre...
Aunque ande en valle de sombra de muerte,
No temeré mal alguno; porque tú estarás conmigo.
Tú vara y tú cayado me infundirán aliento.
Aderezas la mesa delante de mí en presencia de mis angustiantes...
Y de esta forma, Sabina se queda dormida, abrazada de su madre Rosa. Pero Rosa no se duerme aún, llegó a su memoria el día del nacimiento de Sabina y recordó las palabras de aquel viejo doctor que atendió el parto, quién le indicó que Sabina sería una niña protegida por el manto de la Virgen y por un Ángel de la guarda.

Pasaron las horas, y despiertan nuevamente a las 6 de la mañana con los gritos de Ady en la calle. Rosa le dice que, si no se siente bien, no vaya. Pero Sabina prefiere salir y distraer su mente, y tratar de borrar esa imagen de su pensamiento. No podía entender porque ella tenía que pasar por esas cosas que, en la vida normal de una persona, no son reales.

... Además, se preguntaba: - ¿Quién era ese Ángel y porque estaba ahí esa madrugada?

Se trataba nuevamente de lo invisible y lo visible. Podría haber sido un Ángel con su cabello largo y amarillo, sus alas se agitaban para mantenerse flotando, la brisa que hacían las alas movía su ropa; como especie de una bata, pero con los brazos descubiertos y aparte ese brillo que al principio encandiló sus ojos, como diamantes en medio de una gran oscuridad, proyectando en el ambiente una gran energía inexplicable.

Ese día, Sabina estuvo muy callada, le dolía la cabeza, no se sentía bien. Algo especial presagiaba, pero no sabía de qué se trataba. No era Ady, ella estaba normal como todos los días; no eran sus hermanos ni sus padres. Pero, algo muy fuerte le quebrantaba su cuerpo, su pensamiento y su energía espiritual estaban fluyendo lentamente.

Tal vez el misterioso Ángel quería decirle algo, pero Sabina no tuvo el valor de enfrentar aquel extraño suceso, el miedo fue más fuerte que el valor.

Nota de autor:

Muy a menudo podemos escuchar personas que hablan de creer solo en lo que ven, considerando que eso no tiene ningún sentido. Hay muchas cosas que jamás hemos visto y sin embargo existen. Como por ejemplo el aire que respiramos, que sentimos que toca nuestra piel, pero no podemos verla.

Así, existen seres espirituales que son invisibles y muchas veces visibles; entre ellos encontramos ángeles malos o buenos. También sabemos que ellos son más fuertes que nosotros. Dios creó los ángeles para cuidar de nosotros.

Basado en textos bíblicos, el pastor Pedro fue encarcelado y le pusieron soldados a vigilarlo para que no escapara. Pero mientras dormía encadenado en medio de dos soldados, llegó el Ángel enviado por Dios y una luz brilló en la celda de la prisión. El Ángel tocó a Pedro para despertarlo, y le dijo "¡de prisa levantaré!", y las cadenas fueron soltadas y el ángel le ordenó que lo siguiera. Los soldados no pudieron verlo porque era un ángel; pero Pedro sí lo vio. (Hechos 12: 3-11)

¡La aparición de esa noche a Sabina podría creerse que fue parte de un sueño, pero no...! Su madre fue testigo de que fue real. ¿Se trataría de un Ángel...? ¡La luz que emitía era muy brillante...!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro