Capitulo 5: Sonríe a la vida
Al verla a lo lejos decidí acercarme, ella iba camino a su departamento, pero lo cual no le quedó más de otra que llevarme consigo.
-¿Y tus padres?-, pregunté curioso mientras cruzaba la puerta de su departamento, miraba de reojo todo el lugar.
-No vivo con ellos hace mucho-, dijo soltando un suspiro, -Bueno al menos no con mamá-, termino la frase dejandose caer sobre un sillón.
-¿Pelea?-, espere a que me respondiera antes de crear teorías.
-No-, simple respuesta.
-Tu departamento es un cuchitril-, dije mientras observaba el reguero por todos lados.
-Que quieres que haga, ni siquiera pareciera que vivo aquí, solo vengo de vez en cuando-, frustrada me contestó.
-Yo solo voy a mí casa a dormir y tengo todo organizado-, mentira no era.
-¿Y si te dijera que es la segunda vez que vengo a mi departamento en dos semanas?-, se volteo para terminar recostada mirando al techo.
-¿Es enserio?-, el asombro en mi cara era notable, eso no podría ser posible.
-Que si, rara vez piso mi propia casa-, coloco su mano en su frente, yo seguía mirando todo.
-¿Pero por qué?-, no es que fuera impertinente pero siendo sincero me parecía exagerado creer eso.
-Porque me la paso trabajando, normalmente me duermo ahí, no vengo a comer por qué me toma más tiempo así que como fuera siempre y cuando tengo tiempo no vengo aquí, solo me quedo vagando por las calles tratando de sacar el estrés-, masajeaba su sien para tallar sus ojos.
-Ya veo-, no sabía que responder, yo al menos pisaba mi departamento a diario para comer, era cierto, si tú la estás pasando mal, hay alguien que la esta pasando peor. Pero aún así, ¿Para que trabaja tanto? ¿Su sueldo sera demasiado poco? Me siento demasiado entrometido pero la duda me gana.
-Pero a todo esto, ¿Cuál es la razón de todo tu esfuerzo?-, en efecto, soy demasiado entrometido.
-¿Policía o que?-, soltó una risa.
-Lo siento, es solo que me sorprende lo que me dices y no pude evitar sentir curiosidad y dejarme llevar por la duda, lamento entrometerme-, comenté un tanto avergonzado, hasta yo me incomodaria que me preguntarán tanto.
-Mi padre...-, obtuvo de inmediato mi atención, respiro hondo y prosiguió.
-Mi padre y mi madre se dejaron, cuando... -, podía notar lo pensativa que era al hablar de esto, debe ser algo importante.
-Ellos, bueno mi padre se alejo de nosotras dejándonos solas, no tengo hermanos solo soy yo, el se fue cuando mi madre se enteró se enteró que padecía...-, al escuchar un pequeño hipo la mire y unas cuantas lágrimas recorrieron su rostro.
-Ella tenía cáncer o más bien tiene, mi padre al saber de eso no nos dejó en ese momento, pero después de unos meses se terminó hartando de eso y solo... se fue -, pauso un momento pero siguió, ahora me estoy sintiendo culpable por hacerla hablar de este tema.
-No lo odio ni le guardo rencor, pero si lo vuelvo a ver le preguntaría ¿Por qué?, por qué se fue. Bueno, desde ese momento empeze a trabajar todo los días para pagar los tratamientos de mi mamá, no importa el maldito precio o si eso significa que casi muera yo.
¿Recuerdas las veces que mencioné que fui al puente? La razón por la que nunca salte fue por qué si lo hacía ¿Que pasaría con mi mamá?, ella no tendria la culpa, ese pensamiento me hacía retroceder, le prometí que jamás sin importar que la dejaría —. Respiro para volver a seguir.
Todo el día trabajo sin parar, cuando iba a la escuela era horrible pero ella siempre estuvo ahi. Me importa una mierda si tengo que trabajar todo el maldito día con tal de que pueda pagar todo lo que necesite o arriesgue mi propia vida, no importa, vale la pena, lo merece todo, si pudiera regalarle el mundo se lo daria -.
Se levantó y se sentó, giró su mirada a mi, su rostro estaba empapado por completo y las lágrimas seguían mojandolo, pero... aún así tenía la maldita sonrisa más hermosa del maldito mundo.
-¿Lo he hecho bien Ethan?-, respiraba agitada y lloraba pero sin borrar esa sonrisa tan linda demostrando que no importa el dolor que sentía le seguía sonriendo a la vida, su voz salió entre cortada.
-Lo has hecho muy bien pequeña-.
Se aferró a mi cuerpo mientras la estreche entre mis brazos, su llanto no cesaba y venía venir las lágrimas en mis ojos, sentía una presión en mi pecho. Ella valora a su madre hasta el último minuto del día y yo solo la desprecie antes de que se fuera.
-¿Por qué, por qué Ethan? ¡¿Por qué?!-
Su voz me rompía el alma, escondía su cabeza en mi cuello mientras los sollozos salian de su boca, se abrazo a mi torso y se aferró a mi camisa.
-P-por favor... n-nunca te vayas.
Volvío a hablar, antes de que me diera cuenta un pequeño grito ahogado se escapó de si, sus labios temblaban y tartamudeaba al hablar.
-Nunca me ire chica suicida-, no mentia, nunca me atrevería a simplemente marcharme, jamás me lo perdonaría. Ella rió un poco por el sobre nombre.
El como paso todo para terminar en esta situación, la desconozco, pero la agradezco. Simplemente fue una coincidencia que me alegra que ocurriera.
-Tu mirada no fue coincidencia, si no destino y si lo hubiera sido, prefiero interpretarlo como la perfecta casualidad que buscaría una y otra vez.
Su mirada tomo un brillo que creí no ver nunca, pero lo ví y lo provocare reiteradamente sin cansarme, prefiero ver sus ojos llenos de alegría que lágrimas cruzar por sus mejillas. Di un pequeño beso en su frente y quite el cabello que cubria su rostro por los mojado que estaba.
-Eres el único que me ha escuchado llorar, Ethan, gracias-, me sonrió y volvió a abrazarme.
-Bueno chica suicida, limpia esas lágrimas y deja ver ese lindo rostro que tienes -, volvió a reír y me observo un momento.
-¿Crees que soy linda?-, pregunto de la nada. Lo pense durante un momento.
-Pues... estás aceptable-, respondí afirmando con la cabeza, hasta que sentí un golpe en mi hombro.
-Eres cruel-, me miró indignada lo cual me hizo reír.
-Esta bien, está bien, eres linda pero con ese carácter no cooperas mucho-, y otra vez recibí un golpe pero este venía con rencor y si me dolió.
-Ya mejor ni digas nada niño estúpido-
Me interrumpio antes de volver hablar.
-Bueno, ya pues, baja ese puño que está amenazando con darme en mi hermoso rostro-, bufo y frunció el seño.
Estaba caminando cuando la vi mirando por el puente, solo observaba el agua pasar. Había pasado una semana desde habíamos ido a la feria y no la había visto. Y así fue como una cosa llegó a la otra y termine consolandola en estos momentos.
-¿Recuerdas que te prometí que haría que valoraras la vida?-, ella asintió.
-Entoces lección número 2, ven, vamos a salir y después a limpiar todo este reguero-, rió con lo último pero se levantó y caminó hacia la puerta.
-¿Que?, que no vas chico tonto -, sonrió y salió por la puerta, mire al suelo y me pregunte cómo es que ahora estoy aquí, bueno no importa el pasado si no el ahora.
Corri y cerré la puerta para después alcanzarla, el empedrado era muy lindo.
La brisa fresca golpeo su rostro la cual causó un escalofrío por las lágrimas que lo mojaron, me dió risa pero la mirada amenazante me hizo valorar la vida.
Los árboles se sacudían por el viento, había algunos cerezos que sus pétalos volaron por todos lados, era un bello momento, la gente camina de aquí para allá, cada quien con un pensamiento o preocupación diferente. Los autos pasaban y volvían a alborotar a las hojas y pétalos del suelo, la luz del día destacaba el verde de las hojas y el rosa de los pétalos.
Era muy bonito, aunque algunos no se fijaban en aquello por cerrarse en sus preocupaciones, es algo que solemos hacer, nos centramos en algo y olvidamos ver el paraje completo. No todo es malo, somos nosotros los que solo vemos eso, pero si observamos la pintura con amplio criterio vemos los pequeños detalles que a pesar de no destacar son complemento a la visión completa. Y sin darnos cuenta siempre están ayudando pero no los notamos solo por ver los errores o defectos. Necesitamos ver todo para darnos cuenta de que tan hermoso es apesar de los errores.
-¿A dónde vamos?-, me saco de mis pensamientos, ya había olvidado a dónde iba.
-A una florería-, respondí sin más, me miró confusa lo cual me causo gracia.
-¿Por qué?-, quería respuestas pero no iba a obtenerlas.
-Porque, no te voy a decir-, dije jugando lo que provocó una mirada juzgativa hacia a mi.
-Okey, okey, me vengare después-, ¿Eh? ¿Que dijo? Cómo que venganza, cuál fue el mal que yo hice, yo vengo en bandera blanca.
La caminata entre la multitud siguió por un par de minutos más hasta que una florería se hizo presente. Rápidamente la arrastres conmigo hasta al lugar.
-¡Hola! Bienvenidos -, hablo una mujer amable dándonos espacio para pasar.
Había un centenar de flores, ella solo las miraba todas y sonreía por los colores. No podía escoger, eran demasiadas como para elegir unas solas, mire algunos lirios y eran tan lindos. Pedí un ramo de estos y después uno de acacias.
-¿Para que buscabas flores? -, pregunto mirandolas, se veía pensativa.
-Son para tu madre -, se quedó estupefacta para mirarme sin entender.
-¿Cómo? -, me rei y ella alzó una ceja.
-Necesito agradecerle por haberte dado a luz -, no espere a que respondiera solo tome su brazo dandole a entender que me guiará al lugar.
Me llevo hasta el hospital, era privado por eso los gastos eran tan grandes. Pero sin duda era una buena elección. La recepcionista nos indico la habitación aunque ella la sabia de memoria, saludo a algunos residentes y personas de ahí hasta terminar frente a frente a una puerta la cual no me dejo leer nombre del paciente y me empujó hasta dentro de la habitación.
-Hola mamá -, me sorprendi al escucharla, su voz salió de manera tan suave y gentil que lo tome por sorpresa.
-Hola... ¿Quien es el? -, la mujer me señalo levemente, parecía muy amable por el tono de su voz y la sonrisa en su rostro, Miriam pensaba la forma en presentarme, yo solo hacía contacto visual con su madre, parecia dos niños pequeños viendose.
-Es un amigo -, dijo de manera sencilla a lo cual asentí.
-Es un placer conocerla -, sonreí felizmente y hice una mini reverencia.
-Que lamentable, me hice ilusiones demasiado rápido -, suspiro con decepción para mirar a la mujer del mal con crítica.
La mujer del mal no aguanto la presión y salió de la habitación, me quedé paradito sin saber que hacer hasta que la señora me invitó a sentarme en la silla a lado de la camilla.
Me levanté de nuevo para poner las flores en agua en la mesita de noche.
-Son realmente lindas ¿Tu las compraste? -, giró su mirada gentil hacia mi, asentí mientras las colocaba dejando en otra mesa el ramo de acacias.
-Gracias -, me sonrió alegremente. Sentí una gran calma.
-¿Cuál es tu nombre? -, me preguntó curiosa, se veía un poco delicada pero estáble.
-Ethan, Ethan Reminger -, la observé y tenía un gran parecido a Mirian, realmente era una mujer muy hermosa apesar de estar enferma.
-Bueno señor Reminger, ¿Cuál es el motivo de su visita? -, reí por lo de señor aunque lamentablemente era verdad, apenas tengo 25.
-Queria conocerla -, simplifique acomodando el jarrón de las flores.
-Y agradecerle -, dije antes de que hablara.
-¿Agradecerme? ¿Por qué? -, me miró confusa y sonreí para mencionar.
-Por haber tenido a Miriam, antes de que piense de que es algo romántico, en absoluto no lo es, ella me salvó y me dió una peculiar razón para seguir vivo y necesitaba agradecer a la persona que la crío. Miriam es una buena persona y muy graciosa -, tome un suspiro, - Le
agradezco mucho por su esfuerzo hasta el día de hoy. Y también quería ofrecerme a pagar sus tratamientos-, me miró atónita.
Empezó a negar con sus manos pero la interrumpí antes de que rechistara.
-Miriam me contó un poco de su vida y acerca de usted, entonces quería apoyarla. Ella merece un descanso. Trabajo y aunque al principio no era el mejor sueldo del mundo asi que renuncie y ahora trabajo en un lugar bastante estable y no gasto en mi. Pero quiero de volver el favor por lo que su hija ha hecho por mi. Y además usted me recuerda mucho a mi madre y puedo notar lo gran agradable que es usted -, me escucho atentamente y sonreía en el transcurso.
-Y no acepto un no por respuesta -, me interpuse antes de que me pudiera reclamar.
-No se que decir -, miraba hacia la ventana buscando las palabras, -Estoy segúra que si me niego lo hará de todos modos y no tengo otra opción, así que solo habrá una condición -, iba a saltar de felicidad hasta que menciono eso y volvía a mi silla, -Solamente nunca la lastimes por favor -, sonreí levemente para asentir felizmente y saltar.
-Lo prometo -, ella sonrió suavemente y me dijo que tengo su permiso para lo que lo necesite, lo cual sin duda me iba a servir seguramente en el futuro.
Tome las acacias y me despedí de la mujer prometiendo volver más seguido, después salí y vi a la mujer del mal conversando con un niño pequeño el cual aparentemente estaba internado en el hospital.
Ella al verme solo sonrió y se despidió del niño antes de regañarlo, supongo que debió haber hecho algo.
-Toma -, estire el ramo de acacias hacia ella, me miró asombrada a lo cual reí y se las di.
-¿Y esto? -, me observo con una risa pensativa mientras las miraba más de cerca.
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