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Capítulo 4: Hell's Secret

Libro: Hell's Secret

Autora: Artemi_sntana 

Género: Misterio

Descripción: Hell y Heaven. Dos chicas con un mismo secreto. Dos chicas enfrentadas. Dos ex mejores amigas. ¿Qué pasará ahora que no lo son? ¿Saldrá su secreto a la luz? ¿Se descubrirá la verdadera culpable? ¿Tendrá una más secretos que la otra?


20 de agosto de 2024

Al abrir los ojos aparecí dentro de un coche, pero seguía en Nueva York. Mi móvil sonó anunciándome una nueva notificación, era de un desconocido, pero yo era curiosa así que iría. El día estaba nublado y había una rara sensación en el ambiente, aun así, no presté mucha atención.

Al llegar a lo que se suponía que era mi destino, no lo encontré. Me quedé con cara de póker, el jodido Central Park no estaba. En su lugar había un gran cartel que ponía "Bienvenidos al pueblo de Talem".

¿Talem? Ese nombre me sonaba de algo, pero no recordaba bien el por qué.

Mi curiosidad me atrapó, así que fui adentrándome con el coche. Era un pueblo, con casas muy oscuras y grandes, pero eran bonitas. Continué mi camino hasta que llegué a una casa que me resultaba familiar. Era una casa marrón chocolate, con ventanas blancas y un gran portón gris. Me paré en seco porque ya había recordado, estaba en el pueblo de uno de mis libros favoritos.

Me bajé del coche y analicé bien la casa, hasta que conseguí recordar que esa casa era de Hell, la protagonista. Sin saber muy bien lo que hacía me acerqué al gran portón y llamé al timbre. Un chico pálido, alto y pelinegro abrió. Sin duda alguna, sabía que era Devil. ¡Dios! Esto era como un sueño, no podía creerlo.

—¿Necesitas algo? —habló el chico, con un poco de mal humor, pero también noté preocupación.

—Mmm...—Me mordí la uña un poco nerviosa—. En realidad, no sé bien como he llegado hasta aquí, me llegó una notificación en mi móvil y simplemente aparecí aquí.

—Oye, desconocida, estoy en el peor momento de mi vida. Así que a menos que sepas enterrar o desintegrar un cuerpo, vete. —Me espetó con enfado.

<<¿Un cuerpo? Oh dios, ya sé que parte es esta. Pobre Devil, está intentando ayudar a su novia.>>

—Ejem. —Se aclaró la garganta y me miró con cara de querer matarme a mí también.

—Oh. —Volví a morderme la uña—. Quizás sí que pueda ayudarte. —por fin conseguí decir.

—¿Qué? —Se quedó atónito—. ¿Hablas en serio?

—Mmm, —no estaba segura de lo que iba a decir, pero me atreví—, sí.

—Bueno, pero pongamos una condición ¿Te parece?

Asentí rápidamente.

—Nos ayudarás a mí y a mi novia, pero no podrás hablar de nada de esto. Jamás, con nadie.

—Está bien, lo prometo.

Fuimos al final de la casa. Cuando entré en el jardín entendí todo. Hell estaba llena de sangre, Devil continuaba pálido y en el piso había un cuerpo de un chico.

—¿Puedo preguntar qué ha pasado? ¿O debo asumirlo?

Entonces Hell comenzó a llorar y vi que Devil la miraba preocupado.

—Te...Te juro que no lo hice yo. —dijo sollozando muy fuerte—. Ella, ella lo hizo y me pidió que yo hiciera el resto. —Siguió llorando cada vez peor. Devil no sabía que decir, su cara era de pura circunstancia y pánico, así que hablé yo.

—Está bien, está bien, vamos a intentar tranquilizarnos.

—¿Tranquilizarnos? —comentó Devil con horror en su cara—. Creo que eso es imposible, tenemos un cuerpo en el jardín y la madre de Hell volverá a casa.

Vale, yo también estaba poniéndome nerviosa, pero tenría que mantener la calma. Creo que de alguna manera estaba ocupando el lugar de Eirisse, la mejor amiga de Devil.

—Pero debemos tener calma, para poder hacer todo correctamente. Hell, —levantó la cabeza en mi dirección—, necesito que me cuentes, con detalles y sin llorar todo lo que ha pasado.

Me explicó todo lo que Heaven había hecho. Aunque yo ya sabía más de la cuenta. Al fin y al cabo, era lectora.

—Quizás es más fácil de lo que esperaba. —ambos me miraron anonadados—. Devil, acompaña a Hell a ducharse. Necesitará a alguien cerca. —Devil asintió—. Hell, lo solucionaremos. —ella asintió y ambos fueron al piso de arriba, pero antes me explicó dónde estaban los productos de limpieza.

Cogí varios paños, llené dos cubos llenos de agua, lejía, alcohol y por supuesto guantes. Esto llevaría un tiempo. Empecé a limpiar todo el desastre. Me encargué de quitarle toda la sangre al cuerpo. Después me encargué de desinfectarlo, no podían quedar huellas de Hell, aunque mi idea era desintegrarlo había que ser precavida. Por último, limpié el piso. Apestaba a químicos, pero eso ya lo solucionaría más tarde.

Ambos volvieron a aparecer, Devil la abrazó y se sentó junto a ella en un banquito.

—¿Ahora que hacemos? —habló Hell.

—Ya no hay sangre, el cuerpo desinfectado de huellas y el piso limpio. Necesito bolsas, tenemos que quitarle todo lo que lleva encima y desecharlo, pero también necesito ir a una tienda, habrá que comprar algo para descomponer el cuerpo.

—¿Qué? —preguntó Devil—. Me prometiste que esto no saldría de aquí. Esto me huele raro, una desconocida aparece en pleno desastre, sabe nuestros nombres, nos ayuda sin más y después de prometer que no dirá nada, quiere ir a una tienda a comprar sabe Satanás qué.

—Escúchame, no soy tan desconocida como crees. Puede que para ambos sea una desconocida, pero yo sí los conozco. Me llamó Nyx y vine a ayudarlos. No sé el porqué de esto. Solo sé que debo hacerlo. No diré nada en la tienda, solo me llevaré los productos necesarios.

—No sé por qué me da la sensación de que has hecho esto muchas veces.

—Juro que en mi vida había estado en esta situación. Solo pido que confíen en mí.

Fui directa al coche. Sonaba The kids are coming, no pude evitar que me saliera una sonrisita. Llegué a la tienda en 10 minutos. Estacioné el coche justo enfrente y entré dentro.

—Hola señorita ¿En qué puedo ayudarla? —comentó un señor.

Suponía que era el señor Brown, Eirisse se llevaba bien con él.

—Hola, es usted el señor Brown, ¿verdad?

—Así es, jovencita. ¿Necesita algo? —su cara pasó de felicidad a analizarme de pies a cabeza. Sabía que en este pueblo nadie era normal, por lo que debía llevar cuidado.

—Vengo de parte de Eirisse.

Por favor que funcione, por favor.

—¡Oohh! Deberías haber empezado por ahí.

—Lo siento. Es que no estoy acostumbrada a esto.

—¿A esto? —inquirió confuso.

Mierda, Nyx.

—Eh, sí, a venir de parte de la gente, ya sabe.

—Claro, entiendo. ¿Qué pidió Eirisse esta vez?

—Lo de siempre.

Esperaba que esto también funcionará.

—Por supuesto. Pero lleven más cuidado.

—Tranquilo, puede confiar en nosotras.

Me dio lo que necesitaba, le pagué y me fui. Al llegar, Devil ya estaba cerrando las bolsas.

—Bien. —Me dirigí a ambos—. Debemos desintegrar el cuerpo y todos sus objetos. Hell, necesitamos un cubo que no uses. —asintió y fue a buscarla.

Esta vez le hablé a Devil.

—Sé que no confías en mí, pero, ¿acaso Hell es el conejillo de experimentos de Heaven o qué?

—Creo que nos conoces demasiado bien y puede que no, que no confíe en ti, pero no sé trata de eso, Hell es su mejor amiga, honestamente, siempre he creído que la utiliza, pero por más que le digo no me hace caso.

—Es normal, por lo que sé Heaven es persuasiva, pero haremos todo lo posible para que se separe de Hell.

—No sé qué sabes, pero no se puede hacer de todo. Tanto Heaven como Hell son importantes y tenemos normas.

—Lo sé, pero yo no pertenezco aquí.

—En ese caso, haz lo que creas conveniente. Supongo que no eres tan mala chica. Gracias por ayudarnos.

—No hay de qué. —Le dediqué una sonrisa.

Hell llegó con el cubo y juntas metimos el cuerpo. Añadimos las bolsas y el desintegrador. Poco a poco se fue descomponiendo todo, incluso el recipiente. Finalmente, solo quedaron cenizas. Devil trajo un cepillo y lo barrió. Hicimos un hoyo, en la esquina del jardín y enterramos las cenizas dentro, después tapamos el hoyo.

—Solo queda el olor a los productos. Hay que regar el jardín, el olor a tierra mojada lo reducirá.

—Me encargaré de eso. —respondió Hell.

Regó todo el jardín, mientras Devil y yo nos desinfectábamos. Cuando Hell acabó también lo hizo y guardamos todo en la cocina, tal cual había estado unas horas antes.

—Bueno, ya está todo hecho.

—No sé si volveremos a vernos, pero gracias por ayudarnos. —comentó Hell.

—De nada chicos.

Me fui de vuelta al coche, pero antes de volver a casa sabía que me quedaba una cosa por hacer.

Me paré en la puerta de una casa muy grande, más incluso que la de la propia Hell. La casa pertenecía a Heaven. Llamé a la puerta.

Tienes que actuar como actuó Eirisse, me dije a mi misma.

—¿Quién eres? —su sorpresa fue obvia.

—Para ti, soy nadie. —La agarré de la camiseta—. Escúchame Heaven, no vuelvas a acercarte a Hell.

—¿A Hell? Hell es mi mejor amiga, ¿quién eres tú para meterte?

—Mejor dicho, era. Tú no me conoces, pero yo a ti sí. No dudaré en volver a hacerte pedazos si vuelves acercarte a ella. —Le solté el agarre de la camiseta y la rubia se tambaleo.

—Pero ella es mi mejor amiga y la quiero mucho. No voy a dejarla porque tú me lo digas.

—No eres su mejor amiga, eres una manipuladora. Ni una más Heaven.

—¿Has advertido a Hell de esto? —preguntó.

—¿Tienes miedo de que dejé de ser tu conejo de experimentos? Recuerda no tentar a quien no tiene nada que perder.

Con esa frase concluí la conversación y me fui a mi coche de vuelta. Era hora de volver a casa. 


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