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Parte 18, CAPÍTULO LARGO+FINAL+EPÍLOGO.

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Según los análisis mi embarazo iba bien y vamos a tener una niña. Ya tengo cinco meses y el miedo crece en mi interior, miedo a que Grimmjow me deje como lo hizo Ginjo. Pero al verlo tan emocionado decidiendo el nombre de nuestro bebé, comprando la ropa en tonos rosa o celeste claro, me hace dar cuenta de que él jamás me haría eso.

Nuestras familias están como locas con la nueva noticia. El que más problemas nos dio fue mi padre, quien recordando el pasado le hizo frente a Grimmjow y juró que lo castraría si me llegara a abandonar.

Entre Grimmjow y yo fuimos acomodando nuestro cuarto para que quede bien junto con la cuna de nuestra niña. También le compramos mucha ropa, peluches y demás cosas, agregando también las cosas que los demás nos van regalando.

--¿Vamos?-- pregunta Grimmjow apareciendo por la puerta.

Me levanto de la cama y camino hasta él para luego colgarme de su cuello y depositar un beso en sus labios.

--Vamos.

Hoy me toca revisión, no tengo muchas ganas de ir, prefiero quedarme en casa acostada durmiendo, pero es necesario para saber si nuestra pequeña está bien o no. Salimos del edificio y nos subimos al auto para ir rumbo al hospital.

Una vez llegamos le decimos a la secretaria que ya estamos presentes y esperamos pacientemente a que nos llame la doctora. Si no me equivoco hoy me hacen otra radiografía, eso parece llenar de emoción a Grimmjow, ya que no deja de hablar idioteces y de cosas que realmente no entiendo.

--___ Gokoraki-- llama la doctora después de casi media hora.

Grimmjow se levanta como si tuviera un resorte en el culo y yo simplemente niego divertida. Me levanto con lentitud y camino hasta entrar en el cuarto donde recientemente me hago los estudios. Me siento en la camilla y escucho como la doctora habla de mi salud y de otras cosas con Grimmjow.

-¿Ella puede cocinar? Porque no quiero que haga nada, pero ella es tan terca que cocina.

--Mira Grimmjow, no se va a morir por cocinar, si que debe de tener cuidado al momento de hacer la cama, barrer o hacer fuerza, pero cocinar puede hacerlo tranquilamente-- comenta la doctora con un tono burlón mientras se acerca a mí y me hace acostar.

--Está tan alterado que se pone insoportable-- digo en una queja.

--Es normal cariño, he visto padres primerizos mucho peores que tu hombre-- dice con una sonrisa mientras sube mi remera.

--¿Lo ves Grimmjow? No voy a morir sólo por cocinar.

--Ya-- suelta con resignación.

Chillo por lo bajo cuando la doctora vierte el frío gel en mi abultado estómago y luego pasa una maquinita por encima. En la pantalla del costado aparece una imagen en blanco y negro, en la cual no se distingue que es cada cosa.

--Mira, está es una posición extraña, pero ese bulto color gris claro es la bebé-- explica la doctora señalando aquella mancha que empieza a tomar forma a medida que mueve el aparato por mi estómago. --Parece estar en perfectas condiciones, se nota que te alimentas como se debe, ni más ni menos.

--¿Cómo se debe? Siempre que come parece que hasta me va a devorar a mi también-- suelta Grimmjow.

--Cierra la boca Grimmjow-- murmuro avergonzada.

--Uhm, lo lamento-- dice al pensar mejor lo que dijo.

--Bien, puedes levantarte, ten, puedes limpiarte con ésto-- interrumpe la doctora extendiendo un pedazo de toallita húmeda.

Una vez me limpio, me levanto y acomodo mi ropa nuevamente. Espero a que la doctora nos dé la foto de la ecografía y después de hablar un poco nos vamos.

--Ahh~, es igualita a ti-- dice Grimmjow con un tono meloso mientras mira la ecografía.

--¿Qué? Grimmjow cierra la boca, apenas si se ve su figura.

--Por esa razón-- comenta.

--¿Me estás diciendo gorda?.

--¿No?-- dice con duda mientras detiene su andar.

--Mejor no digo nada-- suelto con un tono seco.

--¿Amor?.

--Amor tu abuela, vámonos a casa, pienso dormir toda la tarde-- digo con un bostezo.

Grimmjow susurra algo por lo bajo y se dedica a seguirme en completo silencio. Llegamos al auto y antes de que él me abra la puerta ya estoy dentro, dejando a Grimmjow con la mano estirada y una expresión sorprendida. Hace un puchero y sin más sube al auto y arranca rumbo a nuestro hogar.

Días, eso es lo que falta para que nuestra niña nazca y podamos tenerla en nuestros brazos, según la doctora. En estos días Ginjo y su pareja han estado preguntando por nosotros. Al final decidimos perdonarlos, pero eso no quiere decir que seamos amigos, mientras más lejos los tengamos, mejor para nosotros.

Kurichi está como loca esperando a que nazca, bueno, todos lo están, hasta mi padre, quien a pesar de que actúa distante, sé que se muere de ansiedad por tener a su nieta en brazos y mimarla. Y hablando de padre, la familia de Grimmjow decidió mudarse a Karakura, pero viven más en nuestra casa que en la de ellos.

Grimmjow no deja de sacarme fotos, dice que quiere hacer un álbum sólo conmigo y la bebé en la panza. La verdad es que me da un poco de miedo que mi vida esté tan tranquila. Y por alguna razón quiero llorar de la tristeza al ser tan feliz, un sentimiento muy contradictorio y confuso. Tal vez sea por el embarazo, muchos nos dijeron que tendría cambios de humor.

Disfruto mucho el sentir como la bebé se mueve dentro de mi, me llena de una paz indescriptible. Ya hemos pensado cómo llamarla, su nombre será Heiwa°.

Cada vez me puedo mover menos, mi barriga está tan grande que me cuesta caminar, bueno, no sé si tan grande, pero es algo incómodo. Grimmjow se esmera mucho en ayudarme, así que es un alivio tenerlo cerca. No sé que sería de mí sin él, estaría muy perdida y sé que infeliz también.

Suspiro y me levanto de la cama para llegar a la sala y ver como todo el mundo está preparando parte de la cena para esta noche. Hoy festejamos que falta poco para el nacimiento de Heiwa, idea de Kurichi y, extrañamente, mi padre.

Todos se me acercan para saludarme y darle un beso a mi estómago, diciendo alguna que otra frase para la bebé. Cuando ya todos nos saludaron me acerco a Grimmjow y lo abrazo por la espalda.

--Cuidado, no quiero aplastarla-- dice con preocupación mientras se da la vuelta.

--Tranquilo, ella está muy bien aquí dentro-- murmuro apoyando mi cabeza en su pecho.

--¿Sucede algo?-- pregunta abrazándome.

--Nada, simplemente me siento triste, cambios de humor del embarazo-- respondo mientras me encojo de hombros.

Él se ríe y deposita un suave beso en mi frente, para luego separarse y terminar de ayudar con la comida. La fiesta seguía y en algún momento empecé a sentir dolores en mi cintura y parte baja del estómago, pero decidí no darle mucha importancia, hace ya un mes que tengo estos dolores, es normal dijo la doctora.

Suspiro y camino hasta el sillón para poder sentarme, pero a mitad de camino una fuerte punzada me ataca, haciendo detener mi andar. Todos estaban metidos en sus mundos, nadie se daba cuenta que casi caigo al suelo, creo que así es mejor, se pondrían como locos.

Iba a seguir mi camino, pero algo cálido bajando por mis piernas me hizo detenerme. Al bajar la mirada me doy cuenta que es un líquido rojo carmesí.

--Grimmjow-- susurro asustada, pero nadie me escucha. --Grimmjow-- vuelvo a decir esta vez más alto.

Ichigo es quien se da cuenta y corre hasta a mí, llamando la atención de los demás. A los segundos tengo a mi padre y Grimmjow a mis costados.

--No es normal, hay que llevarla al hospital-- dice con seriedad mi padre.

Grimmjow me alza en brazos y mi cuerpo empieza a temblar involuntariamente. Me sujeto a su cuello con fuerza mientras me quejo de los dolores. Nos subimos al ascensor solo nosotros tres y mi padre aprieta el botón repetidamente.

--¿Qué le sucede?-- pregunta con preocupación Grimmjow a mi padre, pero éste no responde y baja apenas las puertas se abren en el piso del estacionamiento.

Corren hasta el auto y con cuidado Grimmjow se sube en la parte trasera aún conmigo en brazos. Mi padre arranca a toda velocidad y Grimmjow parece entrar cada vez más en pánico al ver la sangre escurrir por mis piernas. Al verlo así siento que yo también me pongo peor, empezando a llorar y a asustarme.

--No te asustes cariño, todo saldrá bien, Grimmjow debes calmarte, la vas a poner peor-- advierte mi padre tratando de calmarnos a los dos.

Grimmjow respira profundo y suelta el aire de golpe, logrando calmarse aunque sea un poco. Yo por mi parte sigo quejándome por el fuerte dolor que provoca la bebé al querer salir. Respiro entrecortadamente y siento como de a poco pierdo la conciencia, escuchando a lo lejos las voces de mi padre y Grimmjow pidiendo que no me duerma.

Luego de eso solo veo pasar algunas luces, mientras muchas voces dicen algo que no llego a entender, casi como si estuviera debajo del agua. En algún momento logro ver mejor y me doy cuenta que estoy en una camilla con una máscara de oxigeno mientras enfermeros y médicos me llevan a algún lugar con rapidez.

--Mi hija, por favor dígame que ella está bien-- digo en un susurro casi inaudible.

--Señorita, dígame por favor como  se siente, ¿Sabe como se llama, dónde estamos ahora?-- pregunta sin parar un médico mientras abre mi ojo y me alumbra con una pequeña linterna.

--Soy ___ Gokoraki, estamos en el hospital, dígame por favor cómo está mi hija-- digo ya con un hilo de voz.

--Está perdiendo la concie-- y vuelvo a escucharlos de forma extraña mientras la oscuridad se apodera de mi visión.

De vez en cuando logro escuchar algo y ver de forma borrosa como los médico corren de acá para allá. En otro momento veo como una enfermera corre con un bulto en sus brazos, el cual se mueve frenéticamente y está lleno de sangre. 

--La perdemos doctor-- logro entender.

¿A quién están perdiendo? Quiero ver a mi hija, por favor, que alguien me diga como está mi hija... Se los ruego.


Era un bonito día, el cielo estaba completamente despejado de nubes, no hacía ni frío ni calor, un clima perfecto sin duda alguna. Una familia decide aprovechar este día para salir a pasear, la pequeña niña de unos nueve años corretea en frente de su padre mientras sostiene un bello ramo de rosas y ríe.

--¿Hoy iremos a ver mami?-- pregunta con una dulce voz.

--Así es, ella estará feliz de verte, ¿Qué le contarás esta vez?-- pregunta con una sonrisa aquel hombre mientras coge de la mano a la pequeña y la queda mirando esperando a que le responda.

--Le voy a contar-- dice pensativa. --No te diré, se lo contaré a mamá-- dice con burla mientras le saca la lengua a su padre.

--Está bien mi amor-- dice con ternura una vez se le pasa la risa.

Cuando llegan a su destino la niña corre un poco hasta detenerse, deja las flores en el suelo y empieza su relato, como de costumbre.

--Mami, ¿Sabes? El abuelo esta semana me llevó al parque, me compró un rico helado de chocolate y fresa, me dijo que era tu favorito, oh, también me está yendo bien en el colegio, como te prometí, estudio mucho, me alimento bien y me porto bien, ayer aprendí a andar en bicicleta, papi me enseñó-- dice mirando a su padre, quien la observa a una distancia en la cual la niña no pueda ver sus lágrimas. --Hoy en la mañana se me calló un diente, espero que el hada de los dientes me deje mucho dinero, he visto un bonito juguete la semana pasada así que quiero comprarlo, pero no quiero pedirle dinero a papi, quiero comprarlo yo solita-- dice balanceándose sobre sus propios pies. --¿Sabes? Papi te extraña mucho, pero no le digas que yo te dije eso, tal vez se enoje.

La niña siguió hablando mientras su padre se voltea y observa como un hombre con canas se le acerca. Se detuvo a su lado y con una sonrisa que denotaba tristeza se quedó admirando aquella escena de su pequeña nieta.

--¿Podrías llevarla?-- pregunta el hombre de cabellera celeste con un tono de voz quebrado.

--Claro, tómate tu tiempo, Grimmjow-- dice el hombre canoso posando una mano en su hombro. --Heiwa, cariño, es hora de irnos, la tía Kurichi espera por ti en la plaza-- comenta tratando de ocultar el dolor en su voz.

--Si, bueno, nos vemos mami-- se despide la pequeña y corre hasta su abuelo, toma su mano y ambos se van caminando con lentitud fuera de aquel cementerio.

Grimmjow suspira y a paso lento se acerca a aquel pedazo de roca con un nombre escrito en él. Se agacha y con una sonrisa amargada empieza a soltar las lágrimas que por tanto tiempo estuvo soportando.

--No sabes lo brillante que es nuestra hija, es igual a ti, tiene tus gestos y tu forma de resolver los problemas, me cuesta ¿Sabes? Me cuesta mucho mirarla a los ojos y no recordarte, fue muy difícil para mi poder seguir adelante solo con nuestra niña, a pesar de tener el apoyo de nuestros amigos y familia, sentía que estaba solo, ¿Por qué te fuiste? ¿Qué hice mal para que me dejaras aquí? No sabes cuanto te extraño ___, cada día se me es más difícil el levantarme de la cama y empezar un nuevo día sin ti, mi única razón de vivir ahora es ella-- dice entre llantos mirando a la pequeña jugar con su abuelo. --Es tan dulce, no puede ver a alguien mal que ya lo está ayudando, su inocencia y amor son tan grandes que a veces me agobia, incluso me asusta, me asusta el pensar que tal vez no pueda devolverle el amor que ella me demuestra, pero, así como te amo, así como te lo demostré en el pasado, también debo demostrárselo a ella, sé que en algún momento volveremos a reunirnos, espero ansioso el poder volver a besarte, así que, estés donde estés, espera por mi, que siempre llegaré a ti, sin importar qué-- dice limpiando las lágrimas y poniéndose nuevamente de pie. --Te amo ___, gracias por darme este regalo-- dice con la voz en un hilo. --Gracias por darme a tan bella hija-- seca la última lágrima y sonríe mostrando una hilera de dientes blancos.

--¿Vamos papi?-- pregunta la niña apenas Grimmjow llega a ellos.

--Si amor, vamos.

--Te amo-- susurra el viento por último, sacando una sonrisa al peli-celeste.

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