Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 52 - Cuestión de esperanza

Línea para decir hola 🩷

⋅༺༻⋅

Capítulo 52 | Cuestión de esperanza

Daphne Barlow

Cuidar de mi hermana pequeña nunca es fácil. Algo que tiendo a olvidar en cuanto pasa unas horas tranquila, pintando mientras tararea, sonriendo de forma angelical o tirando de mi ropa con una expresión enternecedora cuando quiere algo (lo que suele ser que la tenga en brazos para esconderla cuando ha terminado con la paciencia de alguien de la casa).

Pero en cuanto queda a mi cargo por más de cinco minutos, lo recuerdo. Con todo detalle. En esos momentos me prometo a mí misma no cometer el mismo error, pero pasarán unas horas y sé que me olvidaré.

Por ahora...

Ahora quiero estar en cualquier lugar menos intentando mantener a mi hermana sujeta mientras ella araña y patea. Charlotte grita en lo que trato de alcanzar la pequeña pieza de plástico que está decidida a mordisquear.

—Daphne, ¿has visto...?

Miro hacia mi padre entre mi pelo enmarañado y Charlotte aprovecha el momento para morderme. Con fuerza. Maldigo en alto y mi hermana escupe asqueada hacia el suelo al sentir el sabor de la sangre.

—¡Charlotte! —me quejo horrorizada.

Tengo la marca de sus dientes en mi mano. Ha mordido con tanta fuerza que me ha hecho sangrar y me pregunto si, tan pequeña, podría ser capaz de arrancarme un dedo de intentarlo con esta intensidad. Lo único que me consuela mientras la veo alejarse de vuelta al sofá, es que la dichosa pieza del Monopoly está en mi poder y no en su boca.

—¿Te ha mordido de nuevo? —pregunta nuestro padre.

Levanto la mano para que lo vea y él suspira. Pasa por el baño para traer el botiquín como algo habitual porque no hay día en el que no pase algo en esta casa. Quemaduras al cocinar, golpes contra muebles por ir distraídos, Charlotte... En cuestión de dos minutos, mi padre ha limpiado y vendado mi mano.

—No puede seguir así —digo en bajo—. Papá, no sabe medir. Muerde todo. Grita por todo. No hace caso a nadie y ¡ni siquiera tiene instinto de supervivencia cuando se trata de morder algo! Solo intentaba evitar que se asfixiara y ella me ha mordido como si la vida le fuera en ello.

—Olvidas que tú eras peor a su edad.

—Lo dudo.

—Que no lo recuerdes no quiere decir que no nos dieras mil dolores de cabeza a tu madre y a mí. Odiabas tanto bañarte que una vez te escondiste durante dos horas y nadie podía encontrarte. La única diferencia era que tú siempre hacías caso a Dereck. Lo que tampoco ayudó mucho porque él era todavía peor. —Sonríe hacia el recuerdo, pero el cansancio de una semana de trabajo que termina trayéndose a casa pesa sobre sus ojos—. Tenle paciencia. Es impulsiva, revoltosa y ruidosa, pero otra persona que conozco bien era peor y ha salido realmente bien.

—También te quiero, papá.

Su sonrisa crece y mira hacia el sillón individual solo para señalarme con humor la forma en la que Charlotte está moviendo los pies al ritmo de una canción de su programa de dibujos favoritos. Ella canturrea la letra y mueve la cabeza de forma enternecedora.

—Odio que se vea como un ángel cuando acaba de intentar arrancarme un dedo —murmuro—. Es como un lobo con piel de cordero. —Me aparto más con eso—. ¿Sabes si Dereck ha vuelto ya?

—Le habrías oído por toda la casa de haberlo hecho. —Vuelve a mirar hacia Charlotte una vez más, casi como si estuviera grabando esa versión tranquila de ella en su memoria—. Mamá y yo hemos pensado que podríamos hacer un viaje los cinco el próximo fin de semana. Ver a tus primos de Lexington.

—¿De nuevo?

Mi padre frunce el ceño.

—Pensaba que tus primos te caían bien. Aggie y tú sois inseparables cada vez que estáis juntas —me recuerda—. ¿Habéis discutido por algo desde Navidad?

—No, no es eso. Lo decía porque son casi cinco horas de viaje y hemos estado allí hace poco. Me parece raro que queráis ir a verles tan pronto, sobre todo si es solo para un fin de semana. —Vacilo—. Papá, ¿están todos bien? ¿Ha pasado algo?

—Todos están perfectamente.

En ese momento mi hermano vuelve a casa con un sonoro portazo que es imposible no reconocer. Maldice entre dientes mientras mete las bolsas con ingredientes que nuestra madre le ha pedido que vaya a comprar en el último momento. Es ruidoso y dramático, pero sonrío sin poder evitarlo al oírle volver a casa.

—La razón por la que estábamos pensando en hacer ese viaje —sigue mi padre— es en parte por ti. Llevas semanas quedándote encerrada todas las tardes, sé que tienes mucho que estudiar pero... —Bajo la cabeza sin esforzarme en negar que son solo excusas la mayor parte del tiempo—. Alejarte un fin de semana, ver a tus primos y a tus amigos de allí, podría venirte bien.

—¿Queréis hacer un viaje de diez horas en dos días solo para que salga de casa? —bromeo.

—Por eso y porque sabes que a tu madre le encanta pasar tiempo con su hermana. Pero sí. Hemos estado pensando en qué poder hacer para ayudarte y nos ha parecido una buena idea. Un cambio de aires a veces es lo que necesitamos para ver las cosas con otra perspectiva.

De fondo, mi hermana canta más fuerte una canción cuya letra no conoce del todo. Enreda e inventa palabras mientras sube la voz de forma aleatoria.

—Solo si viene Dereck —acepto.

—Hablaré después con él.

Su sonrisa crece y revisa la venda que me ha puesto antes de recoger todo y volver a guardarlo en el botiquín. Apoya las manos sobre sus piernas al tomar impulso para ponerse en pie.

—¿Papá?

—¿Sí?

—Gracias por el plan de fin de semana. Sé que no os ha sido fácil quedaros al margen estos días, pero realmente necesitaba unos días para descansar. —Incluso si ese cansancio ha sido todo menos físico. Ha sido difícil terminar, pero ha sido peor ver mi móvil sin sus mensajes o no poder escribirle los mil detalles de mi día que quería compartir con él—. ¿Te puedo dar un abrazo?

Dereck no es propenso a los abrazos, pero mi padre lo es todavía menos. Lo que hace que haya adoptado la costumbre de preguntarle. No porque se lo vaya a tomar mal, sino porque quiero que tenga unos segundos para mentalizarse antes de hacerlo. Espero a que asiente para abrazarle. De forma rápida y corta.

—Te quiero —le recuerdo.

—Y nosotros a ti, pequeña.

Acomoda el botiquín en su mano y le recuerda a Charlotte que se comporte antes de subir a guardarlo. Dereck no tarda en pasarse a saludar. Trae un par de chocolatinas que sé que no va a compartir y su atención pasa por el programa de televisión antes de venir hacia el sofá en el que me he sentado.

—Os veo entretenidas aquí —comenta y apoya las manos en el respaldo del sofá—. ¿Te han hablado ya del plan para sacarte de tu cueva?

Antes de poder responderle se impulsa para pasar sobre el respaldo y cae a este lado de tal forma que sus piernas golpean las mías de forma dolorosa.

—¡Dereck, apártate!

Pero mi hermano se estira como un gato en el sofá. Un muy pesado gato. Pone un cojín bajo su cabeza para estar más cómodo sin hacer amago alguno de devolverme el mínimo espacio.

—¡Au! —insisto entre dientes.

—¿Au qué? Eres una dramática.

—Tú eres el que se ha tirado encima.

—Mis pies, Daph. Te están tocando mis pies. No es como si pesara  dos toneladas. —Estirado sus pies salen del sofá. Sus piernas me cierran el camino y empujarle no sirve de mucho así que me limito a resignarme—. ¿Y bien?

—¿Y bien qué?

—Lexington. Ver a los primos. ¿Vas a ir?

—Le he dicho a papá que iría si tú ibas. No tengo demasiadas ganas de un viaje tan largo en coche, pero puede que tenga razón. Me vendrá bien salir de aquí unos días.

—Eso es algo que yo llevo diciéndote desde el primer momento, si tan solo me hubieras hecho algo de caso...

Dereck me sostiene la mirada unos segundos antes de que sus labios tiren en una fina línea y vuelva su atención al techo. Encuentro a Charlotte mirando en dirección de nuestro hermano con curiosidad desde el sillón individual. Ella ladea la cabeza y sé que está tramando algo.

—Podríamos irnos de acampada —ofrece tras unos segundos—. De verdad esta vez. Solos tú, yo, y los coyotes que causalmente encontrarán su camino hasta tu tienda de campaña porque has dejado comida tirada cerca.

Golpeo su pierna sin hacer mucha fuerza.

—¿Quieres parar con eso? —pregunto, y él sonríe con los ojos cerrados—. ¿Nos imaginas a ti y a mí en el bosque durante dos días? Nos terminaríamos odiando.

—Es lo más probable.

—Nada de acampadas.

Porque no pondría en duda que Dereck se pondría entre cualquier animal salvaje y yo sin pensarlo dos veces. Ese es el nivel de seguridad que tengo con él. Pero también sé que me haría pasar la peor noche de mi vida solo para divertirse. Se escondería de mí en el bosque para asustarme, tiraría mis cosas hacia los árboles sin pensar en cómo bajarlas después solo por molestar o idearía algo que me daría pesadillas durante semanas.

—¿Y si vamos a hacer algo de senderismo? Tenemos el Jardín de los Dioses aquí al lado y hace años que no vamos. Podemos cambiar la ruta que hacemos los fines de semana para ir allí. De pequeña te encantaba, solías pasar horas esperando porque pensabas que era el lugar donde los dioses aparecerían para concederte todos tus deseos.

—Tú me hiciste pensar que eso pasaría —señalo—. Me tuviste recitando rimas sin sentido durante horas cada vez que íbamos porque me dijiste que así aparecerían. Me tuviste creyéndolo hasta que cumplí los ocho años.

—Buenos tiempos —murmura.

Pellizco su pierna pese a que sé que no lo sentirá a través de la tela de sus vaqueros. Se queja igualmente.

Evito decirle que Charlotte se ha cambiado de sitio. La atención de nuestra hermana está en la mesa del salón y miro con curiosidad hacia lo que sea que está buscando en su caja de pinturas.

—¿Te apetecería pasar el día en Denver? —propongo—. Lo más probable es que termine estudiando allí y quiero ver las universidades y lo que hay alrededor.

Le propongo el viaje que quería hacer con Reece y que llegué a mencionar antes de que pasara todo esto. El recuerdo se abre paso en mi pecho con una desagradable presión que me obligo a apartar.

Dereck se vuelve bruscamente antes de poder responder cuando nota la sombra de nuestra hermana pasar cerca. Sostiene la mirada de Charlotte, sobre todo al encontrar esa dulce sonrisa en ella que tanto nos hace desconfiar.

—¿Qué haces ahí tan callada, renacuaja? —pregunta.

—Ha visto tus tirabuzones —señalo.

Charlotte aprieta una mano contra su camiseta mientras espera. Poco a poco, Dereck se vuelve a dejar caer en el sofá al entenderlo. Eso no evita que mantenga su postura tensa hasta que Charlotte pasa sus dedos por el pelo de él en busca de lo que realmente quiere; los tirabuzones que salen a la luz cuando Dereck se deja el pelo más largo y que a ella le cautivan como si no terminara de entender por qué su forma cambia de vuelta después de tirar de ellos.

—¿Entonces? —pregunto—. ¿Qué me dices de pasar el día en Denver?

—Podemos ir el sábado. No tengo nada que no pueda mover al domingo. Pero deberíamos salir temprano, llegar allí a las diez como tarde, así tenemos tiempo de pasarnos por las universidades más grandes.

Dereck cierra los ojos, cómodo con las caricias en el pelo de nuestra hermana. Charlotte comparte una mirada cargada de curiosidad conmigo y saca en silencio lo que traía escondido en su espalda para ver mi reacción. Cuando no la delató, mueve la cabeza conforme. Después de todo, Dereck casi me aplasta hace unos minutos y yo creo en el karma.

—¿Qué tal lo llevas? —oigo para mi sorpresa.

—Me siento una adicta al móvil desde que terminamos —admito—. Es raro no escribirle ni tener sus mensajes. Le quiero contar cosas todo el tiempo. He tenido que cambiar su nombre para no encontrarlo tan fácil y aun así termino buscándolo por si está escribiéndome.

—Han pasado dos semanas, Daph.

—Lo sé. Le dije que no iba a quedarme esperando, pero es difícil no hacerlo. No puedo evitar pensar que me va a llamar en cualquier momento o que va a aparecer en la puerta. No dejo de pensar que va a volver y que solo es cuestión de tiempo.

Charlotte besa la frente de Dereck antes de acomodar las tijeras para niños que ha conseguido de su caja de pinturas. Esas tijeras no tienen punta. Son redondeadas y sus bordes están llenos de purpurina. Es un milagro que corten el papel. No va a hacerle ningún daño a nadie con ellas, pero eso no evita que mantenga mi atención en sus movimientos por precaución.

—Eso por lo que estás pasando es un duelo, Daph. Vas a sentirte en negación, vas a sentir rabia hacia él, vas a querer encontrar la forma de convencerle para volver, vas a llorar porque te va a doler y todo será parte del proceso. No te martirices por eso.

Charlotte enreda uno de los tirabuzones más marcados de Dereck entre sus dedos. Lo mueve y separa para tenerlo cómodamente en su mano y casi diría que sus ojos brillan junto a esa sonrisa que pone cuando tira y la forma vuelve a su lugar.

Entonces lo corta. Y esas tijeras que con suerte cortan el papel, se llevan un mechón de pelo de nuestro hermano de un solo "crash".

—¿Char? —pregunta Dereck aún con los ojos cerrados—. Dime que no acabo de oír lo que creo que acabo de oír. —Pero cuando mira hacia ella, es tarde. Nuestra hermana tiene su tirabuzón favorito en la mano, las tijeras en la otra, y su más inocente sonrisa—. Sabía que tramabas algo, pequeño demonio.

Dereck se vuelve.

—Y tú —se señala.

—¿Yo?

—Eres una mocosa traidora —termina. Charlotte ya ha desaparecido del mapa y Dereck pasa las manos por su pelo—. Voy al baño para ver si necesito un corte de pelo de emergencia.

—Deberías dejar que yo te cortara el pelo —digo y sus ojos se abren más, horrorizado con la idea—. Vamos, te lo dejaré bien. Lo tienes demasiado largo.

—Te quiero, pero los dos sabemos que me puedes hacer la mayor avería solo porque se te van cruzado los cables así que no pienso dejar que te acerques a mi pelo con unas tijeras.

—Eres un desconfiado —me quejo.

—¿Necesitas que te dé razones para serlo? —Hago una mueca en su dirección y Dereck me da un golpe suave en la cabeza cuando pasa junto al respaldo—. Voy a ver qué desastre ha hecho Char, mientras piensa en lo que te he dicho. Seguir atascada pensando que va a volver solo te va a dificultar seguir haciendo tu vida.

—Lo sé, pero le dije que le daría tiempo y...

—Ese chico no va a aparecer en la puerta de casa en plena madrugada para decirte que ha cambiado de idea. Tienes que dejar de esperar junto a la puerta todos los días —ofrece con una suavidad impropia en él.

—No hago eso.

—¿Estás segura de eso?

Me humedezco los labios.

—Vale, quizás me quiera quedar en casa por las tardes por si viene, pero no es nada malo —defiendo—. Solo le estoy dando algo de tiempo. Quiero darle algo de tiempo.

—Han pasado dos semanas —me recuerda más bajo—. Daph, no te digo que nunca vaya a volver a hablarte, lo que digo es que no puedes poner tu vida en pausa hasta que eso pase. Que estés aquí sentada no quiere decir que él vaya a llamar a la puerta y...

Los dos nos miramos en silencio cuando el timbre de casa interrumpe su frase en el momento exacto. Dereck frunce el ceño más cada vez.

—¿Hemos pedido comida a domicilio? —pregunta.

—¿Entre semana? Mamá nos mataría —marco.

Me levanto del sofá de golpe.

—Daph...

—Yo abro —interrumpo.

Me apresuro hacia la entrada antes de que mi padre llegue a la puerta y noto mi corazón latir cada vez más acelerado. Es entrada la noche. No es hora para visitas y la esperanza de estos días atraviesa mi cuerpo. Se agita bajo mi piel hasta envolverme por completo porque solo hay una persona que suele venir a deshoras. La misma por la que mi mirada caía en la puerta de casa todas las noches que me quedaba en el salón después de cenar. Esperando. Incluso si no quería admitirlo.

Mi sonrisa está ahí cuando abro la puerta. No puedo contenerla y tampoco la forma en la que mi corazón se aprieta emocionado para encontrarse con...

Mi vecina de enfrente.

Oh.

—Daphne —saluda con cariño. Ella trae un bol en la mano y ese grueso albornoz de andar por casa que dudo que pueda abrigarla por demasiado tiempo—. Perdona por venir tan tarde, sé que estaríais a punto de ir a dormir, pero Luca se ha escapado de nuevo. —Sonríe y las arrugas acunan su piel—. Ese gato siempre explorando el vecindario...

Dejo de prestar atención. Sus palabras se pierden y sustituyen por la dolorosa sensación en mi pecho de haberme equivocado. No, de haberme equivocado no, sino de darme cuenta de cuánta esperanza estaba manteniendo hasta el punto de emocionarme como lo he hecho como si no pudiera existir otra opción.

No es Reece.

Pero estaba tan segura de que...

Pestañeo un par de veces en un intento de volver a la realidad y noto ese toque superficial en la parte superior de mi espalda cuando mi hermano pasa cerca. Él saluda a nuestra vecina mientras presiona mi nuca en forma de apoyo. Solo un minuto antes de alejarse, pero es suficiente.

—Puedes dejar la comida del gato aquí por si vuelve —acepto.

Ahogo la forma en la que la esperanza acaba de agrietar algo más profundo en mi interior. Su forma de romperse se ha hecho añicos como un golpe de realidad que no sabía cuánto necesitaba hasta verme correr hacia la puerta. Porque he estado esperando. Tan segura de que vendría...

Pero Dereck tiene razón; no puedo paralizar mi vida hasta que pase. Si es que pasa. No puedo seguir así, atrapada en una idea donde los días se repiten hasta que se haga realidad cuando solo es una ilusión que yo misma he pintado.

—Espera —digo al ver a mi vecina volverse hacia las escaleras. Me calzo en un momento y tiro de un abrigo sobre mis hombros—. Te acompaño. Hace frío y ha estado lloviendo, el suelo está muy resbaladizo y me quedaré más tranquila si voy contigo.

Ella me dice que no es necesario dos veces antes que mi sonrisa forzada la convence y alcanzo su brazo en cuanto suelta la barandilla. No he mentido al decir que el suelo podría resbalar y no me siento cómoda dejándola sola cuando sé que su equilibrio está lejos de ser perfecto. Así que la acompaño.

—Estoy segura de que Luca volverá pronto —digo.

Ella palmea mi brazo y asiente.

Y yo la acompaño hasta su casa antes de volver a la mía. Lo único que pienso después de cruzar la puerta, es que esa ha sido la última vez. Necesito seguir con mi vida. Cierro la puerta detrás de mí y dejo el aire ir.

Una vez pensé que un corazón roto podía ser el fin del mundo y lo vi sanar. Puedo hacerlo de nuevo porque, si algo sé es que, cueste lo que cueste, pase el tiempo que pase; voy a estar bien.

⋅༺༻⋅

Próximo capítulo: el sábado o entre semana

Será un POV REECE!

⋅༺༻⋅

Tres capítulos para el final... ❤️

#💔por el "han pasado dos semanas"

# 🕯️por la parejita

#♥ para Dereck

#😂 por Charlotte cortándole el pelo a Dereck

#♥ por Daphne sintiéndose más como ella al final del capítulo

# 🕯️ para que la vecina encuentre a su gato

(No sé si la recordáis de hace unos capítulos - la vez que daphne pensó que era ella pero era reece, ahora justo al revés y, lo admito, duele)💔

Un abrazo y nos leemos pronto con un capítulo que trae una de mis sorpresas FAVORITAS de todo el libro, no sabéis lo que me ha costado callarme lo que viene y voy a desaparecer para no spoilear nada pero OMG

El POV Reece viene cargadito...

Un abrazo y hasta pronto!

—Lana

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro