Mensaje de yo xd:
No sé nada sobre el PTSD, pero sé que hay ciertos factores desencadenantes como ataques visuales, auditivos, de pánico y terrores nocturnos.
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Era un día nublado en la ciudad de Londres, la gente deambulaba por el bullicioso mercado de la plaza del pueblo o disfrutaba de la actuación de un mago local. El aire se llenó del delicioso olor a café de una cafetería local y los chillidos de los niños. Fue considerado el día perfecto para la mayoría, pero una mujer soltera había estado triste durante este día alegre. Esta mujer tenía cabello rubio, ojos negros y una constitución delgada. Sin embargo, era un poco flaca para alguien de su edad, su cabello, una vez bien cuidado, ahora agotado por las noches inquietas dando vueltas y vueltas, sus ojos, una vez llenos de un cierto brillo de vida, ahora parecían apagados y frenéticos como si tuviera miedo de lo que podría atacar. su. La niña se sobresaltó cuando escuchó pasos que se acercaban y una voz que gritaba.

"Emma", dijo una voz masculina, "Me iré ahora al trabajo. Por favor, no te alejes y salgas de la habitación".

Esta chica era Emma Fairfax, ex portadora de un alma antigua destinada a combatir un antiguo mal, y el hombre que había hablado era su esposo, ex amigo de la infancia, Winston. Mientras Winston va a la ciudad en busca de provisiones y trabajo, Emma se queda adentro, no porque tenga miedo, sino porque no desea molestar a Winston, como cuando se fue volando después de algunas circunstancias desafortunadas durante su primera boda . Cuando Winston se fue, Emma comenzó a vagar por un solo pensamiento,

'Todo solía ser perfecto como un sueño, pero ahora es más como una pesadilla interminable'.

Durante el intento de su primera boda, todo lo que podían pensar era cuán perfectas serían sus vidas con la persona que amaban, saliendo juntos y algún día formando una familia propia. Desde que ella y los demás derrotaron al antiguo mal, sus cuerpos les habían sido devueltos con algunos efectos secundarios interesantes . Para Emma eran pesadillas constantes, miedo a cualquier cosa con un tenue brillo verde, zorros y figuras sombrías en movimiento. Cada vez que veía algo por el estilo, su respiración se volvía irregular, los ojos saltaban salvajemente a su alrededor, y se apretaba el cabello con fuerza con el puño. Plagada de pesadillas constantes de lo que había soportado mientras su tiempo se vinculaba con el alma de Melinda, el interrogatorio de la policía poco después de su victoria y las preocupaciones de su estilo de vida actual.

Después de que regresó de su terrible experiencia, Winston se volvió pegajoso y la acompañaba constantemente a donde quiera que fuera, al principio pensó que era lindo como un cachorro, pero ahora lo encuentra inquietante. Ni siquiera puede salir sin que Winston tenga miedo de que se aleje, posiblemente quedando atrapada en algún tipo de accidente. Tenía un ligero miedo a las multitudes, pero solo una sensación incómoda cuando estaba rodeada sin espacio para moverse. Era como si Winston necesitara saber todo lo que hacía hoy en día, desde cuando se despertó, si es que durmió esa noche, hasta cuando se acostaron. A veces, ella se preguntaba afuera, queriendo ayudar de alguna manera, como comprar comida para la cena si se quedaban sin nada o disfrutar de los artistas callejeros con sus trucos tontos. Un día, Winston había regresado más temprano que de costumbre, preocupación evidente en sus ojos creyendo que la había perdido de nuevo, solo para volverse enojado, advirtiéndola de los peligros. Sabía mucho sobre el mundo, pero Winston había insistido, más bien ordenado, en que nunca más pusiera un pie fuera de la casa.

Ahora Emma se siente como una prisionera en lo que alguna vez se suponía que era su vida perfecta, enjaulada en el dolor en lugar de rodeada de amor como siempre soñó. Emma había tomado pasatiempos, con la esperanza de encontrar algo de alegría, como tocar el violín para recordar sus años más jóvenes, leer varios libros para pasar el tiempo e imaginarse a sí misma explorando el mundo creado con papel y tinta, y lo más sorprendente fue forzar cerraduras con sus horquillas para conseguir un breve momento de paz y aire fresco. Después de asegurarse de que Winston se había ido sin forma de saber que él podría verla, se vistió, abrió la cerradura y salió por la puerta. Con pasos decididos vagó por el ancho mundo esperando disfrutar el día con un buen libro y una comida en el café, sin saber que el destino tenía otros planes para ella ese día.

Continuará