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Una boda, y un funeral.

-Livs, despierta o se te hará tarde.- murmuró.

La joven bruja se removió en su lugar, y giro para pegarse a su pecho. No quería abrir los ojos, eso sería el fin de estar en la cama.

-No, un rato más.- balbuceó.

-Eso dijiste hace diez minutos.- dijo divertido.

Se obligó a abrir los ojos, y sonrió contra su pecho. Se apartó un poco, y depósito un pequeño beso cerca de la cicatriz, casi invisible, que decoraba su piel. Se sentó y estiro, para luego volver a caer a su lado y abrazarlo. Era algo que hacía cada mañana desde el momento en que fueron novios, y él pasaba la noche en su departamento.

-¿Por qué me quieres sacar de la cama? Después de hoy no te veo hasta el viernes.- indagó, poniendo esa mirada que él no resistía.

El muchacho lo noto, y sonrió. Sus ojos grises brillaban con suavidad, dejando en el aire partículas como purpurina que iban desapareciendo.

Sin embargo, no se iba a dejar emboscar por ese truco de magia. O al no dejar que se notará lo mucho le que le gustaba.

-Lo sé, pero solo son dos días.- respondió casi sin decir nada.-Solo espero encontrar algo pronto por acá, porque me cansa hacer esos viajes.

Olivia lo soltó para tomar su rostro y verlo de cerca. Lo analizó con minuciosidad, deteniéndose en su mirada. Trato de no sonreír frente a su hallazgo.

-Oh si, Mari, estás ojeroso.- señaló.-Definitivamente te está afectando.

Marius río y tomo sus manos para que estás dejarán de presionar sus mejillas.

-Estas ojeras son por algo más, y lo sabes.- dijo.

-¿Me echas la culpa?- pregunto Olivia tratando de contener la risa.

-Si, salvo que haya alguien más que no me deje dormir tranquilo.- respondió.-Roncas demasiado.

Abrió la boca y tomo su pecho fingiendo estar ofendida.

Mientras seguían debatiendo sobre si salir o no de la cama, alguien llamo a la puerta. Lo más extraño no fue que el repiqueteo alegre llegará hasta el cuarto sino por la hora en que alguien iba al departamento.

-¿Esperas a alguien?- pregunto Marius confundido.

-No ¿Tu?

El muchacho puso cara de pensativo, haciendo que Olivia rodará los ojos.

-Si, fíjate que le dije a unos amigos que vinieran a desayunar a tu departamento.- respondió con seriedad.

Olivia negó, y salió de la cama.

-Veo que te desayunaste un payaso.

-No sé qué quiere decir eso.- respondió Marius saliendo detrás de ella.-Y esa remera es mía.- señaló.

Cuando la quiso tomar de la espalda, Olivia salió corriendo del cuarto. Pero Marius prefirió no seguirle el juego. En su lugar busco que ponerse, para después ir a desayunar. El grito de su novia lo alerto, y corrió para ver qué ocurría.

Al llegar la vio saltando en la entrada, emocionada, apretando algo contra su pecho. Respiró aliviado al verla bien, hasta sintió que los colores le regresaban al rostro. Se acercó, y la detuvo, aunque aún seguía movimiento su torso.

Olivia lo vio, y sonrió ante gesto preocupación que aún seguía en su rostro.

-¿Te encuentras bien?

-Si, ya sabes, tenemos malas experiencias recibiendo sobres.- respondió con poco entusiasmo.

Olivia se estiró y le dio un corto beso en los labios, para después separarse. Se fue a sentar al sillón, mientras Marius iba a la cocina.

Leyó con atención el sobre, y suspiro de emoción con cada renglón. No esperaba algo por el estilo, y ya había aceptado que ese día nunca llegaría.

—Esto es tan emocionante.— exclamó.

Marius se sentó a su lado, pasándole una taza con té y la vio con atención.

-¿Me dirás qué es?

Tras darse un sorbo a su bebida, asintió dando una amplia sonrisa.

-Nos invitaron a una boda.- dijo con entusiasmo.

-¿Nos?

-Claro tontito, tú eres mí invitado especial.- sonrió.

-¿Especial?

Dejo la taza a un lado, y tomo la taza de las manos de Marius para dejarla sobre la mesa de té. Este solo la podía ver, y no dejar de sentirse confundido.

-Hay un par de cosas que no sabes.- dijo tomándolo por los hombros.

-No me digas que la boda es tuya con alguien más.- dijo fingiendo preocupación.

Olivia rodo los ojos, y sonrió mordiéndose el labio inferior.

-¿Si yo me caso con alguien más, tu llegarías a la iglesia a oponerte?

-Eso, y te sacaría de ahí de inmediato.- respondió dando una sonrisa.-¿Qué mejor que una novia secuestrada en su boda?

-Me alegro por eso.- dijo por lo bajo.-Pero no se trata de mí boda con un extraño.

—Que bien, así nos evitamos un escándalo.

Se puso de pie y le pasó el sobre. Mientras seguía con su té, veía con atención a su novio leer la invitación.

-¿Difícil?

-Bueno, mí español no es como este.- respondió.-¿Qué es lo que no se?

-Quizás no te he mencionado que ellos son como una familia para nosotros.- dijo escondiéndose aún más en sus hombros.

-Se ve que son una familia.- señaló.

-Lo siento, quise decir son nuestra familia.- se corrigió.-Si no fuera por ellos solo sería una pobre neoyorquina.

Marius se puso de pie, dejo el sobre y tomo su taza para dejarla a un lado, y después tomar sus manos. Le dio una sonrisa.

-Estaría encantado de ir a conocer a tu familia.- dijo.-Y agradecerles de que no seas una simple neoyorquina.

-¿Aunque sea en otro país, por una semana hasta el día de la boda?

-Mejor para mí, siempre quise conocer ese lugar, y que me digan cómo eras de niña.- fingió un escalofrío.-Ya me puedo imaginar.

-Eres un tonto.- sonrió.-Se van a morir cuando mamá llegue con Baltimore.

-¿No saben nada?

Olivia negó con entusiasmo.

-Rien de rien.- dijo por lo bajo (Nada de nada)

Estaban frente a la puerta de la estancia. La boda se iba hacer ahí, lo cual se le hacía cómodo a Olivia, pues no debía buscar donde quedarse.

Tardaron unos minutos en obligarse a tocar la puerta. Ambos estaban nerviosos, y era difícil saber cuál estaba más que el otro. Olivia tomo la mano de Marius, y este la apretó. Tras meditarlo, decidieron llamar al mismo tiempo.

Se pudo oír un grito del otro lado, y a los segundos Esther se hizo presente. No tardó en abrazar a Olivia, y está no hizo más que dejarse querer por la mujer. Dijo ciento de buenos adjetivos, que Marius perdió la cuenta de estos.

-¿Quién es él?- pregunto tras soltarla.-Ay, pero que chico más guapo nena. Qué has salido con buenos gustos.

Olivia sonrió. Realmente extrañaba el entonado acento de Esther. Se había olvidado de lo festiva que podía ser cada frase que salía de su boca.

Era una niña de nuevo, y aquello le hacía feliz.

-Bueno, él es mi novio. Me sorprende que mamá no te haya dicho.

-Ay, ella dice tanto y nada a la vez. No sabe manejar el asunto de los chismes.- dijo agitando una mano.-Así que el novio ¿Te ha comido la lengua el gato o solo esta chica?

-Esther.— chillo avergonzada Olivia.

Marius la vio, y noto el voraz rojo en las mejillas de su novia.

-No está bien - dijo él.-Estaba esperando eso.- señaló a Olivia.

-¡Marius!

-Ay, me agrada este muchacho.- dijo Esther.-Ya entren, que los esperan dentro.

Andando por el pasillo Esther llamo a sus hijos, y a lo lejos se pudo oír la voz de Raquel gritar desde la sala. Olivia vio emociona, y apuro el paso dejando a la señora García y Marius atrás.

-Muchacho, estoy feliz de conocerte.- dijo Esther dando una sonrisa.-Se nota que le haces bien. Hace mucho que no la veía así de feliz.

Marius se ruborizó antes el cumplido, y rasco nervioso su nuca.

-Ah ah ah, no sé qué tanto hacerme cargo de eso.- dijo y aclaro su voz.-A mí también me gusta verla feliz.

Al llegar a la sala se encontraron a Olivia junto con Raquel, y con la más joven con una beba entre sus brazos. Marius no supo cómo reaccionar frente a esa imagen más que con una sonrisa.

-Oh, mon amour, regarde, n'est-elle pas belle?- pregunto Olivia al verlo (Oh, amor mío ¿No es preciosa?) .-Es Cielo.

Marius se acercó, y le sonrió. Sabía sobre su amor así los más niños, pero no sé imaginaba el rápido encanto que estos tenía sobre ella. Aunque la supo ver saltar emocionada tras la noticia de que iba a ser hermana mayor, esto era por completo nuevo.

-Hola Cielo.- saludo.

-¿Tu eres el novio, cierto?- pregunto Raquel.

Se acercó a él, y estrecho su mano con fuerza sin dejar de sonreír.

-No sabes todo lo que hay que decir de esta chica. Por cierto, me llamo Raquel, y mí tercer hija Cielo.

-Antes que hables de mí, no sabes todo lo que yo tengo que contar.- dijo Olivia.

-Ja, ya extrañaba las largas charlas contigo.- dijo Raquel.-No se si ya lo sabías, pero está chica habla hasta por los codos.

-Si, cuando estuvo silenciosa por mucho tiempo, casi nos morimos.- añadió Esther.-Por cierto ¿Vendrá Zoe? Le tengo que poner al corriente con un par de cosas.

Sin dejarle responder, tomo a su nieta, y los mando al patio. En ningún momento se opusieron. Habían pactado no hacerse cargo de nada, salvo que sea una urgencia. Esos días en el campo iban a ser sus primeras pequeñas vacaciones.

Al borde de la pileta, con los pies en el agua y unas limonadas en las manos, hablaban de algo que nada tenía que ver con nada. Esther les había jurado que si iban a ser sus vacaciones.

-Me gusta esta parte de tu familia.- dijo Marius.

-Son lindos, medios ruidosos, pero se sobrevive.- dijo Olivia.-Me alegro que hayas venido.

-Claro Julita, no me iba a perder esto.

-Ay, me había olvidado ese apodo tan feo.- se quejó tratando de contener la risa.

-Pero es lindo Julita.

-Tú lo dices lindo.

-Eres berrinchuda.- Marius sonrió.

Olivia solo se limitaba a sonreír mordiéndose el labio a la par que negaba con la cabeza. Y cuando se acercó a darle un beso, alguien la llamo. Reconoció su voz, como siempre sucedía. Y aunque la historia no siempre lo apoyaba, si se emocionó.

Se puso de pie, y abandonó el lado de Marius.

-¿Ban?- pregunto.

Se acerco, y lo vio confundida. Aunque no estaba por completo diferente, si se notaba que había cambiado en los últimos años.

-¿Quién más sino?- dijo Esteban.

Olivia lo abrazo, y chillo, quizás no con la misma intensidad que lo hizo con Raquel, pero si la suficiente para dejar en claro su antigua amistad.

Se apartó de un salto, y en cuanto Esteban estuvo por decir algo, Olivia le interrumpió.

-Debo presentarte a alguien.- dijo.

Llamo a Marius con la mano, y este se acercó. Quizás un poco intimidado, como cualquiera que viera a un hombre de más de un metro ochenta, que solo lo veía con una fría mirada azul.

Olivia le tomo la mano, y le sonrió. Lo que provocó que Marius logrará relajarse. Si, había descubierto que ella tenía ese don sobre él, y eso le agradaba.

-Ban, él es Marius.- sonrió, y sintió que sus mejillas tomaron temperatura.-Mí novio.

No pudo evitar sentir cosquillas al decir esa frase. Le encantaba, y estaba dispuesta a decírselo a todo el mundo, y de repetirlo hasta que dejara de su novio, para ser algo más.

Sin embargo, quien no sentía la misma emoción al oír eso era Esteban. Si algo sentía era una especie de envida, algo que lograba alterarlo sin que se notará.

Estrechó con fuerza la mano de Marius, y este dio una extraña sonrisa al sentir la presión.

-Un gusto.- dijo Marius.

-El mío igual.- dijo Esteban.

Tratando de simular los nervios, Marius se acercó a Olivia, le dijo algo al oído, y tras una sonrisa que compartió con la joven bruja, se retiró.

Esteban lo siguió con la mirada, y luego volvió la vista a Olivia que no dejaba de sonreír enamorada.

-Está bien.- dijo Esteban.

-Claro que está bien. Esta mejor que eso.- dijo sin dejar de verlo.

—Pero francés ¿En serio?

Olivia lo vio sin poder creerlo, y se fue alejando.

—Si, y es mejor de lo que crees.— exclamó.

Entro a su antiguo cuarto sin tocar. Se echó al lado de Marius, y este la observó. Se había recostado sin cuidado, y eso solo ocurría cuando se ponía de mal humor. No decía ni una palabra, solo echaba aire por la nariz, siendo el único sonido de la habitación, además del aire acondicionado.

-¿Paso algo?- pregunto.

-¿Qué lees?- le ignoró.

Lo vio por el rabillo del ojo, y pudo reconocer de inmediato aquel cuaderno lila.

-¿De dónde salió eso?- pregunto en voz alta.

Marius la vio con confusión.

-¿Dices eso espantada o emocionada?- indagó.

Olivia se sentó, y tomo el cuaderno de sus manos. Lo ojeo con emoción y se detuvo a leer unas páginas.

-Pásame tus lentes.- dijo como una exigencia.

-¿Disculpa?

-Por favor cariño, préstame tus lentes.- pidió.

Marius le sonrió satisfecho, y se los paso, aun sabiendo que no le iban servir mucho. Olivia se los puso, y aclaro su voz para comenzar a leer. Hasta que fue bruscamente interrumpida.

-¿Qué haces?- pregunto cuando le quitó el cuaderno de sus manos.

-Hay algo mejor que leer.- respondió.

Paso las hojas, casi llegando al final, se detuvo. Olivia noto algunas iluminaciones que le supo hacer, tratando de imitar los viejos libros. Supo de qué se trataba, y solo sintió vergüenza. Pero aquello no impidió que el siguiera leyendo.

Otra vez se acostó, y solo se dedicó a oírlo.

-Esto data de febrero de 1923.- dijo y la vio.-¿Cómo algo robado puede ser tan sutil y delicado?

-No sentiré pena por eso.- dijo Olivia.

-Tenía la sonrisa de un ángel, y la gracia de un ladrón.-Continuo.

-Era para mí clase de poesía.- se excusó.-Aunque nunca se los leí en voz alta.- añadió en un murmuro.

Marius la vio y sonrió. Le quitó las gafas, y dejo el cuaderno a un lado. Se recostó a su lado, y paso una mano por su mejilla. Se sumergió en su mirada, casi perdiéndose en esta. Y dio un leve suspiro.

-Aún recuerdo esa noche.- dijo en voz baja.

-¿Aún lo haces?- pregunto ella sonriente.

-Y por un tiempo me arrepentí de haberte dejado ir.- murmuró.-Debí saber que eras tú desde el principio.

Olivia lo vio con pena. No entendía como de un momento para otro la poesía, de una joven enamorada de un extraño, había llegado a cambiar el ambiente de esa manera.

-No debes culparte por eso.- Olivia sonrió, tratando de aligerar la pena.

-Muchas veces pensé los momentos en que te dejé ir, amigos o no.- continuó.-Nunca debí hacerlo.

-Marius.- murmuró.

-Tú también dices lindo mí nombre.- sonrió.-Lo bueno de eso, es que hoy estamos acá ¿No?

Y sin dejarla decir más nada la beso, como si le estuviera robando un beso. Lo sentía como si fuera la primera vez en años que tocaba sus labios, y Olivia pudo sentir aquella emoción que le erizó la piel.

Aquel beso le hacía delirar, y sentía su corazón golpear con fuerza. Cómo si fuera el agua que necesitaba, se perdió en sus labios.

Y en el punto más álgido del beso, donde ningún ventilador o aire podía sofocar el calor del encuentro, alguien llamo a la puerta.

El repiqueteo era alegre y reiterado. Ella se negó a detenerse, pero del otro lado parecían obstinado al silencio, y continuaron tocando de manera sonora.

-Creo debes abrir.- murmuro, sin alejarse demasiado.

Olivia se quejó, en su lógica la gente se cansaba de tocar y se iban. Al menos así actuó por un largo tiempo con las visitas inesperadas. Y le funcionaba.

Marius quitó su peso de encima de ella, y está salió de la cama. Acomodo su cabello, y enderezó su pupera.

-¿Cómo me veo?- le pregunto a Marius que no la dejaba de ver.

-Como si no hubiese pasado nada.- respondió.

-Técnicamente no sucedió.- sonrió.

Fue a abrir la puerta, y a quien vio del otro lado la hizo gritar de la emoción. Salto a sus brazos, y lo cubrió de besos. Contuvo sus lágrimas, aunque sabía que a su lado podía llorar si así lo deseaba.

-La puerta abierta jovencita.- dijo este.-Oh, lucecita, tanto tiempo sin vernos.

-Darío, pensé que no te vería hasta tu boda.

-No, nunca te haría esperar tanto.- dijo.-Pequeña bomba de tiempo.

Olivia volvió al suelo, y corrió al cuarto, trayendo a la vuelta a Marius.

-Mira, mira.- repitió como si fuera una niña.-Ahora es mi novio.

Darío tardo un poco en entenderla, hasta que por fin logro reconocer quién era aquel muchacho que solo podía sonreír sonrojado.

No estrecho su mano. Lo tomo por sorpresa dándole un fuerte abrazo que lo alzó del suelo. Marius estaba por completo encantado con eso, aunque no dejaba de estar nervioso. Todos los había recibido de manera tan calurosa, a excepción de uno.

-Amo a tu familia postiza.- llegó a decir en medio del apretón.

Darío lo puso en el suelo de vuelta, y les sonrió encantado a ambos. Sobre todo, a Olivia. Qué no sintiera pena, le daba alivio. Y además podía imaginar la reacción de Hisirdoux frente a su nuevo novio. Era algo que deseaba ver. Pues en más de una ocasión dejo bien claro lo que pesaban sobre los chicos que se acercaban a su única hija.

-Bien, los veré en la cena.- dijo.-Ya sabes, la puerta abierta.

En cuanto se marchó, Marius entro al cuarto, y luego Olivia, quien se quedó en la entrada.

-¿En qué nos quedamos?- pregunto con cierta picardía.

Ya en la cena, la joven pareja no dejaba de verse melosos. Y a nadie le parecía molestar. Salvo por una persona.

Para él, otra vez Olivia le enseñaba a la familia su nueva pareja. Si le gustaba verla feliz, pero no entendía como es que nunca encontró esa felicidad a su lado.

Con la cena servida, comenzaron a charlar. Todos estaban emocionados por el gran día. Aún faltaba una semana, pero en el aire se sentía la festividad.

-¿Tu mamá?- pregunto Esther.-Le dije que viniera contigo. Ah, tengo alguien a quien presentarle.

Olivia se ahogó con el jugo, y Marius río. Era cierto que no sabían nada.

-Ella, no.- tosió un par de veces.-Ya va a venir.

-Por cierto, me debo disculpar con Douxie por no haber ido a su fiesta ¿Ya volvieron de la luna de miel?- pregunto Raquel.-Paso antes de ir a Rio Negro, esa rubia es hermosa.

-Va a ser papá.- dijo.

Estaba claro que eso nadie lo sabía. De hizo un silencio, y pronto comenzaron a festejar la nueva noticia.

-Que alegría.- sonrió Esther.-Marlon estaría tan feliz con la noticia.

-¿Quién es Marlon?- pregunto Marius un tanto ingenuo.

Esther dio un suspiro, y luego sonrió.

-Mí amado.- respondió.-Que en paz descanse.- añadió.-Pero eso fue hace mucho, y aún sigue con nosotros.

Pronto se calmaron, y comieron en calma. Aún había conversaciones de por medio, sin la misma intensidad de antes.

-Quiero saber cómo se conocieron.- dijo Raquel.-Habrá sido re lindo, me imagino.

-Me pegó con una pelota de fútbol.- respondió emocionada Olivia.

-Ey, me haces quedar terrible.- Marius se quejó.-Luego le ayude a buscar polvo de hada para evitar que su mamá la hiciera polvo de bruja.

Olivia lo vio con la misma intensidad que él. No lo iba a negar, porque era cierto.

-Fue un encuentro fortuito.- dijo ella.

Darío los interrumpió. Aun sabiendo la respuesta, debía hacer la pregunta.

-¿Quién se enamoró primero?

Olivia abrió grande la boca, y Marius tiró un pequeño pan en esta. Él también sabía la respuesta, y quería oírla. Siempre le gustaba oírla.

-No hace falta.- interrumpió Estaban.

-Quiero saber, porque no se.- dijo Raquel.

-Si, Queque tiene razón.- la apuro Marcos, el prometido de Darío.-Quiero saber, Juli siempre fue media reservada. Me harte de preguntarle.

Y con la atención sobre ella, Olivia sentía que iba a estallar en cualquier momento. No es que le molestará, pero había llegado al punto en que no podía con tanto.

Marius lo noto, y tomo su mano.

-Yo lo hice.- respondió.-O bueno, más o menos. Tarde en notarlo.

Olivia sonrió ante su sacrificio, y apretó su mano.

-No es cierto.- dijo.-Yo lo hice primero.- le sonrío.

—¿En serio te enamoraste primero?— pregunto fingiendo ingenuidad.

Que bobo que eres Dubois.— dijo Olivia.

Cuando se acercó para darle un beso, Esteban se puso de pie, haciendo la silla hacía atrás, provocando que los presentes guardarán silencio por el ruido.

-Lo siento, se me fue el apetito.- anunció, y se marchó.

Olivia sintió un gran pesar crecer en su pecho. Sonrió, y largo una leve bocanada de aire. Por primera vez en un tiempo, decidió no ir detrás de quien hacia un escándalo. Prefirió creerle, y continuar la cena, cambiando el tema.

Marius fue el primero en dormirse. Con tanta actividad, había quedado rendido en la cama en cuestión de segundos. Y aunque Olivia cargaba con el mismo cansancio, no logro conciliar el sueño tan rápido como su novio.

Por un momento lo observo con atención. Tenía ganas de molestarlo, y que la acompañara en su falta de sueño. Sin embargo, se detuvo, prefería dejarlo en paz y admirarlo dormir.

Dio un suspiro de cansancio. Ni ella sabía tanto de su pasado, ni él el de ella. Solo lo que consideraba importante. Pero luego pensó que no considerar importante lo de Esteban no era justo, y eso podría tener sus consecuencias.

Para Olivia esos secretos inocentes de su pasado, eran los que a la larga se encargaban de dejar de ser inocentes.

-Mari.- susurro.

Lo movió con la mano, pero este se dio vuelta.

-Mari.- insistió.

Y como un acto de rebeldía contra quien lo quería despertar, tapo su cabeza con la almohada. Olivia negó, y decidió aumentar la intensidad.

-Dubois, despierta.- exclamo.

Se escucho un leve quejido, y a los segundos giró sobre si para verla. Marius se encontró con su sonrisa nerviosa, y Olivia con su cara de sueño, y fastidio.

-Livs.- lanzo un quejido.-Tengo sueño.- añadió susurrando-Juro que en la mañana te amare hasta el cansancio.

Olivia se cruzó de brazos, y lo vio alzando una ceja.

-¿Solo piensas en eso?- indago.

Marius se sentó, y estiro. Sin dejar de bostezar.

-No, pienso en más cosas, como que deberíamos volver a dormir.- murmuró.-Además eres una mal pensada.

Y se volvió a acostar.

-No puedo dormir.- dijo ella.-Me pesa algo.

Al escucharla, Marius despabilo. Abrió los ojos, y la noto un tanto sería y preocupada.

-¿Qué ocurre Julita?- preguntó.

-¿No te enojaras, cierto?- pregunto, y Marius negó.

-¿Por qué me enojaría?

Olivia sonrió, y tomo sus manos.

-Se trata de Esteban.- dijo ella.-Nosotros, creo que tuvimos algo.

Marius alzó una ceja, y la vio con cierta duda.

-¿Crees?

-Si, no se, los sesenta y algunas décadas que siguieron fueron un poco confusas para mí.- dijo, y tomo sus mejillas sonrojadas.-Oh, fue muy raro. Él lo hizo raro.

Por un momento solo hubo un extraño silencio en el cuarto. Hasta que Marius comenzó a reír por aquello. Y luego le siguió Olivia, por completo contagiada de su risa.

-Es serio tonto.- dijo entre carcajadas.

-¿De verdad fueron confusas esas épocas?- pregunto y seco una lágrima de risa.

Olivia salto sobre él, y termino recostada sobre su pecho, mientras oía como aún seguía riendo ante la idea. Se relajó, imaginando la cantidad de noches que se perdió algo su melódica risa. Y sin darse cuenta se quedó dormida.

La semana paso tranquila. Para Olivia y Marius fueron unas tranquilas vacaciones. Ella se había alejado de las responsabilidades de una organización, más bien la mantuvieron ocupada en otras actividades.

Disfruto como el resto de la familia descubrió que su mamá estaba de vuelta con Baltimore. O cómo es que todos amaron a la llegada de Arabella, quien no dudó dos segundos en hablar sobre su embarazo.

Ahora solo les quedaba el último día, y por fin volverían a la ciudad. Aunque no estaban tan entusiasmados con eso. Eso significaba volver a su rutina de siempre.

-Se que tu tomaste la decisión de no hablar con Ban.- Marius hablo desde la cama.-Pero creo que deberían hacer las paces.

Olivia y volteo a verlo, y este le sonreía desde la comodidad de la cama. Dejo en paz el vestido, que solo le daba problemas, y se sentó a su lado.

-Te ves muy linda.- murmuró.

-Eso lo dices para que no me enoje por tus incoherencias.-

-Primero es cierto. Estás muy linda, y segundo, también es cierto.- le sonrió.-Debes hablar con él.

Ante el silencio de su novia, Marius tiró con cuidado de su vestido, haciendo que Olivia cayera a su lado. Aunque estaba seguro que ella no puso demasiada resistencia.

-¿Por?- pregunto Olivia.

-Para que la próxima vez que le digas algo importante, como no se, que te casarás conmigo, él no se lo tomara mal, e irá a nuestra boda.- respondió dando una leve sonrisa.

Olivia sonrió ante la sola idea de llegar a casarse con él. Le dio boda. - un fugaz beso, y corrida por una extraña energía se fue de la habitación.

Busco a Esteban por todos lados, y lo encontró donde siempre. Había un árbol mediano en mitad del patio, que daba una agradable sombra. Allí era donde pasaba sus tardes, lejos de cualquier sonido o molestia.

-Ban.- dijo.

Al oírla, volteó de inmediato.

-Julia.- dio media sonrisa.-Yo, creo que te debo una disculpa.

La joven bruja, negó con una sonrisa. Y se acercó a él.

-Si, te comportarte como un tarado.- dijo.-Quiero que quieras a Marius. Él es mucho para mí, y sabes lo que eso significa.

El rubio dio un paso, y estando cerca la tomó de la mano. Claro que sabía lo que eso significaba. De verdad sentía que su felicidad era genuina, y no podía seguir negando que estaba feliz y emocionado por ella.

-Olivia Julia, tenemos un trato.

Olivia dio un suspiro, y relajó cada parte tensa de su cuerpo. Ahora sentía que podía disfrutar de lo que quedaba del día y que aquel vestido no le iba tan mal como pensaba.

★★★

Hola mis soles ¿Cómo les va? Espero que bien.

Les dejo por acá un día de fiesta en mí provincia natal. Para la casa me inspire en la casa de mi abuelo, pero la estancia se parece mucho a la casa una bisabuela. O la casa de los padres de la esposa/compañera de mí tío.

Marius de superó la prueba, todes le aman. Y Olivia ya puede respirar tranquila.

Ah, que linda historia. Me gusta escribir buenas cosas cotidianas.

Y soy muy fan de cómo es Olivia al principio de la relación. Marius es su chiche nuevo, su favorito. Es oro y se lo debe mostrar a todo el mundo (aún casados hace lo mismo)

En fin, sin más que decir ✨ besitos besitos, chau chau ✨

PD: se viene el drama de época 😤

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