✨Primaveral✨
La Toscana, Italia.
Había pasado bastante tiempo desde que Hisirdoux le dio aquel anillo. Lo llevaba a todos lados, y nunca encontraba la manera perfecta de dárselo a Olivia.
Menos entendía que clase de significado le quería dar. Olivia no le había dado ningún tipo de señal de hacia dónde llevar la relación, y parecía bastante cómoda como estaban en ese momento.
Sin embargo, la propuesta de ella de huir por unos días, le cayó como anillo al dedo. Y allí esperaba alguna clase de revelación o solo disfrutar las vacaciones.
Ahora se encontraba en alguna calle de Volterra, disfrutando de un helado bajo la sombra de los edificios viejos. Olivia no paraba de decir lo sorprendida que estaba con el lugar. Era la primera vez que pisaba Italia, aunque a menudo mandaba correspondencia.
Y él no podía hacer más que prestarle atención a cada cosa que decía. Sabía que era difícil que se entusiasmé con algo, y aquel pueblo fue una grata sorpresa.
-Marius.- lo llamo.
Cuando notó, Olivia agitaba una mano frente a él. Y sonrió, un poco distinto a lo que lo hacía con frecuencia.
-¿En qué piensas?- pregunto.-Sabes hoy creo que podemos ir a cenar afuera. Es nuestra última noche.
-Me parece una excelente idea.- sonrió.
Olivia se abrazó a su cintura, y continuaron caminando. En silencio, por alguna razón, no dejaba de sonreír viendo al suelo. Era como si algo supieran los adoquines, y ella coincidía con eso.
•
En la noche, Marius esperaba a Olivia a los pies de la escalera del hotel en donde paraban. Estaba nervioso, e inquieto con las manos en los bolsillos. Cada tanto inflaba sus mejillas y largaba el aire entrecortado. La joven bruja no daba señal de aparecer, cuando minutos atrás dijo que ya casi estaba lista.
-Ti dirò di sì.- dijo una señora (Te dirá que sí)
-¿Disculpe?
-Non preoccuparti, ti dirà di sì.- insistió (No te preocupes, te dirá que sí)
Y antes de seguir con la conversación, sintió a alguien acercarse. Siguió el sonido de los zapatos, y en lo alto de la escalera, Olivia sonreía con evidentes nervios.
Vestía un elegante vestido negro que no había visto antes, y llevaba el cabello recogido con algunos broches brillantes. Si la veía hermosa, pero algo más hizo que el aliento se cortará. Quizás era la magia que se apoderó del lugar en cuanto puso un pie ahí, o cómo es que todo brillaba diferente cuando entraba a cualquier sala.
Otra vez veía esa aura que la hacía tan mágica, y le robaba el aliento.
Mientras Olivia se mantenía estática a lo alto de la escalera, sentía que sus piernas pronto la traicionarían. Marius no le quitaba la mirada de encima, y esta brillaba más que otras veces. Su corazón palpitaba con fuerza, como si supiera que algo pasaría.
Estaba segura que así sería.
Aunque pudo esperarla, subió a su encuentro. Olivia tomo la mano que le ofrecía, y con la libre tomó su mejilla.
-Marius.- murmuró con voz entrecortada.
Su sonrisa brillaba, y para el joven mago fue eso el pequeño empujón que necesitaba. La señal divina para saber qué significado darle aquel anillo.
Ella era su razón, y estar a su lado era otra.
-Cásate conmigo.- dijo al fin.
No era lo planeado, y el tono de su voz solo expresaba una clase de adoración y sonaba a un deseo confesó.
Con manos temblorosas, saco el anillo de su bolsillo, y se lo enseñó. Le quemaba la palma de la mano, y aun sabiendo la respuesta, esperaba a que dijera algo.
Estando un escaló arriba, Olivia se inclinó y lo beso. Se aferró a su cuello, sintiendo que la vida se le escapa y pronto caería al suelo. Amaba esa sensación que muy pocas veces surgía, y la mayoría era a causa de él.
Era la clase de amor que quería sentir. Uno que no le hiciera doler, pero que a la vez le hiciera creer que si moría estaría feliz.
Se apartó cuando el aire comenzó a faltarle, y las lágrimas bañaban sus mejillas.
-Si, si me caso contigo.- dijo con voz temblorosa.
Se vieron a los ojos, y se perdieron en estos. Ambas miradas grises brillaban de emoción. Y sonrieron para volver besarse, con más calma y sin tantas lágrimas.
-¿Sera que algún día llegaremos a tiempo a una cena elegante?- preguntó Marius sin apartarse demasiado.
-Hoy hay un mejor motivo para no llegar a una reserva.- respondió y tiró de su corbata.
•
-No puedo, no puedo con esto.- exclamó Peggy entrando a la sala.
La rubia, quien mantenía una charla con su hija, la vio sin entender a lo que se refería. Pronto noto que traía un ramo de flores bastante variado en su mano, y supo de qué se trataba.
Se puso de pie de inmediato, y se acercó para detenerla.
-No, debes ser fuerte.- dijo.
La tomó de los hombros, e hizo un ejercicio de respiración, que Peggy trato de imitar.
-No se puede, si la novia que dijo que no se involucraría se involucra demasiado.- murmuró.
Hecho una vista a Ámbar que las veía desde el sillón, y otra vez se dirigió a la rubia.
-Lo hace a propósito.- Arabella sonrió.-Esa chica es macabra, y pronto se casará con tu hijo.
También vio a su hija, y está sonrió.
-Ella sabe de quién hablamos, no dirá nada.- añadió.
Peggy negó varias veces, lamentándose el haber aceptado tan rápido ser parte de la organización. Creyó que iba a ser fácil, si seguía al pie de la letra cada pedido de la futura novia. Pero esta cambiaba de parecer con la misma facilidad en que veía algo nuevo.
-Es como la prueba de fuego.- añadió Arabella.-Creo, es rara, pero se sobrevivirás a ella.
Peggy rodó lo ojos ante su justificación.
-Ya perdí la cuenta de cuántas pruebas de fuego vengo superando en la semana.- dijo.
Y antes de seguir la charla, bajo por las escaleras Hisirdoux. Este paso al lado de su hija, le dio un beso y se acercó a las dos brujas.
-Oí el grito de una mujer desesperada, irrumpiendo la sala de mí casa.- dijo, y vio a Peggy.
-Eres tan gracioso.
-Lo soy, porque recuerdo que Zoe te dijo que no lo tomarás.- dijo.-Y casi siempre le haces caso.
El brujo se cruzó de brazos y rodó los ojos. Prefirió guardar silencio, porque, aunque no lo aceptara, algo de razón tenía.
-En todo caso.- dijo Arabella.-Sus nervios hablan por ella.
-Si, hay que tenerle un poco de paciencia.- continuó Hisirdoux.-Casi nunca actúa tan ...
-¿Caprichosa?- indagó Peggy.
Tanto Arabella como Hisirdoux se encogieron de hombros y no dijeron más nada. Ellos preferían mantenerse al margen del asunto, porque ya habían pasado por la fase donde Olivia se encargaba de organizar algo.
-Solo quiere que salga bien.- dijo Hisirdoux.-Al menos está vez puede pedir algo y que se respete. Aunque cambie de parecer luego.
Peggy tiró la cabeza hacia atrás y largo un bufido.
-Ay, lo se.- exclamó.
Volvió la vista al frente y los vio a ambos.
-Por suerte no queda más de dos semanas, y la fiesta me hará olvidarte lo que hay detrás.- añadió.
-¿Qué harás ahora?- pregunto Arabella.
-Tengo que volver, en realidad nos tomamos un descanso.- respondió Peggy.-Admito que ella lo pidió, podrá ladrar, pero creo que algo pasó.
Al escuchar que volvería con Olivia, Ámbar se puso de pie y corrió hasta donde estaban los mayores. Pidió, casi rogándoles, que la llevarán a donde su hermana. Hacía una semana y algunos días que no la veía, a causa de la escuela y por lo apurada que andaba la pareja.
-¿Tienes problemas con eso?- pregunto Arabella.
-No, además debo pasar por Jackson.- respondió.
Hisirdoux dio un paso al frente, y vio a la rubia. Esta se cruzó de brazos, y alzó una ceja.
-No te pregunto porque está claro que no tienes problema.- dijo sarcástica.
-Soy su papá, puedo opinar al respecto.- se quejó.-Además sé que a Ambi no le cae bien Jackson, así evito muchos dramas a futuro.
Arabella se puso de cuclillas frente a su hija, y la vio a los para ver qué tan cierto era. Ámbar corrió la mirada, y luego vio a su papá.
-Es cierto.- murmuró.-Pero quiero ver a Livi.
Se acercó aún más a su mamá, y hablo en su oído.
-Es que da miedo.- murmuró.
-¿Te cuento un secreto?- pregunto a lo que Ámbar asintió.-Cuando conocía a Zoe también me dio miedo, pero luego me di cuenta que era la persona más dulce todas.
Tanto Peggy como Hisirdoux se vieron al oír aquello, y aunque en algo coincidían, prefirieron callar al respecto.
La niña, fue por sus pertenencias, y al volver tomo la mano que Peggy le ofrecía. Las vieron irse, e Hisirdoux río lo que estuvo conteniendo.
-¿La persona más dulce?
Arabella lo vio y se cruzó de brazos.
-Me tendría que haber casado con ella.- murmuró.
Comenzó a caminar en dirección a la cocina e Hisirdoux la siguió con la mirada.
-Pero no lo hiciste dulzura.- exclamó y fue tras ella.-Y ya estás muy aferrada a mí. Hasta una hija y casa tenemos.
—Cierra tu preciada boca sino te quieres quedar con las manos vacías.— dijo.
•
Olivia estaba frente al espejo. Disgustada con lo que veía. Si era lo pidió, pero, aun sabiendo que le quedaban un par de citas Rebecca, no le terminaba de gustar.
Pudo haber esperado a que alguien le diera una mano, y la ayudara a verlo con otros ojos, pero en ese momento no había nadie disponible. Sabía que con Zoe se sentiría raro pese a los años que habían pasado de su antigua relación. A Clara no le coincidían los horarios en ese momento, y sus otras amigas no podían. Pese a que Circe le dijo que mantuviera la calma y la espere, estaba claro que no lo hizo.
Escucho abrir la puerta del departamento, y lo primero que pensó es que Marius recién volvía del trabajo. Vio el reloj, y se relajó al notar que aún faltaban unas horas.
-¿Peggy?- llamo dando un leve grito.
Por la puerta entro ella, y por detrás su hermana junto a Jackson. Dio un respiro de alivio, pronto recordó lo que llevaba puesto.
Peggy la vio mejor, y sonrió. Pero no pudo evitar cuestionar la falta de entusiasmo de la más joven.
-¿Pasa algo?- pregunto.
-Es horrible.- sollozo.
-¿Cómo?- exclamó sorprendida.-Es lo que querías, te queda hermoso.
Se detuvo y la vio mejor. Noto que la espalda, aunque profunda, no se ajustaba a la cintura. Por delante la falda era muy larga y así la cola del vestido de novia se perdía por completo.
-Oh, ya veo.- murmuró.
-Y se me caen las mangas.- añadió.-Me llegó un día tarde, y Becca no me verá hasta el viernes.
-Pero tiene solución.- dijo Peggy.
-Lo se.- dijo, y seco una lágrima.-La solución la quería hoy, no el viernes.
-Bien, el viernes será.- Peggy sonrió.-Trabaja tu paciencia, un poco más. Ahora nos quitaremos el vestido, y listo.
Le dio una mano para guardarlo, y juntos fueron a la sala. Olivia no tardó en pedirle disculpa por haberle hecho renegar en la tarde. Y Peggy comprendió al instante, que la joven bruja no era solo esa mandona que le hizo cambiar la flores varias veces.
-Ahora que veo mejor el vestido, sé qué hacer con las flores.- dijo en cuanto la vio más tranquila.
-Gracias Peggy.- murmuró.
-Está bien, trabaje la paciencia hace mucho.
Se fue, y la dejo con los dos niños que habían guardado silencio desde el momento en que entraron para verla.
-¿Quieren comer algo? Yo muero de hambre.
Ambos niños asintieron con entusiasmo, y juntos fueron a la cocina.
•
Marius había llegado en el momento justo en que se sentaron en la mesa para merendar. Olivia fue a recibirlo, y lo abrazo por un largo rato. Respiró su fragancia, y enredó sus dedos en sus rizos.
-Tu más manqué así.- murmuró (También te extrañe)
-Mmmmm.
-Veo que hoy no ha sido tan buen día.- dedujo.
-Margaret ha de odiarme.- murmuró.
-No, hace falta más que cambiar los arreglos florales para eso.- dijo.
Vio por encima de Olivia y saludo con la mano y una amplia sonrisa a los niños. Solo Ámbar le correspondió el saludo energético. Jackson se mantuvo estoico, haciendo que Marius tragara saliva, nervioso.
-Efectivamente, ese niño da miedo.
En cuanto la soltó, se acercó a la mesa y los saludo. Ayudo a Olivia a servir la merienda, y los cuatros empezaron a hablar. Aunque el mayor de los niños solo emitiera oraciones cortas.
Al terminar salieron a dar un paseo, y por sugerencia de Ámbar fueron a visitar a Circe.
•
El silencio se había apoderado de ella. Al menos era la única que se mantenía callada. Sus hermanas jugaban en el centro del patio, mientras Jackson se mantenía a la distancia rodeado de los familiares, acariciando el suave pelaje del gran lobo que le pertenecía al brujo.
Olivia no dejaba de ver sus manos, menos el antiguo anillo que ocupaba su dedo anular. Sentía que en cualquier momento lloraría por todo y nada a la vez.
Marius la noto distante, y fue a su lado.
-¿Me dirás qué paso hoy?- pregunto.
Ella negó. No quería hablar.
-¿De verdad que fue tan malo?- indagó.
-Si te cuento quedare como una novia gruñona y no quiero eso.- murmuró.-Además tu estás feliz, y no quiero molestarte.
Marius la vio intrigado, no recordaba cuando fue la última vez que hizo un desplante como ese. Estaba seguro que fue muy al principio de la relación, hacía ya varios años.
-Vamos Livs, sabes que no molestas a nadie, y mucho menos a mí.- dijo.
Tomo su mano, y sonrió como si aquel anillo fuera una novedad. Cada que tenía la oportunidad lo hacía, y sentía que era un nuevo descubrimiento.
-Yo opinó.- hablo.-Que estás en tu derecho a ser una gruñona. Se que estás vez quieres que salga todo bien.
Al escuchar eso, Olivia tomo aire muy profundo y se regaño por haber dejado en evidencia que era lo que realmente le molestaba. Pero por otro lado estaba tranquila de que él la conociera lo suficiente para decir las palabras adecuadas.
Estaba segura que la primera vez, hacía ya un siglo, hubieran ignorado su dolor, hasta ella misma. O regañado por haberse quejado de algo.
No había podido elegir el vestido, ni siquiera le preguntaron a donde le hubiese gustado pasar la luna de miel. Por años Olivia trato de encontrarse con algún lindo de recuerdo de su vida pasada, pero le era imposible.
Casi siempre le invadía una sonrisa perversa al trata de dar con algún buen momento, y eso solo le producía jaquecas y malos sueños.
Ahora todo era distinto, sin embargo, la inseguridad se mantenía latente, más aún cuando algo no salía como lo esperado.
Se apoyó en su hombro, y sonrió sin quitar la mirada del frente.
-Juro que no haré más cambio.- murmuró.
-Claro Julita ya lo veremos.
Guardaron silencio por un momento viendo como las niñas jugaban. Pronto se pusieron a hablar sobre cómo se verían siendo las niñas de las flores y cuanto resistiría Ámbar sin correr por ahí lanzando los pétalos.
-Creo que va a entrar corriendo.- dedujo Marius.
-Yo creo que por detrás va ir Lucero toda tímida.- añadió Olivia.
Sin avisar, Marius se puso de pie, haciendo que Olivia cayera a un costado. Esta lo vio enojada mientras sobaba su brazo.
-Marius.- se quejó.
Se agachó, y la ayudo a ponerse de pie. Sacudió su brazo, y beso el pequeño raspón.
-Oh, je suis désolé, mon amour.- dijo rápido, y lo repito un par de veces (Oh, lo siento amor mío)
Olivia trato de aguantar la risa, y lo tomo de la mejilla, pasando el dedo índice por su boca, haciendo que callara de repente.
-Ne t'inquiète pas chérie, ce n'est pas si mal.- sonrió (Tranquilo cariño, no es para tanto)-Pero es mejor que te cuides la espalda.
-¿Eso fue una amenaza?- pregunto alzando una ceja.
Olivia atino a irse sin decirme nada, pero Marius la detuvo. Jalo de su mano haciendo que quedara cerca, provocándole una risilla.
-¿A dónde vas tan apurada, chérie?
-A comer, dulzura.- respondió tratando de aguantar la sonrisa.-No te sorprendas, pero tengo hambre.
-Seguro que si dejamos un elefante aquí mismo te lo comes.- dijo a modo de burla.
-¿Me estás retando? Mira que lo hago bombón.
Le dio un corto beso, haciendo Olivia sonriera por la suavidad.
-¿Tu nuevo apetito es algo por lo que me deba preocupar?- pregunto en un susurro.
Olivia abrió los ojos, y lo vio confundida, hasta que supo de qué se trataba la pregunta.
Negó un par de veces con la cabeza, y se detuvo para darle una media sonrisa.
-No, está vez son los nervios.- respondió.-Claro, como soy una persona muy tranquila es que nunca me has visto comer un elefante entero.
-Mira, algo en todo eso es bastante cuestionable.- se burló.-Vamos que también me podría comer uno.
Entraron juntos a la casa, y por detrás fueron los niños seguidos por los familiares. Al rato llegaron Hisirdoux junto con Arabella y Peggy.
Se quedaron a cenar. Y se habló de todo menos de la próxima fecha importante. Circe decía que su casa era una zona neutral donde la boda se quedaba afuera. Aunque más lo hacía para protegerse. Al igual que su hija, cierto temor seguía intacta pese al gran cariño que le tenía al joven.
Pero el miedo no era por él, sino por su hija. La conocía lo suficiente como para saber cuándo algo debía quedarse fuera por un rato.
•
Habían decidido volver caminado. La noche estaba despejada, corría una suave brisa, y la temperatura primaveral se mantenían cálida pese a la hora.
La mayoría de las veces iban de la mano, caminando tranquilos y apurados también. Esta vez, Olivia lo soltó, porque estaba segura que si le decía lo próximo a Marius estés se iba quedar clavado al suelo, sin dejar que ella avanzara.
-¿Ocurre algo?- pregunto consternado.
Se había alejado un par de paso, buscando una coleta en su bolsa. Marius la vio confundido al ver como esta se recogía su corto cabello en un pobre rodete.
-Si, hoy no te dije porque estuve mal.- respondió.
Marius se acercó y ella dio un paso atrás.
-Si buscas asustarme ya lo lograste.- dijo el muchacho.
Olivia aclaro su garganta, y un brillo delató sus nervios.
-Livs ...
-El vestido de novia ya está en departamento.- dijo con rapidez.
-¿Qué? ¡No!
Y cuando quiso tomarla de la mano, Olivia comenzó a correr lejos de él. Guiado por un espíritu competitivo fue detrás de ella, y en cuestión de segundos logro alcanzarla. La atrapó tomándola de la mano, y ella giro hasta chocar contra él. Eran los únicos en las calles, y se podían oír sus risas invadiendo la soledad de Arcadia.
Marius soltó su mano para tomar sus mejillas y la besó haciendo que ella riera aún más.
-Ya para.- decía entre besos.-Me haces cosquillas.
-Y tú.
Se detuvo para verla a los ojos. Las risas cesaron, y la calma los invadió.
-Me vuelves loco.- musitó.-Y me agrada.
-Si te agrada es una buena locura.- sonrió.-También pierdo la cabeza por ti.
Olivia lo tomo de las mejillas para que se inclinará, y darle un corto beso, de esos que ella les llama pico.
-Awww, eres muy linda.- murmuró dando una amplia sonrisa.-Tu futuro esposo ha de ser muy afortunado.
-Si, si, si lo es.- dijo.-Y por eso es que no le debe temer a un vestido que está escondido.
Tomo su mano para seguir caminando. Aún les quedaba un par de cuadras, y esa cálida temperatura había disminuido tras la corrida.
-Entonces ¿No es de mala suerte si está bajo el mismo techo que yo?- pregunto Marius.
-Claro que no.- respondió con seguridad.-Pero ni se te ocurra estar el viernes, que viene la modista.
-Hecho.
Guardaron silencio por un momento, y Olivia recordó que Marius estuvo contento la mayor parte del día y aún no sabía el motivo.
-Es que ya está el traje.- respondió emocionado ante la pregunta.-Hubieras vistos Jim, creo que está más emocionado que nosotros.
Mientras el continuaba relatando todo lo vivido aquella tarde con los padrinos, Olivia lo oía atentamente. No tenía más que decir que disfrutar lo que esté hablaba.
•
De vuelta en el departamento, aún no se había ido a la cama. Parecía que el sueño los había abandonado desde el momento en que se volvieron a ver en la tarde.
Se encontraban en la cocina, preparando algo para tomar. Un té para Olivia y un juego de fruta para Marius. Él se encargaba de servir, mientras ella lo veía sentada en la mesada.
-¿Recuerdas la tarde en que me dijiste que tú y yo ...?
-Si, porque no salía con las hijas raras de las amigas de mi madre.- interrumpió Marius.-No lo vi venir.- negó con la cabeza sin dejar de sonreír.
Olivia se puso de pie y se acercó para abrazarlo por la espalda.
-Menos mal que te gusta romper tus propias reglas.- murmuró.
-Bueno, resultar que.- giro para verla.-Por ti puedo romper cualquier regla.
Olivia se estiró para darle un corto beso, y sin apartarse mantuvo una gran sonrisa en sus labios. Se había acostumbrado a oír eso, y tomarlo como el más dulce de los halagos. Podría decirlo como los futuros votos matrimoniales, o decirlo hasta el cansancio, y aun así sentirse halagada.
-En realidad quien se case contigo es la persona más afortunada de todas.- musitó.
★★★
Con esto me expongo, soy sentimental. Van y le dicen a mí amigo gracias por hacerme salir del cascarón.
Hola mis soles ¿Cómo les va? ¿Tan bien como yo después de leer esto?
Nos hemos puesto de acuerdo con y dijimos ya tomaron mucho café que venga lo siguiente 😂
Y si, la propuesta iba a ser diferente, pero dije "Tiene que ser espontáneo, aunque sea algo planeado" y salió así.
Eu, no lo dije, pero ella dijo Marius va a ir de blanco, y yo tipo, amiga pensé lo mismo. No es spoiler 😂 lo que si no les voy a decir es donde se van a casar ¿Pista? Muy mágico, si ya vieron el vestido de Olivia, solo hay dos opciones de sitio.
Me quedo con que Peggy sufre en ambos universos por la indecisión de Olivia. Pero la realidad es que Olivia sufre en silencio 😭
En fin, va haber otra parte. Y quiero que sea como esas comedias de bodas que en público negamos que nos gusta, pero es nuestro gusto culposo.
En fin, sin más que decir ✨besitos besitos, chau chau✨
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