4
—La joven duerme —susurró Tetera. El cuello le dolía más de lo normal por el peso de la vajilla sobre su cabeza. Necesitaba un masaje urgente.
En lugar del masaje, encendió su pipa, sentándose en el alfeizar de su ventana mientras su acompañante se tumbaba a su cama, exhausto.
—Igual que Bestia —coincidió Candelabro—. ¿Cuánto crees que tarde en darse cuenta? Es una reportera, ¿no? Toda su vida trata de darse cuenta de las cosas.
Candelabro evitaba confesar, incluso ante sí mismo, el alivio que sentía cuando la mañana llegaba y podía descansar sus brazos de tenerlos extendidos hora tras hora. En términos legales, aquella era una afrenta hacia la voluntad de su amo. Bestia no debía verlo así, pero era menos probable que lo descubriera a plena luz del día cuando este nunca estaba. Además, por las mañanas no corría el riesgo de dejar un reguero de cera ya que podía llevar las velas sin encender.
—¿Por qué crees que Bestia le haya permitido venir?
—Tal vez para comérsela —teorizó la señora con sorna, exhalando el humo de su pipa al exterior de su ventana, indiferente a las gotas de lluvia que salpicaban sobre su pálido maquillaje.
—Sí, tiene sentido, Bestia no dejaría que descubriera sus secretos si no tuviera una alternativa para volverlos a enterrar.
—Los secretos de Bestia son lo que menos me preocupan ahora.
Candelabro supo sin problema a qué se refería su acompañante.
—¿De verdad quieres seguir con...?
—Esto no cambia nada, Candelabro, solo lo complica. Hay que seguir.
—Tengo miedo.
—Serías estúpido si no lo tuvieras.
Tetera lo miró penetrante.
—No estarás pensando en echarte para atrás, ¿o sí?
—No es eso... Me preocupa Reloj.
Tetera bufó con los labios entre su pipa, levantando una pequeña nube de humo y hierbas.
—Por favor, si hacemos las cosas bien Reloj no tiene por qué preocuparnos. Ahora... necesito pensar. ¿Cuánto puede cambiar el juego ahora que esa chica ha llegado al castillo?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro