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7. Sala de espera, La Fuente


Saori observaba en silencio cómo Milo se acercaba la taza a los labios para beber té. A pesar de que mantenía una calma aparente, el recipiente temblaba un poco, sostenido entre sus dedos. Estaban reunidos en una salita compuesta por sofás y mesa de centro, en La Fuente. Dohko, quien hacía algunas preguntas a Aldebarán y Aiolia, se sentaba junto a la chica. Shion estaba de pie a unos pocos metros de distancia, abrazando a Mu, quien se serenaba despacio en sus brazos. Deathmask permanecía de pie, detrás de Milo, bebiendo el café más cargado y negro que fue capaz de encontrar: tenía urgencia por sentirse sobrio y en completo control de sí mismo a la brevedad. Athena dirigió la vista a Cáncer y le sonrió.

―Entonces, ¿se puso mal de pronto y sin previo aviso? ¿Después de haber pasado una tarde tranquila, un día sin incidentes?

―Creímos que ya había pasado cualquier peligro, Dama. ―dijo Mu en voz baja. ―A pesar de que tanto él como Milo nos contaron de las pesadillas, Camus lucía bien: centrado, tranquilo, saludable. Nos permitió permanecer en su templo y observar su práctica de baile. Luego bajamos al Theseus y pasamos una tarde tranquila. Salvo el momento de tensión entre él y Milo, todo transcurrió en paz, sin incidentes de ningún tipo. Él y Deathmask hicieron una competencia de resistencia al vodka... ―Saori sonrió divertida. ―Nadie me hará creer que lo que le sucedió fue por beber. En serio, no entiendo por qué terminó aquí...

La muchacha apoyó el mentón sobre la palma de su mano y reflexionó un momento.

―Pero... ¿ninguna señal? ¿Ningún atisbo de que se sintiera mal? Lo que acaba de sucederle no ha sido un desmayo, como el año pasado. Lo reanimaron de inmediato y sin grandes complicaciones, pero tuvo un accidente cardiopulmonar, que compromete su salud de aquí en adelante. ¿Por qué? Quiero decir, es un hombre joven y vigoroso, resistente... En las revisiones de rutina que sus médicos le practican no han encontrado trazas de que desarrolle secuelas a causa del accidente: no desarrolló trombosis ni necrosis en algún órgano. Vaya, ni siquiera jaquecas por su prótesis...

Una joven enfermera se acercó al grupo. Llevaba una bandeja con vasos de agua y comprimidos. Se acercó a cada uno de los cinco jóvenes y dejó entre sus manos una pastilla y un vaso con agua. Todos la miraron interrogantes y luego a Saori, quien les dedicó una sonrisa amable.

―Pedí al médico que se encargara de tranquilizarlos. Después de todo, pasaron por un momento de gran intensidad emocional, que los ha agotado en todos los sentidos.

―¿Esto es un sedante? ―preguntó Milo en un tono más severo de lo que pretendía dejar traslucir. ―Perdóname, Kyría, pero en este momento no quiero dormir. Quiero estar lúcido para Camus.

―Y lo estarás. Es un sedante suave: no te hará dormir. A ninguno de ustedes, en realidad. Sólo les permitirá estabilizar sus reacciones y su ánimo. Se sentirán más sosegados. ¿De qué le servirás a Camus si colapsas y caes al suelo con un ataque de ansiedad?

Mu se metió la pastilla a la boca y la tragó en seco. Al verlo, uno a uno, sus hermanos lo imitaron, incluso Milo, con un suspiro resignado. Saori sonrió, cálida y comprensiva, y empezó a interrogar.

―¿Dijo que una mujer quería llevárselo?

―Suplicó a una mujer imaginaria que dejara de mirarlo y que no se lo llevara. ―respondió Milo con voz amenazante. ―Pero no había nadie. Quien quiera que sea, la alucina.

―¿Tú crees? ¿Y si en verdad la ve?

―Sentiríamos su presencia. Y estábamos solos: no había nadie con nosotros, hombre o mujer.

Saori se quedó pensativa, mirando a sus acompañantes. Aún insistió.

―Pero... ¿y si en realidad la vio? Dices que lo atemorizó. Quiero decir... ¿Quién o qué podría atemorizar a Camus? A cualquiera de ustedes, ya puestos...

Milo guardó un silencio profundo y reflexivo, tratando de dar una respuesta coherente a Saori. No la encontró y ella continuó con su razonamiento.

―Entiendo que pienses que Camus se imagina a esa mujer, después de haber pasado meses en ese... estado que lo mantuvo apartado de nosotros, cuando se recuperaba... Pero desde que salió de su enajenación ha estado lúcido. Ni su psicólogo ni su psiquiatra han reportado o insinuado que su mente esté alterada, o que presente síntomas de algún tipo de psicosis. Su diagnóstico de depresión ha sido tratado con mucho cuidado y diligencia. Casi podríamos decir que se recuperó por completo. Perdona, Milo, pero no me creo que se haya alucinado nada. Yo creo que en verdad hay alguien fastidiándolo, pero no es capaz de decírnoslo.

―¿Crees que alguien lo tiene amenazado y por eso guarda silencio?

―No, Milo... Creo que está bajo asedio, pero no es consciente de ello. Dime, y quiero dejarte claro que no trato de averiguar nada de sus intimidades, ¿no recuerdas que en el pasado tuviera pesadillas?

―¿En el pasado? O sea... ¿antes del accidente?

―Sí. Durante su relación. En cualquier momento. ¿Nunca tuvo pesadillas que involucraran a una mujer?

―Bueno... no. Quiero decir... todos tenemos pesadillas en algún momento, no es raro. ―Milo se estrujó los recuerdos, tratando de dar con alguno que satisficiera la curiosidad de Saori. ―Sí ha tenido sueños en verdad malos a lo largo de los años, algunos peores que otros, pero ¿quién no ha llegado a tenerlos?

―¿Como para inducirle pánico?

―¿Qué...?

―Milo... ―intervino Deathmask. ―Camus tuvo un ataque de pánico, ¿no te das cuenta? Uno muy, muy malo. Tan intenso que le provocó un infarto. Y tú mismo dijiste en Acuario que en las noches pasadas las pesadillas no lo dejaban dormir. Así sucedió también durante sus primeros días de consciencia, cuando por fin despertó. ¿Te acuerdas? Tenía terrores nocturnos.

―Así es. ―continuó Saori. ―Me pregunto... ¿los desarrolló a partir del accidente, o los padecía desde antes?

Escorpio se le quedó mirando a Athena, turbado. La sola idea de que Keltos estuviera cargando un peso semejante a lo largo de los años le revolvió las entrañas. Se presumía a sí mismo ser la persona que más y mejor conocía a Camus, a pesar de las continuas muestras de hermetismo que éste daba a todo mundo. ¿Y si al final resultaba que no lo conocía tanto como a él le gustaba pensar?

―Una vez... ― musitó Milo, apenas dándose cuenta de que estaba hablando. ―Una sola vez... hace años. Recién empezábamos nuestra... relación. Aún no... dábamos pasos serios, pero a veces dormíamos juntos. Pasaba tan poco tiempo en Santuario que... cuando estaba aquí, no lo quería dejar por nada. Disfrutábamos hablar. Pasar tiempo juntos. Esa ocasión nos quedamos dormidos en su cama. Y me despertó a mitad de la noche. Bajó tanto la temperatura de su habitación que por un momento las paredes se empezaron a escarchar, era imposible no tiritar de frío. Y él estaba sumido en una pesadilla: apenas se movía, pero lloraba... lloraba sin casi quejarse. Nunca lo vi tan desvalido. Él, tan sobrio y estoico... Fue lo más impresionante que vi de él... hasta que lo encontramos sepultado en el alud...

―¿Y qué hiciste?

―Lo desperté. Y al abrir los ojos no podía comprender lo que había pasado. Me aseguró que no lo entendía. Me pidió perdón por haber alterado así la temperatura. Nos fuimos a mi templo. Y ya no pudimos dormir: lo tuve abrazado toda la noche, sin que ninguno de los dos entendiéramos qué había pasado. Yo pensaba... que temía por los niños, ¿entiendes? ¿Tú crees... tú crees... que soñó a la mujer...? Nunca volví a verlo así de alterado...

―Tú lo has dicho. Pasaba muy poco tiempo en Santuario...

―Oh, dioses... Keltos tonto, ¿qué ocultas?

― Mu, ¿puedes entrar en su mente y averiguar qué ha visto esta noche?

―¿Espiarlo? Se lo tomará horriblemente mal cuando despierte.

―Si despierta. ―dijo Milo con un tono tan lúgubre que Saori se estremeció. ―Me da igual que se enfade. Si hay alguien que lo jode de esta manera, quiero saber quién es para ir y arrancarle la piel a tiras. ¿No sería mejor que lo intentaras tú, Kyría?

―No, Milo. Los dioses podemos hacer daño, a veces sin proponérnoslo. Puedo buscarlos con mi cosmos, comunicarme con ustedes, intervenir para sanarlos... pero entrar en sus mentes... revolverlas, no creo que eso resulte bien...

―Puedo intentar, Dama. Aunque Shaka sería más útil. Él ya sabe qué debe buscar.

―¿Y los dos? Shion, hablaré ahora mismo con Julián para enterarlo de que requerimos a nuestros santos de vuelta. Por favor, trae a Shaka y a Kanon. Y después, quiero que se nos reúnan a la brevedad Aiolos, Saga, Afrodita y Shura.

―¿Todos, Dama? ¿No te parece excesivo? Estoy de acuerdo en que debemos enterarlos del estado de Camus, pero de eso a interrumpir sus actividades...

―Alguien ha atentado contra uno de mis santos en su propio hogar: nuestro hogar. Lo consideraré un acto de guerra.

―¿Qué? ―preguntó Dohko mirando a la jovencita alarmado, al igual que los demás guerreros y Shion. ―Dama, antes de declarar un estado de emergencia en Santuario, tendríamos que analizar los datos disponibles...

―Y lo estoy haciendo. El Santo de Acuario fue atacado en pleno Santuario por un enemigo desconocido. Es un acto de guerra. Quiero a mis santos dorados aquí. Quiero a Shaka y a Mu averiguando de Camus qué sucede. Quiero a mi ejército completo conmigo, resguardado y preparado para cualquier contingencia. Shion: encárgate de que todos estén aquí, bajo mi protección. Milo: quiero que veas a Hyoga y le preguntes si Camus vio alguna vez en Siberia a una mujer que le resultara amenazante. Haré que lo traigan y tú hablarás con él. Tal vez pida a Poseidón que envíe a Isaac para que le preguntes también...

―Yo... hablaré con ellos si eso quieres, Kyría, pero... quiero acceso a los expedientes de Camus. Quiero ver las observaciones de su psicólogo y su psiquiatra. Quiero entender qué le pasa.

―Y yo quiero revisar todo su historial médico. No sólo a partir del accidente: también lo anterior, desde que pisó Santuario.

―¿Vas a encargarte del seguimiento psicológico de tu pareja, Milo? ¿No es éticamente cuestionable?

―Tengo derecho a comprender a cabalidad qué le sucede a mi marido.

―¿Marido? ¿No decías por la tarde que sólo son novios?

―¡Es el maldito amor de mi vida, de mi existencia! ¡No importa cómo lo llame, el término queda flojo para lo que significa para mí! ¡Novio, amigo, marido, amante! ¿Qué importa? Es todo eso y más. Y quiero saber qué le ocurre. ¡Por eso estoy haciendo el ridículo en la universidad estudiando una disciplina que me permita comprender lo que le pasa! Hablaré con Hyoga, con Isaac, con Surt, con el espíritu de Sinmone, con quien sea que lo haya conocido fuera de Santuario, pero quiero leer sus expedientes también.

Athena guardó silencio un momento y, sonriente, miró a Shion y Dohko con complicidad.

―He pasado el invierno pensando que hay una enorme posibilidad de que lo que sea que le sucede a Camus, es ajeno a su vida en Santuario. He pensado en su breve estancia de Asgard, por supuesto, y me he estado planteando el modo de preguntar a Hilda por lo que sepa al respecto, que no puede ser mucho: si sucedió algo más que el accidente de Sinmone, no es de su conocimiento. ―Saori se puso de pie y caminó los breves pasos que la separaban de Shion; puso su mano sobre el hombro de su pontífice. ―Tendrás que revisar de nuevo mi carta, querido Shion. La corregiré a partir de lo que Mu y Shaka logren averiguar en la mente de Camus para hacer mi petición a las damas de Asgard. Deberíamos hablar con Surt, ya que fue quien trató con Camus.

Un médico se acercó en silencio al grupo que ocupaba la sala de espera. Carraspeó un poco para ganar su atención, sobre todo la de la dama, que se acercó interesada para escuchar lo que tuviera que decirles.

―Señora, caballeros. Lo estabilizamos. Está inconsciente, aunque esperamos que no permanezca mucho tiempo así. Está intubado, pero lo extubaremos en cuanto descartemos una recaída. La contusión en su cabeza no es grave: suturamos la herida y la radiografía no muestra fractura en el cráneo, daño en la prótesis, ni inflamación cerebral. Lo hemos sometido a una revisión rápida y no hay causa física aparente para que este incidente haya ocurrido: no nos lo explicamos. Tampoco creemos que se trate de una secuela de su accidente de hace años, pues no hay trombos, estenosis o deterioro de órganos vitales, que es el escenario que esperaríamos en ese caso. Si lo desean, pueden verlo: le hará bien escuchar voces queridas. Le asignamos una habitación aislada adjunta al área de cuidados intensivos. Sólo les pediré que la visita no sea masiva: entren en pareja o uno por uno, y sean breves, al menos por el momento.

―Gracias, doctor. Milo, ¿me acompañas a verlo? ―dijo la joven extendiendo la diestra al escorpión. Éste comprendió que la petición no era sino una orden disfrazada de amabilidad: ¿quién en el ejército ateniense se atrevería a negar la mano a la señora del Santuario? Con una inclinación de cabeza, Escorpio se acercó a Saori, le ofreció el brazo, y marchó a su lado, silencioso, en pos del médico. Preparándose para, nuevamente, ver a Keltos en una cama de hospital. 

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Aclaraciones

Hola a tod@s. Espero que estén bien y que sus vidas marchen estupendamente. 

Pido disculpas: pretendía actualizar este capítulo (está listo desde hace un buen) el martes que acaba de pasar, pero mi semana laboral ha resultado muy demandante y amenaza con no terminarse ni en sábado. Así que aquí está, pese a que recién es viernes de madrugada en mi casa. Trataré de actualizar el siguiente hoy mismo por la tarde, o al menos durante el fin de semana.

Esta ocasión no hay expresiones idiomáticas qué aclarar, si acaso, los padecimientos de los que habla el médico: trombos (trombosis: coágulos de sangre) y estenosis (estrechamiento de los conductos venosos y arteriales). La necrosis es la muerte de algún tejido (gangrena). Estos son algunos problemas que una persona que haya pasado por un accidente mayor, como le sucedió a Camus, podría presentar.

El crédito de la imagen, con ese Milito con la mirada melancólica y bello en como él solo, corresponde a su aut@r, que es sin duda un artista excepcional.

Gracias, como siempre, por el tiempo que se toman para hacer la lectura, por sus comentarios y votos. El amor se les retribuye, aunque no alcance a contestar todos comentarios tan lindos que hacen. Me encanta mi trabajo, pero a veces me llueve sobre mojado. En fin, que la vida les sea leve. Abrazos y besos XD  

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