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Parte II. Canciones dispersas en cuartos vacíos


Verena

El suelo fue lo primero que vio. Cayó con tanta fuerza que aun le dolía las palmas de las manos y las rodillas. Si no fuera porque interpuso sus extremidades también le dolería la cara, pero por fortuna tuvo un poco de autocuidado. La primera vez que viajó al mundo Inverso su aterrizaje no había sido forzoso. Suponía que era por el hecho de que Naheim había sido tan diligente como para tomar su mano y hacerla flotar por el aire. Algo que no ocurrió en ese instante.

Evy se levantó y notó el aroma en su habitación: humedad. La sensación de vacío. Como si se hubiera ido por tanto tiempo que, al volver, aquellas paredes olvidaron el confort que genera un humano. Estaba frío, olvidado, en la oscuridad total.

Tocó varios interruptores sin variar nada. Se alegraba que fuera de día y que la luz natural entrara por las ventanas. Podía ver las particulas de polvo en ella y el mismo polvillo sobre cada mueble de su apartamento. Caminó hacia la puerta de entrada donde un conglomerado de papeles salía de las aberturas que la puerta de metal permitía.

Todos tenían un sello similar: las deudas llegaron, y al no pagarlas se hicieron efectiva. Tomo otra de un tono marrón que al sacarla le generó frustración. Su arrendador le daba un plazo de salida del lugar.

Ni siquiera sabía qué día era como para sacar cuentas.

Abrió la puerta, buscaba salir de su propio hogar pero las cartas generaban una montaña incluso peor en el pasillo del edificio. Salió como pudo y alcanzó a cerrar detrás de sí. Una nota se pegó a su mano como un chicle masticado, lo que le generó asco. Miró lo que decía sin mucho ánimo, sin embargo se trataba de una nota de una compañera de clases.

«¿Dónde estás?» leyó «El señor Felish dice que nadie podrá tomar el examen de nuevo, lo siento».

Evy se agitó.

Salió del edificio con toda prisa. Incluso alguien que apenas subía le gritó un "ten cuidado" de forma agresiva, pero a ella no le interesaba. Se había perdido un examen muy importante. Uno de los más relevantes de la Universidad Omoplatense: el que le daría la llave a un título de maga. Había luchado contra viento y marea para poder realizarlo y cuando por fin tuvo la oportunidad se la habían arrebatado. No porque ellos fueran tan clasistas —que lo eran—, si no porque con tan solo un chasquido de dedos todo su universo cambió.

Buscó correr entre los callejones, sabía que entrar en algún transporte le pondría los pelos de punta. Entre la lentitud y la capacidad del mundo de poner obstáculos, prefería seguir a pie. Y así hizo, la universidad se vislumbraba magistral a unas cuantas cuadras lejos de ella quien corría sin parar entre hombres de trajes elegantes, dueños de tiendas que se interponían ignorantes en su camino, grupo de estudiantes que la veían como un ser salido de otro mundo y una voz menuda que susurró su nombre pero que se desvaneció en el aire.

Evy llegó hasta la universidad con el corazón desbocado y su rostro agitado. Fue directo a la dirección pues sabía que si el señor Felish había sido tan directo en su negativa su única opción sería hablar con el director. Entró en la habitación donde la secretaría la observó intransigente. La nebula acomodó sus ropas. Notó que se trataba del uniforme de La Torre. No sabía qué tan problemático sería llevar tal vestimenta ni que fuera reconocible, creyó que lo mejor era guardar las apariencias.

Caminó hacia la secretaria. Tenía un bonito identificativo que decía Veronica Gomez. Licenciada. Evy la miró a la cara luego de tragar.

—Necesito hablar con el director —dijo.

—El señor Gil está ocupado —respondió aquella de forma escueta. Ni siquiera la observó.

—Es importante —comentó Evy.

—Todos los casos lo son, pero no por eso signifique que no está ocupado —contestó de la misma manera.

—Puede decirle que hay una alumna que lo desea ver —Presionó la nebula.

Pero parecía que la licenciada no estaba de humor. Alzó la mirada, le dedicó unos ojos venenosos y continuó.

—El señor no la puede atender —zanjó.

Evy se movió del lugar, fue directo a las puertas que daban a la oficina del directo y aun con la secretaria detrás de ella, procedió a abrirlas de par en par.

El director se levantó ofuscado por la intromisión, la persona que atendía en cambio giró levemente hasta ver de quién se trataba. La sorpresa de Evy fue ver que Gogen Datell estaba ahí entablando, lo que parecía, una animada conversación con el señor Gil.

—Yersi, ella es la persona de la que te hablo. —comunicó Datell.

El director paseó su vista desde el mago hasta la chica que se había anclado al suelo en la entrada de la oficina.

—Señorita Gomez, puede retirarse, la esperábamos —comentó.

La licenciada, más ofuscada que dudosa, asintió con la cabeza y cerró las puertas detrás de sí. El silencio sobrevino en cuestión de segundos.

—Evy, ven. Siéntate —pidió Datell.

—¿Cómo llegó hasta aquí? —preguntó una vez estando a su lado.

—Luego conversamos sobre eso, ahora lo importante es lo que el señor Gil me comentaba —exclamó. Atrajo la atención del director quien asintió varias veces con la cabeza—. El señor Gil está dispuesto a realizarte el examen que debes tomar. Entendió lo sucedido y aceptó gustoso.

—Es como dice su mentor, señorita Gothiel. Siempre hay algo que se nos escapa de las manos, esto es una de esas cosas. No podemos ser intransigentes. Hablaré con el señor Felish para que me de una copia y puedas tomar tu examen aquí y ahora.

—¿Ahora? —preguntó nerviosa.

—¿Algún problema con eso? —indagó Gil.

Evy vio a Datell quien no se inmiscuyó, y luego al director quien parecía esperar que dijera que sí había problemas.

—No, puedo hacerlo ahora —respondió.

—Excelente, ahora regreso —dijo.

Al escuchar la puerta cerrarse detrás del director de la universidad, la cara de Evy dio contra Gogen Datell quien mostraba una sonrisa lustrosa. Estaba feliz de haber logrado cambiar la opinión de Yersi Gil, creía que le constaría mucho más pero a los efectos salió mejor de lo que esperaba.

—Gracias —murmuró Evy.

—Nada que agradecer; tenía que hacerlo. Después de todo si no sucedía no terminarías nada de lo que has empezado aquí —comentó.

Evy asintió con la cabeza.

—No sé a ciencia cierta cuánto tiempo ha pasado —susurró.

—El tiempo en el mundo Inverso se duplica con respecto a este plano. Para ti fue alrededor de ocho meses en un lugar distinto. Aquí han sido al menos cuatro. Y en ese tiempo pueden suceder muchas cosas.

—Cuatro meses... por eso las cartas en mi apartamento...

—Está bien, podrás recuperar el tiempo perdido —dijo Datell restándole importancia.

—¿Realmente lo cree? —inquirió desconfiada.

—Estoy seguro.

Evy respiró profundo, fijó la mirada en el escritorio frente a ella y volvió a observarlo una vez más.

—Me dirá ahora cómo llegó antes que yo —dijo.

Datell le guiñó un ojo y justo en ese instante Gil entraba con una copia en mano.

—Ahora tienes otras cosas en qué enfocarte, Gothiel. Mucha suerte —exclamó el mago.

Gogen intercambió unas palabras con el director y, al cabo de unos segundos, salió. Evy observó los sucesos con esperanza. Tomó asiento donde Gil le indicó y luego de que el mismo director le diera las pautas de la prueba comenzó su travesía por una prueba de ciento cincuenta preguntas.

Evy salía de las adyacencias de la universidad con un rostro lleno de felicidad, por supuesto tenía sus dudas con respecto a la prueba, pero era más saber que pudo realizarlo lo que la llenaba de dicha. Se detuvo justo en una de las paradas mas transitadas junto a otros cientos de estudiantes a esperar por el transporte público. Una de las razones para volver se había cumplido y ¿Cuántas más quedaban? Luego de ello debería esperar resultados, si todo salía bien podría continuar dos años más y alcanzar la titulación de maga.

Dos años.

Pensar que pasarían dos años más antes de volver al mundo Inverso le cayó como una piedra en el estómago; no lo pensó hasta ese instante en que veía el flujo de personas partir en un bus. Lo hubiera tomado de no ser porque su corazón estaba tan agitado como para poder sobreponerse, en cambio miró el banquillo que quedó solo y tomó asiento. Una lágrima resbaló por su mejilla.

¿Cuánto tiempo pasaría en el mundo Inverso?

¿Cuatro años? ¿Cinco?

Era un cálculo que no deseaba hacer pero su mente no dejaba de buscar una respuesta. Cuando la sombra de una persona se interpuso entre el amanecer y ella, Evy alzó la mirada para contemplar el rostro condescendiente de Forany.

La maga ladeó la cabeza y mostró una sonrisa maternal.

—¿Tan mal te fue? —preguntó.

Evy negó repetidas veces con la cabeza.

—¿Por qué lloras? —inquirió desconcertada.

—Estaré mucho tiempo aquí. Serán dos años. Eso es demasiado —respondió con la voz quebrada.

Forany resopló, lo comprendió al instante.

—Si lo ves desde este contexto parecerá demasiado, pero la verdad es que los años pasan muy rápido —contestó ella. Tomó asiento a su lado, buscaba darle un poco de animo—. El mundo Inverso tiene muchos años, más de lo que Vegeranea tiene, y aunque ahora parece desbordado por la presencia de Nebul, no desaparecerá todavía porque tiene personas que la quieren recuperar. —continuó y aun Evy trató de calmar su estado, una parte de ella pensaba en Naheim.

—Crees que...

—Ellos harán lo posible por hacerlo, Naheim incluido. Ese sujeto quiere recomponerla para ti. Las nébulas como tu merecen volver a poblar el mundo Inverso, ustedes merecen volver a la tierra de la magia y la energía. Desde que se dispersaron y parte de tu especie desapreció no ha vuelto a ser la misma.

—¿Cuánto tiempo llevas conociendo el mundo Inverso? —preguntó Evy.

—Muchos más que Naheim.

Forany le guiñó un ojo.

—ahora volvamos a casa, debes darte un baño y prepararte para los resultados. También nos espera trabajo en Las Espigas, por el tiempo que estuvimos afuera nos reemplazaron pero al parecer no eran muy eficientes —comentó divertida.

—Forany, no tengo un lugar a donde volver; el arrendador me sacó de mi apartamento por no cumplir con los pagos. Estoy llena de deudas y...

—Vendrás conmigo. ¿Creías que te dejaría sola en ese edificio? —inquirió irónica.

—Fue el lugar donde crecí.

—A veces debemos cambiar para ser más fuertes. Y eso, obvio, incluye las mudanzas.

—No conocía este lado tuyo —exclamó divertida

—No conocías muchas cosas y mirate, has cambiado aunque aun no lo quieras ver. Es hora de empezar a notarlo.

Evy contempló por segundos lo que Forany decía. Cuando empezó a notar la razón en ellos sonrío. La maga le dio un codazo y acto seguido se levantó caminó a la orilla del pavimento y esperó a que un taxi se detuviera frente a ellas.

—¿Nos vamos?

Evy corrió hacia ella. Sí, serían dos años, pero serían tan largos o cortos como ella quisiera.


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