🗼💜(EXTRA)NUESTRA LUZ💜🗼
Los años habían pasado, y el faro seguía iluminando el pueblo costero de Hanam, no solo como guía para los barcos, sino como un símbolo de amor y perseverancia. Para Jungkook y Taehyung, aquel faro era mucho más que una estructura; era el lugar donde todo comenzó de nuevo, donde sus corazones se encontraron y donde decidieron construir una vida juntos.
Ahora, diez años después de aquella Navidad inolvidable, el faro seguía en funcionamiento, pero también se había convertido en un hogar. Jungkook había transformado el viejo taller en un espacio cálido, con paredes de madera clara, estanterías llenas de libros, y grandes ventanas que ofrecían vistas al océano infinito. Taehyung, por su parte, había llenado cada rincón de detalles únicos: pequeñas plantas que cuidaba con devoción, cuadros que pintaba en sus ratos libres, y fotografías que capturaban los momentos más importantes de sus vidas juntos.
El faro no solo albergaba su amor, sino también el sonido de risas infantiles. En el centro de la sala, un niño de cinco años, con cabello oscuro y rizos que caían sobre su frente, jugaba con un tren de madera que Taehyung había construido para él. Jungkook, con una camisa de lino arremangada, lo observaba desde el sofá mientras trabajaba en su laptop.
—Jiwoo, ¿no te cansas de hacer que el tren dé vueltas? —preguntó Jungkook, sonriendo mientras apoyaba el mentón en su mano.
—¡No! —exclamó el niño, sin apartar la vista de su juguete. Sus ojos brillaban con la misma intensidad que los de Jungkook, pero su sonrisa tenía la calidez inconfundible de Taehyung.
Taehyung apareció desde la cocina, secándose las manos en un paño. Había estado preparando galletas navideñas, una tradición que había comenzado el año anterior cuando Jiwoo insistió en que "la Navidad sabía a galletas de chocolate".
—Déjalo jugar, Jungkook. A su edad, todo es emocionante —dijo Taehyung, dejando un plato de galletas sobre la mesa.
Jungkook dejó la laptop a un lado y se acercó a Taehyung, envolviéndolo en un abrazo por detrás. Apoyó la barbilla en el hombro de su esposo y susurró:
—A mí lo que me sigue emocionando es verte con esa sonrisa.
Taehyung rodó los ojos, aunque una risita escapó de sus labios. —¿Cuántas veces vas a usar esa misma línea?
—Hasta que te canses de escucharla —respondió Jungkook, plantándole un beso en la mejilla.
Jiwoo levantó la vista de su tren y frunció el ceño. —¿Otra vez están haciendo cosas de adultos?
Ambos se echaron a reír ante el comentario del niño. Jungkook se acercó a Jiwoo y lo levantó en brazos, haciéndolo reír con cosquillas.
—Cuando seas mayor, lo entenderás, campeón —dijo Jungkook, revolviendo los rizos de su hijo.
Noche de Navidad
Esa noche, el pueblo estaba cubierto de nieve, y las luces del faro brillaban como un faro de esperanza en la distancia. Jungkook, Taehyung y Jiwoo habían decorado un árbol grande en la sala, adornándolo con estrellas de papel que ellos mismos habían hecho. Cada estrella tenía un deseo escrito en su interior, una tradición que Taehyung había querido transmitir a su familia.
—Papá, ¿qué pediste este año? —preguntó Jiwoo, mientras ayudaba a Taehyung a colocar una estrella en la cima del árbol.
Taehyung sonrió, mirando a Jungkook, quien estaba encendiendo la chimenea. —Pedí que esta familia siga siendo feliz, como ahora.
Jungkook levantó la vista y le guiñó un ojo. —¿Solo eso? Yo pedí que Jiwoo no haga tantas preguntas incómodas.
Jiwoo infló las mejillas, fingiendo estar ofendido. —¡No son incómodas!
Las risas llenaron la sala una vez más, y Jiwoo pronto se distrajo con los regalos envueltos bajo el árbol, inspeccionando cada uno con curiosidad.
Cuando el niño finalmente se quedó dormido en el sofá, abrazando su tren de madera, Jungkook y Taehyung lo cubrieron con una manta y se sentaron juntos frente a la chimenea. La nieve caía suavemente fuera de las ventanas, y el crujir de la leña llenaba el silencio cómodo entre ellos.
—A veces me cuesta creer que llegamos hasta aquí —dijo Taehyung en voz baja, apoyando su cabeza en el hombro de Jungkook.
Jungkook entrelazó sus dedos con los de Taehyung, acariciando suavemente su mano. —No fue fácil, pero todo valió la pena.
Taehyung levantó la vista, buscando los ojos de Jungkook. —Gracias por nunca rendirte conmigo.
Jungkook sonrió, inclinándose para rozar los labios de Taehyung en un beso suave. —Tú eres mi hogar, Taehyung. Siempre lo serás.
El legado del faro
Con el tiempo, el faro se convirtió en más que un hogar. Taehyung comenzó a recibir visitantes, niños del pueblo que venían a escuchar sus historias sobre cómo él y Jungkook habían encendido el faro después de años de oscuridad. Les contaba sobre el poder de la esperanza y cómo las luces del faro eran un símbolo de que siempre se podía encontrar el camino, incluso en las noches más oscuras.
Jungkook, por su parte, organizaba talleres para enseñar a los jóvenes del pueblo sobre mecánica y tecnología, transmitiéndoles su amor por el trabajo manual y la perseverancia.
Jiwoo creció con el faro como su lugar favorito en el mundo. Para él, era más que un edificio; era el lugar donde sus padres se habían enamorado y donde su familia había encontrado su felicidad.
En una de esas noches de invierno, años después, mientras Jiwoo miraba las luces del faro desde la cima, preguntó:
—Papá, ¿qué significa este lugar para ti?
Taehyung, ya con algunos mechones de cabello gris, sonrió y miró hacia el horizonte.
—Este lugar significa que, pase lo que pase, siempre puedes encontrar el camino a casa.
Jungkook, de pie junto a ellos, colocó una mano en el hombro de Jiwoo. —Y significa que el amor siempre encuentra una manera de brillar, incluso cuando todo parece oscuro.
Mientras las luces del faro seguían iluminando el océano, Taehyung y Jungkook se miraron, sabiendo que habían construido un legado que perduraría más allá de ellos.
En ese rincón del mundo, bajo las estrellas y el resplandor constante del faro, su historia seguía viva, como un recordatorio de que el amor y la esperanza siempre encontrarán su camino.
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Un pequeño extra para que no chillen ok, disfrutenlo, los amo.💜💜💜
FELIZ NAVIDAD!!!!🥳🥳🥳🥳💜💜💜
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