🗼💓EL REGRESO💓🗼
Volvi gente, y traje otra historia de Navidad para ustedes, feliz navidad a todos🥳🥳
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El viento gélido soplaba con fuerza aquella víspera de Navidad en el pequeño pueblo costero de Hanam. Las olas rompían con furia contra los acantilados, y la luz tenue del faro apenas lograba atravesar la espesa neblina que cubría el océano. El faro había estado apagado durante años, un reflejo del abandono en el que se encontraba el pueblo. Pero para Taehyung, el faro no solo era una estructura antigua; era un símbolo de recuerdos felices, una conexión con el pasado que le dolía enfrentar.
Regresó al pueblo después de casi una década, con los bolsillos vacíos y el corazón más roto de lo que hubiera imaginado. Las luces navideñas en las casas le daban una calidez distante, como si pertenecieran a otro mundo. Se detuvo frente a la casa que había sido de sus abuelos, con sus ventanas cubiertas de polvo y el tejado ligeramente inclinado. Era pequeña y sencilla, pero en su mente siempre había sido el hogar más acogedor del mundo.
Mientras Taehyung giraba la llave oxidada en la cerradura, el eco de una voz lo hizo detenerse.
-¿Tú también has vuelto, Taehyung?
Taehyung se giró lentamente, y su corazón dio un vuelco al reconocer al hombre que estaba de pie al otro lado del camino. Jungkook. Su amigo de la infancia, su primer amor y el motivo por el que había decidido marcharse en primer lugar. Jungkook estaba igual de apuesto que siempre, aunque el tiempo había endurecido sus rasgos. Vestía una chaqueta gruesa y llevaba un gorro que cubría su cabello oscuro, pero esos ojos, oscuros y llenos de intensidad, seguían siendo inconfundibles.
-Jungkook... -murmuró Taehyung, sintiendo que su garganta se cerraba.
Jungkook cruzó la calle con pasos decididos, deteniéndose frente a él. Lo miró con una mezcla de sorpresa y algo más profundo, como si no pudiera decidir si estar feliz o molesto por su regreso.
-Nunca pensé que volverías -dijo Jungkook, sin rodeos.
Taehyung desvió la mirada, sintiendo que el peso de los recuerdos lo aplastaba. -No tenía muchas opciones.
Un silencio incómodo se asentó entre ellos, roto solo por el rugido del mar. Finalmente, Jungkook habló.
-El faro sigue igual de apagado. Nadie más se ha preocupado por él desde que tú te fuiste.
Taehyung levantó la mirada hacia la estructura imponente que se alzaba sobre el pueblo, con su linterna rota y su exterior desgastado por la sal. De niño, pasaba horas allí con Jungkook, imaginando que eran los guardianes del faro, cuidando de los barcos perdidos. Pero esos días parecían pertenecer a otra vida.
-Supongo que ya no tiene sentido arreglarlo -respondió Taehyung con un tono más amargo del que pretendía.
Jungkook frunció el ceño. -¿De verdad crees eso?
Taehyung no supo qué responder.
Recuerdos bajo la nieve
Esa misma noche, Taehyung no pudo dormir. La nostalgia se mezclaba con el peso de las decisiones que había tomado en el pasado. Salió de la casa envuelto en una manta y caminó hacia el faro, atraído por la quietud de la noche. La nieve comenzaba a caer en copos suaves, cubriendo el paisaje con un manto blanco.
Cuando llegó, encontró a Jungkook allí, sosteniendo una linterna y revisando el mecanismo del faro como si estuviera decidido a repararlo él solo.
-¿Qué estás haciendo aquí? -preguntó Taehyung, cruzándose de brazos para protegerse del frío.
Jungkook lo miró de reojo, con una sonrisa ladeada. -Alguien tiene que hacerlo.
-Es inútil. Nadie necesita este faro ahora.
Jungkook dejó la linterna sobre una mesa de herramientas improvisada y se giró hacia él. Sus ojos oscuros brillaban con una intensidad que hizo que Taehyung contuviera el aliento.
-No se trata de si lo necesitan o no. Se trata de lo que significa. Para mí... para nosotros.
Taehyung sintió que algo en su pecho se rompía. Jungkook siempre había sido así, lleno de pasión por todo lo que hacía. Era una de las cosas que había amado de él, aunque nunca tuvo el valor de decirlo.
-¿Por qué te importa tanto? -preguntó Taehyung, su voz apenas un susurro.
Jungkook dio un paso hacia él, acortando la distancia entre ambos. -Porque cuando tú te fuiste, me prometí que haría todo lo posible para mantener vivos los recuerdos que compartimos aquí. Este faro... eras tú.
Las palabras de Jungkook lo golpearon con fuerza. Se mordió el labio, sintiendo que las lágrimas amenazaban con salir.
-Jungkook, yo...
Pero antes de que pudiera terminar, Jungkook levantó una mano, colocándola suavemente en su mejilla. Taehyung se quedó inmóvil, el calor de ese toque contrastando con el frío de la noche.
-No tienes que explicarlo ahora. Solo ayúdame a encender el faro.
Reparar el pasado
Durante los días siguientes, trabajaron juntos para reparar el faro. Taehyung era torpe al principio, pero Jungkook, con su paciencia característica, lo guiaba en cada paso. Pasaron horas en el taller del faro, ajustando engranajes y reemplazando piezas, mientras el eco del mar llenaba el espacio.
Con cada momento compartido, Taehyung sentía que el muro entre ellos comenzaba a desmoronarse. Hablaron de sus vidas durante los años que estuvieron separados, aunque ninguno de los dos se atrevió a mencionar el motivo de la partida de Taehyung.
En una de esas noches, mientras estaban sentados en el suelo del taller, compartiendo una botella de vino que Jungkook había traído, Taehyung finalmente rompió el silencio.
-Me fui porque tenía miedo.
Jungkook lo miró, esperando que continuara.
-Miedo de lo que sentía por ti. Y miedo de que tú no sintieras lo mismo.
El rostro de Jungkook se suavizó, y durante un momento que pareció eterno, ninguno de los dos dijo nada. Finalmente, Jungkook habló.
-¿Y ahora?
Taehyung lo miró a los ojos, viendo el reflejo de la luz tenue que habían logrado encender en el taller.
-Ahora sé que lo que siento no ha cambiado.
Jungkook dejó la botella a un lado y se inclinó hacia él, acortando la distancia entre ambos. Sus labios se encontraron en un beso suave, lleno de todos los años de anhelo y palabras no dichas. Fue un beso que habló de promesas renovadas y de un futuro que finalmente podían construir juntos.
La luz que guía
En la víspera de Navidad, el faro volvió a encenderse por primera vez en años. Las luces se elevaron hacia el cielo, atravesando la niebla y reflejándose en las aguas oscuras del océano. Los habitantes del pueblo salieron de sus casas, sorprendidos por el resplandor que iluminaba la costa.
Jungkook y Taehyung estaban de pie en la cima del faro, observando la escena con sonrisas que no podían contener. Taehyung sintió que su corazón, por primera vez en mucho tiempo, estaba en paz.
-Prométeme que esta vez no te irás -dijo Jungkook, sosteniéndolo por la cintura mientras miraban el horizonte.
Taehyung apoyó su cabeza en el hombro de Jungkook, sintiendo el calor de su cuerpo contra el suyo.
-No hay ningún lugar al que quiera ir. Mi hogar está aquí, contigo.
Las campanas de la iglesia sonaron en la distancia, anunciando la llegada de la medianoche. Taehyung cerró los ojos, dejando que el momento se grabara en su memoria.
Esa Navidad, las luces del faro no solo guiaron a los barcos que se acercaban al puerto; también iluminaron el camino de dos almas que finalmente encontraron su lugar.
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Es corta lo se, pero quería algo suave y corto para navidad, así que, feliz navidad chicos.
Disfruten a lo máximo este último mes con sus familias y amigos, que yo la pasare increíble.
Los amo, un fuerte abrazo de Oso para todos, los amo mis taekookers, Bay 💜💜💜
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