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01

Las lecciones de la mañana siguiente pasaron desapercibidas para Sirius. El punto culminante del día, hasta ahora, había sido convencer a Peter de acercarse lo suficiente al nuevo Sauce Boxeador para que lo golpeara después de su primera clase de Herbología. El sonido del grito indecoroso por parte de Peter mientras huía del árbol valía indudablemente la pena para tener detención y una reducción de veinte puntos.

Sirius y Peter todavía se reían de eso en el almuerzo, pero James estaba bastante apagado. Lily lo había atacado por no ejercer más control sobre sus amigos.

James apuñaló brutalmente sus papas asadas. "Quiero decir, no es como si hubieras intimidado a alguno de primer año a tocar el sauce, ¿no?", no le dijo a nadie en particular. "Si ese fuera el caso habría dicho algo.''

Sirius trató de ser comprensivo. "Anímate, amigo, defensa es la siguiente, entonces habremos terminado con las lecciones del día. ¿Por qué no nos escapamos a Hogsmeade por unas cuantas cervezas de mantequilla?'', ofreció, pero James negó con la cabeza.

"No puedo, tengo que reunirme con algunos prefectos para organizar rondas ahora que los horarios están establecidos", dijo con un suspiro de resignación. Sirius frunció el ceño.

"Yo podría acompañarte", ofreció Peter, pero Sirius negó con la cabeza.

"Nah, es una idea tonta de todos modos", dijo Sirius encogiéndose de hombros.

"Entonces, tendremos lección con Lupin. ¿Alguna idea?", preguntó Peter después de un momento. Los tres muchachos de Gryffindor eran conocidos por hacer bromas, especialmente contra el nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras. James lo había denominado un rito de paso para el profesor.

"Si el profesor no puede manejar una broma inofensiva, no tiene nada que enseñar en Hogwarts", había dicho mientras hechizaban la túnica de su maestro de segundo año para tirarse un pedo cada vez que hablaba.

Sirius inclinó su cabeza y le lanzó a James una mirada inquisitiva. James simplemente se encogió de hombros y volvió a su almuerzo. "Tal vez deberíamos dejar de lado las bromas y esas cosas", dijo a su plato después de un minuto; el castigo de Lily claramente todavía lo estaba molestando.

Sirius quería patear algo. ¿Desde cuándo todo lo que esa pelirroja decidiera se volvía más importante para James que divertirse con sus amigos? Sirius decidió intentar un poco más de persuasión.

"Está bien si no puedes pensar en un truco adecuado", comenzó Sirius en tono condescendiente, adoptando su mejor burla de la Casa de los Black. James levantó la vista con el ceño fruncido. "Quiero decir, que si no tienes buenas ideas, Pete y yo solo tendremos que pensar en una por nuestra cuenta.''

La frágil firmeza de James se había desmoronado con un pequeño pinchazo de orgullo, y Sirius sonrió. "Hagámoslo", dijo James, dejando su tenedor, y los tres chicos salieron del pasillo.

oOo

Remus se acercó a su clase después del almuerzo con una leve sensación de inquietud. Había visto a los tres chicos salir del Gran Comedor antes de que terminara el período de almuerzo y había sido informado de su inclinación a hacer bromas. No era tan estúpido como para pensar que no habría una broma pesada esperándolo para cuando él llegara.

La noche antes de que las lecciones comenzaran, Remus apenas había dormido. Por más que lo intentó, no pudo librarse de la sensación de ansiedad que se había instalado en su estómago. Se había enfrentado a los Mortífagos sin dudarlo y, sin embargo, un grupo de niños de trece años sentados silenciosamente en sus asientos para su primera lección lo aterrorizaba.

Sin embargo, diez minutos después de su lección, rápidamente olvidó su nerviosismo. Remus tenía un don natural para la magia de defensa y su entusiasmo por el tema era contagioso. Los estudiantes habían estado atentos y Remus finalizó la lección con una cálida sensación de éxito.

Aún así, los niños de trece años eran fáciles de impresionar, eran los estudiantes mayores a los que tendría que tratar de ganarse. Esos estudiantes tenían varios años de escolaridad detrás de ellos, Remus aquí era el recién llegado.

La sala zumbaba con bastante charla cuando los estudiantes de séptimo año se sentaron en sus escritorios, libros, pergaminos y plumas colocados frente a ellos. Remus notó que Black y sus amigos —James Potter y Peter Pettigrew, le había informado McGonagall— estaban sentados atrás. No alzaron la mirada cuando entró.

Cuando Remus se acercó al frente del salón de clases, los estudiantes se callaron. Se volvió para mirar al grupo de estudiantes y les ofreció su mejor sonrisa.

"Permítanme presentarme", comenzó. "Mi nombre es Remus Lupin, y seré su profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras este año."

Esta declaración fue recibida con silencio; ellos sabían quién era después de todo. Remus carraspeó y continuó.

"Creo que sería una buena idea para nosotros conocernos por unos minutos antes de llegar a la lección de hoy. Me gustaría dar vueltas por la habitación y que cada uno me cuente un poco sobre ustedes mismos", dijo, y hubo una risita entre algunos de los estudiantes. Remus trató de ver qué había sido tan gracioso en su discurso. Una chica pelirroja al frente frunció el ceño.

"¿Por qué no empezamos contigo?", dijo señalando a una chica rubia en el frente. "¿Qué tal si me das tu nombre y me cuentas un poco sobre ti? Asignatura favorita, o pasatiempos, o...'', hubo más risas, y de hecho eran más fuertes esta vez, y escuchó el sonido de rasguños detrás de él.

Remus se giró y vio el motivo de risa. Un pedazo de tiza volaba sobre el tablero negro por su cuenta, escribiendo improperios creativos en letras grandes y curvas. Remus se rió entre dientes mientras leía algunos de los insultos.

"Tu madre es una detestable y grasosa ramera", leyó Remus en voz alta mientras la clase continuaba riendo. "Admitiré que no es uno que haya escuchado antes", dijo suavemente.

Remus se acercó al tablero e intentó agarrar la ofensiva pieza de tiza, pero bailó fuera de su alcance y emitió un fuerte sonido de pedorreta. Más risas por parte de la clase. La tiza comenzó a escribir las palabras "Loony Loopy Lupin" repetidamente en todos los ámbitos. Su siguiente intento fue más rápido y agarró fuertemente la pieza de tiza en su puño. Luchó para liberarse y continuó soltando sonidos de pedorreta hacia él. La inspiración lo golpeó y se volvió hacia la clase, con la tiza en alto.

"Hay un hechizo bastante interesante usado por los aurores en estos días. ¿Alguno de ustedes está familiarizado con Prior Incantato?", preguntó sobre los rudos sonidos de la tiza, y hubo algunos asentimientos de comprensión.

"Para aquellos de ustedes que no saben, el Prior Incantato les revelará el último hechizo o hechizos que una varita ha ejecutado. Es muy útil en una investigación. ¿Pero qué haces cuando no tienes acceso a la varita culpable? ¿O qué pasa si un mago usa la varita de otro mago para lanzar un maleficio? ¿Cómo se determina quién es el responsable, entonces?''

Remus agitó su varita con un gesto, le dio un toque a la tiza, y no luchó más. Hizo una pausa para obtener un efecto dramático mientras observaba a sus estudiantes que se miraban inquietos el uno al otro.

"El hechizo", continuó, "está diseñado para revelar al lanzador de un hechizo o un maleficio, haciendo que las palmas de las manos del mago o bruja brillen de un color rojo brillante. Tal vez esté familiarizado con la frase, atrapado con las manos en la masa, ¡Señor Black!", dijo bruscamente y con cierta autoridad.

Sirius, que estaba sosteniendo sus manos frente a su cara, levantó la vista. Remus le dio al chico una sonrisa jovial. "¿Le importaría mostrarle a la clase sus palmas?", preguntó.

Sirius sonrió y levantó sus manos para que todos lo vieran.

"Nada de rojo por aquí", dijo con triunfo. Sus palmas estaban perfectamente libres de cualquier resplandor rojo. Los estudiantes que estaban viendo este intercambio miraron a Remus inquisitivamente.

"Sí, y tampoco verán nada", dijo Remus, y se alegró de ver desaparecer la sonrisa del niño. "Verás, he hecho ese hechizo justo ahora. Pero solo el culpable comprobaría sus palmas, ¿no es así?''

Varios estudiantes se burlaron en dirección al chico y Sirius bajó las manos.

"De hecho, revisaremos las signaturas mágicas y rastros más adelante este año, para que lo sepa. Le pido que se quede después de clase, ¿Sr. Black?", preguntó Remus y giró para colocar la tiza de nuevo en el tablero, sin esperar una respuesta. Remus se sentó en su escritorio frente a sus alumnos una vez más, creyó ver algunas miradas de admiración en sus caras. La pelirroja estaba radiante.

"Ya que todas las miradas están en usted, señor Black, ¿por qué no comienza?", dijo Remus, indicando con sus manos que Sirius debía levantarse. "Por favor cuénteme un poco acerca de usted, aparte de disfrutar de hacer bromas a sus nuevos profesores.''

Sirius se levantó de su asiento con gracia, pero Remus podía ver el matiz rosado de la vergüenza florecer en sus mejillas mientras los estudiantes continuaban riéndose. Remus los calló con un gesto de su mano y le dio a Sirius una sonrisa alentadora.

"Bueno, me gusta más Transformaciones. Estoy pensando en romper maldiciones o solicitar el entrenamiento de auror después del colegio. Me gustan las motos muggles. Y mi madre realmente es una detestable y grasosa ramera," dijo Sirius con un guiño desenfadado, y Remus y algunos estudiantes se rieron.

"Gracias, señor Black, puede sentarse", dijo Remus. El siguiente estudiante se levantó para presentarse, pero Remus permitió que sus ojos se demoraran por un momento en Sirius antes de prestar toda su atención al orador.

oOo

Sirius tiró malhumorado de su pluma cuando Peter y James se colocaron junto a él para dar sus respectivas presentaciones al profesor. Bastardo inteligente, pensó sin caridad. Si le hubiera pasado a cualquier otro estudiante, Sirius podría haber admirado el truco de Lupin. Incluso James y Peter habían estado riendo mientras Sirius pasaba vergüenza.  Malditos traidores.

James había sido el que había pensado en encantar la tiza para escribir palabras traviesas, y había sido la idea de Peter hacer que soltara pedorretas, pero Sirius había sido quien había lanzado el hechizo, siendo el mejor en Encantamientos.

Finalmente, el último estudiante tomó asiento después de presentarse y Lupin hizo una conferencia sobre la identificación de artefactos oscuros.

"Casi todo puede ser maldecido con magia oscura, por lo que es importante aprender a identificar si un objeto lleva una maldición oscura y cómo distinguir qué maldición es", explicó. "Muchas veces puedes sentir la magia oscura sin lanzar ningún hechizo o incluso tocarla, esa es tu magia reaccionando a la aberración en el aire. Es importante prestar atención a las reacciones físicas, si sientes que tu cabello se paraliza o que te da un sudor repentino, es tu instinto que te dice que algo está fuera de control.''

Lupin se dispuso a mostrarles cómo lanzar hechizos reveladores sobre varios objetos que él sacaba desde un cajón de su escritorio. Cada estudiante tuvo la oportunidad de lanzar el hechizo con diversos grados de éxito. Lupin suavemente corrigió a los que estaban teniendo problemas. Para la tarea, Lupin le proporcionó a cada estudiante un objeto inofensivo que contenía una maldición al azar.

"No se preocupen, ninguno de estos hechizos es peligroso", aseguró. "Quiero que practiquen y para la próxima lección sean capaz de identificar con qué hechizo está maldito su objeto. En la próxima lección les mostraré cómo eliminar la maldición."

La clase terminó con una sensación general de satisfacción; Sirius tuvo que admitir que había sido una buena lección; Lupin claramente sabía sus cosas. Les dijo a James y Peter que los alcanzaría más tarde y se dirigió al frente donde Lupin estaba sentado en su escritorio, colocando los objetos usados ​​para la lección en un cajón.

"Ah, señor Black", dijo Lupin mientras Sirius se acercaba para pararse frente al escritorio. Lupin levantó la vista de su tarea y le dio a Sirius una amable sonrisa. Sirius decidió que le gustaba la forma en que la sonrisa del hombre hacía que sus ojos se iluminaran, y una vez más sintió el tirón inconfundible.

"Veamos... tu castigo. ¿Qué tal si limpias la pizarra negra?" Ofreció, tocando su labio inferior pensativamente con las yemas de sus dedos. Sirius sintió que su lengua salía para mojar sus propios labios y observó a Lupin jugar distraídamente con la carne rosada. Se dio un apretón mental.

"¿Limpiar la pizarra?", preguntó con cierta sorpresa.

Lupin solo se encogió de hombros, sus manos se movieron lejos de sus labios. "De verdad no quiero darte detención, fue una broma bastante inofensiva y bastante inteligente, aunque no le digas a nadie que dije eso", divagó Lupin. "Además sé de buena fuente que ya has ganado una detención esta mañana por desviarte al nuevo Sauce Boxeador. Y como es tu culpa que el tablero necesite limpieza, parece apropiado.''

Ambos miraron el tablero, cubiertos de insultos y líneas de "Loony Loopy Lupin", y Lupin le dio otra sonrisa. Maldición .

"Por supuesto, no podía permitir que tu indiscreción fuera indisciplinada frente a los otros estudiantes", continuó el hombre mayor. "Como dijiste, las primeras impresiones son importantes, ¿no?", preguntó mirando a Sirius directamente a los ojos.

Sirius recordó su primer encuentro en el tren y se preguntó, por primera vez, si Lupin le había dicho algo al respecto a alguien. ¿Le había contado a alguno de los otros profesores lo que había visto? Su estómago dio una incómoda agitación. Él no estaba listo para que la gente supiera ese secreto. Sirius notó que Lupin no parecía disgustado, y su tono era más juguetón que acusador.

"Lo del otro día..." comenzó Sirius, pero Lupin le echó una mano.

"No le contaré a nadie si eso es lo que te preocupa", aseguró.

Sirius dejó escapar un suspiro de alivio. "Es solo que... No les he dicho a mis amigos que... bueno, que me gusta—"

"¿Que te gustan los chicos?", ofreció Lupin amablemente.

Sirius se encogió de hombros. "Iba a decir chupar pollas, pero sí... eso", y Sirius se alegró de ver un rubor subir por el cuello del hombre. ¡Ha , pensó, toma esa Lupin!

"Bien, puedes estar seguro de que tu secreto está a salvo conmigo. Aunque tú y tu novio deberían ser un poco más discretos en el futuro", advirtió.

"Oh, Garry no es mi novio. Solo nos gusta perder el tiempo. Cuando él no está fingiendo que no le gusta tener mi polla en su garganta", dijo Sirius casualmente, y una vez más se alegró de ver a Lupin vacilar mientras su mandíbula se movía arriba y abajo por un momento.

Contento de recuperar el equilibrio del hombre que lo había desequilibrado por completo, Sirius sonrió y comenzó a limpiar el tablero con una goma de borrar cercana. Escuchó a Lupin detrás de él continuar arreglando su escritorio. Cuando terminó, se volvió hacia el hombre mayor que estaba organizando una pila de papeles.

"Todo hecho", anunció.

Lupin miró de él al tablero y asintió. "Genial, gracias, señor Black."

"¿Hay algo más que pueda hacer por usted, profesor?", Sirius preguntó, mirando al hombre a los ojos, y, en un momento de osadía, se pasó la lengua por los labios.

Sirius vio como la mirada de Lupin se posaba en su boca. Algunos papeles escaparon de las manos de Lupin, flotando libremente al piso. Moviéndose rápidamente, Sirius se agachó para atraparlos. Cuando se enderezó estaban de pie casi pecho contra pecho, sus ojos se encontraron con los del otro hombre en desafío. Un tinte rosado una vez más se abrió paso a través de la cara de Lupin mientras miraba hacia otro lado. Sirius quería animar.

"Eso es todo, señor Black, gracias", dijo Lupin, tomando los papeles y dando un gran paso hacia atrás, evitando con éxito la mirada de Sirius.

''Cuando quiera, señor", ronroneó en lo que esperaba que fuera de una manera seductora. Lupin no respondió, pero Sirius todavía sentía que había ganado esta ronda del juego que acababan de comenzar. Al darle la espalda a su profesor, salió de la habitación sintiéndose mucho mejor que antes de que la clase terminara.

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