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Remus vaciló por un momento afuera de la puerta de la ubicación actual de la sede de la Orden. Estaba agotado. Había pasado las últimas tres semanas buscando al Mortífago que había eludido la captura del Ministerio. Era un trabajo generalmente reservado para los Aurores, no para un hombre lobo sin un centavo, pero en la gran escala de cosas, este Mortífago en particular era un pez pequeño y, por lo tanto, no se le dio una alta prioridad para la captura. Sin embargo, Dumbledore tenía el presentimiento de que el hombre poseía información útil, por lo que se le había encomendado a Remus que lo siguiera.
El hombre debe haber sabido algo bueno porque el rastro se enfrió repentinamente cuando Remus lo encontró muerto, su cuerpo estaba tirado en un callejón detrás del boticario en un pequeño pueblo. Remus especuló que el Mortífago ahora muerto sabía algo valioso y que, o era demasiado estúpido o no lo suficientemente importante como para confiarle información. ¿Por qué otro motivo habría sido asesinado en un momento tan inoportuno? Justamente cuando Remus había estado tan cerca.
Por otra parte, por lo que Remus sabía, aquel hombre simplemente podría haber elegido ese momento para caer muerto con el único propósito de joderlo, uno nunca podría saberlo. Su estómago se retorció incómodo cuando recordó haberle explicado todo esto a Dumbledore a la mañana siguiente. De alguna manera, la tranquila aceptación de Dumbledore era peor que si le hubiera gritado a Remus por ser un idiota incompetente. A Remus no le gustaba decepcionar a su mentor.
Movió los pies y se pasó los dedos por el pelo distraídamente, sin dejar de pensar en la puerta que tenía delante. A pesar de su cansancio, el hombre lobo estaba inquietando a Remus. Era una combinación horrible: estar tan cansado y tan incapaz de sucumbir a ese agotamiento. Estaba acostumbrado al insomnio en las noches previas a la luna llena; estaba acostumbrado a la irritante sensación de picazón en su piel que parecía como si ya no le quedara bien, como una camisa muy pequeña. Como si perteneciera a otra persona. En cierto modo, supuso que sí. Al menos la luna llena sería la noche siguiente y finalmente podría dormir. Se atrevió a esperar que lo que sea que Dumbledore tenía reservado para él, después implicara un examen exhaustivo sobre su colchón en su pequeño apartamento de una habitación.
Remus sacó su reloj del bolsillo delantero de su túnica. Había llegado tres minutos antes, pero no sería conveniente quedarse fuera por más tiempo. Dio un suspiro y golpeó su varita con el pequeño plato dorado en la puerta. Hubo un clic metálico y la puerta se abrió para recibirlo. Algunos miembros de la Orden gritaron cordiales saludos al pasar de la entrada a la zona principal de la congregación. Remus sonrió cortésmente y se dirigió hacia la sala de reuniones donde sabía que Dumbledore estaba esperándolo. Remus llamó y esperó.
"Ah, bien, Remus, estás aquí", dijo Dumbledore levantando la mirada de su asiento cuando Ojoloco Moody lo hizo pasar. Remus esperó a que Dumbledore recogiera varios pergaminos y se los entregara a Ojoloco murmurando en voz baja, "gracias, Alastor, eso es todo." Moody asintió con la cabeza al despedirse y, colocó los rollos en una cartera, antes de salir de la habitación.
"Por favor, siéntate", dijo Dumbledore haciendo un gesto hacia la silla frente a él mientras preparaba el té para los dos. Remus aceptó la taza con gratitud, y bebieron su té en silencio por unos momentos. "Te ves bastante arruinado, Remus, ¿te sientes bien?" Preguntó el viejo mago después de un rato, pareciendo sinceramente preocupado.
"Nada peor que de lo usual, señor", respondió, haciendo su mejor intento con una sonrisa valiente.
"Muy bien", asintió Dumbledore. "Vamos a los negocios, entonces, estás, estoy seguro, curioso de lo que implica tu próxima tarea. Ten la seguridad, Remus, no lo encontrarás tan difícil como la última." La relevación debe haber aparecido en su rostro porque Dumbledore soltó una suave risa.
"Remus, me gustaría ofrecerte formalmente un puesto como profesor en Hogwarts. Específicamente, como profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras.''
Remus no pudo ver cómo esto podría considerarse menos arduo.
"Señor", se aventuró Remus, después de un momento, "me siento halagado por su oferta, pero ..."
"¿Sí?"
"Bueno, ¿no cree que soy un poco..." buscó la palabra correcta, "...joven?"
"Veinticuatro no es tan joven para comenzar una carrera en educación. No tiene experiencia en un ambiente de enseñanza formal, es cierto, pero usted es un maestro natural, Remus. Posee algunas de las mejores cualidades que hacen a un profesor maravilloso. Eres infaliblemente amable, paciente, notablemente inteligente y maduro para un joven de tu edad. ¡Vaya, eres mejor en defensa que algunos Aurores!'' Dumbledore le ofreció un guiño subrepticio. "Aprendiste de los mejores después de todo."
Remus agachó la cabeza, desacostumbrado a los elogios de su mentor. "No crea que puede tentarme con dulces palabras, señor. Seguramente hay más candidatos calificados para el puesto", dijo Remus, deslizándose, por primera vez desde que entró en la habitación, en un tono más informal. Pero su rubor traicionó lo conmovido que estaba por las amables palabras de su mentor. Cuando finalmente levantó la vista, Dumbledore le sonrió con cariño.
"No te lo hubiera ofrecido si no te creyera capaz", dijo al fin. "Necesito a alguien en quien pueda confiar y no hay nadie en la Orden en quien confíe más que tú para enseñarle a mis alumnos a defenderse y protegerse en caso de necesidad."
Su corazón se hinchó de orgullo ante esa última declaración. Dumbledore confiaba en él; Remus sabía que no podía decepcionarlo.
Remus se levantó y le ofreció su mano a Dumbledore. "Me siento honrado, señor."
Dumbledore también se levantó, agarrando la mano de Remus con la suya. "Gracias, Remus. Me tomé la libertad de entregar los materiales del curso y algunas cartas hechas por mí y de algunos otros profesores, cosas que te ayudarán a entender mejor. Te están esperando en casa.'' Remus sonrió y negó con la cabeza. Algunas veces el hombre carecía de una pizca de humildad.
"Y en cuanto a tu 'pequeño problema peludo' no te preocupes," La sonrisa de Remus desapareció y la comezón familiar le recorrió los hombros. Casi lo había olvidado. Resistió la tentación de rascarse. Dumbledore continuó, "tanto usted como los estudiantes estarán perfectamente seguros durante las noches de luna llena, se están haciendo arreglos. Solamente el personal conocerá de su condición.''
"Gracias, Señor."
Dumbledore agitó su mano distraídamente.
"No, no hay porqué, Remus. Gracias por venir esta noche. Descansa, iré a visitarte mañana por la noche para hablar un poco más sobre eso, ¿eh?''
Remus asintió y se dieron las buenas noches.
Una mezcla inusual de ansiedad y anticipación se instaló en su estómago mientras se dirigía a casa. No estaba seguro de si debería estar emocionado o aterrorizado ante la perspectiva de enseñar en un colegio tan grande, por lo que se estableció en algún lugar intermedio.
Se preguntó qué le depararía el próximo año cuando saliera del cuartel general por la noche.
oOo
Cuando Sirius Black cruzó la barrera entre la plataforma nueve y tres cuartos para su último año en Hogwarts, una inusual sensación de calma se apoderó de él. No se había sentido tan cómodo desde el comienzo del verano. El Sr. y la Sra. Potter estaban felices de que se quedara a pasar el verano, sin poder —como así era, en realidad— regresar a la casa de su familia.
En verano la pasó muy bien revolcándose con su mejor amigo y compañero de crimen, James Potter. Habían llenado los días con juegos de quidditch improvisados y nadando en el lago cerca de la casa de los Potter, pasaron las noches colándose en fiestas en la cercana universidad muggle. Sirius, de hecho, había echado un vistazo o dos a los cursos que le habían asignado justo antes de que terminara el trimestre.
Por mucho que trató de distraerse, el verano le dio demasiado tiempo para pensar. Sirius odiaba pensar; prefería no hacerlo. Pero ser el hijo desheredado de una prominente familia de magos tiende a pesar en la mente. James parecía sentir la necesidad de acción por parte de Sirius y siempre estaba listo para arrastrarlo en una aventura u otra.
Sirius lo amaba por eso.
Él y James navegaron entre la gente y los carritos. Sirius negó con la cabeza con cariño mientras veía al chico con gafas hinchar un poco el pecho cuando pasaban junto a un grupo de chicas. La placa que indicaba que James había sido nombrado Head Boy brillaba con orgullo en la parte delantera de su túnica.
"¡Caracoles! ¿Dumbledore finalmente ha perdido el juicio?", preguntó una voz familiar desde atrás.
Sirius y James voltearon para ver la cara sonriente de su antiguo compañero de casa, Frank Longbottom. Frank había completado su último año en Hogwarts hace dos años y era muy querido entre todos los Gryffindors. Estaba recién salido del entrenamiento de Auror y uno de los pocos Aurores aplastados en la plataforma, atento al peligro.
Frank hizo un gesto hacia la insignia de Head Boy. "¿Realmente te nombraron Head Boy?"
"No hay necesidad de sonar tan sorprendido", dijo James, desinflándose un poco. "Dumbledore obviamente pensó que era el mejor hombre capacitado para el trabajo."
"Y el único en pensar así, al parecer", llegó una voz áspera.
Los tres jóvenes miraron con asombro como Lily Evans avanzaba hacia James, sus ojos verdes brillando furiosamente, su insignia de Head Girl sujetada a su túnica.
Tanto Sirius como James habían estado tan sorprendidos como Frank cuando llegó la carta que nombraba a James Head Boy junto con sus cartas para el próximo curso. James pasó una semana paranoica esperando que Sirius declarara que todo había sido una elaborada broma. Quería que Sirius le dijera que él mismo había hecho la insignia y se las había arreglado para entregarla el mismo día que sus cartas para el colegio llegaron, y ¿no sería una burla que Dumbledore realmente lo nombrara Head Boy? Sirius no hizo nada para desalentar su paranoia, pero luego, una semana después, Lily le envió una carta diciendo que esperaba que muriera en un incendio, y James pareció convencido a partir de ese momento.
"Déjame dejar esto perfectamente claro, James Potter", dijo Lily, clavando un dedo en su pecho. "No dejaré que hagas bromas sobre esto."
"¡Lily!" Chilló James, sus ojos alrededor de sus lentes. "Te ves preciosa como siempre", se recuperó un poco. Lily rodó los ojos, pero Sirius notó el tinte rosado de sus mejillas ante el cumplido. "No puedo creer que pienses que haría una broma de algo tan importante como esto", dijo James, haciendo todo lo posible para parecer sincero. "Nunca podría—"
"¡Oh, guárdalo, Potter! El director puede pensar que eres la mejor opción, pero yo no", dijo con el ceño fruncido y los brazos cruzados. Se inclinó hacia adelante clavando el dedo en el pecho de James otra vez. "Será mejor, por tu bien, que esté equivocada.''
Lily, le ofreció a Frank una hermosa sonrisa, luego, lanzando una última mirada a James —y a Sirius por si acaso— giró sobre sus talones y se marchó, su pelo rojo se balanceaba detrás de ella como un estandarte de guerra.
James la vio irse y su mandíbula cayó un poco. Sirius puso su mano debajo de la barbilla de James y cerró su boca amablemente.
"Merlín, la amo", dijo James después de un momento de silencio aturdido.
"Ella me asusta", dijo Sirius.
"Ella me asusta" , dijo Frank sacudiendo la cabeza. "Buena suerte este año, a ustedes dos."
Frank les dijo adiós para continuar su patrulla.
Continuaron a través de la plataforma hasta que encontraron a Peter y sus padres diciendo adiós. "Hola James, hey Sirius", dijo Peter mientras se acercaban.
"Hola, James, felicidades por tu nombramiento como Head Boy. Peter nos contó todo al respecto", dijo amablemente la Sra. Pettigrew. Sirius no pudo evitar notar que la madre de Peter no lo había saludado, pero mantuvo la boca cerrada. Sabía que ella no lo aprobaba como amigo de su hijo, pero tampoco le importaba. Ella operaba bajo la ilusión de que Sirius —no James o Peter— era el responsable de todos los problemas que tenían cada año. Poco sabía ella que su bebé tenía una imaginación perversa que era tan profunda como la suya.
"James nos va a hacer sentir a todos orgullosos, ¿a que sí, Jamie?" Preguntó Sirius, rodeando a su amigo con el brazo y revolviendo su desordenado cabello negro.
James y Peter se rieron de su demostración de afecto, pero de repente, los ojos de Sirius se dirigieron hacia un punto justo más allá del hombro de la Sra. Pettigrew. De repente, la calma que había empezado a sentir desapareció, dejando un vacío. Observó como su hermano, su madre y su padre salían de la barrera y cortaban el camino a través de la plataforma hacia el tren. Regulus no levantó la mirada, pero su madre y su padre le llamaron la atención, una expresión de suprema frialdad en sus rostros. Sirius apartó la mirada rápidamente.
James siguió su mirada y frunció el ceño, "Sirius, ¿estás—?" Comenzó.
Sirius lo interrumpió, "Creo que iré a buscar un compartimento ¿de acuerdo? Sr. y Sra. Pettigrew, siempre es un placer. James, compórtate en tu pequeña reunión de Head Boy. Haz muchos amigos nuevos."
"Te alcanzaremos en un rato", oyó que James llamaba desde atrás.
Cargando su equipaje tras él, Sirius subió al tren en busca del compartimiento vacío más alejado a la dirección opuesta a la que había visto a su familia dirigirse.
Pasó los siguientes minutos intentando con todas sus fuerzas no darse la vuelta para encontrar a su familia —antigua familia— mentalmente se recordó a sí mismo, y emitió algunos hechizos bien elegidos. Sirius nunca lo admitiría, pero la calmada indiferencia de sus padres por ver a su hijo de diecisiete años, ni siquiera a un año desde que se había largado de la cárcel para siempre, lo había herido más de lo que esperaba.
Sirius había enloquecido durante las vacaciones de Navidad del sexto año cuando les dijo a sus padres —no educadamente— que se fueran a la mierda. Estaba harto de que le dijeran que no era lo suficientemente bueno. Harto de que le dijeran que era una vergüenza. ¿Qué demonios sabían ellos? Se aferraron a sus ideales de sangre pura como el único salvavidas en un barco que se hunde. ¿Por qué no podían ver lo ridículo que era? ¿Por qué Regulus simplemente se tragaba cada palabra que le decían?
Sirius casi había decidido girarse y afrontarlos cuando el sonido de alguien maldiciendo llamó su atención.
"¡Estúpido, maldito cerrojo!" Dijo una voz profunda que Sirius reconoció.
Perfecto, pensó Sirius, y una sonrisa traviesa se formó en su rostro.
A cuatro pies de distancia, Sirius pudo ver al dueño de aquella voz, doblándose sobre su baúl maldiciéndose a sí mismo y golpeando con su varita el seguro roto de su baúl. Sirius se acercó lentamente hasta que estuvo parado justo detrás del chico encorvado, su entrepierna flotando justo sobre la espalda del chico.
"Este es un espectáculo al que podría acostumbrarme", espetó Sirius en voz alta, colocando sus manos delicadamente a cada lado de las caderas del chico y presionándose suavemente hacia adelante.
El chico se enderezó y giró rápidamente como un rayo, su varita apuntó al pecho de Sirius. Sirius levantó sus manos en fingida rendición.
"¿Me extrañaste, Garry?", Preguntó Sirius dulcemente.
El chico, Garrett Kelley o Garry, como a Sirius le gustaba llamarlo cuando estaban solos, frunció el ceño pero bajó su varita.
"Merlín, Black, ¿podrías ser más gay?", Preguntó Garrett, volviendo a su baúl, esta vez agachándose.
"Eso es escandaloso viniendo del chico que pasó la mitad del último curso con mi polla en la garganta", dijo Sirius, dándose la vuelta para mirarlo.
Garrett siseó entre dientes y miró a su alrededor con nerviosismo, pero estaban completamente solos. Él miró a Sirius. "Ya te lo dije el curso anterior, Black, no soy gay.''
"Aww, no seas así, Garry", le reprendió Sirius, tirando cariñosamente del cabello rubio de Garrett. Garrett apartó su mano, y Sirius hizo un puchero.
"Mira... Sirius. El último período fue un experimento. Investiga si quieres,'' explicó Garrett, dándole al baúl un último toque con su varita y levantándolo. "Los tipos experimentan con otros chicos todo el tiempo. Eso no los hace gays", dijo Garrett con un poco más de confianza.
"Tiene toda la razón, Sr. Kelley, diez puntos para Ravenclaw," Sirius asintió, dando su mejor impresión de profesor. "El hecho de que un joven se divierta haciéndole mamadas a otro joven no significa que sea un flamante homosexual."
"Bien... bien, me alegro de que nos entendamos", dijo Garrett con incertidumbre, dándose la vuelta para irse.
"Hey, Garry", llamó Sirius, y Garrett se detuvo para mirar a Sirius por encima del hombro. Sirius se inclinó para susurrarle algo al oído. "¿Quieres experimentar?"
oOo
Remus fue uno de los primeros pasajeros en llegar a la plataforma nueve y tres cuartos. Aunque habría Aurores apostados en la plataforma y el tren, Dumbledore le pidió a Remus que también hiciera el viaje a Hogwarts en tren. Dijo que nunca podría haber demasiados ojos vigilando, pero Remus en privado pensó que el viejo solo quería darle la oportunidad de tomar el Expreso de Hogwarts al menos una vez.
El Director anterior a Dumbledore se había negado rotundamente a permitir que un hombre lobo asistiera a Hogwarts. Remus, de once años, había sido aplastado al ver a otros niños en su pueblo recibir cartas por lechuzas y dirigirse al colegio. Nadie había cuestionado por qué se había quedado atrás. A menudo estaba "demasiado enfermo" para jugar, tal vez no estaba lo suficientemente bien como para asistir, pensarían.
Así que Remus se las arregló con una combinación de lecciones de su padre y auto-tutelaje. Su padre le había permitido tener la varita de su madre para practicar, y le iba bien. De hecho, lo usaba hasta el día de hoy. A menudo se preguntaba si la varita le había pasado la noche en que murió su madre, arrojándose frente al hombre lobo que le quitaría la vida y cambiaría el destino de Remus para siempre.
Hubo momentos en que Remus —en un ataque de melancolía— deseó que sus posiciones se hubieran invertido. Pero en las noches frías y solitarias, a minutos del lobo, sabía que nunca podría desearle esta maldición, —su maldición— ,contra nadie, especialmente contra la hermosa y valiente mujer que había muerto para que él pudiera vivir.
Remus pasó su infancia leyendo todo lo que su padre le ponía adelante. Por las noches, su padre lo interrogaba mientras cenabas juntos tranquilamente. Así era, cuando los niños de la aldea regresaban de la escuela con historias y risas, Remus se consolaba al saber que habían aprendido no solo lo mismo, si no más, que ellos.
Después de la muerte de su padre cuando tenía quince años, Dumbledore se acercó a Remus y lo tomó bajo su protección. Su mentor lamentaba el hecho de que ya no podía ofrecerle a Remus un lugar en Hogwarts, ahora que la dirección se había transferido a él. Explicó cómo había defendido un lugar para Remus cuando su padre solicitó su ingreso a Hogwarts; y a pesar de no obtener buenos resultados muchos de los libros y lecciones que su padre le había impartido a él habían sido enviados por el propio Dumbledore.
Remus continuó estudiando las lecciones que Dumbledore le enviaba e incluso tomó clases particulares privadas durante el verano. Consiguió un trabajo en la taberna de su pueblo, y el dueño se compadeció del joven callado y amable que tanto había perdido en la infancia. El dueño de la taberna nunca pareció cuestionarse por qué Remus necesitaba días y noches cercanos a la luna llena.
Remus suspiró mientras serpenteaba en el tren. Le debía mucho a Dumbledore. Pudo tomar sus exámenes de cualificación, nuevamente con la ayuda de Dumbledore, y aunque oficialmente se lo consideraba un mago, el trabajo era escaso para el joven hombre lobo. Este trabajo era una oportunidad de vida para Remus.
El tren vacío lentamente comenzó a llenarse con estudiantes y miembros de la familia, con baúles y jaulas de lechuzas de aspecto descontento pasando por encima de las cabezas de sus transportistas. Nadie le lanzó a Remus una mirada fugaz. Por lo que sabían, era un hermano mayor que veía a su hermano.
Pasó al siguiente vagón que estaba vacío salvo por dos niñas pequeñas que charlaban animadamente en un compartimiento. Les ofreció una sonrisa cuando pasó y sus ojos captaron un compartimento que estaba cerrado unas puertas más allá.
Probablemente solo es un estudiante que quiere un poco de privacidad, pensó.
Aún así, uno no podría ser demasiado cuidadoso. La ronca voz de Ojoloco Moody resonó en sus oídos, vigilancia constante, antes de que decidiera asomar la cabeza. Podía inventarse una excusa de que estaba buscando a alguien si no era nada.
Se acercó a la puerta e intentó abrirla, pero no se movió. Frunció el ceño y pasó su varita casualmente sobre la puerta. Emanaba un color naranja suave que se desvanecía rápidamente. Bloqueado. Con magia. También había un hechizo silenciador en la puerta. Remus podía decir que ninguno de los hechizos era oscuro por naturaleza pero, sabía que no podía dejarlo pasar. Con un movimiento de su muñeca, retiró el hechizo bloqueador de la puerta y entró, con la varita lista.
Remus sintió su mandíbula caer ante la escena frente a él. Había dos chicos mayores en el compartimento. Uno estaba de pie, con las manos apoyadas sobre él en el portaequipajes, las túnicas abiertas y los pantalones abrochados hasta la mitad de los muslos. Un cabello negro como el azabache caía en cortinas detrás de él y una expresión de intenso placer adornaba su rostro sonriente.
El otro chico estaba arrodillado ante el adolescente de cabello oscuro, con una mano apoyada en una cadera expuesta, mientras deslizaba sus labios sobre la hinchada cabeza de la polla del otro chico, su corbata azul y plateada tirada sobre su hombro mientras se aplicaba a su tarea.
Remus sintió que su rostro se calentaba, mortificado por haber tropezado con una escena tan íntima. Trató de salir del compartimento en silencio antes de que ninguno de los dos pudiera notar su intrusión, pero no tuvo tanta suerte. El chico de cabello oscuro soltó un suave gemido que disparó la calidez de la excitación directamente a través de Remus. Tropezó mientras trataba de retroceder y golpeó un baúl. La lechuza que dormitaba en la jaula de arriba emitió un chillido indignado. Dos cabezas se levantaron para mirar en su dirección, sus caras sonrojadas y los ojos muy abiertos por la sorpresa.
"¡Mierda!"
Sin decir una palabra, el chico de rodillas salió disparado del compartimento, empujando a Remus bruscamente. El chico de cabello oscuro se dio vuelta mientras se subía los pantalones.
"¡Mierda! ¡Esa puerta estaba cerrada, sabes!", gritó el chico por encima del hombro. Se volvió para mirar a Remus, con los hombros tensos, y se pasó una mano por el pelo distraídamente.
"Lo siento", se escuchó a sí mismo decir, esforzándose por apartar la mirada del atractivo rubor en las mejillas del chico. "El— el compartimento estaba— y pensé," dejó caer las palabras, tratando de explicar. El chico resopló y acorraló a Remus con una mirada exasperada. Remus carraspeó incómodo. "La puerta estaba sellada, toda precaución es poca en estos días", finalmente logró decir.
"¿Qué está pasando aqui? Escuché voces gritando. Oh, eres tú, Remus", dijo la voz sin aliento de Frank Longbottom.
"¿Qué pasó?" Preguntó mirando a Remus con el chico de cabello oscuro.
"Nada", ambos dijeron rápidamente. Remus atrapó la mirada del chico otra vez y vio una leve sonrisa en su rostro. La mirada de preocupación y confusión no dejó la cara de Frank.
"¿Estás bien, Sirius?", Le preguntó Frank al chico. El chico, Sirius, asintió con la cabeza y colocó su baúl en la rejilla que momentos antes estaba agarrando con fuerza.
"Creo que pude haber sorprendido a Sirius aquí, Frank", trató de explicar Remus. Sirius lo fulminó con la mirada pero no dijo nada. "Vi que el compartimiento estaba cerrado y pensé que alguien asomaría la cabeza", dijo mirando a Frank con semblante. Frank asintió en comprensión.
"Toda precaución es poca, ¿eh?", dijo Frank, haciendo eco a las palabras anteriores de Remus. Luego sonrió y se inclinó casualmente sobre la puerta. "Más te vale tener cuidado con él, Remus", dijo asintiendo con la cabeza en dirección a Sirius. "Estaba dos años por debajo de mí en el colegio. Gamberro de primera clase, este de aquí.''
"Suficiente, Frank", criticó Sirius, hablando por primera vez desde la aparición de Frank. "No vayas a contar historias sobre mí. Las primeras impresiones son importantes después de todo. ¿Correcto, Remus? ", dijo con un guiño. Remus sintió un rubor subir por su cuello.
"Bien, bien, lo siento otra vez", logró Remus antes de darse la vuelta y salir del compartimiento, sintiendo los ojos de Sirius sobre él mientras se iba.
"Nos vemos, Remus," llamó Frank mientras se dirigía en otra dirección.
Remus decidió dejar que los Aurores manejaran cualquier otra actividad sospechosa durante el resto del viaje en tren y se dirigió a su compartimento. Intentó poner la imagen de Sirius, con la cabeza echada hacia atrás, el cuello largo deliciosamente expuesto, fuera de su mente. "Joder," murmuró Remus mientras su excitación continuaba moviéndose, el viaje en tren prometía ser incómodo.
oOo
Hogwarts es absolutamente magnífico, reflexionó Remus, mientras cruzaba la entrada hacia el banquete. Remus había visitado el colegio en algunas ocasiones durante las clases de verano o en las reuniones de la Orden, pero nunca lo había visto como ahora. El castillo parecía cobrar vida, como si el regreso de los estudiantes después del verano lo despertaran de un profundo sueño.
Nunca hubo razones para visitar el Gran Salón durante sus visitas esporádicas, Remus trató de no parecer tan impresionado como algunos de los pequeños estudiantes de primer año que se quedaron boquiabiertos con asombro en cada esquina, cuando ingresaron para el comienzo del festín. El cielo nocturno se veía bellamente sobre su cabeza mientras velas y estandartes flotaban mágicamente por el pasillo. Remus captó la mirada de su mentor en la mesa principal y le sonrió. Dumbledore indicó el asiento a su izquierda y Remus se dirigió a la mesa.
"Es maravilloso verte, Remus," dijo Dumbledore mientras se sentaba. "¿Cómo estuvo el viaje en tren? ¿Algo interesante para comentar?''
Remus hizo lo posible por no resoplar. Él, de alguna manera, dudaba de que "algo interesante" no incluyera atrapar a dos chicos atacándose mutuamente.
"No, señor, las cosas fueron bastante tranquilas", fue su respuesta.
La sala se volvió silenciosa y Remus vio como el Sombrero Seleccionador se colocaba en un taburete y comenzó a cantar. Cuando el sombrero nombró los diversos atributos de cada una de las cuatro casas y a su respectivo fundador, Remus se encontró preguntándose en qué casa habría sido seleccionado.
Como si hubiera expresado sus pensamientos en voz alta, Dumbledore se inclinó y susurró: "Personalmente, creo que hubieses sido un buen Gryffindor. Pero puedo ser un poco parcial.''
"Es verdaderamente perturbador cuando hace eso", respondió, y Dumbledore se rió entre dientes.
Cuando el último estudiante fue seleccionado y los aplausos sesaron, Dumbledore se levantó para dirigirse a los estudiantes.
"Buenas noches y bienvenidos a otro año en el colegio Hogwarts. Solo algunos anuncios antes de distraernos con nuestro delicioso banquete. Me gustaría presentarles primero a nuestro nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras, el Sr. Remus Lupin.''
Remus se puso de pie y saludó cortésmente, sintiéndose incómodo. Algunos estudiantes aplaudieron cortésmente. Dumbledore continuó:
"También me gustaría aconsejar a todos que presten especial atención a una nueva adición a los terrenos de Hogwarts. Nuestro profesor de Herbología tuvo la suerte de conseguir un Sauce Boxeador muy raro que se ha plantado en los terrenos cerca de los invernaderos. No aconsejo a ningún alumno que se acerque demasiado, a menos que deseen visitar la enfermería.''
Hubo una desagradable discusión entre algunos estudiantes, y Remus esperaba que nadie estableciera la conexión entre las dos nuevas incorporaciones a su colegio. Cuando el silencio volvió a caer, Dumbledore les pidió a todos que disfrutaran del festín y la comida comenzó a aparecer en las mesas.
"Doy dos días y diez galeones para que el primer estudiante sea golpeado por esa cosa", dijo la profesora McGonagall a la derecha de Dumbledore mientras cavaban en su fiesta.
"Diez galeones más dicen que será uno de tus muchos merodeadores, Minerva", dijo la voz profunda del Maestro de Pociones, Horace Slughorn, y los profesores que estaban cerca se echaron a reír.
"¿Merodeadores?" Preguntó Remus, y los profesores soltaron una nueva carcajada, pero McGonagall sonrió amablemente.
"Hay un grupo de amigos en mi casa que tienen fama de hacer travesuras", explicó.
"Son una amenaza", exclamó un profesor que recibió una mirada furiosa de McGonagall.
"No es momento de ser desagradables", reprendió Dumbledore suavemente, adoptando una actitud de chicos varones. Remus masticó su rollo pensativamente, recordando el incidente en el tren.
"Uno de ellos no se llama Sirius, ¿o sí?" Preguntó Remus en lo que esperaba fuera una actitud casual. Varias cejas se dispararon ante su pregunta.
"Sí, Sirius Black en realidad", dijo McGonagall. "¿Qué hizo ahora? El curso ni siquiera ha comenzado.''
"Oh, nada", mintió Remus sin problemas, pero McGonagall lo miró engañosamente. "Frank Longbottom me dio una advertencia sobre él en el tren. Solo me preguntaba si era la misma persona.''
"Frank, fue un placer enseñarle", recordó con cariño, y varios otros profesores asintieron con la cabeza. La conversación se volvió nostálgica y Remus comenzó a desconectarse.
Remus escaneó el mar de estudiantes disfrutando de su cena en la mesa de Gryffindor. Sus ojos finalmente aterrizaron en una familiar cabeza de pelo negro. Estaba sentado cerca de varios otros estudiantes, por lo que era difícil decir quién era parte de esta supuesta banda de juerguistas. Remus vio como Sirius echó la cabeza hacia atrás y se rió de algo que dijo el chico con gafas a su derecha. Sirius golpeó al otro chico en la espalda; ese debe ser uno de ellos, pensó Remus, esforzándose mucho para no mirar la forma en que su nuez de Adán se balanceaba cuando reía.
Sirius pareció sentir que lo estaban mirando porque observó a su alrededor rápidamente hasta que enfocó los ojos en Remus. Le dio a Remus una hermosa sonrisa y le guiñó un ojo. Remus sintió que su estómago hacía un divertido tirón y miró rápidamente hacia otro lado. Remus pensó que podía escuchar la risa del chico por encima del zumbido de la charla. Echó una mirada de vuelta y Sirius miró hacia otro lado.
Esto no es bueno, pensó Remus con inquietud. No he sido profesor por más de diez minutos y ya lo estoy jodiendo. ¡Me estoy comiendo con los ojos a un estudiante, por el amor de Merlín!
No era el hecho de que el estudiante era un hombre lo que perturbaba a Remus. Pasó varios meses frustrantes con varias mujeres cuando tenía diecisiete años hasta que encontró hombres. Hombres magníficos, maravillosos y sin complicaciones. Bueno, al menos muchos de ellos no habían sido complicados. Remus aprendió rápido y con firmeza cómo evitar a los que podrían causar problemas.
Sabía que Sirius Black era un boleto de ida al desastre, tan seguro como sabía que habría colmillos y garras en la siguiente luna llena.
Recordó las primeras palabras de Dumbledore sobre cómo habría sido un buen Gryffindor y cuadró los hombros. Se enfrentaría a cualquier desafío que este muchacho le arrojara de frente. Con eso volvió su atención a su cena, tratando de retomar el hilo de la conversación una vez más.
oOo
Sirius sonrió y le guiñó un ojo a su nuevo profesor sentado al lado de Dumbledore. El hombre se sonrojó, apartó la vista rápidamente y Sirius se rió de su incomodidad. Había estado más que enojado con él por interrumpir lo que se estaba convirtiendo en una mamada bastante espectacular. Hacer que su nuevo profesor se sintiera tan incómodo como sea posible tendría que ser una retribución por la intrusión.
"¿Qué piensas?", preguntó James, viendo dónde había estado mirando Sirius. "¿Crees que estará bien?"
"Es algo joven, ¿no?", preguntó Peter.
Sirius se encogió de hombros. "Parece algo joven para enseñar en Hogwarts. Pero, igual, algunos de nuestros antiguos profesores de defensa parecían demasiado estúpidos para enseñar, ¿quién puede decirlo?''
"Creo que es lindo", dijo una voz femenina a unos pocos asientos. Algunas otras chicas cercanas se rieron tontamente de acuerdo. Las chicas son tan tontas, pensó Sirius, ignorando el hecho de que había estado pensando lo mismo desde que se encontró con Remus en el tren.
"¡E-es un profesor!", exclamó James, luciendo escandalizado.
"Eso sólo significa que es inteligente", dijo la chica, como si eso explicara las cosas.
"Guapo e inteligente", comentó Sirius. "Quedamos muy pocos."
Peter y James se rieron y la chica puso los ojos en blanco y se volvió hacia sus amigas. Sirius miró una vez más al nuevo profesor. Sí, el hombre era definitivamente apuesto. No era increíblemente apuesto como Sirius, su nariz era larga, pero complementaba bien con sus otras características. Su cabello castaño claro le caía en los ojos, que eran encantadores y oscuros como el chocolate. Sirius sintió un punzón de atracción en algún lugar en su abdomen y sonrió para sí mismo. Este iba a ser un año interesante.
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