Capítulo 2: Drama adolecente
- ¿Cómo era?-pregunta con los dientes apretados. Siempre que se enoja hace ese gesto pero en lugar verse como alguien que quiere intimidar, se ve lindo.
- No se.-respondo indiferente.
- ¿Hacia dónde se fue?-gruñe Peter tras el volante.
- ya te dije que no lo se.
- ¿Entonces que demonios sabes, Lana?- estaba hecho una furia.
- No deberías gritarle así, viejo.-intervino Jeremy desde la parte de atrás del auto.
Cuando me incorporé del suelo en la calle, unas luces de auto iluminaron todo mi cuerpo mallugado, Jeremy Lombardi. Es un compañero de la escuela, algo idiota y superficial que se cree la gran cosa. Me cargó en brazos hasta su auto y me llevó de nuevo al club donde afortunadamente, Peter no se había ido. Hubiera vendido mi riñón derecho para conseguir una foto del rostro de Beatriz cuando le dijeron que Peter se iba conmigo.
En cuanto Peter se enteró de que me habían asaltado, tomó su auto, me subió de copiloto y a Jeremy detrás para buscar al ladrón. Yo le conté todo lo que vi, omitiendo la parte en la que mi collar brillo como si fuera fuego. El collar fue una herencia de mi madre, es una cadena de oro blanco con un zafiro azul colgando y un delgado marco alrededor de el. Jamás me había pasado nada igual con el pero si lo contaba creerían que estoy divagando o que me golpee muy fuerte la cabeza. Lo último que quiero es ir a parar a un hospital, los odio, siempre huelen a antisépticos y café barato.
- Y tú no deberías decirme que hacer- respondió alevoso.
- Es inútil, no vas a encontrar a nadie y en caso de que lo encontrarás no puedes hacer nada- le dije para calmarlo pero eso pareció enfurecerlo aún más.
- Puedo matarlo, ese maldito no sabe lo que le espera...
- Quiero irme a casa- declaró Jeremy con frialdad. Al oír aquello Peter le dedico una gélida sonrisa.
- Cierto, olvidé que traigo a dos chicas en mi auto - murmuró entre dientes.
- Peter, él tiene razón.-me quejé - Ya vámonos, me duele la cabeza.
Gran error.
- ¿Estas bien? ¿Te sientes mareada? Dijiste que ya no te dolía !vamos al hospital!
Con un brusco movimiento en el volante dio vuelta para dirigirse al hospital. Voltee a ver a Jeremy que venía dormido, se parecía un poco a Pet. Ambos están rubios y bronceados pero las facciones son muy diferentes, y los ojos de mi amigo son color avellana no café obscuro.
- Deja de verme mientras intento dormir, Lana. - advirtió con los ojos cerrados.
- Tienes la cara rayada con marcador- mentí. Rápidamente Jeremy se levanto de un salto y se miro en el retrovisor.
- Muy graciosa.-dijo con los ojos entre cerrados.
Si hubiera una palabra que describiera a Jer seria «vanidoso, ególatra, malcriado, egoísta, mal amigo, afeminado, mimado... Ok, esas son muchas palabras.
*********
El cielo era un manto negro bañado en estrellas. El viento acariciaba las ramas con sutileza provocando que se golpearan entre ellas haciendo un ruido que se mezclaba con el canto de los grillos.
Peter estacionó su carro el la cochera, y como buen amigo que es, se bajó a confrontar a mi abuelo. Le explicó lo que pasó y por qué llegué tan tarde. Cuando los chicos se fueron mi abuelo me atacó con muchas preguntas hasta que me libre diciendo que me dolía el cuerpo y me fui a dormir.
Vivo con mi abuelo paterno prácticamente desde que nací, mi madre murió durante el parto y mi padre murió cuando yo tenía ocho años. Mi abuelo nos crió a mi y a mi prima Wanda, ella se fue de la casa a hace dos años pero viene de ves en cuando a amargarme la existencia.
Subí la gran escalera de Caracol. Mi cuarto estaba como siempre; limpió y con un olor a vainilla. Cuando Wanda se fue tuve mucho más espacio para mi. Quité su cama y en su lugar puse mi piano, pinté las paredes de un lindo color lapislázuli tapando el rosa pastel y coloqué algunos de mis propios cuadros. La puerta es de color blanca y junto a ella tengo un perchero de madera, ahí colgué mi abrigo para meterme a bañar.
Vi mi rostro reflejado en el espejo; mi maquillaje se había deshecho. Una línea cubría mi labio inferior,nestaba partido y le daba a mi pálida cara un aspecto horrendo. Mis ojos son de un café tan obscuro que parecen negros, mi cabello es negro como el carbón, parece teñido. Mi padre solía decir que me parezco a Blanca Nieves.
Al salirme de bañar me puse un largo camisón y me metí bajo las sábanas tocando mi collar con las yemas de los dedos. Sentir la fría sensación de la piedra bajo mi piel hacia que me relajara, nunca me lo quito.
Cerré los ojos con el collar en la mano y me despoje de mi conciencia.
Un fuerte sonido me despertó. Era mi teléfono. Revise mi reloj «6:00 am? ¿Quién diablos te marca a las seis de la mañana?
Te espero afuera en veinte minutos 😛
Peter
Olvide que hoy es viernes ¡mierda! ¡La escuela! Corrí como caricatura de un lado a otro buscando mi uniforme, cepillando mis dientes y mi cabello. Agarre mi mochila de lado y volé por las escaleras. Mi abuelo estaba sentado en la mesa con la nariz dentro del periódico y masticando su pan tostado con mantequilla. Levanto la vista cuando me vio entrar y me sonrió cálidamente
- ¿Tarde otra vez, princesa?
- Sip.- dije tomando un vaso con jugo de un sorbo- Te veo luego, te amo.
- La puntualidad es una virtud- dijo mientras yo salía disparada hacia la puerta.
Agarré mis lentes obscuros de la mochila para tapar mis ojeras y me hice un moño despeinado que dejaba escapar unos rizos por debajo de mi frente y orejas. El auto de Peter estaba aparcado frente a la casa, Pet se bajó para abrirme la puerta y la corbata del uniforme se le atoró cuando la cerró.
- ¿Qué paso con Beatriz?- pregunte con una curiosidad genuina. Una parte de mí deseaba que me dijera que ya no salían, una malvada parte de mí.
- Ya lo arreglamos - dijo restando importancia- ahora vamos por unas hamburguesas.
-Tenemos clases.-protesté mientras abrochaba mi cinturón.
- Nos saltaremos la primera - Peter sacó de la guantera unos lentes obscuros y se los colocó en en puente de la nariz.
- Es para vernos en onda y coincidir -explicó muy serio.
*******
Sentía que iba a reventar de todo lo que había comido. Camine por los pasillos de la escuela junto a Peter, el era el muchacho popular al que todos adoraban y al que le caían chicas de la nada y yo... Bueno yo era la friki anti-social perra que no hablaba con nadie a excepción de él. Siempre preguntaban que hacíamos juntos siendo tan diferentes y nunca supe dar una respuesta concreta.
Cerca de los casilleros estaba Jeremy con un par de chicos. Parloteaba sobre nuestro encuentro de ayer por la noche, sólo que lo decía de una manera más dramática y con mentiras.
- Cuando vi a Lana en el suelo- comenzó Jer- la cargué en mis fuertes brazos hasta mi coche, la pobre susurraba mi nombre como pidiéndome ayuda «Jeremy»-dijo imitando mi inexistente tono nauseabundo.-Luego la llevé a mi departamento donde curé sus heridas y.... Ya saben lo que paso después - dijo con una maliciosa sonrisa.
- Todo es cierto, - corroboré y Pet me miro atónito - excepto por la parte del departamento ya que todo el mundo sabe que vives en el sótano de tus padres y que yo no dormiría con un mimado que tiene el coeficiente intelectual de un simio.
Los tipos junto a el comenzaron a reír a carcajadas y Jer me miro con una gran arruga en su frente. Abrí mi casillero con una pequeña llave y saqué mis libros de las siguientes tres clases. Tengo que repasar matemáticas y química avanzada para el siguiente semestre, también necesito dejar de faltar a....
-Lana, necesito consultar algo contigo- las palabras de Peter me tomaron por sorpresa.
-¡Vaya! Ahora si que has despertado mi curiosidad- murmure sin apartar la vista de mi agenda de colores.
- Esto es serio - bajó la vista y yo le hice un gesto de impaciencia para que continuara- yo.... Quiero decirle a Betty que la amo.
- ¡Wooo! Tranquilo, vas muy rápido ¿no crees?
- No, quiero decirle lo que siento - a Pet le brillaron los ojos- y yo se que ella también quiere.
Suspiré resignada.
- Adelante, cuentas conmigo ¿necesitas ayuda?
- Preferiría hacerlo yo solo- dijo entusiasmado, con ese brillo en los ojos que aparecía cada vez que parloteaba sobre ella.- a Betty le gusta...
- Le gustan todos menos tu- completó la frase Jeremy que iba pasando.
- ¿Qué quieres decir?- preguntó mi amigo con semblante serio.
- Yo solamente digo lo que veo - se rascó la nuca con incomodidad - y la vi irse en el auto de un sujeto.
- Que te den, Jeremy. - intervine lanzándole una venenosa mirada- tú no sabes nada.
- Bueno, yo no seré el cuernudo de la escuela-se encogió de hombros y siguió caminando.
- No le des tanta importancia - dije intentando animarlo - seguro era su hermano o su padre...
- Saldré de dudas preguntándole a ella- respondió con sequedad - te veo mañana.
Me quede viendo como el contorno de su figura se deslizaba por la puerta de la entrada hasta confundirse con las demás personas.
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