Capítulo 15: Una sonrisa
Mi cabeza se estrelló en el concreto produciendo un sonido repugnante, el impacto me hizo girar, y apenas pude mantener el equilibrio. Mi vista se nubló un momento haciéndome ver estrellas ¿por qué carajo nunca hay algo blandito? Lo tomaré como nota mental «Lana, la próxima vez que saltes en el tiempo trae un maldito colchón» Así no me rompo el cráneo o las costillas.
Me encontraba en el suelo toda dolorida. Las veinte capas de tela estaban sobre mi rostro, aprisionándome entre tul y organdí.
Logré quitármelas más rápido de lo que pensé, la claridad del sol me cegó un momento antes de ver donde estaba.
Volvimos al principio en el patio trasero de la escuela, justo como antes de saltar. Para mi buena suerte no se encontraba nadie más, hubiera sido terrible tener que explicar como llegué de la nada y con un traje que pesa más que yo.
- ¡Lana!- dijo una voz entrecortada. Parecía más un quejido, pero la reconocería hasta dentro del agua. Peter.
Voltee a los lados y no había nadie, no se veía de donde provenían esos quejidos. ¿Dónde te metiste?
- Arriba -contestó como si hubiera escuchado mis pensamientos.
Incliné el cuello hacia atrás, había un árbol muy alto con hojas a rebosar a pesar de estar en otoño, los últimos destellos del sol se filtraban por los espacios huecos de las hojas creando una sombra perfecta. En la copa del árbol, se encontraba un muchacho de cabellos rubios y ropa de anciano, su espalda estaba en una rara posición; los brazos le caían por encima de las ramas y la cabeza le colgaba como a un muñeco de trapo.
- ¿Qué haces ahí?- no pude evitar que una risita se escapara en mis labios. El chico parecía una gimnasta aficionada.
- Oh, Nada. Sólo tomo el sol, ya sabes, por vitamina D...¡¿Qué crees que hago?!- gritó enojado.
- Espera, te voy a ayudar.
El dolor estalló en mis músculos cuando me levanté. Sin embargo, no tenía nada que me impidiera desplazarme.
Me acerqué con cuidado, intentando no tropezar con las gruesas raíces que sobresalían de suelo. Apoyé mi tacón en una rama y di un salto para darme impulso, mis medias se abrieron de las rodillas al entrar en contacto con las afiladas plantas que crecían debajo del árbol. Encajé las uñas en la corteza he ignorando el dolor en las palmas comencé a escalar, subiendo un pie tras otro he intentando no mirar abajo.
Junto a un nido de aves estaba la caja que robé en la pastelería, no se había doblado, ni se aplastaron los postres ¡La caja esta intacta y a mí me sangra la frente! Aprovechando, saqué un panecillo y le di una gran mordida, estaba delicioso, se parecen a los que horneaba la tía Mery sólo que estos no rebotaban si los tirabas al suelo.
- ¿Esta rico? ¿Te traigo café?- ladró mi doblado amigo- Parezco una figura de origami y tu te pones a comer.
- Pienso mejor con el estómago lleno- murmuré mientras masticaba otro pedazo. Como dije, estaba delicioso.
- Harrison...-advirtió con los dientes apretados.
- Ya voy, ya voy.
Estaba muy alto, con su peso no tardará en caer de cabeza. Teníamos que hacer equilibro antes de que su cara estuviera dentro de un nido.
- Estira la piernas a los lados- le ordené. Por cómo conozco lo conozco, hubiera hecho un comentario indecente a mi petición pero esta vez se quedo callado.
Le tendí la mano enguantada y cuando la aceptó tire con todas mis fuerzas hacia adelante. No era fácil mover ese cuerpo lleno de hormonas y maldad. Las ramas crujían con el viento ¿ O es nuestro peso? Seguí jalándole hasta que por fin logró levantarse de su incómoda posición.
Pet y yo éramos los mejores escalando árboles cuando tenía diez y el doce años. Solíamos ir y bajar toda la fruta que nos cabía en los bolsillos y la boca, pero dejamos de hacerlo cuando me quebré un brazo mientras jugábamos "guerra de mangos verdes" creo que podía ver el hueso...
- Voy a saltar y después yo te bajo-anunció Peter sacándome bruscamente de mis pensamientos.
Se quitó su ostentoso abrigo y se recorrió las mangas de la camisa blanca hasta los codos (solo el sabia como verse sexy con traje de abuelo) primero bajó una pierna buscando un punto firme para apoyarse y cuando lo encontró se dejo caer con cuidado aplastando las hojas que crujían contra el suelo.
- ¡Suéltate! Yo te atrapo-gritó, estirando las manos al aire.
Vacilé un segundo considerando rápidamente mis opciones; Pet sabe atrapar ya que juega Hokey y fútbol americano, por otra parte no peso lo mismo que una pequeña pelota ovalada y si salto desde aquí probablemente me quebre algún hueso importante que podría perforar órganos internos vitales...mi otra opción sería quedarme aquí y esperar que las ardillas me compartan un par de nueces.
- No seas cobarde,-me provocó con burla -aunque sí tienes miedo puedo ir por una escalera...
Agarré la caja, cerré los ojos y sin pensarlo más tiempo solté la rama, inclinándome a adelante. Sus manos callosas me tomaron de la cintura y me depositaron con suavidad en el suelo.
- No me subestimes- lo reprendí sacudiéndome las manos.
Peter sonrió de medio lado.
- ¡Los encontré!- oí una voz aterciopelada que me sobresaltó.-Si, están aquí...
Giré la cabeza y vi a Sarah, tenía el celular en la oreja, se lo guardo en los bolsillos cuando nos vio.
Corría en dirección hacia nosotros, al vernos frunció gravemente el ceño, nos miraba como si fuéramos unos trols cantando en un evento hipe por los bosques, no entendí el porque hasta que baje la vista y me encontré con mi inusual atuendo.
-¿Lana?-pregunta a unos metros con incredulidad- Te hemos estado buscando durante horas.
- Hiciste una nueva amiga-comentó Pet como un padre orgulloso.-normalmente no se te da entablar amistades con personas de tu mismo sexo.
- Cállate.- Le propiné un golpe en el brazo.
- Tu debes de ser la esmeralda- intuyó Sarah mientras veía a Peter de arriba a bajó. Sus mejillas se volvieron de un color rosado mientras hablaba.-¿Por qué están vestidos así?
-¿Me estabas buscando?- me propuse a cambiar el tema.
- Si, Alec y yo estábamos ...
Alec apareció con tan sólo nombrarlo, pero no lllegó caminando. Una espesa nube de humo color rojo se formó delante de nuestros ojos y de ahí emergió, con aire de suficiencia, levantando la mandíbula con una superioridad que te hacia sentir... Pequeño.
Por una fracción de segundo, sus ojos se encontraron con los míos y las comisuras de su boca se ladearon brevemente para luego darse cuenta de lo que estaba haciendo y subirlas a una desagradable sonrisa.
- Se ven patéticos -río entre dientes
- ¿Me estuviste buscando sólo para darnos tu esquematizada y resumida opinión sobre mi ropa?
- No. Yo no sabía lo de tu atuendo, te busque por que Camelia me lo pidió-contestó con voz dura.
- Bueno, ya me encontraste.
- Pues súbete a la fea camioneta de Sarah y vámonos con Cam.-Percibo el cuidado con el que elige las palabras- y tu novio también tiene que venir.
Esta vez no me moleste en darle explicaciones sobre Pet y este tampoco se mostró interesado en lo que Alec piense.
- Si vuelves a insultar mi camioneta te voy a decolorar el cabello mientras duermes- advirtió Sarah.
- Bueno, ahora es mi turno de decir que hacer -Peter se rasco la barbilla- vamos a irnos a casa, nos quitaremos esta ridícula ropa y luego tirarás esa porquería - señaló mi collar con desprecio.
- El hecho de que no lo tenga no significa que no viaje -explicó Sarah -una vez que te entregan la joya no puedes quitártela.
- Yo me la quite- repliqué, ganándome miradas de soslayo.
- ¿Y recuerdas habértela colocado de nuevo?
Ahora que lo pienso es cierto. Tiré mi piedra al suelo una cuantas veces, mi abuelo la guardo en la caja de metal pero siempre esta en mi cuello.
- ¿Cómo es posible?
- Son ilusiones, te permiten creer que tu tienes el control sobre las joyas del tiempo pero en realidad son ellas quienes te manejan a ti.
- ¿Y qué pasa si nunca te entregan la piedra?- preguntó por Peter, a quien jamás le he visto nada con esmeraldas.
- Mueres- respondió Alec con sequedad.-se tienen como mínimo diez años de vida antes de que tu cuerpo necesite la esencia de la joya, si no la encuentras te la tienen que entregar ¿por qué crees que aún no hemos encontrado el ónix negro? No todos alcanzan a saber que son viajeros, algunos mueren porque sus padres venden la joya, otros piensan que están locos y terminan suicidándose. El punto es que esta es la primera generación donde estamos todos los portadores completos y ahora tenemos que encontrar el ónix...
- ¿Por qué no he muerto?- Las palabras de Peter me provocaron un escalofrío que atravesó toda mi columna vertebral.
- Aún no lo sabemos- admitió Sarah, en un hilo de voz- para eso iremos con Camelia.
- ¿Podemos irnos ya?- Alec parecía aburrido- tengo cosas que hacer.
- Primero tengo que llamar al abuelo- Me muerdo un labio- debe de estar preocupado.
-Lana, por una vez en tu vida deja de comportarte como una niña buena.-dice quejumbroso- a el no le hará daño el no saber tu paradero.
Si tan sólo lo conociera como yo, entendería que a Erick Harrison le hace daño todo.
************
Luego de un rato de protestas, insultos y quejas, terminamos arriba del vehículo de Sarah. Esto era incómodo. Los únicos sonido eran Sarah tarareando una fea melodía, Alec repiqueteando los dedos en la ventana, y los dados en el retrovisor que chocaban.
Miré a través de la ventanilla, el cielo dejaba ver los últimos destellos violetas hasta desvanecerse en la oscuridad, poco a poco las estrellas bañan esa tonalidad azul marino y se convierte en el maravillo espectáculo de luces que brillan con intensidad.
La noche es un fenómeno precioso, cuando era niña salía a contemplar las estrellas con un telescopio que me regaló mi padrino, me preguntaba si probablemente en este momento, otra niña de otra galaxia estaría observando mi planeta y preguntándose qué habrá más allá.
- ¿Quieren un panecillo?- pregunté rompiendo el silencio.
Abrí la caja y ofrecí. Alec alargó su mano y musito un "gracias" con la boca llena, Sarah dijo que no podía tomar el panecillo y conducir al mismo tiempo, así que abrió la boca y me hizo una seña para que se lo colocará entre los dientes. Pet le dio un mordisco al suyo y luego me lo devolvió con la excusa de que estaba mareado - Alec respondió rodando los ojos y murmurando algo sobre "nenas"-
La camioneta se detuvo de golpe y casi nos estrellamos con el cristal polarizado.
- Maldita sea, mujer. Reduce la velocidad, vas a matarnos- dijo Alec sacando una bolsa café con una carita dibujada, se la colocó en la cabeza y al ver las expresiones de perplejidad, suspiró- Era verdad cuando dije que si no querían que los vieran salir de esta cosa que osan a llamar transporte, cubrieran su cara.
- ¡Estúpido!- Sarah lo fulminó con la mirada y le lanzó en pan a medio comer, manchando su camiseta.
Salimos por la puerta de atrás.
Camelia estaba en la entrada con una cálida sonrisa, su cabello rojizo estaba amarrado en un moño cuidadosamente peinado, sin un pelo suelto; vestía una elegante falda de tuvo color ciruela y una blusa con volantes. Al vernos comenzó a reír muy bajito, ocultado los dientes tras su huesuda mano, como toda una dama.
- Se ven... Tradicionales- dijo Camelia aún riendo.
- Un sinónimo de patético - explico Alec sacándose la bolsa dejando escapar sus rebeldes mechones obscuros.
-¡ Vamos, Alexander! Te has vestido así muchas veces.
Alec palideció.
- Eso fue por misiones- se excusó, aturdido.
- ¿Qué pasó?- Camelia decidió ignorar a Alec y presto más atención a Peter y a mi.
- Es una larga historia...
- Eso dice la gente cuando no quiere contar nada- intervino Sarah.
- No es eso.
- Dilo y ya - exigió Alec con los brazos cruzados.
Tome aliento y comencé. Desde que pensé que había traído a Peter por error, hasta cuando volvimos. Todos escuchaban en silencio hasta cuando llegué a la parte de la tienda, Sarah preguntó que qué hubiera pasado si nos atrapaban, y yo respondí que simplemente íbamos a volver.
Camelia nos comentó que ellos ya conocen a Ágatha, es una mujer bondadosa, una guardiana que fue entrenada desde los trece años para atender a las joyas en caso de saltos inesperados. Peter le pregunto a Camelia que cómo podemos decidir a donde viajar ( una pregunta que yo me hacia desde hace tiempo) pero ella sólo negó con la cabeza y dijo que no podíamos ir a muchos lugares, sólo a los que James viajo cuando tenía en su poder todas las joyas. Se cree que el ónix negro descubrió la manera de viajar el solo y durante generaciones compartió el secreto con los herederos de su linaje. Nuestro deber es buscarlo en diferentes fechas al azar para poder destruir todas las piedras del tiempo.
«Deber» esa palabra sigue haciendo eco en mi cabeza, hasta hace unas semanas mi deber era graduarme con honores y entrar a la mejor universidad, ahora tengo en mis manos algo grande y no se si podré con ello.
- ¿Y tienen ya una pista de donde encontrar al Onix?-preguntó Peter.
- Nos han llegado noticias -empezó Sarah con cautela- de que alguien ha estado asesinando brujos para usar sus cuerpos como conductos de magia negra, las noticias vienen de las fechas y lugares a los cuales las joyas podemos viajar. Antes no lo teníamos claro pero con la reciente aparición de las dos joyas que faltaban sabemos que el ónix es el culpable.
- ¿Cómo hacen para controlar los viajes?-dije con fascinación.
- Tocas tu joya con la de otro viajero te vinculas con el y pueden viajar juntos, como cuando junte mi anillo contigo en la playa - recordó Alec con una media sonrisa. Asentí y luego baje la cabeza para que el cabello me cubriera las mejilla ardientes. Ese día estuvo muy cerca de mi, tocó mi zafiro con su rubí y brillantes colores destellaron de estos.
- Si, pero ¿cómo hacen para decidir las fechas?
- La piensas-respondió Camelia- repites en tu mente una y otra vez la fecha hasta que saltas...
- Entonces ¿dónde esta mi joya?- pregunto Pet y todos nos giramos a verlo.-es decir, todos tiene una bonita piedra ¿por qué yo no?
- Los celos son muy mezquinos- murmuro Alec en una voz tan queda que creo que fui la única que escuchó.
- Aun no se el hechizo que utilizaron para esconder la esmeralda en alguna parte de ti- asegura la pelirroja-y no necesariamente tiene que ser un collar, las joyas se fueron adaptando con el paso de los años, la pulsera de amatista era un collar pero Sarah es un pececillo que nada contra la corriente y decidió ponérselo en el tobillo.- al decir eso las comisuras de la boca de Sarah se elevaron lentamente- El zafiro estaba en una corona pero el portador anterior pensó que sería más sencillo usarlo en el cuello así que fundió el oro blanco de la corona y hizo esa especie de dije con la joya colgando.
Voy a llamar al consejo y decirle que por primera vez, tenemos a los cuatro juntos y que necesito a un Scrutator...
- ¿Un qué?
- Scrutator significa buscador, es un brujo con el don de verlo todo, hay brujos con distintos tipos de dones, como el de sanar personas.-explicó -el buscador podrá encontrar en que parte de tu cuerpo ocultaron la joya.
- Esto será divertido- Alec sonrió-¿Cam, puedo estar aquí cuando venga el Scrutator?
- No. Por lo pronto será mejor que se vayan a casa, mañana tienen que venir para examinar a Peter y comenzar su preparación.
Camelia dijo que hasta que no practiquemos, no usará hechizos de teletransportación con nosotros, no tuvimos más remedio que irnos en la extravagante pero confiable SarahMovil. Durante todo el camino Pet y yo hacíamos preguntas como niños de cuatro años, pero no lo podíamos evitar, nosotros al contrario de Alec y Sarah no habíamos crecido con esa preparación, no sabíamos nada de su mundo.
Nos detuvimos en el edificio de departamentos donde vivía Peter, me ofreció quedarme para llegar temprano, Alec abrió los ojos como platos ,estoy segura de que se tensó por debajo de su chaqueta de cuero café. No entiendo por que le molesta tanto Peter... Al final me negué diciendo que no he llamado a mi abuelo.
El vecindario estaba tranquilo, una armonía perturbadora. Normalmente hay niños corriendo, perros ladrando o vecinos discutiendo, pero esta es una calma tan increíble que resulta escalofriante. Me bajé con cuidado de no pisar el vestido y caer, alce la mirada hacia Sarah y murmure una rápida despedida. Luego giré el rostro hacia Alec y le sonreí cálidamente, pensé que me ignoraría o rodaría los ojos,pero para mi sorpresa me devolvió el gesto.
Cuando camioneta se dio vuelta, saqué la llave de repuesto, el abuelo la esconde debajo de el mosquitero falso, es sólo un foco azul con rejas pero dice que a nadie se le ocurría meter sus mano ahí. Tal vez este dormido y no me escuche «mejor» así podría explicarle hasta mañana.
Lo primero que me recibió al entrar fue un fuerte bofetón en la mejilla derecha. Un dolor punzante me recorrió el rostro, la carne me temblaba violentamente. Perpleja, me llevé la mano a la zona donde recibí la cachetada y parpadee con desconcierto. La imagen que tenía enfrente era mi abuelo, con actitud dominante y los ojos saltados de rabia.
Jamás me había pegado, Jamás. Era la primera vez en dieciséis años que ponía una mano encima, y sería la última.
************
¡Hola buena gente de Wattpad!
Espero que les haya gustado este capítulo :3 por que tarde mucho escribiéndolo :c
La foto que tengo arriba es Sarah Morgan c;
No se olviden de comentar ( enserio, me interesa su opinión)
Es mi primer novela así que perdonen mis faltas de ortografía ( si algún día mi novela se hace popular la corregiré)
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro