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Capítulo 12: Toda la vida y un día más

- ¿Y por qué yo?- se quejó Alec con voz adormilada.

- ¡por que lo digo yo!- vociferó Camelia con los brazos en forma de jarras. Sigo pensando que parece su mamá.

Después de platicar, Camelia fue a despertar a Alec para que me llevara a casa. Lleva diez minutos protestando y argumentando las razones por las cual necesita mínimamente ocho horas de sueño.
Le dije a Camelia que podía irme sola o que me lanzara un hechizo de teletransportación pero dice que sin entrenamiento no podré llegar a ningún lado, cuesta mucho controlar la dirección de tu mente y cuerpo para que logres ir a donde quieras.

Se extrañó cuando le dije que mi abuelo me la había quitado la joya. Había dicho que no era verdad, estiró su mano hacia mí y sacó el Zafiro de abajo de la blusa. Creí que fue magia, pero según ella, lo traía conmigo desde antes de salir de mi casa.

" Una vez realizado el primer salto, la joya no podrá arrebatada por ninguna fuerza" Era una parte crucial del hechizo.
Mi abuelo solo me hizo creer que me la había quitado para ver si con esa psicología no estuviera pensando en saltar.

- Es enserio, puedo tomar un taxi...- insistí pero Alec ya se estaba poniendo su abrigo y agarrando la llaves.

- Te veo mañana, querida. - se despidió moviendo los dedos. No podía sacarme de la mente que estaba haciendo un pacto con el diablo.

- ¿Lana?- me llamó cuando estaba apunto de salir. Su tono era cauteloso pero su rostro tenía un toque suspicaz.

- ¿Si?- me voltee para encararla.

- Erick se molestará si sabe que viniste ¿verdad?- inquirió con brillo feroz apareció en su mirada, igual que un animal de cacería.

- Creo que si- admití con un leve sonrojo en las mejillas.

- ¡Excelente!- adoptó una voz alegre- me regocijo de sólo pensar en su disgusto.

Miré de recojo a Sarah en el marco de la puerta. Su melena castaña estaba revuelta, tenía una marca roja en medio de su mejilla, como si hubiera dormido sobre su brazo. Su pijama me llamó la atención, eran unos shorts morados con una camiseta de la princesa grumosa, y en letras amarillas decía "Oh Mi Glob"

- ¿Ya te vas, Lana?- Sarah froto la comisura de los labios donde tenía un poco de baba seca ¿o era pasta dental?

- Si ya es tarde y no quiero que nadie note que me fui.-me excusé apartando la vista de su boca manchada.

- Solo dile a tu madre que te quedaste en casa de una amiga y decidiste volver a última hora- comentó como si fuera la excusa perfecta. Y lo sería si tan solo tuviera amigas y una mamá.

- Sarah- advirtió Camelia mirándola directamente.

- No tengo madre con la cual excusarme- dije riéndome, sin embargo, ninguna más me siguió. Okay, no les gusta mi humor negro.

Para mi buena suerte, Alec entró a salvarme de la incómoda conversación preguntando si ya nos íbamos.

Me despedí con la mano y lo seguí hasta la entrada.

El humo de los autos difuminaba las estrellas como un borrador.
Me calaba la nariz al inhalar por el frío aire que estaba haciendo. Aún no era invierno y el clima hacia que me dolieran los huesos.

Caminé atrás de Alec ya que (por más que quería) no podía seguirle el paso. Mis piernas parecían hechas de plomo.
Junto a el SarahMovil, estaba estacionado un carro rojo descapotable que casi me deja ciega su lustroso cofre, no sabía mucho de autos pero ese debía ser costoso.

- ¿Esperas una invitación formal?- dijo Alec señalando el asiento de copiloto.

Rodé los ojos y subí. Los acojinados asientos de piel eran tan cómodos que si le tuviera un poco más de confianza a Alec, me quedaría dormida, últimamente no hago mas que rezar por tener una noche tranquila, sin viajes involuntarios a lugares desconocidos.

Mis dientes castañetean. El suéter que llevo es muy delgado, lo que hace que el frío me atraviese. Alec se dio cuenta y sin decir nada prendió la calefacción.

-  Por el estado de ánimo de Cam, asumo que le dijiste que si- intuyó sin quitar la vista del camino. Sus ojos eran brillantes como los de un gato en la oscuridad.

- Ya no quiero terminar en lugares incoherentes- admití viendo hacia la ventanilla.

- ¿Cómo crees que se lo tome Erick?

-  Mal. A mi abuelo le gusta tener control sobre todo y con esto no podrá hacer nada.-respondí. La verdad es que no he pensado como se lo voy a decir. Él me dejó claro su punto de vista desde la primera vez que hablamos y no es la persona más flexible que digamos.

- Igual que a ti - masculló con las comisuras de sus labios extendiéndose en una sonrisa. Si dejara de fruncir el ceño como si estuviera peleado con el mundo, y de vez en cuando mostrara esa sonrisa que tiene, podría conquistar el mundo.

- ¿Qué quieres decir?

-  Digo que es hereditario.-admitió rascándose la nuca.- Tú también eres una maniática del control. Todo en ti grita "orden"

Sus músculos trenzados se aferraron al volante cuando dio vuelta en una curva muy estrecha. El brusco movimiento casi hace que me estrelle contra la guantera, pero su brazo me detuvo a tiempo.

- ¿cómo lo sabes?- inquirí sin querer dejar el tema.

- Leí tu expediente.- declaro con el optimismo de un niño que ha sido premiado por algo. - Calificaciones perfectas, dominas cuatro lenguas además de la maternal y según tus maestros un prodigio musical ¿Eres humana?

- Técnicamente  bruja- comenté con ironía.

- Lo que tú que necesitas es relajarte y dejar de ser la nenita número uno de papá. - sacó un cigarro debajo del asiento trasero y lo encendió con la yema de sus dedos.

- ¿Quires dejar de llenarte los pulmones con nicotina ?- pregunte con
molestia.- Se supone que me afecta más  a mi que a ti, ya sabes, "fumadores pasivos"

Dejó salir una risita cuando me vio abrir la ventanilla.

- Oh, no seas melodramática - me miró por encima de su cigarro con detenimiento y luego me lo ofreció.

- Gracias, valoro mi existencia.

- Tú te lo pierdes -se encogió de hombros mientras abría la boca para hacer figuras con el humo.

Alec levantó su mano izquierda y unos destellos brotaron de sus palmas. Me quede embobada mirando, era muy impresionante ver que al hacer un simple gesto como elevar su mano, desprendía esos colores y formas irregulares. Casi al instante se apagaron y en su lugar había otro cigarro «genial» tienes poderes mágicos y los utilizas para alcanzar las cosas.

- Vamos a detenernos- anunció mientras apagaba el auto.

Miré por la ventana y estábamos en un estacionamiento de un auto servicio.

- ¿Quieres algo?-me preguntó antes de bajarse y yo negué con la cabeza.

- Yo no...- empecé a protestar pero había cerrado la puerta ahogando mis palabras. Ese tipo es exasperante.

Soplé mi cálido aliento por la ventanilla y en el vidrio empañado dibuje un pequeño rombo, mi piedra. Enrosqué los dedos alrededor de mi collar y la cálida sensación de bienestar me invadió, me hubiera gustado que mi madre me lo diera en persona o mi padre, pero saber que perteneció a ellos me reconforta.

Mi teléfono sonó haciendo que saliera de la telaraña de pensamientos. Vi un nuevo mensaje, era de la página de moda "Emichisme" No recuerdo por que la tengo, son puras ridiculeces como «Anna la gordis se pinto el cabello morado y parece una condenada uva» o «Tyler salió del closet (fotos de su novio y el cachondos)» La chica que escribe esto se llama Emily, la pobre no tiene vida y por eso le encanta husmear en la de los demás.
Cualquier evento, ridículo, o tema de su interés que ocurra dentro y fuera de la escuela, será documento por ella.
Este mensaje ha llegado a todo el mundo, debe de ser un chisme muy jugoso para no esperar hasta mañana. Miré la pantalla y leí con atención.

Emichisme-solo_digo_la_verdad:/

¡Hola chicos! ¿Que tal les fue esta semana sin ? Bueno,  ni se sientan mal por que hoy traigo una noticia recién salida del horno. A qué no saben quien es el cornudo de esta semana. Bueno déjenme darles unas pistas; melena dorada, lo suficientemente guapo como para disecarlo y colgarlo en tu repisa, ligeramente bronceado (el color perfecto), cuerpazo de deportista, sexy hasta la médula de los huesos, rebelde... Si, nada mas que Peter el bombón Lockwood . Hoy me encontraba en el club (la boca del lobo) y vi unas imágenes que me dejaron anonada :o de su novia (Beatriz Fellow) besandose con Oliver de tercero, en la barra de bebidas. Y hoy las damos a conocer aquí :D

Mis ojos se abrieron como platos al ver a la zorra de Beatriz besando a un chico, bailando con él y metiéndose mano. Es una vulgar.... Pobre de mi Pet, él la quería mucho, de seguro ahora debe de estar azotando la cara de Oliver en el concreto. Una parte de mi se alegra de que esto pasará, por fin se alejara de esa...

- ¡Idiota!-dije inconscientemente en voz alta.

- ¡Perra!- me respondió Alec con la voz carente de emoción. Era un puto ninja, no lo oí cuando se subió.

- No te lo dije a ti - le expliqué con tono molesto.

- Oh, lo siento.-mostró una pequeña y tímida sonrisa. Se ve más lindo así que en su pose de rudo y estando siempre a la defensiva. Había traído dos cafés, un paquete de chicles de hierbabuena y unos cacahuates salados. Me tendió el café. Le di un pequeño sorbo, era negro y sin azúcar, como a mi me gusta.

- ¿Cómo lo supiste?-pregunté soplándole a vaso humeante.

- ¿El qué?

- Cual era el que me gustaba.

- Tal vez no te acuerdas pero nos conocimos en una cafetería.-recalcó mientras subía las ventanillas y arrancaba el auto.

- Creí que tus breves encuentros conmigo no eran algo que te gustaría recordar.-ataqué con sus propias palabras. Si algo se me daba bien era retorcer las palabras a mi antojo, no era algo de lo que me sintiera orgullosa pero funcionaba.

-yo me refería a los momentos-dijo luego de un largo silencio.- me hubiera encantado conocerte en otras circunstancias.

Sonreí con la cabeza gacha y por un momento olvidé donde me encontraba.

Después de diez minutos, el se detuvo en la entrada de mi casa. Las luces estaban apagadas. Si tengo suerte, entraré sigilosamente y no se dará cuenta de que me he ido. Ya he hecho esto un par de veces.

- ¿Necesitas que te baje en brazos?- Alec tiró la colilla de su cigarro por la ventana. Y «puf» se esfumó su adorable comentario tan rápido como había llegado.

Abrí la puerta y antes de poner mi bota en el césped, Alec me jaló hombro con brusquedad haciéndome caer en el asiento y a cerrar la puerta de un fuerte golpe.

- ¿Qué demonios...- empecé pero me cubrió la boca con su mano.

Estaba tan cerca de mi que pude inhalar su tenue aroma a tabaco, y la frescura de los chicles de hierbabuena. Debo admitir que me sentía nerviosa a un espacio tan reducido.

- Hay otro brujo aquí- respondió de manera siniestra.

- ¿cómo lo sabes?-dije mientras me apartaba echando la cabeza atrás.  La adrenalina se me subió con violencia cuando vi que sus hombros se ponían tensos.

- puedo sentir la energía que emana de su cuerpo.-declaró con frialdad.

- Debe de ser...-puse mis manos en la barbilla como si estuviera meditándolo - ¡Mi abuelo! ¡Ya déjame bajar, Alec!

- No, es otra persona...- miró por el retrovisor y sonrió. Era una sonrisa gélida, seca, sin rastro de empatía.- ¡claro, tenía que ser!

Voltee y me fijé a donde el miraba. Era Peter. Estaba sentado en los escalones de la entrada con las manos encogidas en su regazo. Tenía la vista perdida, un poco de sangre le caía del labio inferior, y su pómulo estaba rosa he hinchado. El corazón me latió con fuerza, ignorando las advertencias de Alec, me bajé corriendo como alma que lleva el diablo en dirección a mi amigo.

- ¡Maldición, Pet!- susurré llevándome una mano a la boca para ahogar un grito .- ¿Estas bien? ¿Qué paso?-lo atiborré de preguntas mientras examinaba sus brazos y le recorría el rostro con la mano en busca de más heridas.

Negó enérgicamente con la cabeza y los rizos rubios volaron.

- Debiste ver como quedo el otro.- alardeó con una sonrisa de oreja a oreja - Te habría encantado, Harrison.

- ¿Cómo fuiste tan idiota para meterte en una pelea?- chillé fulminándolo con la mirada. La preocupación había pasado a convertirse en ira.

- Aquí la pregunta es... ¿Por qué llegaste en el coche de ese sujeto? ¿De dónde vienes, Lana? -sentí que sus ojos avellana podíanno enterar mi interior.- Quiero la verdad.

Dudé un momento. La última vez que se lo conté se burló de mi.

- No quiero interrumpir... A quien engaño, yo amo joder a la gente- bromeó Alec. Parecía entretenido por nuestra discusión- Pasaré por tí mañana después de clases para llevarte con Camelia.

- ¿Es tu novio?-bramó Peter con sus ojos desorbitados.
Alec se dio la vuelta y miró a Pet con recelo.

- Soy su prometido- mintió con mucha seriedad- ¿No le contaste nada de nosotros, cielo?

El rostro de mi amigo se tornó sombrío he inquietante.

- ¿¡TE VAS A CASAR!?-Pet se levantó cual resorte hecho una furia.- ¿Y CON ESE IDIOTA?

- ¿Qué? ¡No!- me asusté he intente calmarlo. Debe de estar muy alterado por lo que paso con su novia como para que Alec venga a molestar.

- Cuida tu lengua, por eso te golpean.- se limitó a decir Alec y se perdió entre los frondosos árboles y la espesa neblina.

- ¡Púdrete! -gritó Pet cuando Alec se subía a su auto.-¿sales con ese imbécil? ¿Sabes que? No importa. Voy a matarlo.

- ¡No! - dije horrorizada.- Escucha, solo me trajo a casa. Estaba jugando...

- ¿Me vas a decir donde estabas?-me interrumpió con un tono más sereno.

Di un largo y dramático suspiro resignada. Le iba a contar todo, con lujo de detalle igual la ultima vez. Su decisión podría ser creerme o intentar convencerme de que en realidad no es cierto.

***********

- Dime la verdad.-insistió mientras esponjaba las almohadas.-Si te están vendiendo drogas, es mi deber saberlo.

No importa cuantas veces se lo diga. Si Peter no lo ve no  podrá creerlo. Me ha hecho esto con todo desde que éramos niños: extraterrestres, sirenas, fantasmas, el coco, pie grande. Yo siempre fuí la que lo arrastraba a investigar sobre lo paranormal o lo mitológico.

- No soy tan estúpida como para intoxicarme - repliqué con sequedad. 

- Y yo no digo que lo seas. De hecho eres la persona más lista que conozco, por eso quiero saber si te pasa algo.

- Dame hasta mañana, te lo voy a probar.

- Como tu digas.-dijo cubriéndose con el edredón.- Solo apaga la luz que tengo sueño.- refunfuño junto a mí. Su aliento me caló en el hombro y le di un suave empujón para que se moviera.

Había dormido en casa de Peter tantas veces como el en la mía y hoy no era diferente. Recuerdo que hacíamos fuertes de cojines con sabanas y nos desvelábamos comiendo postres que la madre de Pet preparaba, o escuchando historias que inventábamos cuando mi abuelo nos quitaba el televisor. Recuerdo que veíamos películas viejas de terror he imitábamos a los actores. Solíamos salir al jardín a media noche a buscar hombres lobo y llenarnos de lodo las manos. Jamás me llevé con las niñas de mi edad, mientras ellas peinaban muñecas yo estudiaba insectos, ellas leían revistas yo leía enciclopedias, ellas besaban chicos y yo comía con Pet. Antes pensaba que no encajaba y ahora que me entero de que soy una viajera del tiempo, lo confirmo.

- Peter - le dije en un susurro mientras me acurrucaba junto a su hombro.

- ¿Qué?- murmuró con voz soñolienta y exhausta.

- ¿Crees que estoy loca?-cerré los ojos he hice una mueca por lo ridícula que había sonado, igual que una niña insegura.-¿Ya no me quieres, por loca?-era una estupidez, la voz casi se me quiebra y mis negros ojos se tornaron cristalinos.

- Nunca digas eso, eres mi hermanita.- me contestó irritado y luego suavizó su tono. -Recuerda que "toda la vida y un día más"

Sonreí al escuchar esa célebre frase. La inventamos cuando éramos pequeños y siempre que necesitábamos consuelo. Significa que vamos a estar juntos siempre,el uno para el otro "toda la vida y un día más"

Me acarició la  melena negra hasta que me quedé dormida y me despojé de mi conciencia.

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El anillo que esta en la foto de arriba es el rubí de Alec, sólo que lo plateadito imagínenlo dorado. :D

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