Capítulo 3: Brisa de verano
LAS IRONÍAS DEL AMOR
CAPÍTULO 3: BRISA DE VERANO
Hace 21 años
Durante las vacaciones de entre cuarto y quinto semestre, la amistad de JiMin y JungKook tuvo un periodo de "desconecte", pues ninguno se atrevió a mandarle un mensaje al otro hasta los días previos del regreso. Eso ayudó a que ambos pudieran aclarar sus pensamientos y (por lo menos un poco) sus sentimientos; sin darse cuenta, los dos llegaron a la misma conclusión: "si no somos lo suficiente valientes, si no estamos listos, debo de dejarlo ir, por el bien de los dos e intentar seguir adelante en honor a nuestro cariño".
Aun así, a Kook le dolió más de lo esperado cuando se dio cuenta del tiempo que su roomie comenzó a pasar junto a HaNeul y, al enterarse por la misma pareja que formalizaron, se sorprendió a sí mismo huyendo a la sala de estar compartida por hombres y mujeres de su complejo, mientras soportaba el escozor de sus ojos al retener las lágrimas rebeldes que se acumularon en ellos.
Estaba dividido.
No sabía si estar arrepentido por sus decisiones, estar feliz por ver a su amor en una supuesta relación que apuntaba a bien o llorar como Magdalena al ser rechazado por su propia culpa.
Aun si no sabía que Minnie lo oyó aquella noche, las cosas le quedaron más que claras durante esos casi dos meses de descanso. Habían elegido marcar la página del libro de su inconcluso amor y cerrarlo para abrir uno nuevo e intentar conseguir una vida dentro de los estándares ordinarios que les dictaminaba la sociedad.
Fue ese día de vulnerabilidad cuando conoció a ChaeWon y se hicieron amigos después del fuerte huracán que los atrapó mientras ella patinaba y él caminaba, uno junto al otro y sin decir nada. JungKook, por tonto que sonara, se sintió más reconfortado por su silencio que por palabras y, una vez entrada la confianza, se atrevió a entablar una plática que no tocara a profundidad el tema de su corazón roto.
Lee ChaeWon, si bien era cálida como el mismo sol, era más una brisa veraniega.
Era una mujer libre, aunque también atada por lo que la gente esperaba de ella. Su tiempo con las personas era pasajero, así que casi nunca aplicaba etiquetas en sus relaciones, por muy amistosas que fueran.
Siempre era así.
Llegaba, calentaba y sofocaba con su viento, mecía las copas de los árboles y los preparaba para el resto de las estaciones, hasta que el día de su separación llegara.
Estaba en constante cambio y no se conformaba con poco, la clásica amistad temporal que nunca se queda todo el tiempo que uno desea y luego desaparece para dejar un vacío complicado de explicar. ¿Gratitud por apoyarlos? ¿Nostalgia al recordar la felicidad que les daba? ¿Soledad después de una gran compañía? ¿Frialdad por la ausencia de su tacto?
La sensación de haberla dejado ir era mucho mejor que la de cuando regresaba, hacía sus arreglos en la vida de todos y volvía a desaparecer.
Era el verano que se iba para darle la bienvenida al otoño.
A pesar del innegable patrón que mantenía ChaeWon, algo la llevó a aferrarse a la firmeza y seguridad que le transmitía JungKook, así como él halló en ella un botón que presionar cada que necesitara hundir sus penas.
Era cuestión de años para que ChaeWon comprendiera que la estabilidad, el rol hogareño y romántico no era lo suyo y que haberse atado a un hombre tan bueno y diferente a ella no fue lo mejor que pudo haber hecho; sin embargo, para eso todavía faltaba.
Cuando comenzaron su relación fue algo mecánico que ni ellos supieron detener, poco más de un año de haberse conocido.
Lo dieron por hecho después del primer encuentro sexual que tuvieron en los baños del club al que todos los universitarios iban al acabar la época de exámenes, después de haber escuchado cómo JiMin y HaNeul decidieron dar un paso más y mostrarles el anillo de compromiso en la mano de la muchacha.
Eran la calca de lo que la gente decía que era lo mejor para ambos, la parte extrema que traería velocidad y color a la vida de uno y la parte del ancla que mantendría atada al otro.
El detalle era que, como amigos, funcionaban a la perfección, mientras que, como pareja, para JungKook era como subirse a una espantosa montaña rusa y para ChaeWon era parecido a tener una correa que le restringía su marcha.
—Funcionará —Kook aseguró y besó el diamante que tenía la futura señora Jeon, regalo por su cumpleaños.
—Funcionará —repitió Chae y sonrió.
Funcionaría porque era una fórmula ganadora, ¿no?
O eso pensaban antes de que, al haber acabado su noveno semestre y durante su fiesta de graduación, JiMin se acercara a su mejor amigo para pedirle hablar en privado sobre algo que consideraba delicado.
Salieron al jardín del salón para tener algo de paz y, apenas en ese instante, fueron capaces de apreciar la belleza del otro cuando usaba traje. Sus ojos viajaron por el cuerpo ajeno y, apenas intercambiaron mirada, una sonrisa apenada apareció en sus rostros.
—Tengo una noticia que darte.
—¡Yo también!
—Comienza tú.
—Para nada. Tú eres quien se acercó primero. Suéltalo.
Y es que Park JiMin se había armado de valor para confesar sus sentimientos reales, por primera vez en todos esos cuatro años y medio, porque ya no podía más.
Ya no podía, y no quería, huir más.
—Bueno, en realidad, son dos —sus mejillas se sonrojaron bajo la luz de la luna y sus manos comenzaron a sudar en sus costados. JungKook lo vio precioso—. La primera es que conseguí un departamento en tu ciudad. ¿Recuerdas que te dije que moría de ganas por vivir cerca de ella?
"De ti", quiso decir.
—¿En serio, Minnie? ¡Eso es estupendo! —Felicitó su amigo y lo abrazó, pese a que su subconsciente fuese atravesado por un "por todos los cielos, ¿qué haré contigo tan cerca de mí y sin poder superarte?"—. Podremos seguir frecuentándonos. Te ayudaré en todo lo que necesites.
—Lo sé —susurró y sonrió.
Su mano se atrevió a acariciar una de las mejillas ajenas con cariño y al ver a Jeon cerrar los ojos bajo su tacto solo hizo que cayera más rendido a sus pies, si es que eso era posible todavía. Trazó sus facciones y delineó su mandíbula con su pulgar para intentar grabarse los rasgos de esa bella cara lo máximo posible en caso de ser rechazado.
El corazón le latía como loco y quería soltar de una vez su siguiente aviso o se vomitaría ahí mismo por los nervios.
—Y la otra cosa que quería contarte es que decidí hablar con HaNeul y estuvimos de acuerdo en que nos apuramos demasiado —y su Kookie, helado, llevó una mano sobre la ajena y la presionó contra su rostro con el corazón en un puño—. Deshicimos nuestro compromiso y rompimos hace una semana.
—Y yo que pensaba en nuestra boda doble...
Fue un chiste patético que desató el llanto entre ambos al percatarse de la situación en la que volvieron a acabar.
El destino estaba tan celoso de ellos que no les quería permitir ser felices.
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En la actualidad
El 28 de diciembre, todos se vistieron con sus mejores conjuntos para llevar a cabo el plan anual que decidieron comenzar ambos adultos de ir a visitar a la difunta y luego festejar a la pequeña de la casa.
YeJun y HyunOh se vistieron con unos suéteres iguales y chaquetas abrigadoras, mientras que JiMin y JungKook decidieron cubrirse con abrigos largos y a Bora le pusieron un lindo conjuntito invernal para que pudiera estrenar las botas brillantes que le obsequiaron durante esa Navidad.
—Señor Park —habló Kook con un tono grave y chistoso contra la puerta de la habitación—, ¿ya se terminó de arreglar? El auto está listo y los muchachos lo esperan en la sala. Ya decidieron qué tipo de flores comprar.
Bora rio después de echarse un apestoso gas en los brazos de su cuidador, el cual imitó la cara de asco que hacían los gatos.
—Señor Park, su hija se está pudriendo aquí —y la carcajada desde adentro fue tan cálida que se le olvidó que estaban a bajo cero afuera.
Desde su llegada, JiMin y él compartían recámara y cama. Fue algo que se dio de manera más natural y menos incómoda de lo que imaginó. La única ocasión en la que sucedió algo vergonzoso fue en la octava noche, pues amanecieron acurrucados contra el otro y en un abrazo un poco comprometedor.
Fue culpa del frío.
La puerta se abrió y Minnie lució el abrigo que su amigo le regaló días atrás, uno beige que iba a la perfección con el suéter azul de cuello de tortuga que usaba y sus pantalones casuales ajustados. El otro soltó una exclamación como aprobación e intentó ignorar el sonrojo natural en sus orejas.
—Creo que la leche que recetó el pediatra no le cayó bien a Bora —informó y a su amigo le flaquearon las piernas al grado de necesitar aferrarse al marco de la puerta por la naturalidad de esa plática, como si desde hacía muchísimo hubiesen sido familia—. Cuando lleguemos, tendremos que mandarle mensaje para ver si le resulta conveniente regresar a la anterior.
La niña apretó los cachetes del hombre y chocó sus frentes, su manera de decirle que sí. Al instante, ambos rieron y Kook le dedicó unas palabras a la par que se dirigía al primer piso.
—¿Viene, señor Park? —Preguntó al detenerse en un descanso de la escalera.
"Cuando dejes de actuar con tanta libertad y dejes de acelerarme como si tuviera veinte otra vez, entonces lo haré" pensó JiMin y le fue más difícil de lo que imaginó mover los pies hasta ellos.
—Por supuesto, señor Jeon —contestó—. Como sabrá, esta es mi casa.
Y así, entre suaves empujones y burlas, se dirigieron hacia donde estaban el resto de sus hijos, antes de salir y subirse al vehículo.
...
"Park ChaeWon (1981-2021).
Gran hija, madre y esposa.
Nuestras voces nunca serán apagadas."
—Fue con la primera persona que fui capaz de abrirme y ser honesto de mis sentimientos y de mis pesares —JiMin tomó la palabra, pues JungKook ya había dicho todo en la cena de Navidad—. Me la encontré de casualidad en esta ciudad porque vino a cubrir a su jefe en una junta y decidimos tomar algo por los viejos tiempos.
» Nunca fuimos lo que se le considera "cercanos" durante nuestra época de universidad. La conocía por mi roomie, por las citas en pareja que llegamos a hacer en más de una ocasión y porque llegamos a tomar algunas clases juntos. Era divertida, salvaje y jovial, y yo estaba celoso de ella.
» Esa tarde, lloró por primera vez, según me dijo, desde el divorcio. Era un llanto amargo, adolorido y arrepentido.
» "No podía entenderlo cuando lo leí porque nunca compartimos tiempo a solas, hasta hoy. Ahora entiendo por qué eres tú y por qué no soy yo" susurró. Todavía me pregunto qué me habrá querido decir.
» "Estuve todos estos años preguntándome la razón por la cual no funcionamos, si todos dicen lo contrario. Estuvimos casados de manera legal, ¿y alguna vez lo estuvimos emocionalmente?" No supe qué responderle.
» "Me usó. Lo usé. Y tú estás aquí" me perdí tanto en mis pensamientos que tardé en hilar una cosa con la otra. Aún no las logro unir del todo y, quizá, ya no importa.
» A mí... Me gustaba su forma de ver al mundo y cómo era con todos, su carácter fuerte y sus ojos... Sus ojos me recordaban a alguien más y se lo dije. Ella rio y rio.
» Meses después, me propuso un trato.
Cargaba a Bora y sus ojos estaban fijos en la lápida, sin importarle sentir las miradas del resto sobre él, en especial la de Jeon, quien estaba más que perdido y confundido.
—El trato se nos salió de las manos y no lo pudimos detener, así que dejamos de nadar contra la corriente y dejamos que nos llevara hasta donde quisiera, intentando disfrutar nuestro tiempo.
» Más que amantes, éramos cómplices del otro.
—Mamá era una mujer con muchos secretos —HyunOh pensó en voz alta. Él dejó un ramo de peonias blancas—. Todos ustedes tenían muchos, ¿no? Los adultos son muy extraños... O los jóvenes, porque se conocieron en la universidad. Espero no ser como ustedes.
Y si bien pudo ser algo ofensivo, no lo corrigieron porque tenía razón.
JiMin y JungKook no esperaban que sus hijos fueran unos cobardes y ChaeWon habría querido que fueran libres.
—Pasé más tiempo con ella que YeJun —retomó. Su hermano le llevó rosas amarillas—. Creo que llegué a oír cosas que no debí, pero la amo. Eso no impidió que la amara porque hizo que la admirara más y me preguntara qué era lo que en realidad pasaba por su cabeza.
» Estos meses me sentí perdido, sin rumbo. La extraño a ella y a sus abrazos. Cuando papá Kook no estaba y papá Minnie trabajaba, la única que siempre estuvo conmigo fue Bora. Me dormía en la cama con ella en brazos cuando la niñera me dejaba cargarla.
» Siempre que la veo a los ojos, la veo a ella, veo a mamá. Bora sí está aquí y es una parte de ella. Abrazarla es igual de cálido que abrazar a mamá.
» En todos estos años, éramos YeJun y yo contra el mundo... Y ahora entiendo lo que es ser un hermano mayor.
YeJun vio a su padre abrazar a su hermano y, sin decir nada, caminó hasta una banca y se sentó en ella sin importarle si se mojaba los pantalones por la nieve.
En los últimos días, su mente se vio dividida y no sabía explicarse la sensación que lo invadía cada que oía a sus papás hablar de su madre, de Bora o de su pasado. Sentía que algo faltaba por unir a su rompecabezas para que todo tuviera sentido y esas piezas eran los mismos secretos que HyunOh mencionó.
Secretos que, más allá de ser adultos, eran de vidas ajenas a la suya y que no tenía derecho a exigir, sin importar que hubiera un espacio vacío que no comprendía cómo llenar para sobrellevar la situación.
Era un (reciente) adolescente que quería enterarse del mundo de los mayores y aún no tenía la edad para hacerlo, para comprenderlo. Su madurez no iba más allá y eso mismo lo frustraba.
Quería ser el hijo mayor y perfecto que toda familia quisiera para ser de apoyo con el cuidado de los menores y, a la vez, se sentía como un niño jugando a ser Sherlock Holmes para unir un montón de pequeñas pistas y encontrar a su madre entre los recuerdos de los demás.
Para entenderla.
Todavía era muy joven para comprender que, a veces, es mejor no intentar descifrar a las personas, ya que, en muchas ocasiones, ni siquiera ellas eran capaces de entenderse a sí mismas.
Nadie lograría descifrar a la brisa veraniega, ni a su forma de mecer la copa de los árboles.
Nadie lograría descifrar a Park ChaeWon, de soltera Lee ChaeWon, ni a su forma de tocar los corazones de la gente.
Y eso lo hizo llorar frente a JungKook cuando le preguntó qué le pasaba.
—No me gusta que hablen de ella como si hubiera pasado hace mucho tiempo —contestó—. Estamos aquí, casi como si nada, y luego iremos a festejar a Bora su cumpleaños ¡para que ni siquiera se vaya a acordar! Nadie se acuerda de lo que pasó cuando tenía un maldito año.
—YeJun —nombró, un poco sorprendido—, a tu hermano y a ti les hicimos una fiesta. No puedes culpar a Bora por lo que pasó.
—Y no lo hago... Creo —era un adolescente y él tampoco se comprendía a sí mismo. Las personas eran muy complejas—. Estoy tan confundido, papá. Ahora que no está, siento que mamá fue un enigma que no me esforcé en comprender... ¿Y si se sentía sola en su mundo?
—Créeme que eso era lo que menos pasaba por su cabeza —despeinó su cabello y se sentó a su lado. Aún frente a la lápida, los otros tres les daban la espalda—. Nos amamos, Junnie, como amigos. Ella amaba más la libertad y yo... —se encogió de hombros.
—Siempre dicen "libertad". ¿Qué quieren decir con eso? ¿No era libre con nosotros? —Fue una pregunta complicada.
—Ella no veía indispensable el amor romántico, ¿me doy a entender? —Suspiró y sintió su cuello crujir por un movimiento que hizo—. Ella veía el amor como algo que iba más allá. No había etiquetas en su vocabulario. Daba amor sin esperar nada a cambio.
—Eso sigue siendo extraño...
—ChaeWon —prosiguió— era de ideas que para algunos pueden ser crueles, como la de "que sean mi familia no significa que los ame y los vea como tal, necesitan ganárselo". La familia para ella iba más allá, así como la muerte.
» Amarla era complicado.
» Amarla era complicado porque sabías que no estarías en su corazón para siempre.
» El amor es una palabra muy ambigua, un sentimiento difícil de explicar con palabras, aunque estoy seguro de que comprendió su significado cuando te tuvo a ti y a tus hermanos. Ustedes se volvieron su centro y su motor, su lugar seguro y al que quería proteger de todo a toda costa.
—¿Y eso no te molesta? ¿O a papá Minnie? —Kook echó un vistazo al mencionado.
—Al parecer, todos nos usamos para escapar de algo.
—Eso es muy cobarde de su parte —aseguró y su padre carcajeó—. Más tú. No quiero que mi progenitor lo sea. ¿Ya arreglaste tus problemas?
Lo abrazó por los hombros y lo apegó a su cuerpo para ocultar cómo negó con la cabeza.
—Estoy asustado de no ser lo suficiente fuerte para Bora —retomó la palabra, esta vez más serio y regresando el abrazo—. Siempre fuimos HyunOh y yo contra el mundo, como dijo.
» Nací yo y, luego, conocí lo que es el amor y la necesidad de proteger a alguien después del nacimiento de HyunOh. Con dos años, nunca creí ver algo tan frágil, como lo era un bebé. Era una masa rosa y llorona. No podía dormir lejos de su cuna, ¿lo recuerdas?
» Crecimos y éramos él y yo, acurrucados en mi cama, tratando de procesar cómo era posible que nuestros padres nos amaran más que el día anterior y entre ellos, en cambio, lo hicieran menos.
» Cumplimos 10 y 8 años y éramos él y yo, llamándonos todas las noches para escucharnos hablar hasta que uno se quedara dormido, después del divorcio.
» Tuvimos 13 y 11 años y éramos él y yo, comiendo en lados opuestos de una mesa en la que estaba un asombroso hombre llamado Park JiMin junto a mamá.
» Dos años después, éramos él y yo, sentados en la primera fila con la familia Park y contigo para verlos en su ceremonia de unión libre, sin entender por qué no se casaban como lo hicieron tú y ella.
» Meses más tarde, éramos él y yo, procesando que tendríamos una hermanita a la cual tendríamos que proteger.
» Unos meses más y éramos él y yo, preocupados en la sala de espera.
» Éramos él y yo, llorando por la noticia.
» Éramos él y yo, llorando en el entierro.
» Era yo, asustado porque mi hermano casi no hablaba.
» Soy yo, asustado por no ser suficiente para Bora, si apenas puedo con HyunOh y conmigo mismo.
Y JungKook no supo qué otra cosa hacer más que llorar por no saber en qué momento ChaeWon y él transmitieron a su hijo que era su deber el tomar ese rol.
Lo abrazó fuerte contra su pecho.
—¿En verdad nos veían así, como ausentes? —Susurró.
No sabía que se exigía tanto a sí mismo.
—¡No! —El adolescente entró en pánico por la reacción. No esperaba provocar eso—. Ustedes siempre fueron excelentes padres, ¿de qué hablas? —Palmeó su espalda, sin saber qué hacer—. Yo hago énfasis en mi trabajo como hermano mayor. Es mi deber cuidar a mis hermanos menores y que me vean como alguien a quien recurrir, si es necesario.
—Eres más que suficiente, Junnie —esas fueron más que simples palabras para su hijo—. Eres un excelente hermano y seguro que ellos te lo agradecerán cuando sean más grandes, HyunOh por acompañarlo en todo esto y Bora porque nos ayudarás a guiarla siempre por el camino correcto... No obstante, también debes de procurarte tú.
Jeon YeJun, por primera vez, no supo cómo dirigirse a su padre después de su consejo. No sabía cómo explicarle que HyunOh y él tenían una conexión muy fuerte, de amigos y no de hermanos, por la poca diferencia de edad; por otro lado, Bora y él estarían en etapas tan diferentes que temía no comprenderla cuando estuviera en la "edad difícil".
¡Sería el hermano viejo!
—Lo siento por asustarte —se disculpó y le regresó el abrazo—. ¿En verdad crees que ella pueda hallar un lugar seguro en mí, sin importar nuestra diferencia de edad? No quiero que se sienta menos que HyunOh. Esa es mi preocupación.
JungKook nunca había sentido cómo se le iba el alma al cielo hasta que lo oyó decir eso, aliviando su pesar al instante y haciéndolo sentir un poco tonto por mostrarse tan sentimental por la situación.
—Puede que ella prefiera a una persona de su edad —asintió y los dos suspiraron al apartarse. Recargaron sus espaldas en la banca y vieron al resto acercarse—; aun así, te pido que siempre la aconsejes y le ayudes a tomar la mejor decisión. Tú y HyunOh.
...
—En uno de estos días —JiMin habló, ambos sentados en sillas altas de la cocina. Los hermanos estaban viendo una película con Bora. Todos los hombres se vistieron de princesas para su princesa—, me gustaría que me ayudes con algo, princesa Kookie.
Tal vez el rompecabezas de YeJun todavía no se completaba, pero sí el de ellos dos.
—Por supuesto, princesa Mimi.
Y sintieron que de nuevo tenían veinte años, que eran jóvenes que planeaban hacer las cosas bien y dejarían de huir.
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