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Capítulo 2: Desear ser ellas

LAS IRONÍAS DEL AMOR

CAPÍTULO 2: DESEAR SER ELLAS

Hace 23 años

Cuando JungKook llegó a la universidad en su primer semestre, se sintió tan perdido que le dio vergüenza acercarse a pedirle a algún alumno las indicaciones para llegar al complejo B, dedicado a los dormitorios para varones foráneos que se permitieron un lugar dentro de las instalaciones por sus altas calificaciones en el instituto y su examen de ingreso. Una bendición para muchos, una maldición para otros por quedar ante los ojos de los citadinos hambrientos y celosos por una calificación perfecta.

Vagó más de media hora por gran parte del campus y trató de convencerse de que, por lo menos, aprendería en dónde estaba todo lo demás y nunca más tendría que pasar por esa situación tan horrible.

Todos estaban absortos en sus cosas, como para prestarle atención a uno más de los recién ingresados, menos un curioso Park JiMin, un muchacho bajito que lo vio en más de una ocasión, desorientado en su recorrido.

Fue él quien se le acercó, una vez JungKook se detuvo debajo de un encino para tomar un descanso. Arrastró su equipaje detrás de él y tocó su hombro para llamar su atención.

—Hola, soy Park JiMin. Puedes llamarme Minnie o Mimi, si eso quieres —se presentó cuando los ojos brillantes y extraviados del desconocido se encontraron con los suyos—. ¿También eres nuevo?

Kook, como algunos lo llamaban, pensó que ese jovencito de baja estatura, mejillas regordetas, labios rechonchos y cabello castaño tuvo que ser un ángel mandado por el cielo para no hacerle pasar más penas.

—Sí —al menos no balbuceó esa patética respuesta.

—Veo que también vienes de lejos —acertó con obviedad y algo dentro de Jeon explotó por lo lindo que le pareció verlo reír—. ¿Estarás en el complejo B...? ¿O en el A? Creo que esos son los que tienen becas de deportes...

—Soy del B.

Lo vio aplaudir, encantado.

Felicidades, acabas de adoptar a un introvertido en tu primer día.

—¡Puede que seamos vecinos, en ese caso! —Festejó. Era la primera persona con la que hablaba desde que puso un pie en el campus—. Mi hermano me dijo que lo esperase aquí porque me llevará hasta ahí. ¿Quieres esperar conmigo para que vayamos juntos?

No había duda, era un ángel.

Aguardaron juntos, sentados bajo la sombra del árbol, y a JungKook le tocó escuchar la historia de cómo JiMin terminó en la misma universidad que su hermano mayor, JiHyun, y cuánto esperaba a que las clases comenzaran porque le emocionaba su materia de Literatura y comunicación.

—Estás en la carrera de comunicación —comprendió con facilidad.

—Sí. ¿Se nota mucho? —No pareció darse cuenta de lo obvio.

—Yo entré en periodismo.

—¡Estaremos en el mismo edificio para tomar clases, entonces!

Y eso lo alivió aún más al imaginarse compartiendo alguna clase, ceremonia o exposición junto a JiMin.

—¿A qué te quieres dedicar? —Kook se atrevió a preguntar, esperando no ser muy intenso.

En una sociedad tan interesada y consciente de cómo el dinero mueve al mundo, como lo era la de su país, ese tipo de preguntas tenían un montón de significados. El más conocido era "me interesas, pero necesito saber antes qué beneficios obtendré al estar contigo" y no quería darle a entender eso, aun si estaba enterado de las grandes brechas salariales.

—Quiero trabajar en la casa productora donde está mi madre —contestó con mucha naturalidad—. Me gustaría hacer mi propio programa con enfoque gastronómico y esta universidad da muchas oportunidades a sus alumnos, así que tengo pensado en desarrollar un proyecto a base de eso.

Su seguridad le hizo flaquear un poco, maravillado.

—¿Y tú? —Quiso indagar—. ¿Qué sueño estás persiguiendo?

Fue tan poético que quiso reír.

—Quiero escribir sobre tendencias en la moda para una revista —respondió y se ganó una examinada a su atuendo, un estilo casual-formal que Minnie no tardó en aprobar con su pulgar—. También me llama la atención tener un programa de radio, aunque todavía no tengo en claro el giro que le quiero dar.

—Se oye interesante —confesó el otro y recargó su espalda en el tronco del viejo encino—. Cuando tengas más clara la idea, debes invitarme a formar parte. Si no conozco del tema en cuestión, puedo echarte una mano en la edición o dirección.

Estuvo a punto de acceder cuando JiHyun llegó, trotando hasta ellos y regañando a jadeos a su hermano por haberse movido de donde lo dejó; sin embargo, se recompuso cuando comprendió, una vez fue explicada la razón de su desobediencia.

JiHyun era muy parecido a JiMin, con la diferencia de tener rasgos masculinos más marcados y ser más tranquilo que su hermano. Era gracioso verlos juntos porque el menor parecía un perrito acelerado que iba de un lado a otro, mientras que el mayor era un hombre sereno que recurría a su lado zen para no frustrarse por su exceso de energía.

Una vez los dejó en su complejo, les informó que su edificio era el que estaba pasando el área de recreación al aire libre y los dejó con un único informe.

—Me dijeron que en este semestre aceptaron a más foráneos, así que a algunos les tocó compartir habitación. Espero que a ustedes les toquen separadas para que tengan su propio espacio —se despidió por tener que ir a reencontrarse con su novia.

Y ellos, que no se preocuparon por siquiera decirse el número de su cuarto hasta que estuvieron frente a la misma puerta, no pudieron contener la risa al notar sus nombres escritos en el tablero que colgaba de ella.

Park JiMin y Jeon JungKook.

—Así que... Jeon JungKook —al no haber sabido su nombre antes, saludó oficialmente y gozó de una lenta pronunciación de cada sílaba al verlo a los ojos—. ¿Tienes alguna queja al respecto?

En ese momento, no supo cómo el ángel que lo estuvo acompañando todo ese rato se convirtió en un demonio. Lo que sí supo es que, al verlo sonreír de esa manera altanera y poco coqueta, sería una fantasía tenerlo como roomie.

—No me molestaría tener un compañero.

—¿No?

No opuso resistencia cuando su cabeza se meneó de lado a lado para negar.

—Entonces, ¿me dejas ser tu compañero?

—No es una decisión que me concierne solo a mí.

JiMin tarareó una frasecita que no pudo escuchar del todo y le expresó con un pequeño abrazo lo fascinado que estaba con tenerlo a él porque le inspiraba confianza.

—Espero que nos volvamos buenos amigos en estos años que compartiremos piso —deseó al cerrar la puerta detrás de ellos—. Soy un poco exagerado con la limpieza y me gusta que todo esté organizado, así que...

—Te ayudaré —prometió.

Y, durante sus primeros dos años, "buenos amigos" se convirtió en un término confuso cuando sus compañeros de clase se dieron cuenta de todo el tiempo que pasaban juntos y de sus actitudes con el otro, aún más cuando Park informó que se enamoró de la ciudad de Kook durante unas vacaciones a las que viajó con él y que le encantaría vivir ahí o, por lo menos, cerca de él (y no de la ciudad en cuestión).

—No es normal que JungKook te dé de comer en la boca —le señalaban a JiMin sus amigos.

» —No es usual que un amigo se ofrezca a acompañarte cada que vas al club para "asegurarse de que llegaste bien", ni que tome un taxi para recogerte a la hora que le dijiste para que no vayas sin compañía.

» —¿Por qué andas sin camisa con otro hombre viviendo contigo? Deberías cubrirte, quién sabe si sea de otras... Tendencias.

» —¿Cómo es eso que se metió al equipo de box para protegerte de los tipos que te molestan? Tú eres el que debe vestir más masculino y comportarse como un hombre.

» —¿No te cansas de sonreír cada que lo ves pasar? Lo ves todas las mañanas, todas las noches, todos los fines de semana...

La verdadera cuestión era ¿cómo JiMin no iba a enamorarse de JungKook, si era un muchacho tan atento y que le daba una clara y mayor atención que al resto de personas, haciéndolo sentir el hombre más interesante e importante? ¿De qué manera no iba a caer encantado, si siempre lo veía con esos ojos oscuros y brillantes, como si no hubiera nada mejor y no le hubiera contado lo mismo antes? ¿Acaso alguien no se daría por vencido de luchar contra esos sentimientos por alguien que procuraba tanto tu bienestar, sin importar lo que dijeran de él?

—Es muy... Extraño que siempre te abrace cada que tiene la oportunidad. Parece un chicle o algo así —le decían, por otra parte, a Jeon.

» —Es un mimado. Tiene todo al alcance de sus manos por el trabajo de su madre, ¿por qué ni siquiera te esfuerzas en darle batalla?

» —¿No te cansas de tenerlo a tu lado la mayoría del tiempo? Nunca deja de hablar, ni de moverse. A mí ya me habría hartado y pasaría el menor tiempo posible en los dormitorios.

» —¿Acabas de dejar que te dé un beso en la mejilla? ¿Acaso eres un sinvergüenza para hacer esas cosas en público? ¿No sabes que a muchas personas le da asco ver a gente así?

» —¿Para qué va a verte en tus prácticas de boxeo? Ni que fuera tu novia o un apasionado por el deporte, como para hacer eso.

Kook no pudo enamorarse de alguien con un lenguaje del amor más diferente al suyo, como le sucedió con Mimi. Sus palabras de aliento en todos sus días de entrenamiento, los cariños que le daba cada que le contaba lo mal que le fue en el día, las felicitaciones con besos y abrazos al sacar una buena nota, las bebidas que le compraba para sus desvelos y las carcajadas que soltaba por el chiste más tonto que pudo habérsele ocurrido... ¿Cómo no amarlo de la cabeza hasta los pies?

Sus familias, ajenas a las críticas dentro de la universidad, inclusive estaban maravilladas por el otro y no tardaron en volverse casi tan cercanos como sus hijos.

Y, aun así, para finales del cuarto semestre, todavía no tenían el coraje para confesarse. No podían, no cuando gran parte de su entorno se mostraba asqueado por las muestras de interés que tenían el uno por el otro, no cuando sabían que Kook comenzó a temer que lo vieran tomado de la mano de Minnie por miedo a que le hicieran algo malo en su ausencia o cuando JiMin marcaba distancia entre los dos en el instante en el que veía a algún amigo nuevo acercárseles.

Incluso cuando uno lloraba por la impotencia y el otro lo acompañaba con sollozos temblorosos y caricias tristes en el cabello, no podían darse ni decirse todo lo que querían.

Porque se amaban, pero sabían que, una vez confesarlo, sería aún peor.

El terror aumentaría cada que uno tardara más de lo esperado en llegar a la habitación, el disgusto de estar en la mira de todos evolucionaría a estar también en rumores y la decepción de no poder expresarse en público progresaría con "mayor razón" al comenzar una relación.

Cuando un JungKook de diecinueve años fue a recoger de la biblioteca a un agotadísimo JiMin y tuvo que cargarlo como si fuera un koala bebé, supo que estaban aterrados. Que estaban aterrados y que eran unos malditos cobardes indispuestos a dar el siguiente paso.

—JungKook —saludó su amiga, HaNeul, en voz baja al joven entre sus brazos. Era una morena bajita que conoció a finales del semestre anterior y con la que se hizo muy cercano—, ¿ese es Minnie?

—Hola —sonrió y se dirigió a ella con el mismo tono quedito—. Sí. Me dijo que viniera por él si tardaba demasiado para que no se exigiera demasiado al estudiar y, cuando llegué, estaba dormido en la mesa, rodeado de libros y unos vasos de café —ambos rieron—. Está nervioso por el examen final de una materia.

HaNeul lo rodeó y su mirada se detuvo en el rostro del muchacho que dormitaba. Era el hombre más lindo que pudo haber visto antes y comprendía muy bien, si eran ciertas las bromas sobre que su amigo estaba enamorado de Park, por qué cayó a sus pies.

Era imposible no hacerlo.

—Mimi es muy lindo —su confesión hizo que una sensación enfermiza recorriera el estómago y la garganta de Kook, que muy apenas pudo hacer un sonido afirmativo. Presentía lo que pasaría a continuación y era lo que más odiaba—. ¿Sabes si tiene novia?

Sentir celos y ser el menos indicado para hacerlo era lo que más le dolía.

¿Por qué debía de tener celos por las pretendientes de JiMin?

Ellas sí podían hacer todo lo que él no, ellas podían darle todo lo que él no.

Más de una ocasión deseó ser ellas.

—No tiene —susurró. No era la primera muchacha que le preguntaba eso.

Su amigo se removió en su pecho a la par que una punzada atravesó su pecho.

—¿Crees que deba de intentar algo con él? —"No, por favor, no lo hagas" quiso decir, súplicas que jamás pudieron ser externadas—. Ya sabes, intentar acercarme y, si sucede algo, genial... ¿No?

Se tuvo que obligar a reír.

—No puedo asegurarte nada, lo siento —como pudo, le dio unas palmaditas en el hombro y comenzó a caminar para detener su repentina tortura y frenar el crecimiento del nudo de su garganta—. Suerte, si llegas a intentarlo. Es un tipo muy dulce.

Y tan dulce y frágil como un caramelo, el corazón de un (aparentemente) gran actor sintió cómo fue arrojado al suelo y pisoteado por el hombre que tanto amó durante los últimos dos años.

Lloró en silencio durante el camino, escondido en los pliegues de su ropa, mientras que en su cabeza se repetían una y otra vez unos dolorosos "¿por qué? ¿Por qué me lanzaste a los brazos de alguien más? ¿Por qué no puedes amarme? ¿Por qué no puedo amarte?" y "por favor, por favor... Por un momento, déjame vivir mi sueño. Constrúyeme un castillo de mentiras y déjame vivir ahí. Déjame vivir entre nuestras mentiras".

Lloró tanto que no se percató de cuándo sus brazos perdieron fuerzas y dejó de sujetarse de JungKook, ni cuándo fue su turno para aferrarse con firmeza a su cuerpo en un abrazo que ahogó un poco sus propios sollozos, porque claro que también él sufría. Sufría de lo asustado que estaba por tener que dejarlo ir junto a los bellos sentimientos que cultivó por y para él, y porque sabía que debía hacerlo.

Debía hacerlo porque no era justo para ninguno seguir cargando ese horrible peso.

—Te amo —susurró al creerlo dormido una vez los adentró a la oscuridad de su dormitorio.

Lo dejó sobre la cama y JiMin fingió buscar por inercia el peluche que su hermano le regaló años atrás, mismo con el que se cubrió la cara y al que le hizo cucharita para no ser apreciado por la poca luz de luna que se filtraba por su ventana. Kook acarició su cabello.

—Estoy siendo egoísta al hacer esto sin preguntártelo —habló, como si esperara una respuesta. Las palabras pesaban incluso sin verlo a los ojos—, pero, si no lo hago yo, ninguno lo hará y no haremos nada con nuestras vidas.

Mimi lo comprendía.

No era su momento.

Decidió intentar tener una vida bajo los estándares impuestos por la sociedad para ser "normal" en honor a su amor que nunca pudo comenzar con Jeon JungKook. Así fuera con HaNeul u otra mujer.

—Ojalá nos encontremos en el futuro, que sigamos juntos para entonces —deseó—, y podamos vivir todo lo que nos están arrebatando ahora.

Cuando besó su frente y hablar le fue imposible, no sabía que la historia tenía planeados muchos obstáculos para que pudieran cumplir su mayor anhelo.

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En la actualidad

Bora tenía los ojos de su madre, las expresiones de JiMin y la actitud igual a la de YeJun cuando nació: quería estar en los brazos de JungKook la mayor parte del tiempo, si su andador no estaba cerca o en la televisión no estaba su película favorita de Barbie.

Navidad estaba cerca y los adultos tuvieron que turnarse para ir a comprar todos los regalos necesarios. HyunOh ayudó a su hermana a escribirle una carta a Santa Claus donde le pedía un "bah, bah, bu, bu, me, me", lo cual el niño interpretó como "algo de Barbie". Santa tardó en encontrar algo que una niña de un año pudiera usar de esa marca.

También el cumpleaños de la niña estaba cerca, al igual que la fecha en la que falleció ChaeWon, así que toda la familia decidió reunirse antes de la cena navideña para hablar al respecto.

—Su madre siempre fue una mujer alegre —habló papá Kook con Bora entre sus brazos, parado frente al sofá donde los otros tres estaban sentados—. Recuerdo la primera vez que la vi. Teníamos veinte y mis sentimientos eran un lío, yo mismo era un lío; ella se acercó con una sonrisita para preguntarme qué me pasaba y juro que era como el sol en persona.

» "¿Por qué no vienes conmigo? Tenía pensado salir a patinar un rato" dijo. Yo me reí porque lo que menos podía hacer mi cuerpo en ese instante era moverse. Mi cerebro no podía ordenarme hacer otra cosa que no fuese lamentarme por el gran error que cometí antes.

» "¿Qué puede ser tan malo, como para no disfrutar de un día de verano?" preguntó.

» "Un corazón roto" respondí y ella hizo una cara graciosa al oírme.

» "Estoy segura de haber leído por ahí que salir a tomar el aire con una extraña ayuda mucho a las personas con corazones rotos" y yo volví a reír y reír, por lo patético que debía de verme frente a ella y por su intento de animarme.

» Accedí y ninguno se imaginaba que, justo diez minutos después de haber salido, un huracán caería en la ciudad; no obstante, yo todavía me sentía un poco cálido con el sol a mi lado.

» Aun siendo novios y luego esposos, tardamos en darnos cuenta de que pasamos más tiempo como amigos que como pareja, que éramos cómplices y víctimas. Que ella accedió a comprometerse porque era lo que la sociedad dictaminaba para una mujer, porque incluso ahora piensan que vivir sin una pareja es lo más triste, y que yo se lo pedí para seguir escapando de mi realidad, pues los errores del pasado todavía me perseguían.

» Nos amamos tanto como nuestra amistad de años nos lo permitió.

» Nos amamos tanto que ese sentimiento trascendió a dos hijos maravillosos.

» Nos amamos tanto que no podíamos permitirnos hacerle daño al otro por nuestro egoísmo, mucho menos a los pequeños.

» Nos amamos tanto que nos perdonamos, incluso sin perdonarnos a nosotros mismos.

Y si bien era un discurso espontáneo que era dedicado más a YeJun y HyunOh, JiMin sintió cada una de las palabras que fueron dichas con la intención de llegar a él y algo en su pecho se removió, algo que luchó por esconder demasiados años.

—Nos amamos tanto que, aún sin ella, sé lo que nos diría, como si estuviera aquí —porque la conoció por veinte años—. "Incluso sin mí, el sol volverá a salir y todo estará bien. La muerte no siempre aleja, a veces acerca. Yo siempre pensé que la marcha de alguien une a todos, ¿lo recuerdan? ¿Recuerdan que les dije eso cuando falleció su abuela?" y ChaeWon habría querido que siguiéramos adelante sin ella, disfrutando lo que nos dejó.

—Una familia —y todos disfrutaron de la risa de Bora ante las palabras de su padre.

—Nos dejó una familia más grande, nos acercó los unos a los otros. Después de ella, hay un nosotros —expresó con la mirada de YeJun fija en él—. Se esforzó tanto en hacernos felices que sería una grosería para ella que pasemos estas fechas lamentándonos.

» Es debido a ello que papá Minnie y yo hemos decidido que, a partir de ahora, agradeceremos cada Navidad a Park ChaeWon por todo lo que nos dio y todos los 28 de diciembre haremos una pequeña ceremonia alrededor de su tumba, antes de festejar a Bora.

JiMin pensó que, a veces, la vida quita y da algo a cambio y que solo se necesita estar dispuesto a verlo.

¿Qué está por cambiar?

¿Qué está por terminar?


¿Qué está por comenzar?


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