Las implicaciones de un cortejo
1
Hiroto Honda tomo un trago de su bebida, el calor del contenido calentó sus fríos huesos, el aliento cálido brotó de sus labios en medio del frío. Su cazadora negra lo protegió de los copos de nieve que empezaron a caer. Reajusto su bufanda mientras asentó el sabor del café caliente en su paladar. En otra ocasión hubiera optado por una bebida más fuerte, sin embargo aún tenía que hacer un viaje de regreso y las llaves de su bolsillo se removieron cuando su cuerpo se tensó ante el extraño olor que golpeo sus fosas nasales.
El olor fuerte de la brisa marina y sal lo hizo estremecerse, no solo a él sino a los hombres que compartieron asiento frente a la mesa del expendio de comida rápida.
Fue como una ventisca helada y abrasiva que se movió hacia él, Honda no era un alfa dominante, el juego de ver quién se paraba más alto lo había dejado años atrás, de hecho con el paso del tiempo esos días solo se convirtieron en un recuerdo vergonzoso que trato de dejar atrás.
Sin embargo el instinto le hizo ponerse en guardia, no iba a comenzar una pelea, no a menos que el otro sujeto buscará una, estuvo de acuerdo con ello antes de girarse y notar la presencia que se encontró a unos pasos de él.
—¡Lo siento! ¡Espero que no haberte hecho esperar! —Honda parpadeo aturdido cuando vio el pequeño cuerpo de Yugi Mutou, antiguo amigo de la secundaria y con quien había mantenido contacto hasta la fecha. El cuerpo pequeño y rasgos delicados se vieron cubiertos sobre el abrigo varias tallas más grande que los que usaba usualmente. Honda se preguntó por un momento si era algún tipo de nueva moda que estaba probando, sin embargo el olor que provino del abrigo no parecía ser nada similar al de su amigo— ¿Honda? —llamo Yugi con ojos preocupados, Hiroto aparto el pensamiento y sonrió cálidamente.
—Para nada, acabo de llegar, toma asiento —señalo el banco a su izquierda, Yugi asintió con una sonrisa en los labios antes de avanzar. El olor se volvió más pesado y Honda sintió su piel erizar. Si bien, después de graduarse la posibilidad de reunirse cada vez se vio menor, Honda quien se había unido a la empresa automotriz de su padre tuvo una mayor disposición a los encuentros esporádicos al encontrarse en la misma ciudad. Aunque estos no fueran habituales al menos logro reunirse un par de veces al mes con Yugi, por lo que pudo identificar al instante la perdida de olor en su amigo con el paso del tiempo, Honda no hablo del tema, él era un Alfa, su fisiología era diferente al de un Omega o un Beta, así que entrometerse en la privacidad de otra persona no era algo que estuviera en el primer puesto de su lista de cosas por hacer, además sería realmente grosero. Sin embargo Honda tenía una hermana mayor, los cambios de olor entre un Omega eran fáciles de percibir ante las fuertes feromonas que destilaban, no muy diferentes a los de un Alfa aunque los Alfas solían controlar un poco más sus emociones, el olor de una persona por supuesto era importante, gracias a este se podía percibir si una persona era compatible o el estado de humor, si bien Yugi nunca fue del tipo de olor fuerte, Honda no podía negar que con el paso del tiempo su olor empezó a ser reemplazado por uno totalmente diferente, el cual empezó a reemplazar el original hasta que no pudo percibir ni un solo rastro de el. Honda tocio ante la cercanía, Yugi no pareció afectado. Supuso que era natural ante su biología, sin embargo el Alfa dentro de él pareció ansioso, caminado de un lado a otro al sentir el desafío en el olor que implico reclamo, Honda fingió toser una vez más antes de hablar— Yugi, ¿Nuevo abrigo? —tanteo. Yugi parpadeo un par de veces en su dirección antes de reír entre dientes y negar.
—¡Oh! ¡No! ¡No podría costear uno así! —dijo, Honda tarareo en respuesta, si bien Yugi ganaba una suma considerable de dinero al ser la imagen de los torneos que solía hacer Kaiba Corp, también era el jefe del departamento de diseño, a pesar de ello Yugi no era del tipo que derrocharía tanto dinero en ropa, y menos en un abrigo que a simple vista gritaba que era costoso— Es de Kaiba, pensó que lo necesitaría —respondió con una sonrisa amable y como si sus palabras no fueran una gran revelación. Honda regreso la vista al frente, tanteo los pros y los contras de decir lo que era más que obvio -pero que al parecer su amigo no parecía haber notado aún-, al final desisto— Ya veo —tarareo e hizo una señal al encargado— Un plato de su mejor Udon.
Yugi pidió lo mismo y la conversación volvió a la corriente normal, Honda no pregunto más sobre el abrigo, después de todo no era su asunto.
2
Ryou se acercó a la pantalla de su computadora portátil, la diferencia de horarios hizo difícil que las videollamadas fueran algo rutinario de efectuar, después de todo seguía con sus estudios universitarios y sus responsabilidades no dejaron un margen holgado en su agenda. Por suerte no estaba solo. Cuando decidió dedicarse a la arqueología, sus amigos estuvieron ahí para él.
Algunos pensarían que el pasado que compartió con las reliquias del milenio lo alejarían de la vocación que en vida su padre efectuó y por la cual había muerto, pero Ryou no era del tipo que se dejará abatir tan fácilmente. Abrazo el dolor de la pérdida y los hechos para seguir con lo que le apasionaba: el ocultismo.
Y la arqueología solo lo llevo a comprender un poco más esta ciencia ante la historia que se guardaba sobre los objetos antiguos que existían en el mundo.
Por lo que, cuando se graduó al fin de la escuela preparatoria de Dominó decidió volver al extranjero. Una vez en Inglaterra se encontró atareado entre las diferentes materias de la universidad, a pesar de ello guardo con recelo tiempo para sus amigos, después de todo eran su familia; su manada.
Ryou preparo la cámara y espero la hora acordaba, Malik como de costumbre era el primero en estar en línea, Ryou siempre lo regaño por pasar mucho tiempo en la web, sin embargo no podía enojarse realmente con él, no cuando Malik quien había vivido recluso bajo la tierra se había perdido tantas cosas por el deber de su familia, por lo que a pesar de su edad aún estaba redescubriendo las cosas que de niño no pudo hacer.
El instinto maternal hacia Malik le hizo ronronear inconscientemente cuando miro al chico al otro lado de la pantalla antes de poder articular algo.
—Hey —saludo Malik aún con los ojos fijos en el monitor de su derecha al parecer estaba jugando un nuevo juego, supuso que Yugi le había mandado otro.
Y hablando de Yugi, la pantalla se dividió en otra ventana, mostrando la parte baja del cuello de su camisa morada junto con el chaleco gris que llevaba consigo encima.
Ryou soltó una risita baja llamando la atención de Malik quien al ver la escena también hizo lo mismo por debajo antes de ponerle pausa a su juego. Yugi se unió a ellos compartiendo una sonrisa tímida.
—Lo siento —dijo antes de alejarse de la cámara y sentarse en la silla, tanto Ryou como Malik notaron que Yugi se encontraba en su oficina.
—Para nada —respondió Ryou, Yugi pareció brillar de esa manera única como lo hacía cuando estaba de muy buen humor— ¿Interrumpimos algo? —Yugi negó con la cabeza.
—En realidad estaba a punto de tomar un bocadillo —Yugi se estiro en su lugar, sus brazos se extendieron en el aire, mientras su espalda se arqueo. Ryou noto la mirada que le dio Malik, al parecer no había sido el único que noto el peculiar objeto que se encontró enganchado en el cuello de su camisa. La pieza brillo a contra luz haciendo un reflejo perfecto del color violáceo de sus ojos— ¿Sucede algo? —pregunto cuando el silencio se estableció.
Malik negó con la cabeza, en sus labios se extendió una sonrisa zorruna antes de responder, parecía que se estaba divirtiendo.
—Sobre el juego que me enviaste...—Ryou agradeció al Alfa por aligerar el ambiente, los ojos de Yugi brillaron con esa emoción infantil que siempre le caracterizo cuando alguien sacaba la palabra juego a colación en una conversación.
—¿Qué opinas de el?
Ryou observo el intercambio, Malik se había convertido en uno de los jugadores de prueba de Yugi, si bien Malik había rechazado la oferta al principio, Yugi reitero que Malik era parte fundamental para poder crear lo que deseaba, por lo que el chico accedió a regañadientes a escucharlo. Yugi hablo sobre las barreras que aún hoy en día separaban al mundo, y del cómo; "¿No sería genial que todos pudiéramos jugar juntos y divertirnos mucho?" De pronto, sin darse cuenta las palabras de Yugi se volvieron más animadas como amenas, mientras más hablaba, Malik por otro lado, rápidamente pareció contagiado por la misma pasión que Yugi desbordo en ese instante y termino aceptando su propuesta como un favor.
Por supuesto Ryou no se perdió el hecho de que, de alguna forma Yugi había resuelto el problema que tenía Malik con la familiarización sobre las nuevas tecnologías, además la paga fue un plus para que pudiera lograr independizarse con mayor rapidez.
Malik, por supuesto no dejo pasar estos pequeños, pero visibles detalles y si otra persona hubiera tratado de hacer lo mismo, estaba seguro que Malik lo hubiera rechazado de forma soez por no decir lo menos amable. Sin embargo se había tratado de Yugi, no había ni un solo gramo de malas intenciones en él.
Ryou sonrió al ver a sus amigos hablando tan plácidamente como si en primer lugar no existiera esa barrera llamada distancia. Ryou tuvo que admitir que Yugi tenía esa habilidad innata de atraer a la gente, que por un tiempo género confusión en él sobre su segundo género, ya que hubo muchas ocasiones que creyó ver un Alfa en Yugi y otras más a un compañero Omega, si bien la revelación de su verdadera identidad aclaro sus dudas no pudo evitar pensar que Yugi tenía un tipo de magnetismo para atraer a las masas y hablando de ello Yugi posó sus violáceos ojos sobre él antes de llamarlo por su nombre.
El broche que colgó en el centro de su cuello alto refulgió ante el movimiento generando una vez más que Ryou notará como combinaba a la perfección con el tono de sus ojos, Ryou pudo constatar que la prenda había sido elegida con sumo detalle, sin embargo no pareció ser algo que Yugi hubiera elegido o comprado.
Después de todo, el gusto por el cuero y el metal se mantuvo a pesar del tiempo aunque a menor medida, volviéndose objetos cada vez más pequeños y estéticamente ligeros. Por lo que la joya estaba segura que era un regalo. La emoción recorrió su cuerpo, su Omega interno chillo de felicidad, ¿Era algún tipo de cortejo?
—¿Ryou? —llamo Yugi, Ryou sonrió de vuelta respondiendo la pregunta de Yugi antes de ser dicha.
—Lo siento, es que estoy ansioso de poder verlos de nuevo en persona, ¡Ya cuento los días! —soltó un ronroneo que generó que sus mejillas se sonrojaran, Malik chirrió sin parecer acomplejado, mientras Yugi le devolvió la sonrisa, sus ojos brillaron y su expresión se suavizo de esa manera dulce que solo Yugi podía ofrecer.
—Yo también lo espero, con ansias.
2. 5
Ishizu no espero ver a su hermano a un costado de la puerta de la cocina, junto con Odion, ella estaba preparando la cena.
—¿Sucede algo? —pregunto sin apartarse de enfrente de la estufa, aunque ofreció una rápida mirada para hacerle saber a Malik que su atención estaba con él, por lo regular Malik bajaría hasta que Odion fuese a buscarlo.
—¿Has hablado con Yugi recientemente? —Ishizu dejo de mover la enorme olla ante la confusión, el cucharón hizo un pequeño «tin» cuando chocó contra la olla.
—¿Paso algo? —su voz sonó preocupada, Malik se dio cuenta que en efecto su hermana no había tenido contacto con Yugi recientemente. Malik tarareo.
—En realidad, no, todo transcurre en paz y calma —se encogió de hombros, Ishizu dejó escapar un suspiro de alivio antes de volver a su tarea— ¿Y con Kaiba, tal vez? —añadió una vez que la tensión se alejó de la habitación.
Ishizu soltó un bajo "hmm" antes de responder.
—Ahora que recuerdo, me llamo para preguntarme sobre un tema en particular.
—¿Preguntarte a ti sobre un tema? —Malik parpadeo con curiosidad— ¿Algo relacionado a las cartas de los dioses egipcios? O tal vez... ¿El faraón?
Ishizu negó, girándose lo miro a los ojos antes de negar.
—No, en realidad no hemos hablado de eso desde hace mucho tiempo, él quería una consulta sobre diferentes tipos de piedras —Malik abrió los ojos con sorpresa ante su respuesta— ¿Por qué? —pregunto Ishizu al notar la reacción de su hermano menor.
Malik se encogió de hombros una vez más.
—Por nada en especial —dijo antes de salir— Por cierto estaré arriba, bajaré hasta que la cena esté terminada.
3
Kujaku Mai se encontró con una imagen particularmente interesante mientras caminaba por las calles de Domino, la limusina inconfundible hizo que bajara sus lentes de sol y se detuviera frente al expendio confirmando así quien era la persona que estaba dentro.
Seto Kaiba se encontraba dentro de una vistosa florería comprando al parecer... ¿flores?
Eso, por supuesto llamo aún más el interés de la Alfa. El traqueteo de sus zapatillas negras tomo dirección hacia la tienda, mientras su mini falda se movió de un lado a otro al compás de sus anchas caderas.
Algunos pares de ojos indiscretos se posaron en su dirección, mientras Kujaku avanzo con una seguridad inherente a sus huesos. Su cabello rubio, atado en una cola alta ondulo contra la brisa primaveral, mientras su chaqueta de mezclilla cubrió el top blanco debajo.
Por supuesto su presencia no pasó desapercibida, aún menos cuando la campana de la tienda sonó tras abrir la puerta.
Kujaku sonrió cortes a una de las empleadas del establecimiento antes de dirigirse a su objetivo. Sus ojos estaban fijos en la espalda ancha debajo de la gabardina gris. Una sonrisa generosa se extendió en sus labios cuando Seto Kaiba miro en si dirección.
Su entrecejo se frunció al instante y una mueca de disgusto no pasó desapercibida.
—¿Comprando flores? —la sonrisa de Mai no flaqueo, en su lugar se paró a un lado de Kaiba, a pesar de ser los dos Alfas, la diferencie entre la complexión de un Alfa masculino y uno femenino era notoria, no solo por los rasgos fisiológicos comunes, si no por el tipo de personalidades de sus Alfas internos. Los Alfas masculinos solían ser por lo regular demasiado irascibles e impetuosos, además de agresivos, mientras que las Alfas femeninos solían ser más centrados y analíticos. Kaiba nunca se destacó por ser un Alfa impetuoso, aunque siempre tuvo sus momentos, lo curioso para Mai fue ver qué, su irascible forma de ser nunca salió a flote ni en los momentos donde se vio ataviado por las peleas contra su novio Jonouchi Katsuya, aunque la mayor parte de su interacción se viera en vuelta en peleas constantes, Kaiba siempre se mostró en control con su Alfa interno, no obstante, el chico tuvo sus momentos, por lo regular derivados a su hermano y luego... Yugi.
—No es de tu incumbencia —rechazo al instante su inicio de conversación, Mai no se sintió ofendida. Si algo había aprendido con los años y la experiencia es que cada hombre tenía su punto de entrada. Y ese momento llegó cuando miro el enorme arreglo floral hecho de rosas rojas, tulipanes, claveles y algunas alstroemerias a los costados. El color rojo con el rosa se fundieron entre sí, dejando a la vista un delicado matiz de tonos y consistencias.
—Aquí tiene señor.
Kujaku supo que esa era su oportunidad.
—Parece que alguien está enamorado —sonrió gratamente cuando observo los hombros de Kaiba tensarse. Pero Kaiba se recompuso al instante. Mai tenía que admitirlo, era un hueso duro de roer.
—No molestes —Kaiba se centró una vez más en el arreglo que la mujer trajo y lo estudio cuidadosamente, Kujaku entonces se dio cuenta de lo que estaba pasando. Kaiba no parecía estar seguro si era el regalo correcto.
—No parece que estés del todo feliz —dijo y Mai escucho un gruñido.
—Pensé que había dicho que no es asun...
—¿Cuánto tiempo llevan saliendo? —soltó de la nada Mai, eso dejo por un instante al gran Ceo de Kaiba Corp sin palabras— Vamos, te ayudaré, dime cuento tiempo llevan saliendo.
Una vez más hubo silencio. El desconcierto en el rostro del otro Alfa rápidamente desapareció, y una vez más la indignación fluyó en sus rasgos.
—No es asunto tuyo.
—Tal vez, pero siendo que te ves tan deprimido, no pude evitarlo, además eres amigo de Yugi, si Yugi estuviera aquí haría lo mismo por ti, ya sabes... querer ayudarte.
Mai no se perdió la leve reacción en Kaiba, pareció pensar sus palabras con cuidado. Al final Kaiba resoplo.
—¿Acaso crees que estoy tan desesperado? —Kaiba se burló— Además no es como si necesitará tu ayuda, después de todo sé lo que quiero.
—Oh —sonrió Mai con gracia— Sin embargo, Kaiba cuando se piensa en este tipo de detalles, ¿No debería centrarse en lo que la otra persona quiere?
Kaiba una vez más se tensó, y miro fijamente a la otra persona, sopesando sus palabras.
Mai pareció divertida por el abrupto cambio de Kaiba, el Alfa que estaba seguro de tener todas las respuestas pareció estar replanteándose las cosas. Su mano se extendió y palmeo su espalda. al parecer su trabajo había terminado, sin más se dio la media vuelta y se marchó.
Cuando se vio una vez más en medio de las calles de Domino saco su móvil y busco entre sus contactos, las calles de Domino casi se encontraron desiertas, solo un par de personas caminaron en ellas a esa hora del día, el día era tranquilo y la paz que se respiró hizo que su buen humor aumentara.
Para alguien que vivía sin darse un respiro ese sentimiento no se sintió mal. Al parecer ella no era la única que había cambiado del todo. La llamada conecto y saludo.
—Jono...
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Esa misma tarde en su departamento, mientras se encontró mirando sus redes sociales Mai encontró una peculiar publicación. En ella miro a Yugi en su oficina, la pequeña planta sobresalió aferrada sobre su pecho, era un helecho; sus hojas cayeron de forma oblicua una sobre la otra dándole este efecto de ser esponjoso, si es que eso podría definir la redondez de la planta en su totalidad. Yugi parecía feliz. En el pie de la foto había colocado unas palabras; Un nuevo amigo se ha unido a la familia.
Yugi parecía feliz, su sonrisa era radiante al igual que la luz que reflejaron sus ojos. Por supuesto, la publicación fue rápidamente llenada de comentarios positivos y me gustas, como corazones.
—Así que era eso... —murmuro antes de negar y volver con lo suyo.
4
Ryuji Otogi observo al par sin querer, no fue su culpa, él se encontró atendiendo el expendio de crepas de su padre en el centro comercial. Y la gente que se arremolino curiosa no ayudo en ser discreta ante sus presencias, en realidad, eso llamo más la atención.
Ryuji se paró de puntitas para descubrir lo que atrajo tantas miradas. Pronto sus ojos se encontraron con el peculiar cabello puntiagudo en medio del centro comercial
Si bien Yugi se había vuelto una celebridad al ser la imagen de los torneos de Wizard Of Mágic, y no hacía mucho tiempo su rostro había sido puesto en primera plana al ser el ganador del concurso de ese año de Spiel des Jahres por haber creado Spherium, juego que rápidamente adquirió patrocinio y se catapultó como juego número 1 del momento, seguía siendo una persona con gustos sencillos, así que verlo deambular en los viejos lugares que solía frecuentar no fue nada raro de observar. Lo que si era extraño era ver al propio Seto Kaiba junto a él.
Seto Kaiba, el hombre del año por 3 años consecutivos y que era dueño de varias empresas dentro y fuera del país, además de tener una cuenta multimillonaria se encontró caminando a su lado.
Otogi observo la escena, Kaiba parecía haberse acoplado a su paso para que estuvieran a la par, aunque pudo notar con facilidad que había un pie de distancia entre los dos. Dejando a Kaiba un poco atrás, una distancia autoimpuesta, concluyo Otogi para sus adentros.
Sin embargo ¿Por qué?
Ryuji soltó un bajito "ah" cuando notó como alguien trato de acercarse a Yugi, pero este fue rápidamente contenido, Kaiba solo se había movido unos centímetros, el movimiento fue ligero por lo cual no llamo la atención de las personas, pero Otogi no pudo evitar observar la acción un tanto divertido. Si pensara mal, parecía la típica escena de un Alfa caminando con su pareja.
Ahora que miraba bien, Kaiba estaba un paso atrás de Yugi, sin embargo esa distancia era nada si los colocaba a la par, en realidad si los dos caminarán de esa forma eso generaría que Yugi quedará debajo del cuello de Kaiba.
La imagen de los lobos vino a su mente, cuando había un enfrentamiento entre dos machos, por lo regular la hembra solía colocarse por debajo del cuello de su pareja. En el pasado se creyó que la acción ejercida por las hembras se debía al miedo, o era un mecanismo de defensa, donde la hembra buscaba seguridad en su pareja. Sin embargo con el paso del tiempo se descubrió que las hembras solían actuar de esta manera para proteger su pareja del ataque del oponente.
Los humanos que no eran del todo diferente a sus costumbres solían efectuar este tipo de acciones con su compañero, al menos cuando había un vínculo estrecho entre ambos como para compartir el mismo espacio personal.
Otogi alzó una fina ceja. Los ojos indiscretos también los miraron con curiosidad. A pesar de que Kaiba tenía la vista al frente e intercambiaba un par de palabras con Yugi estaba al tanto de su entorno, Yugi por otra parte no pareció darse cuenta de la gente que los miraba como un espectáculo. Entonces Yugi señaló una tienda; era una joyería.
"¿Una cita?" Pensó cuando vio como Kaiba abrió la puerta para él, no fue el único sorprendido, Yugi sonrió en su dirección antes de entrar y luego Kaiba hizo lo mismo.
"Entonces ellos..." sus pensamientos fueron cortados de tajo cuando la voz de su padre le llamo recordándole que aún tenía trabajo pendiente que hacer.
—Sí, si —dijo antes de volver al trabajo.
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Otogi colocó la taza de café exprés sobre la mesa, la mirada acerada de Kaiba recayó desde el movimiento de su mano al colocar la taza subiendo por su ante brazo y reacomodándose en su faz, Otogi sonrió de forma tensa, pero cortes.
—Esto es delicioso —la voz de Yugi atrajo la atención de ambos hombres, Otogi estuvo tan agradecido de la ayuda aunque está fuera más una casualidad que otra cosa, puesto que Yugi no se había dado cuenta de la tensión entre ambos Alfas.
—Es bueno saber que nuestra comida es tu favorita —señalo Otogi, y no se perdió el pequeño abrupto en Kaiba, Otogi sabía que estaba pisando hielo delgado.
Su relación con Seto Kaiba no fue buena ni mala, de vez en cuando se encontró en el lado receptivo de sus insultos cuando acompaño a Yugi y a sus amigos y cuando no... Era como si simplemente lo hubiera olvidado. Otogi no se sintió ofendido por ser rápidamente olvidado, no eran cercanos y tampoco era su deseo serlo. En realidad dejo que las cosas fluyeran como debían de hacerlo y para él las cosas funcionaron.
Sus encuentros con Kaiba siempre se vieron relacionado con el mundo de los juegos como su mercancía y en otras instancias con el desprecio de Jonouchi que solía quejarse de él cada vez que iba a comer al restaurante de su padre y luego estaba Yugi quien solía sacar su nombre a colación de vez en cuando, lo cual no fue para nada extraño siendo que era uno de sus empleados, siendo Kaiba Corp su patrocinador principal y socio técnico con respecto a Spherium.
Así que, al menos para Otogi Ryuji nunca hubo una mala afinidad hacia Kaiba como lo contrario, en realidad su relación era neutral, sin embargo en ese instante sentía que de alguna forma había hecho algo terrible hacia él.
¿Tal vez no era de su gusto el café?
Otogi observo la interacción entre ambos, Yugi se encontraba sentado a su izquierda, la distancia entre ambos hombres era equivalente a la distancia en la que fueron colocadas las sillas. Aun así observo la disposición de Yugi para inclinarse hacia Kaiba quien no parecía disgustado por la invasión de espacio personal.
—Entonces... ¿De compras? —tanteo, las mejillas de Yugi se sonrojaron, acto que solía hacer siempre que un tema lo abochornaba, en otra persona tal vez se hubiera visto algo extraño a su edad, pero Yugi siempre se vio más joven de la edad real con la que contaba.
—Bueno si, ja, ja —se llevó una mano detrás de la nuca torpemente, la mirada de Kaiba paso de Yugi hacia él.
—¿Para alguien especial? —una vez más tanteo, Otogi notó como la mano de Kaiba apretó ligeramente el aza de la taza.
La risa de Yugi se detuvo, una sonrisa llena de cariño se extendió en sus labios, mientras miraba su pastel a medio comer.
Otogi conocía esa mirada.
Yugi siempre fue honesto con sus sentimientos, haciéndole saber a la gente que le importa lo mucho que significaba para él, un rasgo único e inigualable de Yugi que en algún punto llego a confundir a su amigo con un Omega.
—Es para Anzu —sus violáceos ojos se posaron en los de Otogi, en ella había una mezcla de decisión y cariño que pudo comprender al instante. Otogi asintió de acuerdo. No obstante no se perdió la forma en que Kaiba bebió su taza de café. Parecía irritado.
—Ya veo, estoy seguro que le encantará.
—¿De verdad piensas eso?
—Por supuesto ya que lo elegiste tu —sonrió, su mano se engancho contra la silla de metal al frente y tomo asiento. La bolsa negra de papel quedó olvidada y en su lugar Otogi decidió cambiar de tema— Hablando de elecciones, ¿Qué opinas de la opción de control de mando que sugerí?
La conversación transcurrió de forma tranquila y amena, Kaiba pareció menos tenso con este tipo de temas, supuso que le iba mejor en conversaciones sobre trabajo que personales.
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—Lamento lo que pasó hace un rato —las palabras de Yugi causaron sorpresa en Otogi, los dos se encontraron en la pequeña cocina dentro del expendio, Ryuji guardo cuatro flanes en una caja de cartón blanca— Es solo que se acerca su rutina.
—Oh —la sorpresa en el rostro de Otogi aumento, "¿Entonces se debía a eso?", pensó, pero no sintió ningún olor diferente en Kaiba, su olor era normal, al menos con lo que respecta a su conocimiento. Cuando un Alfa estaba a punto de entrar en rutina era natural que fuese afectado por los cambios hormonales y su olor se volviera más fuerte, así que el hecho de que Kaiba estuviera de mal humor con otro Alfa cerca era natural, supuso, sin embargo Kaiba nunca fue del tipo de Alfa que resaltará por buscar dominar a otro, en realidad nunca presto demasiada atención a las personas a su alrededor.
Aunque hubo un tiempo en el que estuvo persiguiendo a Yugi, aunque no en el buen sentido de la palabra.
Su relación se basó en una rivalidad un tanto pragmática. Yugi no parecía afín a seguir su juego, aunque al final terminaba jugándolo.
Sin embargo las cosas parecían ser diferentes de sus días escolares.
Otogi se encogió de hombros —No hay problema, amigo —lo cual era verdad, la gente no podía luchar contra el instinto intrincado de su propia naturaleza por más razonable que fuera. Además no era como si Kaiba hubiera hecho algo en primer lugar. Yugi pareció más tranquilo con esas palabras— ¿Estarán bien? —pregunto, colocando en el interior de una bolsa más grande tres pequeños pastelillos encima de la caja cuadrada.
Yugi parpadeo, luego soltó un bajo "oh" antes de reír.
—Por supuesto, aún no empieza su rutina, además soy un Beta.
Yugi no dijo nada más, su sonrisa fue el final de la conversación. Otogi tuvo que admitir que tenía un punto, sin embargo no pudo evitar negar con la cabeza cuando los vio partir.
Yugi era un Beta, ese era un hecho innegable, el resultado en su examen médico lo avalaba a pesar de las continuas confusiones sobre su género.
Después de todo los Betas no eran del tipo que destacasen con frecuencia, sin embargo Yugi pareció la excepción a esa regla.
Otogi los vio partir, Yugi se encontró a un costado de Kaiba, si bien con el paso de los años Yugi había crecido, su complexión era por naturaleza pequeña y fina, los músculos de sus brazos sobresalieron de forma ligera ante brazos esbeltos, sus piernas por otro lado eran delgadas y con las botas de piel que uso, solo se hicieron más finas ante el tamaño del tacón, el saco negro con corte "V" en la espalda que uso en ese momento solo género que su ya de por esbelta cintura se hiciera más pequeña ante los ojos se los espectadores.
Otogi no se perdió el momento en que el Kaiba se flexiono colocándose entre un hombre que se acercó a Yugi por error mientras caminaba en la dirección opuesta. Yugi una vez más no lo noto. Su movimiento fue discreto, sin embargo una vez más el espacio personal entre los dos pareció fundirse en uno solo.
—Interesante —murmuro Otogi antes de regresar adentro. Una sonrisa se perfiló en sus labios.
5
Anzu Mazaki sintió el olor de golpe cuando subió a la limusina. Un leve mareo se estacionó en su cuerpo antes de que una mano tomara la suya.
Yugi Mutou, su amigo de la infancia quien había venido por ella no pareció sentirse afectado por el olor.
Anzu supuso que se debió a qué era un Beta, sumando a ello, Yugi estaba trabajando para la empresa del dueño de dicha limusina, intuyo que era normal que Yugi no se viera afectado por el olor.
—¿Te encuentras bien? —pregunto con preocupación, Anzu mostró una sonrisa en su rostro y asintió antes de tomar asiento.
El vehículo era grande y cómodo y se preguntó si era natural para Yugi trasladarse de ese modo todos los días.
—Lamento si no es de tu agrado, pensé que lo mejor sería que tomáramos un taxi, pero Kaiba ofreció su limusina personal.
Yugi había respondido sin querer sus dudas, Anzu negó con ambas manos de forma nerviosa para al final reír. Yugi pareció contagiarse de su risa y el extraño humor que se había formado se disipo con rapidez.
Lo cierto es que Anzu se sintió un poco cohibida. Hace un par de meses que había obtenido un papel grande en la compañía de baile para la cual trabajaba, el sueño de gloria y reconocimiento de ser visto se había hecho realidad, pero el glamour que le acompaño aún estaba demasiado lejos.
No malinterpreten, Anzu se alegraba del triunfo de sus amigos, sabía mejor que nadie que Yugi se lo merecía más que cualquier otra persona, el chico con el que había crecido había cambiado con el paso del tiempo del chico miedoso que solía defender de los bravucones a un hombre capaz que trabajaba y luchaba por sus sueños.
Aun así, Yugi no perdió su simpleza y amabilidad, la cual adoraba de corazón.
—Para nada —respondió cuando la risa empezó a disiparse— Es solo, esto fue más de lo que espere, por un momento pensé que...
—¿Había cambiado? —Yugi completo, Anzu volvió a reír— Claro que no, o al menos no que me haya enterado —le guiño un ojo y Anzu se llenó de esa vieja jovialidad de sus años de escuela. Le alegraba ver a Yugi tan seguro de sí mismo.
—Entonces... ¿Kaiba? —soltó y Yugi pareció confuso, Anzu negó y añadió— Te presto su limusina ¿No?
—Bueno si, pensó que era la mejor opción —sonrió con calidez, una que Anzu conocía bien, era esa sonrisa que regalaba solo para cosas importantes, Anzu era perspicaz, conocía los pequeños detalles en Yugi, no por nada habían crecido al lado del otro. Un brillo significativo se estacionó en sus ojos. Cariño, leyó en esa mirada. Anzu se sintió feliz porque ahora se llevaban bien Kaiba y Yugi, aunque no espero que su "llevarse" bien cambiará de esa forma.
—Fue un gesto muy amable de su parte —la sonrisa solo se volvió más generosa que antes, pero antes de que pudiera responder su teléfono móvil sonó.
—Oh, momento —reviso su teléfono— Es Seto —Anzu no se perdió el hecho de que Yugi lo llamo Seto y no "Kaiba-kun" como solía hacerlo, mirando a través de la ventana observo la ciudad donde creció con nostalgia, estaba tan feliz de volver y poder ver a sus amigos otra vez, por el rabillo pudo oír un par de frases como: "si", "estamos bien" y "gracias".
Anzu noto la abismal mejoría en su relación con Kaiba quien solía proclamarse su rival jurado aunque Yugi siempre lo observo con cariño y lo considero como un amigo igual que los demás, al parecer habían pasado muchas cosas desde que ella se fue de Dominó, "¿Qué otras cosas también habían cambiado?", se preguntó.
Anzu sabía que las cosas no podían seguir inmutables al tiempo, mucho menos, por supuesto las personas, con sentimientos siempre cambiantes y sueños anhelantes que cumplir, aun así no pudo evitar pensar que algo se estaba perdiendo y el cómo no quería quedar fuera, después de todo Yugi era muy importante para ella.
—¿Te molesta que haga una parada antes de llevarte a tu hotel? —la voz de Yugi corto el hilo de pensamientos, ella parpadeo en su dirección.
—Claro que no, pero ¿Paso algo? —Yugi negó.
—No, solo un pequeño improvisto, requieren de mi presencia. Pero prometo que no faltare a nuestra cita en la tarde.
—Por supuesto, sin embargo —coloco una mano sobre la suya— Yugi por favor no te sobre esfuerces, lo principal para mí como para los demás es tu propio bienestar.
Yugi asintió, al parecer la limusina ya había cambiado de rumbo y para cuando se dio cuenta, Anzu observo la gran torre de Kaiba Corp por el vidrio polarizado.
La limusina se estacionó, Yugi tomo la manija, solo para que esta fuese abierta por alguien del exterior antes de que Yugi pudiera abrirla.
Una vez más un fuerte aroma golpeo sus fosas nasales, lo cual hizo que Anzu retrocediera, Yugi no pareció afectado, pero el Omega de Anzu si, su mano se extendió tratando de alcanzarlo, alerta del posible peligro.
Yugi no solo era su amigo de la infancia sino casi su hermano. Por un tiempo los sentimientos fluyeron de forma confusa, pero el cariño siempre prevaleció. Y el hábito de protegerlo nunca desapareció en ella. Además no pudo evitar observar cómo Yugi parecía haberse quedado en shock cuando la puerta se abrió, Anzu se removió incómoda en su lugar y su mano se extendió para tomar el hombro de Yugi y alejarlo de la salida, solo que una mano se adelantó antes que la de ella. Frente a sus ojos observo una mano grande y pálida se extendió desde afuera.
Yugi frunció el entrecejo, a pesar de ello la tomo.
—No deberías salir en ese estado —regaño a la otra persona. Anzu se inclinó hacia adelante solo para observar quien se encontraba del otro lado. El azul profundo choco contra el café, Kaiba la observo por unos segundos antes de volver la atención a Yugi, quien suspiro resignado— ¿Sabe Mokuba que estás aquí? —Anzu miro asombrada a Yugi quien mantuvo el semblante tranquilo ante la presencia del imponente Alfa, este suspiro cuando no hubo respuesta— Bien, si esto te hace sentir mejor los técnicos ya me informaron sobre la falla, así que no tenías que recogerme, pero lo agradezco, eso fue muy amable de tu parte.
—Era mucho más rápido explicarte los detalles en persona que mandar a alguno de mis subordinados —Kaiba desvío la mirada, parecía avergonzado. Anzu se sintió fuera de lugar, como si estuviera escuchando una conversación privada.
El semblante de Yugi se suavizo, Anzu bajo la mirada solo para darse cuenta que aún seguían tomados de la mano, el dedo índice acaricio la muñeca de Kaiba en un movimiento suave. Eso fue íntimo.
Anzu miro a Kaiba, el semblante de Seto Kaiba siempre oscilo entre estoico a irascible, no obstante esta ves pareció ¿Suave?
Una vez más sus ojos se encontraron, el calor que alguna vez se instaló en el azul de su iris se ennegreció, su entrecejo se había fruncido levemente, "Ahí está" pensó Anzu, el Kaiba que recordaba bien.
—¿Seto? —llamo Yugi, Kaiba no regreso la mirada al instante, Yugi entonces se dio cuenta— Oh, lo siento, Seto, estaba a punto de dejar a Anzu en el hotel donde reservo su hospedaje —Anzu alzó una mano de forma cortes e hizo un movimiento con ella en forma de saludo, Kaiba la miro como si fuese una pérdida de tiempo, por lo que regreso la vista en Yugi.
—Deberíamos irnos —su voz salió ronca, rica, Anzu no se perdió el ajuste del agarre, está vez Kaiba también estaba tomando la mano de Yugi.
Yugi asintió, no parecía ofendido, sin embargo antes de salir se giró a verla. Una mano se estacionó sobre la suya, como un gesto reconfortante.
—Nos vemos Anzu —dijo antes de prometer que por nada del mundo faltaría a su encuentro y darle un fuerte apretón.
Yugi salió del vehículo. Kaiba le dio un ligero cabeceó antes de tomar la delantera, aunque claramente lo espero pacientemente. La puerta se cerró, Anzu sonrió con nostalgia, se alegraba que Yugi pareciera estar bien.
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Anzu sonrió feliz al encontrarse con sus viejos amigos. El grupo se reunió en una cafetería en el centro de Domino. Habían elegido una mesa en el exterior.
—Me alegro mucho de verlos —ofreció antes de tomar asiento.
Ryou le sonrió amable, un ronroneo salió en forma de saludo, Anzu empezó a soltar un olor dulce, parecía feliz. Y no era para menos, después de todo su grupo había pasado por mucho y había crecido a comparación del pequeño número de 4 que solían ser.
Anzu observo a Otogi charlando amenamente con Honda, Malik escucho atento la conversación entre Rebecca y Ryou, al parecer la Omega le estaba dando algunos consejos sobre el área de arqueología a Ryou.
Todos estaban una vez más reunidos en Domino, bueno casi todos, aún faltaba la razón por la cual la vieja pandilla se había reunido el día de hoy y luego, Jonouchi Katsuya que como de costumbre llegaba tarde.
Rebecca lo notó.
—No pongas esa expresión, Mai está con él —profirió Rebecca antes de tomar un sorbo a su batido.
Rebecca había crecido desde la última vez que se había visto. La pequeña nieta del profesor Hopkins no solo se había vuelto unos centímetros más alta sino que había cambiado el viejo cárdigan rosa y falda a cuadros por un par de vaqueros y una camisa holgada, su cabello se encontró suelto y sus lentes habían sido cambiados por unos de menor grosor de los que solía usar.
Ahora que lo notaba había tres sillas libres, una de ellas pertenecía a Kujaku Mai y otra a Jonouchi Katsuya. Anzu tomo un sorbo de su bebida, pensar en Mai sentada con ellos era algo extraño de imaginar, aún más porque la Alfa siempre fue un lobo solitario, si bien varias veces se encontró con su grupo, su comunión se basó en base a relación de ganar/ganar; es decir, el destino se alineaba como para que los dos bandos se unieran contra un enemigo común.
En esos pequeños periodos de convergencia Mai siempre actuó de forma carismática, como un líder innato que supo delegar las tareas como liderazgo cuando la situación lo ameritaba, aunque no siempre tuvieron una relación amistosa del todo. Su relación no había empezado de buena forma, y su rudeza siempre molesto a su Omega interno. No obstante Anzu creía en las segundas oportunidades, Yugi era un ferviente creyente de ello aunque no siempre dieron frutos a pesar de sus intentos... Aunque...
—Un centavo por tus pensamientos —llamo su atención Rebecca con una sonrisa perspicaz.
Anzu negó.
—¿Tiene mucho que llegaron? —dejo caer la pregunta con curiosidad. No estaba hablando del tiempo en que estuvieron esperando en la cafetería sino cuando habían regresado a Domino.
—La tarde de ayer —respondió Malik.
—Hace dos días —el siguiente fue Ryou tras darle una mordida a su pastelillo relleno— ¡Sin lugar a dudas, está cafetería hace los mejores berlinés! —un poco de crema quedo en su mejilla derecha.
—Oi, te has ensuciado —Malik le regaño, con su dedo índice le limpio. Ryou sonrió y Anzu sintió que esto parecía ser similar a lo que había pasado en la mañana.
Al parecer no fue la única en notar el ambiente que se concentró entre ambos.
—Pues yo llegue hace una semana —se jacto Rebecca, orgullosa de sí misma.
Tanto Ryou y Malik hicieron un puchero.
—Era de esperarse viniendo de ti —suspiro Malik.
—¡Hey! ¿Qué insinúas con eso?
Malik dirigió una mirada a Rebecca, el violeta choco contra el verde. Anzu se preguntó cuándo empezó a sentirse familiarizada con esa mirada, después de todo su inicio no había sido bueno. Sin embargo las reliquias del milenio habían quedado en el pasado, al igual que los malos ratos para dejar lugar solo a los buenos.
—Es Yugi después de todo —respondió con facilidad Malik, con esa sonrisa ladina, como si hubiese dicho lo obvio. Anzu noto como las mejillas de Rebecca se habían arrebolado, y su entrecejo se frunció— No dejarías pasar la oportunidad de pasar tiempo con él.
—Por supuesto —Rebecca se cruzó de brazos— ¡No es como si la fecha no lo demandará! —se defendió.
—Es bueno saber que siempre se puede contar contigo Rebecca —intervino Ryou, y Anzu pudo escuchar la queja de Honda sobre si, no era suficiente su presencia.
—Debió de ser complicado hacer tiempo ¿No? —pregunto Otogi.
Rebecca negó al instante con una sonrisa llena de orgullo.
—Era de esperarse —sonrió Otogi, después de todo, a pesar de su corta edad, Rebecca había demostrado su destreza y habilidad, por lo cual, lo imposible parecía solo una simple tarea más para ella, Otogi dirigió una mirada hacia Anzu— ¿Y tú?
Anzu dejo su bebida de lado. Era verdad que no podía permitirse mucho tiempo libre con su trabajo, pero decir que no tendría tiempo para celebrar el cumpleaños de su mejor amigo junto a él por causa del trabajo sería un pretexto horrible de decir.
—Me las arregle —la voz de Anzu se avivo, así como el humor que rodeo la mesa.
Anzu sabía que cada uno de sus amigos tenía una vida ocupada. Después de graduarse cada uno siguió su propio camino, pero ninguno desistió en mantenerse en contacto. Si bien no siempre podrían estar en las fechas importantes del otro, se habían prometido que al menos, sin importar que, el 4 de julio todos se reunirían para celebrar el cumpleaños de Yugi.
Y hablando de Yugi, él había dicho que no se perdería su cita, pero lo que vio en la mañana parecía conferir a un asunto muy importante.
Tal vez él...
—Parece que ya han llegado todos —saludo Mai, como de costumbre llamo la atención a su alrededor, a su costado Katsuya Jonouchi había alzado una mano al aire en forma de saludo. La forma de vestir de Jonouchi se mantuvo con los años, con ese gusto informal con la ropa a pesar del lugar al que debía asistir por su tipo de trabajo. Anzu sonrió feliz. Algunas cosas no cambiaban.
—YO —Honda fue el primero en hacer caso a su presencia, si eso podría llamarse al hecho ir tras él y hacerle una llave tras regañarlo por llegar tarde.
—No han cambiado en nada —soltó Otogi abochornado, Ryou asintió solemne.
Mai en cambio tomo asiento en la silla del costado, el olor de Mai se había fundido con el de Jonouchi.
—Parece que llegamos a tiempo, el cumpleañero aún no ha llegado.
—Bueno, en realidad ¿No hemos llegado antes de lo previsto? —enuncio Malik.
—Sobre eso —llamo Anzu la atención— Puede que tal vez él...
—¿Pasa algo con Yugi? —Jonouchi centro su atención en Anzu, a pesar de que aún seguía peleando con Honda, Otogi quien se había levantado para separarlos y no llamar la atención de los demás clientes también la miro atento.
Anzu suspiro.
—Bien, cuando él fue a recogerme —Anzu dejo de lado la mirada curiosa de Ryou o como Rebecca había hecho un mohín— Recibió una llamada, era del trabajo, parecía importante.
—Oh, bueno, tal vez sea alguna tontería de Kaiba, como de costumbre todo un dictador —se burló Jonouchi.
Anzu pareció aliviada por escuchar eso, ella soltó un bajo "je" antes de continuar.
—Puede que sea así, aunque vino por él, así que realmente pudo ser algo importante.
—¡Espera! ¡¿Kaiba fue por Yugi?! —Rebecca chillo— Pero ¿No se suponía que él sabía sobre...? —murmuro por lo bajo, pareció pensativa.
—¿Él sabía dónde estaba Yugi? —pregunto Malik.
—Bueno supongo que es normal —respondió Otogi tratando de calmar el estado de ánimo—Después de todo es su empleado, debió de haber pedido permiso con antelación.
—Aun así...
—¿Eso no es excesivo? —soltó Jonouchi con una mueca, interrumpiendo a Malik a la vez.
—Sobre eso, viendo las circunstancias, ¿No era natural que sucediera? —argumento Malik, quien había llevado una mano a su mentón.
—¿Qué quieres decir? —pregunto Jonouchi.
—Bien, no es secreto que Yugi estaba enamorado de Anzu, si yo también sintiera algo por él y me entero que recogerá a su anterior interés amoroso, también haría lo mismo.
—Espera, ¿Qué rayos estás diciendo? —protesto Jonouchi, aturdido por las palabras de Malik— ¿Además que tiene que ver Kaiba con quien se reúna Yugi?
—Así que no fui la única en notarlo —suspiro Mai con satisfacción.
—¿Crees que están saliendo? —pregunto, Honda.
—Creo que para este punto es más que obvio —comento Rebecca. Jonouchi observo el ir y venir de la conversación con confusión.
—Chicos, ¿Qué diablos...? —Una mano se estacionó en su hombro, Jonouchi se giró solo para observar la sonrisa compasiva de Anzu, eso solo le irritó aún más— ¡¿Quién está saliendo con quién?!
—Yugi con Kaiba, pensé que era obvio en este punto —señalo Rebecca.
—¿Qué...? —el entrecejo se Jonouchi se frunció. Su enojo se percibió al instante en el aire cuando su olor se volvió amargo. El olor tierra húmeda y a lluvia se estacionó.
—Bien, hay que calmarnos —intervino Otogi, dejando escapar un poco de sus feromonas, el olor a lavanda y cedro empezó a fluir de forma paulatina— En realidad aún no sabemos qué está pasando —Otogi dirigió una mirada firme a Jonouchi, Rebecca rodó los ojos y Malik rio divertido— Yugi es nuestro amigo, si eso fuese cierto nos lo diría, aunque solo fuese un intento de cortejo ¿Cierto? —Eso era verdad, Yugi solía ser un libro abierto con sus amigos, además no era del tipo que se avergonzara por sus propias decisiones.
—¿Tal vez sienta miedo? —argumento Malik, la atención se concentró en él— Quiero decir, nuestra relación con Kaiba no es la mejor y si recapitulamos su pasado con él tampoco lo fue —Malik tenía un punto. Kaiba siempre fue un tipo antagonista en su vida, después de todo casi los mato una vez en su jodido juego de niveles en la residencia Kaiba, además siempre tuvo esa extraña rivalidad con Yugi aunque Yugi siempre lo vio como a un amigo. Jonouchi tuvo que contenerse varias veces en no romperle la cara al tipo porque después de todo no sería Yugi si no brindará segundas oportunidad, sin embargo era Kaiba, el jodido niño rico, pretencioso y con demasiado tiempo libre como para buscar una revancha contra su mejor amigo. Pero, eso no cuadraba con la imagen completa y no fue el único en darse cuenta de ello.
—Pero si estuvieran en malos términos no trabajaría para él, además Yugi no es del tipo de guardar rencores —respondió Ryou, una mirada significativa se estacionó en Malik, las implicaciones estuvieron flotando en el aire. Era verdad que la mayoría de las personas en esa mesa habían comenzado con el pie izquierdo su primer encuentro con Yugi. Pero ahora todos eran amigos, Yugi no era del tipo de aferrarse al pasado.
—Exacto, pero ¿Qué tal Kaiba? —soltó Honda.
Hubo un momento de silencio mientras la compresión golpeo sus mentes. La resolución era tan simple que parecía factible.
—Puede ser, pero ¿En realidad Kaiba le pediría ese tipo de cosas? —señalo Ryou, Kaiba no era del tipo que se avergonzara de nada por más malo o reprobable o estúpido que fuera. El enorme jet en forma de dragón que mantenía en el jardín principal de su mansión era muestra de ello.
—Bien, eso es verdad.
Jonouchi escucho la diatriba, argumentos sacados de quien sabe dónde sobre porque Yugi mantendría una relación secreta con Seto Kaiba. Lo cual para empezar era una locura. Porque si fuese así él mejor que nadie lo sabría.
Jonouchi sabía que había estado ocupado recientemente, ser un duelista profesional no fue un camino sencillo que recorrer, para empezar la barrera del idioma fue un problema que tuvo que enfrentar y tuvo la suerte de contar con buenos amigos que le ayudaron en la materia. Si bien Ryou le estuvo asesorando a él y a Yugi en su último año de escuela preparatoria en inglés, lo escrito no era lo mismo que lo verbal, por lo que Rebecca y Mai habían sido un gran apoyo en su primer año como amateur lo que conllevó qué su relación con la Alfa se formalizará y Jonouchi estuviera corriendo de un lado para otro. Sin embargo su conexión con Yugi se había mantenido fuerte.
Después de todo más que amigos, Yugi era su familia, solían hablar de todo ya sea por teléfono o por videollamada cuando estaba fuera del país. Aún hacían pijamadas en la casa de Yugi y solían desvelarse hasta tarde, mientras contaban sus avances como frustraciones.
Yugi había sido su primer amigo de verdad, la persona que había hecho un punto de inflexión tanto para Honda como para él, así que si, los dos habían estado algo alejados del otro, pero su lazo era inquebrantable, así que él mejor que nadie sabría si estuviera saliendo con alguien. Una sonrisa jactanciosa apareció en su perfil.
—Por si no lo saben si fuese así yo sería el primero en saberlo —se señaló con el pulgar, su sonrisa fue de todo dientes. El silencio se estableció en medio de la reunión solo para al final ser roto por la risa Honda.
—Hermano, en realidad es porque eres tú qué no lo sabrías —señalo y pronto Anzu junto con los demás rieron.
—¿Qué quieres decir, Honda?
—Vamos, no te lo tomes a mal, pero tú relación con Kaiba no es la mejor, si Yugi y él estuvieran saliendo es natural que tendría miedo de como reaccionarias.
—¿Estás diciendo que Yugi no tendría la confianza de decírmelo? Eso es absurdo.
—Oh, vamos, en realidad solo es una especulación, como dije nadie sabe realmente que está ocurriendo —intervino está vez Anzu.
—No, pero si es así lo sabré —dijo, y Anzu sintió venir el dolor de cabeza.
—Y hablando del diablo —murmuro Malik.
Jonouchi se giró solo para observar a Kaiba saliendo de un auto claramente llamativo, no era su limusina, sino su automóvil personal. Jonouchi frunció el entrecejo, solo él sería el tipo que derrocharía dinero de forma tan banal para demostrar un punto. El olor a agua marina llego a su nariz, en ese instante Jonouchi maldijo una vez más su delicada nariz. Después de todo siempre capto el olor de cosas desagradables primero. Sin embargo Jonouchi decidió que lo dejaría pasar, no tenía un asunto real con Kaiba en ese momento, así que no perdería su tiempo en alguna estúpida discusión cuando estaba en medio de la fiesta de cumpleaños de su mejor amigo, sin embargo antes de volver la vista al frente noto la peculiar cabellera dispar que reconocería donde sea saliendo del auto de Kaiba.
La mano de Kaiba se extendió hacia Yugi y fue tan extraño para Jonouchi observar que el sujeto más egocéntrico del mundo al parecer tenía modales o al menos algo de cortesía con los demás.
Jonouchi miro la escena con atención. Yugi había salido del vehículo, si bien él ya le había mencionado que la propia empresa les proporcionaba un auto personal, Yugi nunca hablo sobre compartir el mismo auto con Kaiba.
¿Tal vez era el momento de sugerirle a su amigo de hacerse de su propio auto?
El pensamiento fue interrumpido rápidamente por la interacción de ambos hombres, Kaiba pareció decirle algo, Yugi respondió con facilidad, y luego Kaiba espero atento a que terminara.
Paciencia era una palabra que no parecía ir de la mano con Kaiba, siendo un hombre demasiado ocupado y sistemático, para él era algo importante tener el control de las cosas a su disposición, lo cual le hacía ser una persona inaccesible con los demás, sin embargo en ese instante parecía haber dejado de lado cualquier otra cosa para escuchar con atención a su mejor amigo. La escena de por si rara de observar le hizo preguntarse a Jonouchi si no estaba soñando.
Como tal la interacción podría pasar como una escena normal entre dos personas que se conocen desde hace tiempo, no obstante, estaba hablando de Kaiba y Yugi respectivamente, Yugi quien había guardado silencio después de terminar de hablar y espero con paciencia la respuesta de Kaiba.
La mirada de Yugi se suavizo, mientras la conversación avanzaba, solo para al final regalarle a su interlocutor una sonrisa aún más generosa y radiante antes de despedirlo.
Esa sonrisa la había visto antes, en lindos labios rojos que prometían dulces cosas.
Mai solía sonreírle de esa forma, por lo que el simple, pero intimo intercambio mando un escalofrío en su espina dorsal, el sudor frío recorrió su rostro y su cabeza se llenó de dudas como de respuestas razonables de lo que estaba ocurriendo en ese instante.
Yugi era demasiado amigable. Los Betas por lo regular lo eran, esa era su función primordial, llevar consigo la calma. Además ya antes había compartido su espacio personal con otras personas, por ejemplo sus hombros solían rozarse entre sí mientras se encontraban tirados en el piso de alfombra y su brazo lo atraía más a su pecho en las noches de película que tenían en su casa, en esos momentos Yugi nunca se quejó con él, lo mismo ocurrió cuando Rebecca tomaba su brazo al caminar por calle y lo abrazaba con tanto ímpetu como cariño demostrando así la falta que le había hecho ante la distancia, como respuesta Yugi siempre le regalo una mirada llena de ternura, y con Ryou siendo criado en el extranjero a veces solía saludarlo con fuertes abrazos ocasionando que las miradas indiscretas se centraran en ambos cuando no había espacio alguno entre el cuerpo del otro. Honda era asiduo a espolvorear su cabello, supuso que fue algo que empezó a imitar como cuando su hermana mayor lo hacía con él, Otogi en cambio siendo alguien inherente al coqueteo, era frecuentemente visto cerca de Yugi, la malinterpretación de la interacción con su grupo siempre dio cabida a ello, sin embargo Yugi no pareció importarle, aunque al principio parecía nervioso ante al contacto, Yugi rápidamente se adaptó a este tipo de muestra de afecto. Después de todo eran una manada, hasta Malik quien había sido criado en base a una cultura más rígida, solía tomarle de la mano cuando salían.
Sin embargo cuando Kaiba se inclinó y le sonrió con esa sonrisa de comemierda que a Jonouchi le hacía querer darle un puñetazo, supo que algo era diferente. Jonouchi aparto la vista, no iba a generar una pelea, siendo que todos se habían reunido para celebrar el cumpleaños de Yugi, así que se limitó a apretar los dientes, mientras trataba de calmarse, o al menos eso intento, siendo que el olor salado inundo sus fosas nasales.
Jonouchi se levantó de la mesa preparado para la batalla verbal, si Kaiba quería pelea se la daría, al menos eso espero, sin embargo sus ojos se abrieron con sorpresa cuando no encontró a Kaiba sino a Yugi frente a él.
—Lamento haberlos hecho esperar —sonrió de forma dulce y amable, de esa forma que siempre calmo su mal genio. Sin embargo esta vez no pudo hacerlo.
Yugi era un Beta, como tal su olor no era fuerte y en realidad solía perderse con facilidad. Sin embargo tenía un olor.
Como Beta el olor de Yugi siempre fluctuó dentro del rango de cosas a agradables, olía a ropa limpia y a la brisa de verano, olía a los rayos de sol por la mañana y a tu estación favorita, a veces olía dulce como a flores. Su olor al ser un Beta provenía en base a su función por lo que su olor fluctuó en base a la necesidad de apaciguar el malestar de otros así que al acercarse a él su olor se volvería uno que generara la calma a la otra persona. Pero aun así, Yugi tenía olor.
Un secreto que no iba a revelarle nunca a nadie.
Sin embargo su mayor secreto parecía haberse esfumado de la nada, siendo que, el olor de Kaiba parecía predominar por todo su cuerpo.
¿Acaso no se había dado cuenta de que su olor se había ido o es que...?
Jonouchi paso saliva. El ámbar se encontró con el amatista. Jonouchi siempre fue un hombre impulsivo. Eso lo había llevado a meterse en muchos problemas. Pero los riesgos siempre condujeron a respuestas que de alguna forma nunca hubiera podido conseguir si hubiera decidido quedarse sentado y esperando. Por lo tanto cuando Yugi le llamo, él pregunto; —¿Yugi, estás saliendo con Kaiba?
Yugi parpadeo un par de veces, sus finas pestañas aletearon, mientras sus mejillas adquirían un tono rosado y este se profundizaba hasta llegar a sus orejas.
—¿EH? Espera... ¿Kaiba y yo? —Yugi lo miro con sorpresa y luego negó con la cabeza, su cabello ondeo en el aire y el color bailo de forma dispareja— No, por supuesto que no, solo somos buenos amigos —Jonouchi lo miro por un instante antes de levantarse de su asiento y pasar su brazo por encima de sus hombros, mientras le instaba a tomar asiento— Espera ¿Por qué pensaste eso?
Jonouchi rio, con esa alegría jovial que le caracterizaba, su mal humor como preocupación se había esfumado.
—No me hagas mucho caso Yugi, además ¿Qué esto no es una fiesta? —insto Jonouchi, Yugi no noto cuando Malik y Ryou intercambiaron miradas y como Rebecca suspiro.
6
Yugi tarareo cuando se aproximó a la cafetera y preparo algo de café. Esto de alguna forma se había convertido en una rutina para él y para Kaiba, compartir la primera taza de café en el trabajo antes de empezar con los deberes, si bien el inicio de esta inusual tradición empezó gracias a que su secretaria se había enfermado y Kaiba había bajado al comedor por algo para beber, de alguna forma los dos habían empezado a pasar algo de tiempo juntos, mientras consumían su dosis diaria de cafeína y el saludo cordial de pronto se volvió en conversaciones con más de un par de palabras entre sí. De ello ya había pasado un año y Yugi estaba feliz por su pequeño gran avance con él, después de todo su relación no había sido la mejor en la escuela preparatoria.
Yugi tomo su taza, como era de esperarse, de forma puntual y sin margen de error la puerta se abrió a las 7:30 a.m. Cuando Yugi se giró, se encontró con la figura de Seto Kaiba; su jefe, entrando al comedor principal de la cafetería.
—Buenos días, Seto —saludo cordial.
—Pareces estar de buen humor.
—¿De verdad lo crees? —se apoyó de la encimera cuando Kaiba llegó hasta su encuentro, su mano se extendió y ofreció la taza de café. Kaiba la tomo, sus dedos se rozaron por un pequeño instante.
—¿Mmm? ¿No es así?
—Bien, me atrapaste, realmente fue divertido reunirme con todos el día de ayer —Kaiba no dijo nada, en su lugar se limitó a beber el contenido, sus ojos no se apartaron de su persona— Aunque me hubiera gustado que Mokuba y tú también hubieran asistido. Pero lo entiendo, no se podía evitar ¿Verdad?
Kaiba dejo la taza de café a un lado, su rostro permaneció igual de inexpresivo que de costumbre, sin embargo, un brillo singular se estaciono en su iris.
—Yugi —lo llamo, Yugi volvió a sonreírle, la mano de Kaiba se había extendido. La mirada de Yugi se suavizo cuando la notó, y dejando la taza a un lado también, extendió su mano hacia la de Kaiba. Era una costumbre para ellos, Kaiba solía impregnar su olor a primera hora de la mañana, si bien el procedimiento pareció aturdirlo la primera vez que sucedió, cuando lo vio hacer lo mismo con Mokuba, pensó que tal vez era una costumbre hacia sus allegados, después de todo, sus amigos solían ser así con él, por lo que la simple pero significativa acción le hizo sentir feliz, al parecer al fin se estaba acercando a Kaiba de la forma correcta.
—Entonces, ¿Cómo les fue en la junta?
—Lo normal.
Sus conversaciones, si bien habían aumentado a medida con el paso del tiempo, estas podían convertirse en un intercambio exhaustivo entre los dos, siempre que fuesen cosas como los avances técnicos con el nuevo prototipo de juego, el propio Magic of Wizard, pero temas personales siempre solían generar de alguna forma que la conversación fluyera con mayor lentitud, Yugi no era bueno con este tipo de encrucijadas como lo fue Atem, sin embargo de alguna forma los dos se habían adecuado a la torpeza del otro.
Por ello la respuesta corta, pero precisa no género que el estado de ánimo de Yugi decayera, en su lugar se animó, con el paso del tiempo Yugi pudo notar los pequeños cambios en Kaiba, no parecía estar de mal humor, sino tranquilo y al afirmar que había sido un encuentro "normal" pudo leer que, la junta se llevó sin imprevistos ni mucho menos problemas a futuro. Lo cual era realmente bueno.
—Me alegro —dijo con sinceridad, puesto que, después de su primer año como trabajador independiente, mientras buscaba crear un juego con el que mucha gente pudiera divertirse, se dio cuenta de lo duro que podría ser mantenerse así mismo, a pesar de contar con la ventaja de los contratos de publicidad que tenía con algunas empresas que usaban su imagen para vender sus productos, había sido duro para él, por lo que imaginar cómo fue para Kaiba, a quien recordaba desde la primera vez que lo vio como un joven empresario, fue por supuesto duro de asimilar, no obstante gracias a ello, su respeto hacia el hombre se volvió mayor.
Yugi sintió un cosquilleo cuando sus muñecas se encontraron, perfumar a una persona podría ser de forma diferente, aunque el propósito siempre fue el mismo; impregnar las gandulas de olor con las del otro, eso creaba una afinidad entre ambas personas, si bien era un Beta criado en un sesgo familiar conformado por solo Betas y no tenía este tipo de necesidades, Yugi siempre se vio envuelto entre los olores de sus amigos, Ryou y Anzu solían frotar sus mejillas contras las suyas, Malik iba directo a su nuca, a veces simplemente lo tomaba de los hombros y enterraba su rostro en su cuello, instándolo hacer lo mismo, Honda era más discreto y solía rozar sus manos, Jonouchi quien era una persona táctil, solía rodearlo de los hombros, mientras tanto Otogi solía prestarle algunas de sus prendas para mantener el olor con él.
Kaiba en cambio, era más sutil, sus movimientos eran elegantes y para nada desperdiciados, su muñeca se froto contra la suya de forma paulatina, y cuando terminaba con ambas, Kaiba se inclinaba para olerlo, de alguna forma eso generaba que Yugi sonriera con ternura al recordar como Malik solía hacer lo mismo. De pronto Yugi escucho un leve gruñido.
—Apestas.
Yugi rio entre dientes, sus manos se colocaron por encima de su espalda y eso pareció calmar a Kaiba.
—¿De verdad? No lo note —volvió a soltar una risita baja y luego solo hubo silencio, el silencio que alguna vez fue incómodo para Yugi se había transformado en uno en el que podía respirar. Este solo se rompió cuando Kaiba volvió a hablar.
—Al menos te divertiste —Yugi notó el arrastre de un suspiro, algo parecido a la resignación, aunque pudo haberse equivocado.
—Espero que la próxima vez puedan asistir los dos —confeso, y sintió como Kaiba enterró aún más su rostro en su cuello, de alguna forma eso hizo que algo dentro de él reverberara, Yugi se preguntó si eso era algún tipo de instinto, así como los Omegas tendían a sacar su instinto protector y maternal, pensó si los Betas podían ser similares, mientras le acariciaba la espalda en círculos, el pensamiento le hizo reír— Aunque —continuo— No sé si eso hubiese arreglado algo.
—¿Mmm?
—No, no es nada, solo que... Olvídalo.
—Yugi.
—Bien —Yugi suspiro, por un momento los movimientos de su mano se detuvieron— Al parecer los chicos creyeron que estamos saliendo.
Yugi sintió como el cuerpo de Kaiba se apartó del suyo, su mirada se encontró contra la suya. Kaiba pareció desconcertado, y Yugi pensó que era natural su reacción ya que era por supuesto una locura pensar eso, al menos eso creyó hasta que de sus labios escucho; —Pero estamos saliendo.
7
Jonouchi Katsuya no espero encontrarse en ese tipo de situación, entrometerse en los problemas de otras personas no estaba en su lista de prioridades cuando contaba con los propios, aun menos entrometerse en la vida privada de Seto Kaiba.
Sin embargo, una vez más se recordó que esto no era por ese mal nacido de Seto Kaiba, sino por Yugi.
Aun así entrar directo a la cueva del lobo le dejo un mal sabor de boca, si bien sabía que verse las caras era un mal necesario cuando se convirtió en duelista profesional, además Yugi estaba trabajando para él por lo que eso aumento aún más el porcentaje de encuentros, no espero que en el futuro se encontrarían en este tipo de situación, dando a lugar que su entrecejo se frunciera y sus brazos se cruzaran por encima de su pecho demostrando así su inconformidad.
Sus ojos miraron alrededor de la habitación, la cual era espaciosa, con una vista impresionante que mostraba toda la ciudad de Domino, sus labios soltaron un silbido apreciativo cuando se acercó a la ventana, bien, tenía que darle crédito, hacer un edificio tan grande como su ego, no había sido tan mala idea, si la vista valía la pena.
—¿Viste algo que te guste?
Jonouchi sintió su cuerpo tensarse cuando escucho su voz, Seto Kaiba lo irritaba, era una verdad absoluta como el hecho de que el agua moja y los seres humanos no pueden vivir sin oxígeno. Sin embargo, trato de controlarse, no había venido a pelear, ya podía escuchar el típico resoplido de Mai antes de soltar un cansino; "Machos".
Y luego estaba Yugi, ¿Qué había visto en un tipo como él?, se preguntó una vez más, si bien no era un experto en tomar buenas decisiones, tampoco quiso inmiscuirse más de la cuenta, después de todo Yugi siempre había sido así, un tipo demasiado amable para su propio bien, y él confiaba en su juicio, aunque no confiaba en la persona que tenía al frente.
—Ahorrémonos esto, no me agradas y estoy seguro que yo tampoco te agrado —soltó y la sonrisa de comemierda que solía mostrar Kaiba solo lo irrito aún más.
—¿Hiciste todo el camino hasta aquí, para decir lo obvio? ¿Acaso eres idiota?
—¿Realmente lo dices tú? —Jonouchi mostro los dientes, ante la exasperación, Kaiba alzo una fina ceja con interés— Solo lo diré una vez ¿Cortejaste a Yugi sin siquiera pedírselo?
Jonouchi había visto tantas cosas a lo largo de su vida, la dura realidad de vivir con padre alcohólico, y estar en medio de un divorcio, también el mundo oscuro de pertenecer a una pandilla y lo más loco que pudo haber vivido fue el hecho de enfrentarse a espíritus residentes en artefactos antiguos, por supuesto esto último sonaba más a una fantasía extraña salida de una película de terror que estaba seguro que en algún momento de su adultez asimilaría como un delirio de juventud ante alguna mierda extraña que pudo haber ingerido, si no fuese porque no había sido el único que había experimentado lo mismo, y como prueba de todo lo vivido tenia a sus amigos asegurando que no había sido alguna alucinación de su loca adolescencia. Y luego estaba la mirada que Kaiba había hecho en ese instante, la cual de alguna forma, no podía comparar con nada que hubiera visto antes.
Kaiba se había quedado sin palabras, el hombre que siempre tenía una respuesta mordaz se había quedado en silencio y por un momento pudo observar la sorpresa en sus ojos antes de mirarlo con ese brillo asesino que debió alertarlo, sin embargo, en cambio su Alfa interno pareció resoplar antes de darse la media vuelta.
—Así que lo hiciste —se llevó una mano detrás de su cuello y su mirada se posó en el piso, Jonouchi no espero una respuesta en realidad y Kaiba no parecía estar dispuesto a revelar algo más allá de lo que ya sabía— Joder ¿Acaso eres estúpido? —un gruñido se arrastró al final de sus palabras, Jonouchi pudo sentir como el olor de Kaiba se volvía más fuerte, el frio empezó a calar sus huesos.
—Así que Yugi ya te dijo ¿Viniste a burlarte mí? —soltó una carcajada áspera y su sonrisa era hueca como hiriente, a Jonouchi le recordó al viejo Seto Kaiba, ese hombre que no parecía interesado en nada más que si mismo.
—Hey —advirtió, Jonouchi, una mirada acerada se encontró contra la fría de Kaiba— No sé qué rayos estás pensando, es verdad que Yugi me conto lo que paso entre ambos, sin embargo no fue por la razón que crees, y si piensas así de Yugi, supongo que todo el tiempo que han pasado juntos no ha servido de nada.
—Ja, no me hagas reír.
—Y yo no vine a contarte ningún chiste, solo vine a decirte que lo arregles —algo en la mirada de Kaiba flaqueo, Jonouchi suspiro con frustración, era casi como ver a un niño perdido en ese momento— Yugi realmente la está pasando mal, no entiende que hizo mal como para que lo estés evitando, bien en realidad cree que lo sabe, pero hey ¿Quién tiene la culpa de todo esto? ¿En serio Kaiba? Se supone que tú eres el chico listo entre los dos, ¿Cómo cortejas a alguien sin avisarle en primer lugar? —Kaiba hizo una mueca, Jonouchi lo tomo por lo que era, una oportunidad para continuar— Mira no sé si es algo diferente esto de salir con alguien en el mundo de la gente rica, pero cuando quieres salir con alguien primero hablas con esa persona y luego viene la etapa de cortejo, no puedes cortejar y salir con alguien sin que el otro lo sepa —Kaiba no dijo nada en su lugar se quedó mirándolo fijamente de esa forma que odiaba más Jonouchi, sin emoción alguna, aunque el olor a pánico se filtró en medio de la habitación, supuso que Kaiba había entendido lo que había hecho mal— Como sea —camino hacia él, una mano se estaciono en su hombro— Deja de huir de Yugi, después de todo ¿Aun no has escuchado una respuesta verdad? —Kaiba observo su sonrisa de lado antes de alejarse.
8
Yugi miro la puerta de la sala del comedor con anhelo, habían pasado dos semanas desde que Kaiba lo había estado ignorando, una mueca perfilo sus labios y se mordió el labio inferior, Yugi sabía que no era un experto en cosas referentes al romance, su primer amor había sido su mejor amiga; Anzu Mazaki, quien con el tiempo comprendió, que lo que sentía era más bien cariño, basado en el respeto, por supuesto Yugi sintió a lo largo de su vida diferentes formas de amor, el amor a sus padres, el amor a sus amigos, el amor a sus fans, y cada uno era importante para él, Atem había sido una presencia única en su vida que lo había llevado a madurar, mientras se veían envueltos en la aventura de conocer su pasado y se enfrentaban a las reliquias del milenio, sin embargo ese sentimiento que apretujo su corazón cuando miro a Kaiba en ese momento fue algo que no había sentido antes.
«Pero estamos saliendo»
En ese entonces su mente se había quedado completamente en blanco, y de alguna forma cada pequeño detalle tuvo sentido para él, después de todo ¿No era tan normal regalar joyas a otras personas, verdad? Pero los Kaiba siempre habían sido llamativos, y Mokuba siempre había sido amigable con él.
Pero los pequeños detalles empezaron a sumarse entre sí y cuando se dio cuenta de lo que había estado pasando, Yugi no pudo evitar sentirse profundamente abochornado. Y luego se sintió muy enojado consigo mismo, si había algo que odiaba más que nada en el mundo, era la gente que hería a sus seres queridos, y aun así había herido a Kaiba, ante ello no pudo evitar sentirse realmente molesto y frustrado consigo mismo, era verdad que no sabía mucho sobre romance, no era como si estuviera buscando salir con alguien en ese momento, aunque tampoco había rechazado la idea, era solo que, todo parecía estar bien con las cosas tal como estaban, es decir, dedicándose al trabajo y aprovechando su tiempo con cosas que había querido probar sin dejar de lado a sus amigos, y luego estaba Seto Kaiba; su jefe con quien pensó que al fin había logrado llevarse bien.
Sus mejillas se sonrojaron cuando pensó en él, Kaiba podía ser un hombre frio y cortante a simple vista, sin embargo, a su forma era cálido, Yugi pudo darse cuenta de ello, porque Seto Kaiba nunca dejaba las cosas a medias, su trabajo hablaba por él y era muy meticuloso en ello, dejando así un pedazo de él en cada una de sus creaciones.
Yugi admiro su dedicación, varias veces se preguntó si algún día cuando alguien tomara una de sus creaciones la gente diría que era como él, así como la gente llego a relacionar los productos de Kaiba Corp con el propio Kaiba.
Además era un Alfa llamativo, uno que resaltaba a simple vista, mucha gente hablo de él, no siempre de buena manera, pero no podían quitarle el crédito que se merecía, así que el simple hecho de que Kaiba lo considerara a él, un simple Beta, de alguna forma lo había dejado sin palabras.
No es que se sintiera menos, por supuesto Yugi sabía lo que valía por sí solo, sin embargo una vez más, no creyó que Kaiba de entre todas las personas que había conocido se hubiera sentido así por él.
También se percató con el paso de los días, que se había vuelto una rutina estar envuelto en su olor, fue al tercer día cuando se dio cuenta que había perdido su olor por completo, siendo que Kaiba lo perfumaba diariamente Yugi no noto cuanto de Kaiba había sobre sí mismo hasta que ya no hubo nada.
La pérdida de su olor, por supuesto fue dolorosa para él, aún más cuando otros dieron a conocer que olía diferente.
Yugi suspiro, mientras la taza de café quedo olvidada en su mano, tal vez era momento de rendirse, Kaiba no volvería a pisar la cafetería por las mañanas, pero tampoco podía encontrarlo, siempre que trataba de hablar con él, había alguien de por medio, solo entonces Yugi se dio cuenta que la cercanía que tenían ambos no era tan "normal" entre un empleado y su jefe.
El agarre se volvió aún más fuerte sobre la cerámica, el mensaje que había dejado en su teléfono celular fue simple; "tenemos que hablar".
De ello ya habían pasado dos semanas y Yugi seguía esperando a que apareciera en la cafetería a pesar de que el mensaje nunca apareció como leído.
Si bien Jonouchi le había dicho que no valía la pena seguir con ese tipo de actitud, Yugi sabía que aún le debía un par de palabras a Kaiba, aunque eso por supuesto cambiaría su relación por completo, ¿Pero que debería hacer si no quería verlo? ¿Tal vez ser más proactivo como Jonouchi?
Yugi negó con la cabeza, aunque no descarto del todo el pensamiento, al menos eso fue así hasta que se abrió la puerta y el olor inconfundible del mar invadió sus fosas nasales. Yugi rápidamente miro al frente, su cuerpo tembló y sus ojos se abrieron al verlo en el mismo lugar después de mucho tiempo.
La tasa se sintió pesada en sus manos y casi creyó que se caería, si es que no la hubiera colocado de forma torpe sobre la mesa, dándose la vuelta corrió hacia él.
Fue un impulso, casi una necesidad en ese momento antes de enterrarse en el pecho de Kaiba y rodearlo con los brazos en un fuerte abrazo, Yugi no se perdió el leve temblor del Alfa, y como Kaiba no lo correspondió, siendo casi sujetado por él a pesar de la diferencia notoria entre los dos, tampoco Kaiba lo alejo.
Kaiba pudo escuchar su aspiración y por un momento que duro menos de lo que su cuerpo hubiera esperado que durara Yugi se separó al dar un paso hacia atrás.
—Seto —murmuro y Kaiba pudo observar cómo sus ojos temblaron, sus ojos cual joyas derretidas parecían empezar a diluirse ante las lágrimas que empezaron a asomarse, su Alfa interno gruño, enojado consigo mismo demando calmar al Beta a quien había estado tratando como a su propia pareja.
—Yugi —lo llamo y eso pareció calmarlo un poco, puesto que, Yugi había dejado de temblar y sus ojos se volvieron firmes, mientras una mueca se perfilo en su rostro, Yugi quien a simple vista parecía tan frágil a ojos de cualquier extraño, era la persona más fuerte que había conocido, sacando fuerza de su propia debilidad se mantuvo firme a pesar de la situación, un aspecto que había llamado su atención, si bien al principió Kaiba odio esa forma de ser de él, pronto se vio admirando la belleza de su determinación y cuando se dio cuenta también quiso protegerla. Kaiba recordó las palabras de ese perro mugroso; "No sé qué rayos estás pensando, es verdad que Yugi me conto lo que paso entre ambos, sin embargo no fue por la razón que crees, y si piensas así de Yugi, supongo que todo el tiempo que han pasado juntos no ha servido de nada", era verdad, que Yugi no era del tipo que heriría a otros, aun, menos por placer, en realidad era más del tipo que preferiría sacrificarse así mismo si eso ayudada a otros. Kaiba suspiro.
—Yo...
—¡Lo siento!
Ambas voces se interpusieron en medio de la otra, solo la de Kaiba se congelo cuando escucho la disculpa de Yugi.
—¡Realmente lo siento! —el arrepentimiento pudo sentirse desde la fibra de su ser, Kaiba guardo silencio, a pesar de que su Alfa interno se encontraba ansioso— Realmente yo no sabía, yo...
Kaiba suspiro. Yugi Mutou siempre fue una existencia rara para él, un hombre sin sentido de supervivencia, prefiriendo herirse así mismo antes que a otros, él era así, del tipo de gente que más odiaba, y, sin embargo de alguna extraña forma se había enamorado de su compasión y enorme corazón y cuando miro su rostro afligido se dio cuenta que era inevitable, no había nada que hacer al respecto ¿No es así?
El amor podía ser realmente absurdo. Comprendió.
Tanto él como su Alfa interno no querían escuchar una disculpa, ni mucho menos verlo llorar, su mano se extendió hasta llegar a su mejilla y la perorata sobre cómo no se había dado cuenta de sus sentimientos se detuvo al instante por la sorpresa.
—¿Acaso es un problema que te estuviera cortejando? —pregunto y pudo sentir debajo de su tacto como el cuerpo de Yugi se crispo, pronto sus mejillas se arrebolaron y su mirada quedo oculta debajo del flequillo cuando bajo la mirada.
—Yo... Soy un Beta ¿Lo sabes?
Kaiba sonrió de esa forma que parecía contener todas las respuestas del mundo, Yugi sintió que su corazón empezaba a latir con fuerza.
—Por supuesto, ¿Adivina quién leyó tu currículum antes de que fueras contratado? —el rojo de sus mejillas se había vuelto más intenso y este se extendió hasta sus orejas.
—P-Pero ¿Estás bien con eso? —Kaiba alzo una ceja con interés— Q-quiero decir, después de todo yo y tú, realmente ¿Cómo no pude darme cuenta de ello?
—No es como si te lo hubiera pedido ¿Verdad? Además lo que hice no tiene nada que ver contigo.
—Bueno si, pero... pero de alguna forma ¿Lo es? Quiero decir, me estabas cortejando y...
—Supongo que mis intenciones no fueron del todo claras —Kaiba suspiro y desvió la mirada, Yugi lo miro en silencio— No es como si lo hubiera hecho antes...
—Seto...
—Entonces ¿Cuál es tu respuesta?
—Yo...
—¿No quieres?
—No, bueno no es que no quiera. Es solo, no lo sé, —Yugi suspiro frustrado, sus manos se habían apretado en fuertes puños a sus costados, en ese instante estaba siendo bombardeado por la vorágine de sensaciones, estaba feliz por poder hablar una vez más con Kaiba, pero al mismo tiempo ¿Cuánto duraría esa sensación? Además, como explicar eso que sentía de la forma correcta, tal vez no habría una forma correcta de hacerlo, pero no por ello no lo intentaría— Solo sé que cuando te alejaste de mí, fue realmente insoportable y... —su mano se extendió y sujeto el dobladillo de la manga de su traje— Cuando tu olor se fue yo, nunca pensé sentirme así de solo...Yo...
—Yugi —lo llamo.
—¿Si? —Yugi dejo escapar un jadeo cuando sus ojos se encontraron una vez más.
—También lo extrañe, tu olor —los ojos de Yugi se abrieron con sorpresa, Kaiba extendió su mano, fue un simple movimiento, y Yugi dio un paso hacia adelante dejando que el brazo de Kaiba rodeara su espalda, aun temeroso, no soltó el dobladillo de su manga a pesar de ser abrazado por él y Kaiba tampoco lo detuvo, en su lugar enterró su rostro en el cuello de Yugi y Yugi hizo lo mismo por inercia, exhalando el olor del otro sintieron la paz que habían perdido de vuelta en los brazos del otro.
Así se quedaron por un momento, entonces Yugi se dio cuenta que su mano se había movido hacia el cuello de su traje, el agarre arrugo la camisa de seda, la vergüenza coloreo sus mejillas, aunque aún sentía su cuerpo tranquilo, el olor de Kaiba lo hizo sentir en completa calma aunque era un Beta, y su función era calmar a otros y no viceversa.
—Kaiba... —musito, aun aferrándose a su pecho. Yugi tenía tantas preguntas como palabras que decir, pero de alguna forma se sintió sin aliento, mientras Kaiba seguía perfumándolo.
—Está bien, no tienes que decir nada.
—Pero yo...
—Lo sé. Yugi, lo sé.
9
—Amo Mokuba —Isono llamo a la puerta con tres toques, junto a él un carrito de comida se encontró a su lado.
—Pasa.
El guardaespaldas miro al chico, Mokuba Kaiba vicepresidente de Kaiba Corp quien alguna vez asumió el cargo de presidente cuando su hermano mayor se encontró fuera por un tiempo, se encontraba sentado frente al control de mando, las pantallas que estaban conectadas a las cámaras de seguridad mostraron una peculiar escena, algo que llamo la atención de Isono quien tocio llamando su atención.
—Su cena, amo Mokuba.
—La puedes dejar ahí —Mokuba no presto particular atención a Isono, su vista seguía fija en la pantalla que estaba conectada a una de las cámaras de la zona de estacionamiento.
Girando sobre sus talones, Isono decidió salir de la habitación, sin embargo la inquietud le hizo exteriorizar lo que estaba pensando en ese momento. Un acto de valentía en medio de los años de trabajo y la confianza invertida.
—Señor —llamo.
—¿Mmm?
—¿No cree que su hermano mayor se enfadara si se entera que lo está espiando? —no fue un regaño, ni mucho menos una advertencia ante el chantaje, Isono siempre fue imparcial y muy a su estilo la voz de la razón de vez en cuando entre los dos hermanos.
—Eso sí lo hace —rectifico Mokuba con una sonrisa en los labios cual gato Cheshire.
—Lo entiendo pero, si se me permite saber ¿Porque el amo Mokuba estaría haciendo este tipo de cosas?
Mokuba pareció animarse ante su pregunta, Isono no pudo discernir si eso era bueno o malo.
—Verás mi hermano mayor es un hombre con grandes virtudes, sin embargo aún parece ajeno a las normas sociales comunes —alzó una ceja— En resumen mi hermano ha estado cortejando a Yugi sin que él esté por enterado.
—Oh... —soltó Isono en voz baja, hasta que reconoció las implicaciones del asunto en realidad— Entonces...
—Lo que estoy mirando es la resolución de los hechos, o en otras palabras; el crecimiento de mi hermano mayor.
Ambos miraron como los dos se adentraron a la limusina, Mokuba cambio de la cámara 24 a la 6 para poner la imagen en el panel principal, durante todo el proceso de cortejo, Mokuba estuvo al pendiente, haciendo apuestas sobre cuando Yugi se daría cuenta de las intenciones de su hermano mayor, sin embargo fue hace un mes que algo había cambiado entre ambos, su hermano estaba rehuyendo de Yugi y luego de la nada, los dos parecían haberlo resuelto, aunque Yugi parecía cada vez más tímido al lado de su hermano mayor ¿Acaso ya se había dado cuenta de lo que estaba haciendo Seto? Pensó Mokuba.
—Un momento —escucho la voz de su hermano por el parlante y después la señal se cortó.
—Espera... ¡¡No!! —Mokuba suspiro antes de dejarse desparramar en la silla de cuero, al parecer su hermano se había dado cuenta de lo que estaba haciendo, bien no era como si no pudiera esperar al día siguiente para saber la resolución de los hechos, después de todo, solo ellos dos eran los únicos idiotas en no darse cuenta de lo que eran. Mokuba se preguntó si así era el amor.
10
Cuando Seto Kaiba se despertó, se encontró con un olor familiar, era lo que llama la gente; "alegría infantil" plagada de sueños dulces y el encanto grácil.
Su cuerpo se encontró enredado contra la piel suave y tierna, mientras sus brazos rodearon la cintura de su acompañante y su olor empezó a cubrir los rastros que deseo guardar solo para sí mismo.
Después de todo, Seto Kaiba era un hombre mezquino con lo que era suyo.
Cuando quería algo lo obtenía, no importaba que tan difícil fuese conseguirlo, él lo obtendrá a como dé lugar. No por nada había ido y venido de un mundo a otro por una revancha.
Sin embargo esto, más que algo que hubiera ganado, había sido el intercambio entre dos personas que quisieron cederse al otro, concluyó de buena manera cuando la resolución llego tras el primer año de relación formal.
Kaiba se preguntó si fue algo así con lo de sus padres, siendo alguien que no miraba hacia el pasado, porque si las preguntas no tendrían una respuesta ¿Porque hacerlas en primer lugar? Se vio así mismo pensando en ello más veces de las que quiso, solo para darse cuenta que los rostros de ellos se habían esfumado con tanta facilidad con el paso de los años. Ya no recordaba cómo se veía su padre, aunque estaba seguro que Mokuba se parecía a su madre.
Seto reforzó el agarre. Eso llamo la atención de su acompañante quien se removió entre sus brazos. Pronto sintió el cabello rozar su clavícula y como su nariz se hundió en su pecho antes de estirarse cuál niño pequeño.
—Buenos días, Seto —sus labios bailaron sobre su piel desnuda, el Alfa interno de Kaiba ronroneo.
—Buenos días Yugi —su nariz se hundió en el centro de su cabeza y beso si coronilla. El olor de Yugi, a pesar de ser ligero, un simple secreto que quería resguardar, se extendió por el lugar.
Una vez más los dos se olores se mezclaron entre sí, como si en primer lugar hubiesen sido uno solo.
Hello, hace mucho que no escribía para este fandom, me siento algo oxidado, sé que muchos usan el termino lobo interno cuando se habla de sus instintos, sin embargo, en base a la comparación decidí cambiarlo por alfa, sorry por el ooc, nos vemos
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