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Capitulo 6.- Dos gatos negros

Luego de trabajar toda la mañana en el sembradío Javier finalmente tenia tiempo para buscar a Camila, luego de decirle a su abuelo que estaría con unos amigos, se fue a la arboleda.

—Recuerda que comeremos con tus padres —Le dijo su abuelo antes de que se fuera.

—¡Claro! —Respondio Javier— ¡Los veo más tarde!

Mientras caminaba hacia la arboleda, el característico olor a lluvia antes de una tormenta lo hizo voltear a el cielo «Necesito apresurarme» pensó al ver las inmensas nubes grises sobre su cabeza, miro decidido la entrada a la arboleda, había algo de niebla y estaba mas oscuro que antes.

Con cuidado y en silencio Javier se adentro en la arboleda, casi da un brinco al escuchar que se movía un arbusto, las ramas crujieron y paso brincando un conejo blanco «Maldito conejo...» suspiro y se rio en voz baja, de repente sintió una extraña presión, sentía como si lo aplastaran completamente y le cortaran el aire, intento alejarse andando mas rápido, miro hacia todos lados cuando escucho que alguien se acercaba corriendo, en un intento por huir tropezó y Camila salio de entre los arbustos, estaba herida en un brazo y parecía cansada.

—¡¿Que rayos...?! —Protesto Javier.

Camila lo interrumpió abalanzándose contra Javier, cubriéndole la boca y señalándole que no hiciera ruido, sus ojos dorados iban de un lado al otro mirando los alrededores, luego suspiro y se volvió para ver a Javier.

—Debí darte esto antes —Susurro Camila entregándole un collar a Javier.

—¿Que es esto? —Pregunta confundido— ¿Que esta pasando?

—¡Póntelo! —Le ordeno Camila— Te protegerá, es todo lo que necesitas saber.

Javier cayo de espaldas en el piso, sintiendo que lo aplastaban y el aire le faltaba, incluso estaba viendo borroso, Camila tomo el collar de las manos de Javier y se lo puso rápidamente, a penas esta lo puso en su cuello Javier se levanto tomando aire y tosiendo, ya no sentía que lo aplastaban, tampoco que le faltara el aire.

—¿Que es esto? —Volvió a preguntar.

—Ya te lo dije —Le respondió Camila— Te protegerá, eso es todo lo que necesitas saber, y nunca te lo quites.

Los arbustos se movieron y las ramas crujieron, cuando Camila se dio cuenta de que algo los buscaba obligo a Javier a bajar la cabeza.

—Es un amuleto —Susurro Camila— Te protegerá —Dijo señalando el colgante del collar.

Camila saco del bolsillo de su pantalón un pequeño frasco de vidrio, lleno de un liquido transparente que le paso a Javier.

—Esto —Dijo Camila— Tienes que dárselo a tu abuela, puede ser revuelto con jugo o agua, y mañana se sentirá mejor.

Javier miro incrédulo a Camila «¿Realmente funcionara?... es difícil creer en ella...» pensó volviendo la mirada al frasco con el liquido traslucido, los ojos dorados de Camila mantenían la mirada sobre él.

—Funcionara —Aseguro Camila— Lo prometo.

Javier, se quedo sorprendido ante las palabras de Camila, y la seriedad con la que ella había hablado, el se convenció de que decía la verdad, así que no dijo nada mas.

—Sígueme —Le ordeno Camila.

Agachada empezó a caminar entre los arboles, Javier iba detrás de ella en silencio observando la herida en su brazo y como sangraba, no parecía ser momento de ayudarla, así que solo continúo siguiendo cuidadosamente sus pasos, al poco tiempo llegaron a el lugar donde siempre estaba Camila.

—Cuando te lo diga —Dijo Camila seriamente— Corre fuera de la arboleda, y no veas atrás, ¿entendiste?

—¿Que vas a hacer? —Pregunto Javier preocupado— Estás herida...

—¿De verdad crees que deberías preocuparte por mi? —Pregunto con sarcasmo.

—Salgamos juntos de aquí —Dijo Javier— Aunque no tengo idea de que pasa, se que es peligroso.

—Si, es peligroso —Respondió Camila— Todo estará bien —Dijo con una sonrisa— ¡Ahora corre y no mires atrás! —Ordeno.

Sorprendido por la repentina orden, Javier empezó a correr sin mirar atrás «Espero que sobrevivas» deseo al tiempo que se alejaba, mientras corría empezó a escuchar el crujir de las ramas, gruñidos y sabia claramente que un enorme animal lo estaba persiguiendo, del lado contrario se escucharon mas gruñidos, y supo que dos animales estaban en la arboleda. Al salir de la arboleda escucho que ambos animales permanecieron peleando dentro, cumpliendo las ordenes de Camila corrió hasta casa de sus abuelos sin mirar atrás.

Antes de entrar a casa de sus abuelos, se aseguro de revisar que en los alrededores de la casa no hubiera nada extraño, luego entro tranquilamente, le dio la medicina a su abuela revuelta con algo de jugo, completamente agotado entro en su habitación viendo a Fantasma sobre su cama.

Al siguiente día, como le había prometido Camila, su abuela mejoro después de darle la medicina, ya podía volver a estar de pie y recupero su animo habitual, Javier estaba a punto de irse, pero no había vuelto a saber de Camila. En varias ocasiones intento buscarla, pero no estaba en la arboleda.

Finalmente, llego el día en que Javier se marcharía del pueblo, ya había empacado sus cosas y las había guardado en el auto, por ultima vez recorrió la casa de sus abuelos «¿Donde se habrá metido ese gato?» pensó mientras buscaba a Fantasma en las habitaciones.

—¡¿Fantasma?! —Lo llamaba Javier— ¿Donde estas?

Entonces, Fantasma maulló desde la puerta trasera, Javier se acerco al ver que rascaba la puerta queriendo entrar en la casa.

—¿Donde te habías metido? —Reprocho Javier abriendo la puerta.

Fantasma maulló sentándose frente a la puerta, miro hacia el patio, dejando a Javier sorprendido al ver otro gato negro de ojos dorados entrando en la casa, detrás de este ultimo entro Fantasma. En ese momento entro la madre de Javier y miro a los gatos.

—Que lindos —Dijo sonriendo— ¿Por que no me contaste que era la pareja de gatos?

—No lo sabia —Respondió Javier desconcertado.

—¿Y como se llama esta pequeña? —Pregunto su madre cargando a la gata negra.

Javier se quedo en silencio por un momento, entonces se dio cuenta de que aquella gata negra lo estaba observando fijamente «Te pareces a Camila» pensó, entonces se quedo sorprendido cuando la gatita, que aun estaba cargando su madre le maulló.

—La llamare Bruja —Respondió Javier.

La gata maullo mirando a Javier y a este le pareció que ella sonreía por un momento.

—¿Bruja? —Rió su madre— ¿Por que Bruja?

—Queda bien con el nombre de Fantasma —Mintió Javier— Además se parece a ella... —Dijo para si mismo.

Su madre, entre risas acepto el nombre, todos terminaron de empacar, se despidieron y volvieron a casa.

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