🐜 = 🦋 / 12 - Pastelitos de besos.
— ¿Tienes alguna idea de lo bueno que es esto? — pregunta enseñando el pastelito que embarraba un poco sus dedos del glaseado. El pastel tenía chispitas de colores variados y una vista realmente común. Podía ser cualquier pastelito que te encuentras en cualquier panadería, cualquier postre encontrado hasta en un tacho de basura, pero Mina abrió la boca cuando Jiyu le acerca al pastelito para que lo probara.
Ya habían pasado algunos días y seguían viéndose siempre en el bosque donde nadie las interrumpirá. En las zonas que Mina conoce como más escondidas, en sus lugares seguros, que solo le ha mostrado a Jiyu.
— Mmh — Mina murmura cuando termina de ver que incluso la textura era digna de deleitarse, era muy bueno y acepta con gusto cuando Jiyu lo ofrecía de nuevo. No quería acabarlo, pero Jihyo seguía dándole y esa mirada insistente le decía que no aceptaría un 'No' por respuesta — ¿D-Dónde lo com-compraste? — aunque los tartamudeos paraban a veces, había otros momentos donde salía a relucir. Mina ya no se avergonzaba con ello, sino que trataba de corregirlo o se esforzaba en remendarlo, aún cuando Jiyu no decía nada y solo le sonreía.
Esa sonrisa le decía que estaba feliz con sus gestos de corregimiento para su habla, y eso alegraba mucho a Mina.
Jiyu le dió una gran sonrisa, pero de esas que le revolvían el estómago y el pecho, con pulsaciones inevitables y fascinantes.
— Papá y yo los hicimos, él me enseñó, aunque mayormente decoré — apunta a la caja donde los traía. Mayormente tenía color amarillo como el glaseado, y decoraciones de animalitos, como perritos, gatitos y ositos.
Mina los mira con un brillo en los ojos pero no se anima nada a pedir uno, le avergonzaba tanto el solo pedir alguno, por más que Jiyu le haya dado en la boca de comer. Una sensación de vergüenza le llegó y eso que ni siquiera había hecho alguna pregunta.
— Todos son para ti, solo te robaré uno porque se me antojó — cuando Jiyu le tendió la caja, dejándola en su regazo y quitando uno más con decoración de perrito, Mina se queda estática viendo la caja, sin siquiera tocar el cartón.
De hecho, sus manos estaban alejadas, en sus costados mientras parecían evitar tocar el objeto en sus piernas.
Miraba la caja como si no pudiera creerlo. ¿Por qué Jiyu le daría algo así? Le era inevitable el pensamiento de que no debería comerlos, pero le tenía la suficiente confianza a Jiyu como para aceptarle lo que sea.
Escucha la melodiosa risa de Jiyu y la voltea a ver inmediatamente. Nunca quería perderse una sonrisa de Jiyu, quería tener esas sonrisas y grabarlas en su mente, tatuar esa expresión genuinamente alegre y adorarla hasta que su corazón dejara de latir.
— Son todos tuyos, Mina — le aclara, tomando otro pastelito, de decoración de gato, para ofrecerlo justo delante de los labios de Mina, ocasionando que esta abriera la boca y mordiera — En casa yo realmente no quería hacerlos, porque no se me antojaba mucho, pero entonces pensé en ti y aquí están.
Mina traga fuertemente el nudo que se formaba en su garganta, queriendo hacerla llorar porque era un gesto que la hacía tremendamente feliz. Un toque en su mejillas y un chasquido la hizo voltear hacia arriba, entonces fue que su ojo izquierdo lagrimeó lo suficiente y cayó la gota por su mejilla.
Jiyu le había dado un beso en la mejilla.
Se avergüenza en un porcentaje brutal, pero Jiyu acerca su mano y seca la lágrima, teniendo una sonrisa bonita y unos ojos cálidos que le daban la buena comodidad de llorar, reír, charlar y hasta dormir. Jiyu le daba comodidad para todo.
'Pensé en ti', Mina piensa en lo que Jiyu dijo. 'Pensé en ti. Pensé en ti. ¡Pensé en TI!'. ¡Dios! Había pensado en ella aún cuando ni siquiera estaban juntas, simplemente había pensado genuinamente en ella estando en la comodidad y felicidad de su casa.
Con lentitud, lleva un pastelito hacia sus labios y dió una mordida descuidadamente, solo queriendo probar si sabía tan bueno como ver a Jiyu alegre por solo una acción.
— Ven aquí — Jiyu, en algún momento de sus cinco minutos de estar perdida en el universo, se acerca apartándole el pastelito de la mano y inclinándose hacia ella de una manera que a Mina le daba pánico tremendo. Estaba a centimetros de su rostro, podía ver cada poro que el rostro de Jiyu tenía, podía ver el vello común corporal aunque sea un poco, podía ver sus labios gruesos y llenos entreabiertos que parecían acercarse a los suyos, pero sintió un toque en la comisura y luego Jiyu lamiendo su dedo.
Le había quitado glaseado de su comisura con su dedo pulgar, y había lamido el dedo tan lentamente que Mina se queda un momento estática sin procesar bien lo que había pasado.
¿Eso era... bueno? Se sintió bien, demasiado bien. Quería de nuevo.
— Otra vez — a su pedido susurrante, Jiyu la mira divertida porque Mina en realidad no tenía más manchado de glaseado, pero parecía ajena a ese hecho.
— No tienes glaseado, pero haré otra cosa por ti — Mina se confundió pero sintió un nuevo toque en la comisura de su labio, y este fue un pequeño toque de los labios de Jiyu.
Su voz se fue, es como cuando Úrsula le quitó la voz a Ariel (la sirenita), simplemente no podía hablar ni soltar algún ruido. Podía solo quedarse con sus ojos admirando la presencia celestial de lo que era Jeon Jiyu, podía morir allí y moriría de la mejor manera posible.
— Otra vez — murmura con mucha dificultad, sintiendo su garganta cerrarse y su cuerpo hacía un esfuerzo porque el aire entrara en ella de la mejor manera posible. Un más duradero besito fue dado en su otro comisura — ... Otra vez — sus pedidos, todos, fueron aceptados. Duraderos besos se daban por todo su rostro, cada vez la alteraban menos y empezaban a relajarla.
Se sentía querida, sentía su interior cada vez más cálido por cada beso dado en su rostro. Era una sensación que no había sentido nunca, y que no estaba dispuesta a dejar ir. ¿Era egoísta querer que Jiyu solo la hiciera sentir querida a ella, y a nadie más? Si tal vez lo era, Mina quería ser egoísta por esa vez.
— Jiyu — llama cuando tiene un fuerte hormigueo, esas mariposas de nuevo. Se sentía más como un hormigueo que mariposas, en realidad.
— Nayeon — el nombre que salía, en ese momento, de los labios de Jiyu la confundió mucho. Mina frunció el ceño y los labios, pensando en ese nombre — Me gusta que me llamen 'Nayeon', así me llamaban en el tiempo que no estuve aquí, y me gusta más — Mina asiente, sin pensar mucho en ello. Jiyu le podía decir lo que quisiera y ella le creería, porque simplemente todo ella así lo deseaba.
— Nayeon — llama y Nayeon sonríe en grande, mostrando su hermosa dentadura con la que Mina se atonta un poco, otra vez. Piensa un poco y es que le encantaba que Nayeon confiara en ella. Se le hacía un poco raro pensar en ella como un nombre diferente pero ya acostumbrará poco a poco — ¿Tienes buenos recuerdos de allá? — pregunta mientras ahora se daba cuenta de lo cerca que estaban sus rostros. Nayeon estaba muy cerca que podía sentir la respiración mezclándose con la suya.
Una inclinación, y podría besar esos carnosos labios.
— Algunos — Nayeon contesta, notando claramente la mirada concentrada que Mina tenía en sus labios. Ladea una sonrisa al ver esos ojitos brillantes que observaban sus labios como si le hipnotizaran — Casi todos, de hecho... menos el que estaba alejada de donde me sentía en un hogar — susurra en un tono cauteloso, discretamente acercándose a Mina para suspirar y quedarse un poco quieta.
Mina siente que se le ha atorado el aire de nuevo, queriendo decirle a Nayeon que se aleje porque estaba segura que se desmayará por la falta de aire que llegaba a sus pulmones y los torturaba.
— ¿De tu familia? — Mina se arregla para preguntar.
Nayeon hace una mueca de disgusto. Los Jeon siempre serán algo ajeno a familia, el único que le caía bien era Kun y no era como si lo quisiera, ni siquiera le tenía cariño. Kun era una pieza para su plan, solo eso. Mina, en cambio, solo hubiera sido una persona pasajera en su vida, pero ahora la quería permanentemente, la quería en su vida.
— En realidad, me acabo de dar cuenta que ese lugar eras tú — susurra el mayor secreto que solo la pelinegro podrá escuchar en la vida. Ninguna se daba cuenta que Mina estaba acorralada en el árbol, con Nayeon prácticamente encima, inclinada y cuidadosa. Tampoco ninguna se daba cuenta de que el cielo empezaba a oscurecerse — Un hogar... Antes no sabía dónde era eso, pero ahora... esa palabra solo me hace recordar tu existencia, Mina — y justo cuando Nayeon sería la que se acercaría, Mina -en un impulso de agradecimiento, deseo y cariño- alza su cabeza y deja que sus labios quedasen junto a los de Nayeon.
Mina rara vez tiene un impulso que no la haga avergonzar, pero ahora no se sentía tan avergonzada como debería, porque Nayeon le había correspondido al instante que había apartado toda lejanía de sus labios.
Mina se había quedado completamente estática sin saber cómo continuar con la vida. Afortunadamente, Nayeon toma control del beso, moviéndose un poco y alzando una mano para alentar a Mina con caricias en el rostro. Sus caricias iban de su mejilla izquierda, pasando por la mandíbula y llegando hasta el cuello donde paraba para volver a subir.
Mina de alguna manera, lleva su mano temblorosa hasta la mejilla de Nayeon para dejarla posada allí en un toque delicado. Nayeon puede compararlo hasta con una mariposa posada en su mejilla, porque era ligero y cuidadoso. Mina tenía un toque un poco rasposo por el poco cuidado que tenían sus manos, pero para Nayeon era un toque muy bueno que se negaba a perder... Al igual que el toque de sus labios danzando y acariciándose.
Se separa solo por un momento, rozando sus labios con los de Mina solo por un momento. Mina toma un poco más de aire para llenar sus pulmones exigentes que le daban una respiracion acelerada.
Antes de que Nayeon pueda procesar bien lo que estaba haciendo, Mina ya había llevado una mano al cabello de Nayeon y la había acercado para besarla de nuevo. Tenía timidez, vergüenza y pena, pero no quería separarse de Nayeon. Podía sentir todo eso, pero no quería que sus labios estén lejos de la castaña que se encontraba moviendo los labios junto a los suyos. Se acaba de dar cuenta de la adicción que acababa de tener, y esa era los besos de Nayeon.
¿A esto se había referido Nayeon cuando dijo que no querían que fuesen amigas? ¿Realmente se refería a una pareja o algo así? ¿Lo que estaba pasando no era su imaginación o un sueño? ¿Realmente desarrolló esquizofrenia por todos los eventos traumáticos de su vida?
Muchas preguntas, pocas respuestas, y demasiados besos de Nayeon que no la dejaban pensar.
En menos de lo que procesa todo, Nayeon quita la caja de pastelitos y los deja a un lado, para poder relajarse un poco más y seguir con el beso inexperto que ambas intentaban hacer funcionar.
Nayeon nunca había dado un beso, y Mina... mucho menos.
Por lo que, cuando hubo un ruido extraño (un chasquido más fuerte entre sus labios), ambas se separaron con un poco de incomodidad pero apenas abrieron los ojos. Nayeon solo los entreabrió para ver los labios un poco húmedos de Mina. Mina ni siquiera quería abrír los ojos, el miedo de que nada fuera real la tenía aterrada.
Nayeon, al ver que Mina estaba a su disposición, traga saliva y piensa un poco antes de hacer algo que probablemente la hará ver ridícula.
Su mano se alza hasta la mejilla derecha de la pelinegro, acariciando un poco hasta que toma un poco del mentón y la hace abrir un poco los labios. Mina abre los ojos, pero los vuelve a cerrar y suelta un ruido un poco agudo cuando siente una lengua chocar con la suya.
En su atontamiento, acepta bien aquello sin tener la certeza de qué estaba haciendo.
¿Qué estaba haciendo Nayeon? La estaba haciendo sentir hormigueos por todo el cuerpo, cada parte tocada era recorrida por hormigas inexistentes que la hacían tener estremecimientos.
Nayeon ladea la cabeza al ver el recibimiento bueno que la pelinegro le había dado sin ninguna duda. Ella tampoco era experta en eso de agregar lengua a un beso. De hecho, solo lo sabía por algunas películas que veía, pero medio entendía el por qué la necesidad de muchos de profundizar un beso con su pareja; estaba sintiendo un revuelo en su pecho y su mente estaba llena de incoherencias.
Los nuevos chasquidos ya no las separaban, sino que las alentaban a ambas a seguir más y más con el profundo beso.
Mina tuvo la necesidad de cerrar sus piernas al sentirse más caliente de lo usual, pero se exhibió de ello cuando sus rodillas apretaron la cadera de Nayeon, quien se había posicionado así para estar cómoda. Ambas se separaron abruptamente solo centimetros. Mina estaba totalmente sonrojada, tanto por el beso, como de que se había expuesto en el hecho de que sentía caliente en un lugar, el cual se avergonzaba de incluso nombrar. Nayeon al sentir aquel apretón en su cadera, se había confundido, pero sin duda alguna se acercó más para ponerse entre las piernas de Mina y hacer que los muslos de la pelinegro tocaran su cadera. Mina inconsciente quiso cerrar las piernas de nuevo, pero ya no podía y la avergonzaba demasiado. El rojo en su rostro demostraba todas sus emociones.
— Creo que esto puede ser mi actividad favorita — Mina alza su cabeza en cuanto escucha eso por parte de Nayeon, quien no parecía tener ningún ápice de vergüenza, además del bonito sonrojo en sus mejillas — ¿La tuya no? — esa pregunta logra alterar a Mina, quien ve lo más racional en esconderse en el pecho de Nayeon. Nayeon carcajea un poco al sentirla en su cuello, pero aún así siente el asentimiento tímido de Mina.
Nayeon piensa un poco mientras siente como la pelinegro se esconde e intenta calmarse un poco. Le había dicho su verdadero nombre a Mina en un impulso de que no se dirigiera a ella como 'Jiyu'. No quería que Mina siquiera llamándola como si fuera Jeon Jiyu, aunque para ella lo fuera. Quería que Mina viera a 'Nayeon', aún si solo es el nombre.
Un plan trata de hacerse en su mente y es que ahora no tiene un destino especifico que ella sepa. Todo el plan inicial se fue a la mierda, entonces tenía que crearse uno nuevo si no quería que sus restos días de su vida estuvieran destinados a un psiquiátrico. No quería alejarse de Mina, no, nada de eso.
Al parecer, Mina siente su tensión, porque le da un dulce beso en la mejilla que la saca de sus pensamientos. Sonríe como nunca y puede captar a Mina sonrojarse mucho más de lo que ya estaba.
La castaña sube su mano y la recorre por todo el cuello de Mina, sintiendo sus latidos cuando para un poco por debajo de su mandíbula. Su mano se detiene completamente en la nuca de la pelinegro, y entonces la atrae a un beso del cual Nayeon empezaba a hacerse tan obsesivo
Quería más, necesitaba más de eso y lo dejó la descubierto cuando sus manos cayeron en la cintura de Mina, quien gimió inconscientemente al sentir como apretaba. La ropa que tenían no dejaba sentir muy bien, porque era gruesa para no sentir frío -aunque sea lo último que sienten ahora- , así que Nayeon se rehusó y mejor llevó sus manos para tomar el rostro de Mina, besandola e introduciendo su lengua de nuevo para hacer el disfrute de ambas.
Ese día, no quisieron separarse al llegar a sus casas. Mina se sentía de lo más feliz aún cuando sabía que la golpearían. Nayeon estaba tan feliz que sobrepasaba el sentimiento ardiente que iba hacia la familia Myoui.
Ese día, ambas se miraron y fue Nayeon quien le roba otro beso para luego irse corriendo y riendo.
Dejando a una Mina embobada y fascinada.
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