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🐜 = 🦋 / 11 - Visita a la preparatoria.

— ¿Esa chica de Myoui te tiene encantada, eh? — Kun suelta aquello, saboreando una paleta de fresa en su boca mientras Jiyu también una pero de uva. Las palabras sonaron tan insinuantes que Jiyu se pregunta si Kun está viendo lo boba que estaba con la vecina.

— Sí, es muy linda — solamente comenta, sonriendo y caminando normalmente por la acera. Habían personas que la miraban, tal vez porque era la primera vez que salía después de haber aparecido, pero Jiyu no le prestaba atención y sólo caminaba tomando la mano de Kun para parecer más padre e hija.

Iban directo a la preparatoria del pueblo.

Kun había sugerido ir en auto para lograr llegar más rápido, pero Jiyu dijo que aparque el auto en el estacionamiento de una tienda cercana a la institución educativa, para poder ir caminando un poco hacia la preparatoria.

Su semblante tan feliz podía hacer feliz a Kun, así que ambos iban con una ligera sonrisa por la calle. Jiyu ya estaba empezando a sentir el cosquilleo insistente que quería entrar en su estómago, pero quería evitarlo por ahora porque no quería sonrojarse, no si Mina no estaba para verlo. Sus manos picaban por lo que las frotó entre sí para calmar los hormigueos que empezaban desde su muñeca hasta la punta de sus dedos.

Lo bueno es que ya casi llegaban, ya que no quería esperar más.

#♡>☆

— Hey, Mina — una voz conocida la llamó. Una sensación de peligro la invadió cuando una mano tomó su nuca, y confirmó que estaba en mucho peligro cuando esa mano la jaló hacia atrás, haciéndola caer hacia directamente el suelo. Su trasero y espalda baja dolieron por unos segundos, pero dolió más la patada rápida que le dieron en la cara, haciendo que volteara la cabeza a un lado por el fuerte golpe.

No pudo calmar el mareo para cuando vino otra, logrando dejar entumida una parte de su rostro, y otra parte llena de dolor. Sentía un líquido bajando por su nariz y supo que estaba sangrando, pero otro golpe fuerte llegó a su cara que la hizo caer de espaldas.

Sus manos instintivamente fueron hacia atrás para querer levantarse, pero otra patada fue dada en su rostro que se hizo a un lado para encogerse.

Las burlas, las risas, los comentarios, los golpes. Todo era de su día a día, sólo esperaba a que terminen para irse a reflexionar a la enfermería donde la muchacha enfermera de ahí ni siquiera la quiere.

Esa mujer enfermera le hace tantas muecas de asco y disgusto, sin molestarse en ocultar su enojo por tenerla allí, pero la mujer tenía que soportarla, ya que al parecer no era tan cruel como para correrla del lugar.

La pelinegro sintió una patada en su estómago que la hizo encogerse más. Sabía muy bien que a los chicos que le estaban haciendo eso les gustaba que mostrara su dolor, así que gritaba y quejaba libremente para satisfacerlos.

Porque así era Mina. Complaciente y sumisa. Un robot manejable al gusto de todos.

Su autoestima estaba inexistente, ella misma se veía como una mierda que necesitaba golpes para arreglarse. Necesitaba que la golpearan más fuerte porque tal vez en una de esas emboscadas de violencia la maten y pueda irse ya.

Eran momentos donde por escasos segundos pensaba en sí misma.

Pensaba en morirse para estar en paz de una vez. Eran momentos donde no pensaba en su hermanita bebé, porque estaba tan mal que pensaba en sí misma para irse a liberarse de una vez por todas.

Mina era reflexiva muchas veces. Reflexionaba de qué servía estar convida en una vida donde la tratan como un objeto inservible, pero también reflexionaba que no quería que su hermanita creciera en ese ambiente.

Mina no era muy valiente, pero por su mente ha pasado escaparse con su hermana, una vez cumpliera su mayoría de edad en tan solo dos años. Se preguntaba cómo se sentiría estar libre.

Y le llegó el recuerdo que con Jiyu se sentía realmente libre. Ha besado a alguien en la mejilla, ha hablado con alguien sobre sus problemas, ha sido escuchada por alguien, ha sido tratada como alguien por alguien. Mina por los momentos con Jiyu se siente realmente alguien.

Alguien con opinión, con ideas, con decisiones, con gustos diferentes... Alguien feliz.

— ¡Hey! ¡¿Qué están haciendo?! — una voz que no reconoció se escuchó y la hizo estremecer porque era tan tenebrosa. Los golpes, insultos, risas y demás pararon repentinamente al escucharse aquello por todo el patio de la preparatoria — ¡Ustedes, mocosos, ¿no saben lo que es respeto, eh?! — se escuchó de nuevo pero Mina estaba encogiéndose aún más.

— S-Señor Jeon — se escuchó la voz nerviosa de uno de los chicos, este haciendo repetidas reverencias mientras Jeon Kun se acercaba con un temble severo, una seria Jiyu detrás caminando apresurada hacia Mina — N-No lo entiende, Myoui es lesbiana y n-nosotros sólo-... — el chico intentó explicar, siendo interrumpido porque Jiyu lo empujó para pasar hacia Mina.

— ¡Se me hace tan repugnante! — Kun dijo acercándose cada vez más a los chicos. Jiyu lo vió sintiendo su estómago arder aún más por pensar que el hombre se refería a la pelinegro golpeada — ¿¡Son niños de kinder o qué!? ¡Ni siquiera los niños hacen tremendas estupideces como juzgar a alguien por una orientación! — a eso los chicos retrocedieron, ya que Kun se acercó lo suficiente para estar delante de ellos — Larguense si no quieren una demanda — aún así Kun siempre veía una segunda oportunidad en los demás.

Jiyu odió eso en ese momento, pero lo ignoró queriendo que Mina viera que era ella. Se daba cuenta que la pelinegro no oponía a que la tomara del rostro. Mina se dejaba hacer de todo, Jiyu notó esto y apretó la mandíbula queriendo ir y golpear a aquellos chicos.

No, golpearlos era poco. Quería matarlos.

Mina en cuanto la observó se quiso levantar para parecer menos patética. Sentía una vergüenza aterradora surgiendo por tener a Jiyu viéndola tan patética en el suelo, pero antes de levantarse por sí sola, Jiyu la ayudó preocupada y después unos brazos la cargaron.

No era Jiyu, era Kun cargandola para quién sabe dónde, pero se permitió cerrar los ojos y dejarse llevar por el cansancio y comodidad. Igual si Jiyu estaba a un lado tomándole la mano pues le daba una seguridad de poder estar cómoda.

Realmente ahora no pensó que tal vez sus padres la maten al enterarse que se relacionaba con los Jeon. Simplemente sus pensamientos iban en que Jiyu le estaba tomando la mano, calidez y confort.

— Será mejor que la dejes conmigo y vayas por el auto, papá — Jiyu dijo no queriendo que la gente los vea con una Mina casi inconsciente en los brazos de su padre. Un sentimiento de incomodidad le llegaba al pensar que toda su relación con Mina iba a ser revelada, simplemente prefería tenerlo en secreto porque podía afectar sus planes futuros.

— No las dejaré con esos matones por allí. La llevaré al auto — Kun dijo queriendo seguir caminando pero Jiyu lo detuvo del brazo.

— Déjala conmigo, ve por el auto rápido y la llevamos mejor. Es mejor que los Myoui no se den cuenta de esto porque la lastimarán y castigarán, papá — la tristeza en los ojos de Jiyu hizo a Kun pensar un poco. Jiyu era realmente una actriz, porque realmente estaba enojada en ese momento — Por favor.

Kun suspiró y se encaminó a la tienda al lado de la preparatoria, había un estacionamiento y más delante unas bancas donde cuidadosamente dejó a Mina indicandole que esperara y que soportara sólo un poco.

Nada sabía que, para Mina, esos golpes eran muy leves a comparación de otros días cuando su padre los hacía en todo su cuerpo. Antes había obtenido más que esos golpes, aunque le dolían, no eran para tanto en su mente.

Jiyu se acercó sentándose a su lado para mirarla preocupada e intentar hacerla sentir mejor por mientras su padre traía el auto, donde había un botiquín con muchas cosas que la ayudarían a curar cada herida de Mina.

— La visita a tu preparatoria no salió muy bien, eh — comenta tentando el rostro de Mina para apartar esos mechones de cabello que tapaban su hermosa cara, ahora llena de marcas rojas en la mejilla derecha y una partitura en su labio.

La pelinegro abre los ojos y se encuentra con la castaña viéndola y acomodando su cabello para que no le incomodara. Sonríe un poco, sin importar que su labio diera un tirón leve por el dolor en su labio.

— Si no hubieras llegado, probablemente alguno de los que me tienen pena me hubieran llevado a la enfermería estando yo inconsciente — lo dijo con tanta naturalidad y calma que Jiyu enfureció pensando en cuántas veces le habrán hecho eso a Mina como para que lo viera como nada.

Jiyu sufrió antes pero era defendida por su amiga y no llegaba a mucha gravedad ese acoso. Con la situación de Mina, su cerebro tatuaba cada rostro de todos los chicos que la han acosado hasta el momento, y en cualquier momento los iría a buscar solo para pasarles una cuchilla por el cuello y viéndolos retorcerse en sangre hasta la muerte.

La mirada vacía y oscura que estaba teniendo Jiyu en ese momento, le causó curiosidad a Mina así que la siguió observando hasta que esta volvió a la neutralidad y preocupación.

— ¿Qué? — Jiyu suelta, riendo, teniendo el pensamiento que tal vez Mina vió su expresión para nada buena. Creía a Mina un poco... despistada, sí, despistada, pero a veces la pelinegro se veía callada y muy atenta a su alrededor. No quería que tuviera sospechas por ahora.

— Nada. M-Me gusta verte — tartamudea sonrojandose un poco y sintiendo una revolución en su pecho al solo ver cómo la sonrisa alegre de Jiyu se hacía muy presente en ese preciso momento.

— Bueno, ese halago me sonroja, Mina — susurra alzando su mano para posarla en una de sus mejillas y fingir un sonrojo exagerado, pero realmente tenía uno leve que la hacía ver realista en su actuación de avergonzada. Mina no dijo nada más. La pelinegro sorbió su nariz y calló, realmente avergonzada por cada palabra que podía salir de Jiyu.

Cuando Kun estacionó el auto y pudieron irse, Jiyu de inmediato toma la caja de primeros auxilios y usó todo su conocimiento en desinfectar sus heridas y también estuvo untando crema para moretones en su estómago.

No sé sabía si lo rojo en la cara de Mina era por la sangre tallada o era un gran sonrojo por tener a Jiyu inclinada limpiando su abdomen con concentración.

Jiyu, con un poco de agua en una botella, empapó un poco el suéter que se quitó, y con eso fue limpiando el rostro de Mina. Pasaba delicadamente la tela, quitando la sangre y palpando un poco las heridas abiertas como la del labio y ceja. En los raspones rojos puso curitas, y en las heridas abiertas solo limpió hasta que no saliera sangre. No podía ponerle un curita en el labio porque de inmediato se removerá, y en la ceja igual.

Kun parecía sorprendido al principio cuando vió que sabía limpiar bien las heridas, pero siempre se recordaba que pasó años lejos de Jiyu, y esta aprendió o vió mucho, en donde sea que estuvo.

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