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🐜 = 🦋 / 10 - Tartamudeos.

Mientras que Jiyu parecía estar en el patio, o eso le dijo a Woohyun, esta última paseaba por un sendero del bosque por donde a veces va a correr para hacer ejercicio. La diferencia es que ahora hacía frío, no estaba corriendo, y tenía todo su cuerpo tapado con calientes prendas.

Los árboles la rodeaban y la hacían sentir mejor con toda la mierda que pasaba en su vida. No nevaba mucho pero sí quedaba un poco de restos de nieve blanca en el suelo ahora. El sol estaba apenas saliendo de algunas nubes que lo habían escondido por un momento.

Woohyun en un rato pudo encontrar un tronco de gran tamaño, y decide sentarse allí para descansar un poco de la caminata. Por distracción saca su celular y decide ver algunas redes sociales para distraerse.

Más que nada videos religiosos se mostraban en su feed, algunos de la fe, de las buenas acciones, de la compasión, de los recos para un bien. Videos que animaban a la gente a ser buena, pero a ella al parecer no le sirvieron porque no se veía nada buena. Era mala, no se le olvidaría.

Suspira para luego presionar la pantalla y salirse de la red social, yendo por las aplicaciones hasta llegar a la galería, donde pudo ver que estaba un álbum llamado 'Familia ♡'. Suspira de nuevo para meterse al álbum y ver hasta las primeras fotos tomadas, las más viejas.

Fotos diferentes llenan la pantalla y ella mueve su dedo para ver cada una de ellas.

Mayormente son fotos de su hija Jiyu, antes de que pasara su desaparición ante el público. Había varias fotos donde ella sale sonriendo muy feliz con su familia, logrando sacar una sonrisa a Woohyun, la cual se borra recordando algunas cosas. Cosas malas que deberían irse de su mente.

Recuerda la vez con la Dra. Chou, donde la morena le dijo que parecía que Jiyu de ahora estaba actuando. Analiza aquellas palabras, intentando darles un significado concreto de lo que podría haber pasado con esa conclusión. Jiyu mintiendo. Su hija no fue buena mintiendo, pero no la había visto en ocho largos años. Jiyu cambió, y tal vez no sea la buena Jiyu de antes.

Borra esos pensamientos y piensa en su esposo, logrando sacarse una sonrisa porque ahora Kun parecía extremadamente feliz con la nueva Jiyu, parecía quererla tanto a como se fue, amando por completo los momentos que pasaba con ella, y mucho más ahora que a su Blur le encantaba la pintura.

Si su esposo era feliz, ¿por qué no lo sería ella?

Sus manos se volvían heladas y pensaba mucho en eso hasta que llegó a la conclusión y sonrió levemente.

Regresa a su casa después de pensar eso.

#♡>☆

En otro lugar, no muy lejos pero tampoco cerca como para que las encuentre, Jiyu está recargada en Mina mientras siente lo que nunca había sentido en su vida. Hormigueos en su estómago y un pecho lleno de emociones que casi lo siente explotar.

Lo que causaba Mina en ella era algo que no podía controlar, también era algo que le asustaba un poco pero que le encantaba de cierto modo.

Sus manos picaban por abrazar a la japonesa y estrujarla contra ella para aferrarse a su torso y nunca alejarse. Su mejilla también picaba por el lindo e inocente beso que la pelinegra le había regalado hace poquito, sus labios en su mejilla le eran tan fascinantes que parecía imposible. Una calidez le rodeaba el rostro y se preguntaba si así se sentía estar sonrojada por vergüenza de ese tipo.

Ella no había sentido verguenza de estar frente a una persona que te gusta, porque nunca le había gustado alguien. ¿Así se sentía? ¿Así era como debía sentirse la manera en que su cuerpo explotaba y se regeneraba en fascinantes fases de vergüenza gustosa? Le encantaba si la respuesta era un ''. Un abrazo no se había sentido tan bien y entonces su hundió hasta quedar enterrada en el cuello de Mina, quien hipó y chilló un poco mientras Jiyu se dejaba abrazar tan naturalmente. Como si fueran amigas de toda la vida que han estado juntas de las manos siempre. Como si estuvieran atadas desde su nacimiento hasta el día de hoy. Como si antes se hubieran conocido y fuera un reencuentro.

Pero eran solo dos chicas en busca de afecto de una persona que les gustó. Era explendido y a la vez tan simple.

Mina sintió las cosquillas a un costado de su estómago y evito reír porque estás no la harían avergonzar frente a la linda chica que tenía delante de ella. Sus ojos parecían desorbitados mientras sus labios hacían una línea recta horizontal y fina, parecían hacer una sonrisa pero también una mueca de estar aguantando algo.

Mina estaba aguantando las tremendas ganas de gritar de la emoción.

Sus manos cosquillerapn y las apretó un poco. Se había olvidado de que estaba abrazada a Jiyu y entonces accidentalmente apretó un poco el costado de la espalda de Jiyu. Cuando se dió cuenta al ver a Jiyu exaltarse, se iba a disculpar mil veces de rodillas y con las manos juntas por arruinarlo, pero la castaña solo rió feliz y pareciera que lo ignoró.

— ¿Estudias en la preparatoria cercana? — la repentina pregunta de parte de Jiyu, hizo a la japonesa confundirse un poco. Su mente estaba desconcertada, porque estaba segura que si pensaba bien las cosas solo haría que gritar sea más que una tentación; se volvería un hecho.

— ¿Eh? — su murmuro patético la hizo avergonzar y afortunadamente Jiyu seguía escondida en su cuello, porque realmente no quería que viera su extenso sonrojo que le calentaba hasta las orejas por la vergüenza.

A diferencia de Jiyu, Mina sentía dos tipos de verguenza. La fea y la bonita. La fea era vergüenza de hacer algo mal, y la bonita era de sentirse tan cálida que le abruma y apena. Los dos tipos podía sentirlos carcomerla mientras piensa un poco. Pero por más que quiere que los pensamientos corran, su mente está en blanco.

— ¿Estudias en la preparatoria de aquí cerca? — Jiyu le volvió a preguntar mientras se aleja un poco, haciendo que Mina se altere porque así la castaña podría ver su extenso y fuerte sonrojo que la calienta entera.

Casi podría decir que no necesita abrigo porque lo caliente de su cara era también ardiente, le ardía de una forma bonita. No sabe describirlo, todo era tan nuevo y hermoso.

Ahora sí pensó en la pregunta y contestó lo más rápido que pudo.

— S-S-S-Sí — se maldijo en su mente muchísimo, su mente se avergonzó de ella, su cuerpo la reprendió dándole más calor en el estomago pero del ardiente que le duele. Tartamudeó tanto que fue tan patético y ridículo, le fue tan absurdo la forma en que habló para solo afirmar algo. Ella era tan patética. Entendía a su hermana Akari por tratarla de idiota, pues ahora creía mucho que lo era.

De repente Jiyu la toma del mentón y la hace verla directamente. Por más que Mina quiere desviar la mirada, Jiyu sacude un poco haciendo que sus ojos se encuentren.

— Sí — Jiyu le repite de una forma lenta, paciente y linda. Mina se siente desmayar cuando se da cuenta que la está ayudando en su tartamudeo — Sí — Jiyu repite, dándole una seña para que lo intente y ella abre la boca pero lo primero que sale es un tartamudeo.

— S-Sí — cierra los ojos y su cabeza se mueve ligeramente de arriba abajo por lo nerviosa que se encuentra. Cuando los parpados se amplían nuevamente y sus ojos ven hacia adelante, lo único que puede ver son los ojos de Jiyu, tan pacientes, tan expectantes, tan maravillosos.

— Sí — Jiyu vuelve a repetir, igual de lento y con una sonrisa suave curvando sus labios.

Esta vez Mina inclina un poco su cabeza hacia atrás y poco a poco la baja para decir aquello con más facilidad.

— Sí — dice lentamente, sintiéndose una bebé que empezaba a hablar apenas. Pero Jiyu sonríe tan grande y alegre, que Mina se le contagia y una pequeña inclinación de su comisura derecha hace ver su cara más feliz. La hace ver tan hermosa en los ojos de Jiyu, que lentamente empieza a perder la sonrisa y también se pierde en lo bonita que se veía Mina ahora — Sí — Mina vuelve a decir con más normalidad.

— Es tan tierno cuando tartamudeas, pero se nota que tú no piensas lo mismo, así que te ayudaré, ¿bien? — las palabras tenían un tono tan suave que hacía calentar, si es que se puede, más el cuerpo de Mina.

¿Frío? ¿Estaban en temporada de frío? Mina no lo ve así, está sintiendo muchísima calor por el exceso de sonrojos. Puede jurar que el sonrojo le llega hasta el alma.

— E-Está muy bien — por primera vez en su vida, pudo pensar que algo de ella era lindo o tierno. Su tartamudeo hizo sonreír a Jiyu en grande, y por primera vez puede pensar que tartamudear no es ridículo, tal vez sí era tierno. Jiyu lo veía tierno, ¿por qué no creerle? Sonríe un poco para sí misma y entiende que Jiyu estaba metiéndose cada vez más a su alma, logrando meterse ya a su vida y consiguiendo estar en sus pensamientos todos esos días en los que la ha conocido.

Cuando de menor la vió y le pareció bonita, simplemente fue algo que pensó pasajeramente, pero ahora conociéndola se le hacía tan hermoso el modo que podía hacerla sonrojar y reír. Nunca fue alguien que se sonrojara seguido, ya que nadie se sonrrojaría por humillaciones y desprecios.

Mina confirma que Jiyu es especial cuando pasan unos días y vuelven a encontrarse para ir al bosque otra vez.

El bosque es tan bonito que era lo único reconfortante para Mina. Si había cosas lindas en el mundo, mas a ella no le tocaban muchas de ellas.

Pero ese día confirmó que Jiyu fue la cosa más linda que podía haber... y estaba con ella.

Había leído de unas tales mariposas en el estomago desde siempre, ahora entendía que el hormigueo en su estómago no era tan llamado así. Ese hormigueo en realidad era llamado mariposas, las mariposas en el estomago. Las tal famosas mariposas son las que Mina había estado sintiendo y hasta hace poco se dió cuenta de ello.

— ¡Chicos, por aquí! — una voz que le aterroriza interrumpió cuando quería darle un beso en la mejilla a Jiyu, haciendo que su mal humor se haga presente. Pero un dolor de miedo se instaló en su pecho mientras veía a un chico apareciendo y viéndolas a ambas, luego una sonrisa surcando por su rostro, maliciosa y pícara — ¡Chicos, miren a quién encontré!

Se encuentra a sí misma frente a los tres chicos que la molestaban tanto en clases. Un revoltijo llena su estómago y no de los bonitos. Los revoltijos bonitos siempre provienen de acciones con Jiyu, pero los revoltijos feos siempre han provenido de personas como los tres chicos delante de ellas.

Jiyu se mantiene en extraña calma mientras parecía estudiar a los chicos que estaban a unos tres metros de ellas, adelante y de forma que tapaban el camino de vuelta a casa, aunque había otro al lado contrario, que era más largo. Jiyu hace una mueca pequeña con la comisura del labio y suspira discretamente, esperando lo que pasaría en esos momentos.

Eran dos chicos castaños, castaño oscuro y el otro castaño más claro, mientras que el tercero era completamente pelinegro. Cada cabello del pelinegro parecía cuidado, notándose en cómo su cabello se acomodaba bien sin enredos ni desaliñados, solamente cabello bonito.

Jiyu quiere arrancarselo de la cabeza.

— ¡Oh, que sorpresa! La lesbiana ha traído a una bonita chica — uno de los chicos, el cual tenía una voz calmada pero oscura, el pelinegro y rasgos japoneses. Jiyu se fijó en él, analizándolo y dándole más atención discreta porque lo vió como el más inteligente. Los otros dos parecían reír bajito, y ese de calma fingida parecía el más cuerdo de los tres, así que estuvo más atenta a él — ¿Nos la prestas, Myoui? — preguntó fingiendo cortesía mientras acomodaba su cuello de la camisa.

Su voz vacía hizo a Jiyu ladear la cabeza y pensar: 'Es el más transtornado', se burló para sí misma mientras quería reír pero retiene eso y se mantiene con su rostro inexpresivo, esperando una respuesta de Mina pero esta no llega.

Voltea hacia la pelinegro, notando que esta está tan aterrorizada, viendo hacia el suelo mientras no hace ningún movimiento. Jiyu siente los golpecitos de su corazón retumbando fuerte, no es rápido, los latidos van lentos, a como comúnmente están, pero retumban como un tambor en su oído. Eso sólo la hace querer abalanzarse hacia los tres para simplemente morder una parte de su cuello y poder hacerlos desangrar hasta morir, pero recuerda que Mina está a su lado y no puede hacer eso.

Sería salvaje y sádica. No quiere demostrarle eso a Mina ahora.

— ¿Y tú, preciosa? — Jiyu notó como uno de los chicos castaños se acercaba, el de castaño claro, mientras sonreía. Su sonrisa en sí no se le hacía bonita a Jiyu, de ninguna manera, dientes torcidos y amarillos. Literalmente parecía la dentadura de un viejo que nunca se lavó los dientes en su vida — ¿No quieres venir con nosotros para pasar un rato juntos?

— No — su respuesta simple los tres parecían que escucharon el mejor chiste del año, mientras que el pelinegro se acercaba deteniéndose a un metro de Jiyu, logrando ver como la chica delante suyo era linda y un recuerdo cruzo por su mente al ver quién era.

— Oh, mierda — retrocede el pelinegro, tomando una bocanada de aire por su boca, la cual se había abierto de la sorpresa. Recordó las charlas de su madre en le mañana, hablando por teléfono de la niña desaparecida que ahora está en el pueblo de nuevo. Un jadeo se escapa de su boca, mientras se erguía firme y se inclina lo más que puede haciendo una reverencia completa de noventa grados, logrando que Jiyu solo lo mirara sin expresión.

— Reo, ¿qué mierda estás haciendo? — uno de los chicos castaños le llamó enojado, notándose en su ceño fruncido hasta la nariz y la gran inclinación de su boca hacia abajo.

El mencionado respondió entre balbuceos y murmullos.

— Ella es Jeon Jiyu, la hija menor de los Jeon, estupidos — de repente, Jiyu tuvo a tres chicos disculpándose y haciendo reverencias hacia ella. Pero la castaña tenía su mirada en Mina, mientras la pelinegro parecía solo ver con curiosidad mientras esperaba a cualquier cosa.

Mina estaba más lejos, recargada en un árbol mientras veía con un sentimiento de ardor en su estómago, el mismo que parecía expandirse cuando nota que Jiyu la miraba a ella aún teniendo a tres chicos reverenciando y disculpándose con ella. El ardor se expande por su cuerpo llegando hasta los dedos de sus pies mientras los encoje y se sonroja fuertemente.

Los ojos penetrantes de Jiyu la ven de una manera suave y linda, logrando que sus propios ojos la imitasen y le dieran la bienvenida mientras estaban en un bonito intercambio de miradas.

Jiyu fue quien la rompe, mirando a los chicos delante de ella y se esfuerza por simplemente no tomarles el cuello y darles unas vueltas para matarlos. Una rápido pero fuerte movida de cuello los haría retorcerse hasta la muerte, pero Jiyu piensa que Mina es testigo. También cuando encuentren los cadáveres podrán saber que ellas estuvieron allí, porque había incontables semillas de uvas tiradas en el suelo. Policías levantan una con sus salivas y estaban jodidas.

Jiyu no es tonta, se calma y luego cuestiona.

— ¿Por qué molestan a Mina? — pregunta, ni siquiera tuvo que fingir que no estaba enojada, porque lo estaba y mucho. Su voz lo dejó en visto mientras los chicos se paraban bien y la veían temerosos, sus rostros teniendo las cejas hacia arriba mientras sus labios hacia abajo. Caritas de cachorro abandonado en busca de salvación.

Pero con Nayeon no hay salvación.

El poder que tenía en ellos le era algo tan satisfactorio. Jiyu se podía retorcer entre la satisfacción de tener un poder en ellos.

— Es una maldita lesbiana. Si se matara todos estarían mucho mejor. Su simple presencia daba asco — Mina baja la mirada junto a su cabeza. No pudo evitar pensar que Jiyu estaría de acuerdo con ellos al saber su orientación.

La amistad que estaba apenas empezando, al parecer se iría más pronto de lo que pensó. Piensa Mina que ahora tendrá que soportar a una vecina despreciando su existencia, pero espera con todo el alma que no sea así. No podría soportar que Jiyu se vaya ahora, ya le estaba agradando mucho como para que se vuelva una de las que la humillan

— Oh, ¿en serio? — Jiyu pregunta mientras su ceja derecha se levanta y la izquierda se inclina un poco hacia abajo. Su respiración se vuelve discretamente acelerada.

— Sí, es una idiota que no merece estar entre nosotros, Jiyu. ¿Tú entiendes, no? — el chico pelinegro quiso hacer de su lado a la chica Jeon, pero no sabía lo que Jiyu tramaba en su extensa mente llena de oscuridad tétrica.

— Entiendo — sus palabras hacían hundir cada vez a Mina, pero Jiyu arreglaría eso después. Sabía muy bien cómo alegrar a Mina, y esa palabras quedarían en el olvido con lo que la haría sentir.

El chico pelinegro rió nervioso, pero notablemente más aliviado.

— Sabía que entenderías. Veníamos a andar en bicicleta entre los senderos pero entonces nos desviamos al ver a Myoui. Me preguntaba si te podrías ir para seguir molestando a-... — sus palabras quedan en el aire cuando nota la mirada tan vacía de Jiyu.

¿Qué era esa mirada tan... tan vacía... tan indescriptible? Reo siente su corazón tumbar cada latido en su cuello, avisando sobre algo que su mente no entiende.

— Entiendo que ella no merece estar con ustedes — Jiyu empieza comentando aquello, con un tono de suficiencia. Su caminar empieza y se dirige donde Mina está encogida, Jiyu le sonríe por un segundo con la misma suavidad de antes.

Mina se calma un poco y observa sus movimientos. Capta, sin ningún problema, que incluso Jiyu manejaba tan bien su cuerpo, caminando de una manera cuidadosa y decidida. Sus pies adelante y atrás haciendo una caminata de una feroz leona intentando atacar a una indefensa gacela. Cuidadoso y sigiloso.

— Entiendo muy bien que ella no merece estar entre ustedes — el tono de suficiencia pasa en un instante a uno duro y burlesco — Porque ustedes son una mierda... y ella es mi novia.

Sin duda, sin balbuceo, sin una pizca de arrepentimiento o mentira. Su voz sale tan naturalmente molesta que los tres chicos le creen, pero a la vez no porque es tan incrédulo que alguien como Jeon Jiyu saliese con la lesbiana de Myoui Mina.

El ambiente se queda un momento en silencio mientras Mina desde su lugar observa y procesa todo. Jiyu la acababa de llamar 'novia', la acaba de defender y proteger, la acaba de hacer sentir tan hermosamente precioso en su ser.

— ¿Qué esperan? ¿No se van a largar? — su voz brusca y alta hizo a los tres andarse casi patinando en sus zapatos para desparecer de allí.

Jiyu supuso que el poder de los Jeon era tan poderoso como para que les tuvieran miedo. Le encantaba. Le encantaba ese sentimiento de poder que mantiene entre las personas ahora que es una Jeon. Casi se pone triste de que algún día dejara ese apellido, pero por ahora disfruta de las cosas que se le regalan en la vida.

Se voltea lentamente con una sonrisa hacia una Mina perdida. Solo se acerca hasta quedar a unos centímetros de su rostro, donde la japonesa reacciona y le entra un pánico que la hace quedar estática mientras observa como Jiyu sonríe y la espera pacientemente, espera a que se recupere de sus sensaciones y emociones. A Mina le encanta tanto.

— ¿Estás bien? — Jiyu pregunta cuando la pelinegra dura un momento boba con ella. No le molestaba en absoluto. Le encanta como es que Mina parece perderse en su perfil mientras tiene esa cara de que está locamente perdida por la vista.

Era fascinantemente increíble la manera en que Mina la veía como un ser celestial.

— E-Es-E-Estoy b-bien — su tartamudeo se hizo presente de nuevo por los grandes nervios que la atacaron tanto. Ahora no se reprendió por ser patética, sino que se maravilló con la sonrisa que Jiyu le daba. Incluso estaba pensando en tartamudear a propósito solo para ver cómo esa sonrisa se sigue haciendo presente ante ella.

— ¿Bien? — Jiyu repitió en cuestión, con calma y suavidad.

— Bi-Bien. M-Mu-Muy bien — por más que quiso evitar el tartamudeo, este se hizo más que notorio en toda palabra. El tema llegó a su mente y enrojeció hasta las orejas mientras pensaba en las gloriosas palabras que Jiyu soltó, haciéndola sentir tan especial — T-Tú dijis-dijiste... ammh... — en eso Jiyu la interrumpe con una linda risita tierna.

— Sé lo que dije — Jiyu dice mientras sonríe y arrastra su mirada por el suelo hasta dar con los ojos de Mina — Esos chicos decían tantas tonterías que me daban asco — confesó con sinceridad. Incluso había sentido el ardor pequeño en la boca del estómago indicandole que quería vomitar. Exageraba, pero después de todo no era malo hacerlo en su mente.

— ¿N-No te im-importa que yo sea... les-lesbiana? — la pregunta de Mina hace sonreír a Jiyu al instante.

¿Mina lesbiana? Era muchísimo mejor que le confirmaran que la pelinegro prefería chicas que a chicos. Le daba un sentimiento de felicidad enorme que la hacía sonreír. Cuando el chico dijo aquello quiso sonreír pero solo se había aguantado porque tal vez solo era un malentendido que los hombres burlan.

Pero ahora viniendo de Mina, era una verdad, un hecho que le encantaba.

Inclina un poco su cuerpo hacia delante y se levanta del suelo mientras estira su mano para extenderla a Mina. La pelinegro duda un momento para darle la mano, pero al final se la da y felizmente se levanta del suelo, sacudiendo su ropa un momento para quitar los restos de hojas y tierra.

Jiyu la mira hacer aquello y sonríe.

— Eso no cambia nada, es un dato que me enseña más sobre ti y que también me gusta, Mina. Ellos deben estar por el camino corto, vamos por el otro para pasear, ¿sí? — esta vez, Mina no duda en aceptar para así ambas tomar el camino.

Jiyu no le soltó la mano, por lo que ambas iba con los dedo entrelazados mientras caminaban.

Por momentos en silencio, por otros momentos hablaban un poco, pero siempre estaban a gusto. Con las vergüenzas de Mina y sonrojos extensos pero ya se estaban haciendo normales. Eran extremadamente lindos.

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