🐜 = 🦋 / 04 - ¡Papá!
— ¡Papá!
Después de que su madre le dijera que allá estaba su padre, Jiyu corría alegremente, soltando la mano fría de su madre para hacer su camino a velocidad rápida, mientras se dirigía a aquel hombre de labios ligeramente separados que dejaban ver sus dientes característicos.
El aeropuerto nunca fue algo que Jiyu haya visto, no con atención como ahora, pero por fin despegó la mirada del aeropuerto solo para separarse del hombre. El señor la toma de los hombros y la mira con una gran sonrisa, lágrimas pasando por sus mejillas, y un brillo enteramente feliz en sus ojos. Jiyu posa ambas manos en el rostro de su ahora padre y con una sonrisa le secó las lágrimas que seguían saliendo, sin vergüenza ni control u orden, lágrimas desordenadamente libres que demostraban sus grandes emociones abrumadoras.
Kun la mira por un momento, llorando y tocando su rostro, su cabello y unos pocos lugares del cuerpo de su hija, inocentemente pasando por sus hombros hasta su cintura, de donde la acercó para darle un cariñoso abrazo fraternal.
— Creciste tanto, mi hermosa Blur — Jiyu no reconocía aquel apodo pero fingió que sí mientras sonreía abrazando por el cuello a su padre, el cual estaba en cuclillas y espasmos en la espalda, dando a saber que seguía llorando — Una completa adolescente, mi niña.
Jiyu se aferró a él, buscando seguridad de quedarse en un solo lugar para descansar un poco de las actuaciones. Sabía bien que el hombre no le haría nada por ser su hija, así que ahí aferrada nada podía interrumpirla. A menos que no sean el tipo de padres que piensa, pero por la manera en que la ven y tratan, dan a entender que sí eran una buena familia.
Llegó el turno del hermano, Jiyu le encontró mucho parecido con su hermano verdadero y desde ese momento decidió odiarlo... Por lo menos físicamente.
— Mi hermanita, pequeña Blur — Jungkook murmuró mientras se inclinaba para poder abrazarla con más comodidad. Palpó sus hombros y se separó para verla con atención, sonriendo por último y luego Jiyu regresó específicamente con su padre, quien quería tenerla siempre en sus brazos.
Tener a, quien se supone, es su hija en sus brazos lo pone melancólico y nostálgico. Hace años que tomaba el cuerpo de su hija para abrazarla y este podía taparse con su cuerpo, y ahora Jiyu creció tanto al punto de ya parecer toda una muchacha, añiñada del rostro y comportamiento, pero cuerpo de adolescente.
— ¿Vamos a ir a casa, papá? — preguntó Jiyu separándose un poco del pecho de su padre, para ver que éste seguía sorbiendo su nariz por la mucosidad causada por el llanto.
— Vamos a ir a casa, mi preciosa Blur — le respondió tomándola de las mejillas para acariciarla con cariño, mientras que la señora Woohyun y el muchacho Jungkook veían la escena un tanto enternecidos, y se miraban entre ellos comunicándose todos sus comentarios.
Y como se dijo del aeropuerto, Jiyu nunca había visto con atención uno, así como tampoco había visto una mansión con tanta fascinación. La antigua donde ella vivía era tan tétrica a sus ojos que nunca se tomó el tiempo de verla detalladamente fascinada.
Ahora en la gran casa, no mansión pero parecida, sentía que estaba tan feliz y fascinada. Eran millonarios, una familia millonaria. Estaba tan encantada que quería saltar y lo hizo. Saltó felizmente por mientras su familia le daba el recorrido por la casa, ya que Jiyu había dicho que olvidó mucho y no quería perderse.
Saltaba y reía cada que su padre la tomaba de la mano para llevarla como si de una niña se tratase, pero Jiyu lo dejó ser y empezó a tararear feliz una de las canciones que pudo escuchar en el auto de la mujer aquella, esa Kang Seulgi. Tenía buen gusto... Claro, tenía.
— ¿¡Pinturas!? — tan emocionada y con el corazón dando mucho en su pecho, miró aquella habitación con una fascinación total.
Estaba lleno de todo tipo de cosas para pintar, muchos tipos de pinceles y cuadros por donde sea. Saltó feliz y miró todo con una emoción desbordante, riendo con pequeñas y limpias carcajadas, sacando sonrisas de su ahora familia.
— ¿Te gustan, Blur? — Kun le preguntó acercándose para estar a un lado de su hija y tomarle la mano — Yo las hice para una exposición en una cuidad un poco lejana — y a eso, Jiyu abrió los ojos completamente, en curiosidad, sorpresa y fascinación.
— Me gusta la pintura — confesó emocionada, mirando los cuadros no terminados. Eran preciosos. Una idea cruzó por su mente y su sonrisa pudo ensancharse — Mi madr-... — se interrumpió a sí misma sacudiendo la cabeza — Digo, la mujer aquella me mantenía siempre con pinturas, era lo único que podía hacer — sentía ojos quemándose la espalda pero ella solo veía el cuadro.
Sabía que la posible mención podía desencadenar algún tipo de reacción en la familia, y la que más quería fue la que se logró, porque el hombre Kun la abrazó desde atrás para ambos ver el cuadro. Su madre se acercó solo poniendo una mano en su hombro, y Jungkook solo pudo hacer una mueca un tanto incómoda.
El joven Jeon tenía que irse apresuradamente con un grupo de amigos por un asunto pero tuvo que cancelar por la aparición de su hermana. No sabía cómo acercarse a ella porque la última vez que la vió, hace ocho años, pelearon fuertemente y terminó mal.
La incomodidad pudo sentirla la madre quien lo guió para que se acercara y mirara la escena de su padre charlando alegremente sobre arte con su hija.
Jiyu aprendía cada cosa que el señor Kun, y lo miraba con admiración. El simple hecho de que sepa todas esas cosas de el arte, hacía que Jiyu le tuviera un tipo de respeto, aunque no mucho, pero por ahora ignorará sus otros asuntos para aprender sobre una de sus pasiones.
Porque cuando el señor Kun tomó su mano y la guió hacia un pincel para que empezara a pintar, Jiyu pudo sentir su corazón acelerarse más de lo que había estado en toda su emoción. Pintar era algo que la hacía acelerar su respiración y a la vez relajarse.
Extraño, pero le encantaba.
#♡>☆
Cansada, adormecida, feliz, satisfecha, soñolienta y un poco mareada, Jiyu fue guiada por la familia Jeon hacia su antigua habitación... Bueno, la de la Jiyu verdadera, porque había de todo tipo de adornos rosas como toda niña de película.
Tocadiscos, con un disco ya colocado aunque no sonando. Pósters, mayormente de colores brillantes y pasteles. Cama mediana, con funda rosa y cobijas lilas de tono pastel. Escritorio, con algunas muñecas acomodadas. Ventanas realmente encantadoras, con cortinas a los costados perfectamente sujetadas, rosas y blancas. Una mesita de noche donde había una lámpara para sus noches oscuras, de constelaciones. Armario, probablemente lleno de ropa que será luego remplazada.
Jiyu con una sonrisa se adentra, su mano siendo agarrada por Kun mientras encantado le muestra la habitación.
— Esta tal y como antes, toda tuya. Aunque si hay algo que quieras cambiar, es decisión tuya, Blur — Jiyu lo mira, buscando en su mente que podía significar ese apodo, pero nada. Piensa más y encuentra que sí hay algo que quiere cambiar de su habitación. No. Mejor, algo que agregar a su habitación.
— ¿Podría tener para todo pintar?... ¿como tú en el estudio? — dijo mirando por las ventanas, una casa vecina podía verse, ya que su habitación quedaba en un costado de la gran casa y podía notar las afueras del terreno.
Una casa más oscura, pero con una ventana iluminada demostrando que una habitación estaba siendo ocupada.
Jiyu ve allí por un momento, curiosa y un poco chismosa, recibiendo la escena de que una chica pelinegra se para en la ventana con una libreta en manos. La chica hojea la libreta mientras sus ojos van de lado a lado leyendo lo que había escrito en aquel papel. Jiyu se queda absorta por un momento, sin escuchar nada a su alrededor.
O sea, una chica realmente bonita estaría a solo unos metros de su ventana, o eso piensa. Mientras más atención pone, más absorta en sus pensamientos está. Los lunares en su rostro que logra contar, muy seguramente no son los únicos en todo el ser de la chica.
Jiyu quiere contarlos completamente.
De repente la chica voltea también su mirada hacia ella, como si supiera que alguien la estaba observando.
Jiyu no puede explicar, ni siquiera suponer algo del por qué la chica se quedó petrificada y la miró con una impresión grande. Sus labios abriéndose de la sorpresa y sus ojos abriéndose mientras la mira con unas emociones que Jiyu no puede entender.
¿Terror? Jiyu puede ver terror en los ojos de la chica y rápidamente sale de su ensoñamiento cuando su hombro recibe una mano y es su padre hablándole.
— Puedes tenerlo, sería muy bien si quieres enseñarte mejor por tu propio gusto — ahí Jiyu recuerda de lo que estaba hablando y sonrió en grande para asentir dando pequeños saltitos sobre sus talones.
Mira de nuevo hacia la ventana con la intención de analizar a la chica pero se topa con que la ventana ya no está iluminada, sino que está oscura y no puede ver si dentro está alguien.
Se encoge ligeramente de hombros y sigue con su recorrido por la habitación.
El cariño puede palparse en el aire cuando tiene que irse a la cama porque el cielo empieza a perder sus característicos colores naranjas del atardecer, y empieza a salir un color más oscuro mientras las nubes parecían tapar la mitad de la luna. Cada caricia fraternal para Jiyu era un logro, porque realmente era un paso más en su plan largo.
— Que tengas dulces sueños, Blur — le dijo Kun besando su frente, para seguirle Woohyun y luego una caricia en su cabello de Jungkook. Madre e hijo se mantuvieron en la puerta mientras que el hombre fue detenido por Jiyu. El puño apretando la manga de su suéter.
— Papá, ¿cuando despierte estarán aquí todavía, verdad? — preguntó con su voz más lastimera pero una lagirma cayó por su mejilla, falsa y sin emoción, siniestra y tétrica en un punto. Jiyu no sentía nada en ese momento, solo podía decir que las caras de los tres eran patéticas. Kun le agradaba más entre todos — N-No quiero volver a separarme de ustedes — tartamudeó a propósito mientras veía a su padre acercándose a la cama con intenciones de abrazarla.
Se apresura a acurrucarse como una niña para crear un tipo de emoción fuerte en el padre, cosa que logra con éxito y entonces Kun le da un último beso en la frente.
— Aquí estarás, aquí estaremos — le asegura revolviendole el cabello a su hija, para segundos después retirarse apagando el foco, solo dejando la lámpara de Jiyu para que no esté en completa oscuridad.
Jiyu los mira salir con una sonrisa leve, fingiendo todavía porque nunca se sabe cuando alguien te está observando.
Mira hacia la ventana y se levanta para agarrar las cortinas, por fin cerrandolas y poder quitar la estática y falsa sonrisa en su rostro. No podía mirar por aquella ventana pero alguien de allá tal vez sí podía verla a ella.
Y no iba a apagar la lámpara de constelaciones, no le gusta dormir en total oscuridad.
#♡>☆
En el pasillo tres miembros de la familia Jeon iban a irse a dormir. El hombre Kun pensó que se iría con su esposa, tal vez a compartir la emoción del regreso de Jiyu a su casa, y tal vez discutir sobre lo que pudo haberle pasado en los años desaparecida. Pero Woohyun se queda con su hijo, teniendo una sonrisa suave en su rostro.
— ¿No iremos a dormir? — pregunta Kun con su voz suave y confundida, ladeando su cabeza, solo recibiendo una sonrisa de su hijo y una negación suave de su esposa.
— Quiero platicar algo con Kook, sobre la salida que canceló hoy. Era importante y platicaré un rato sobre eso. Tenemos que tener convivencia madre e hijo, ¿no crees? — bromea un poco, mientras abrazaba al muchacho por los hombros.
Kun ríe asintiendo, estaba totalmente encantado y feliz.
— Tú ve a dormir y luego yo te acompaño — Woohyun le dijo, haciendo un ademán con su mano para luego girarse a con su hijo hacia la habitación del muchacho.
Kun allí pudo irse a dormir, totalmente satisfecho y plenamente feliz. Extrañaba a su hija y eso nadie se lo había podido hacer olvidar ni por segundos, siempre teniéndola en mente por ser la menor y ternura de la familia.
Jiyu había regresado y era de lo mejor para él.
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