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🐜 = 🦋 / 02 - Nueva trabajadora.

Dejó despreocupadamente el cuerpo allí y quitó sus zapatos para cambiarse completamente, apartando su vestido y colocándose una ropa abrigada porque el clima afuera era nevado, y no podía salir con poca cosa encima. Tomó sus pocas cosas empacadas y le quitó la tarjeta al guardia.

Abrió cada puerta mientras esquivaba a algunas personas que veía. Salió hacia los pasillos y pudo divisar el gran pasillo que daba a la salida. La puerta detrás de ella sonó y se escondió por otro pasillo al costado, hasta no escuchar a nadie. Corrió en casi puntillas mirando hacia todos lados, abriendo la última puerta y ahí se encontró con un guardia que la miró y quiso alertar a los demás.

— ¡Hey, tú! — el guardia la apunta acercándose mientras tomaba su bastón de su cinturón, pero Im ya lo tenía pensado y al lado estaba Son Chaeyoung, otra de las internas que siempre lograba tener el permiso de salir de su habitación.

Hace días ya la había convencido de que los guardias la manipulan, y que cuando le haga una señal debía atacarlos porque iban a empezar a tomar ellas el control.

Tan ingenua que sí le creyó a Nayeon, y ahora la manipulación fue de verdad

— Son — murmuró dándole la señal de su mano logrando que la rubia abriera los ojos y corriera a atacar al guardia, logrando derribarlo. Lo mordió en la unión del cuello y el hombro mientras le guardia quejaba en alto. La rubia gruñía y lo arañaba mientras lo golpeaba en el pecho, con una rabia incontrolable, con la cual solo Nayeon podía lidiar.

Nayeon aprovecha al máximo y sale corriendo a la última puerta que ni siquiera necesitó de la tarjeta, ya que estaba abierta.

En ese momento Kang Seulgi ya había salido y estaba entrando a su auto para poder irse a casa después de haber tenido un largo día de trabajo, había llegado desde la mañana y estaba cansada de haber salido en la tarde. Se adentra encogiéndose para tomar calor para su cuerpo, ya que tenía un poco de nieve encima.

Encendió el motor del auto y estaba ya saliendo del estacionamiento cuando frente al vehículo pareció Im Nayeon mirándola con el ceño fruncido y una pequeña sonrisa.

— ¡Mgh! — se atragantó con su propia saliva mientras detenía el auto abruptamente y veía como Nayeon reía para desaparecer entre la neblina que dejaba la nieve. Buscó rápidamente su celular y marcó al número del director — Señor Min, la interna Im Nayeon escapó pero del edificio — informó sin mucha duda y aceleró el auto para volver a estacionar — La acabo de ver fuera, en el estacionamiento — dijo mientras bajaba y rápidamente entraba al edificio para estar más segura.

Al parecer, ahora se sentía mucho mejor dentro del psiquiátrico que fuera de éste.

Nayeon, rió mientras la miraba y escondió nuevamente para lo que venía después, ese solo era un principio de su largo plan.

Al psiquiátrico no les quedó más remedio que llamar a la policía e informarles de la situación que pasaban. Las autoridades llegaron y se pusieron en búsqueda de aquella peligrosa chica.

A Kang Seulgi no le quedó más remedio que irse a casa por petición del director Min. Fue a su vehículo y se decidió por irse sin poner atención que ella no había colocado la música que sonaba desde que entró. Tarareó un poco la melodía, distraídamente, y pudo llegar bien a su casa, aún con la pequeña cantidad de nieve que caía por las vacías calles de su cuidad.

Salió del auto y iba a entrar a su casa pero se desvió para comprar algo de chocolate en la tienda que había en la esquina de la cuadra, lo necesitaba para pasar mejor aquel ambiente frío. Volvió tomando sus llaves y abriendo la cerradura.

Más no esperó ver a Im Nayeon justo frente a ella y quedo estática mientras Im aprovechaba y le daba un golpe fuerte con la varilla de la chimenea en la cabeza. Nayeon rápidamente arrastró el cuerpo hacia dentro y tomó las cosas que se le habían caído a Kang para no dejar rastros de lo que pasó. Lo bueno para Im es que la calle estaba desolada y no pudieron ver su crimen haciendo acto de presencia.

Lo que había pasado es que se había metido al auto de la mujer, pasando un poco de rato en lo cálido que estaba dentro, y luego se había ido a la cajuela para quedarse allí hecha un ovillo. Se había helado completamente allí, pero solo bastaron minutos para llegar al destinatario, donde salió y se metió en aquella casa que había visto casi entrar a la mujer Kang.

Tiró aquella varilla, tarareó ella misma las canciones que estaba escuchando antes y tomó un computador, donde afortunadamente no había contraseña, y se adentró en el internet, buscando casos de niñas desaparecidas que puedan ayudarle.

— Agh — se quejó al encontrar miles de resultados y entonces se dedicó a buscar arduamente una que se viera parecida a ella y pudiera hacerse pasar por ella.

Una hora y como veía que no había resultados, se descargó con el cuerpo inconsciente de la mujer Kang, la cual recibió una apuñalada en el pecho de aquella varilla, lo que la mató a los pocos segundos. Im suspiró y se tomó el puente de la nariz para volver al computador y seguir buscando.

Con trabajo de una hora más, pudo ver un perfil que le venía muy bien.

"Nombre: Jeon Jiyu.
Edad de desaparición: 7 años y dos meses.
Lugar de desaparición: Osaka, Japón.
Descripción: Estatura de un metro con quince centímetros. Cabello castaño y lacio. Ojos marrones oscuros. Dientes prominentes que la hacían destacable entre muchos.
Desaparecida hace 8 años."

La foto era idéntica. Nayeon quedó encantada con ello. La niña era idéntica a ella solo que con siete años, pasando ocho años debería tener quince y ahora los aparenta. Era perfecto.

Suspiró mientras tomaba sus cosas y sonreía mirando más aquella imagen.

Quien sea que sea aquella niña, ya no existía. Ahora ella tomaba su lugar.

Nayeon miró el cadáver en el suelo y salió de aquella casa al borrar toda la evidencia de el computador. Con la cabeza gacha caminó muchísimo entre la nieve, y pasó un momento hasta que sus dedos se pusieron un poco azules.

No importaba mucho que tenía que viajar a Japón, no importaba mucho ya que igual sabe el idioma y podía fingir perfectamente ser parte de la familia Jeon. Había visto bien aquella foto, y las prendas que tenía la niña no eran baratas, así que supuso que tal vez tenían mucho dinero, o por lo menos un poco que podía robarles.

Pudo irse lejos, se sentó en un columpio hasta que un oficial caminaba por allí y la encontró.

— Hey, niña — Nayeon alzó la vista con una expresión cansada y vacía mientras prestaba atención al hombre — ¿Qué haces aquí? Hace mucho frío. Deberías volver a casa — preocupado le comentó y ahí Im supo que debía actuar ahora mismo.

— Y-Yo no tengo casa. De-Desaparecí hace mucho de mi casa. Mis p-padres deben estar buscándome — murmuró encogiéndose en su lugar, mostrando su tristeza realista mientras tenía sus ojos llorosos.

— ¿Cómo te llamas, pequeña? Puedo ayudarte, soy oficial — claramente veía a la chica como una adolescente pero su comportamiento era más el de una niña perdida, y entonces la trataba como tal.

— Soy Jeon Jiyu, ven-vengo de Osaka y una mujer me llevó lejos de mi familia un día. E-Ella decía ser ahora mi madre pero n-no lo era y escapé de allí h-hace unos días — dijo levantándose apenas del columpio. El clima frío la hacía tener escalofríos de verdad y necesitaba un lugar caliente ahora, así que se acercó al oficial — ¿Usted me va ayudar a encontrar a mis papás? — preguntó mirando al oficial.

— Claro que sí. Esto es grave y debo llevarte a la estación de policía. Acompáñame — le extendió la mano que Nayeon no dudó en tomar y ser guiada por el hombre que la subió a la patrulla para llevarla a una estación cercana, donde para Nayeon, todo iba de maravilla.

Afortunadamente estaba muy lejos del psiquiátrico porque si no la hubieran detenido y llevado de nuevo a aquella prisión aburrida, donde solo podía entretenerse pintando.

Unas llamadas entre policías y un cuidado delicado para su frío y comodidad, Nayeon pudo quedarse dormida sentada en aquella estación de policía, mientras estaba tan relajada con una taza caliente en sus manos.

Todo salía fascinante y le gustaba, así que se dejó caer por el cansancio para tener energías suficientes.

#♡>☆

Una familia estaba en otro lugar una tarde, una mujer junto a su esposo y su hijo. Los Jeon habían estado más apagados desde hace tiempo, pero ahí estaban los tres manteniéndose estables, pasando tiempo en un centro comercial.

Más bien, eran ambos adultos esperando a su hijo que había ido a comprar algo en una de las tiendas, mientras ellos estaban esperándolo y hablando. El clima frío parecía filtrarse mucho dentro aún con la calefacción del lugar.

Kun temblaba y suspiraba cada tanto mientras su esposa intentaba animarlo como todos los días.

Parece ser que él fue el más afectado después del suceso de hace ocho años, donde había perdido a su hija y al pasar de los años perdía todas esperanzas de encontrarla. Habían pasado largos años en búsqueda con el caso abierto de desaparición y ninguna llamada que sirviera para dar con su hija. Ni siquiera con un cadáver que les diga que dejen de buscar, sino que no ha habido nada.

Jeon Kun estaba desanimado casi siempre, mayormente miraba al suelo y suspiraba cada tanto mientras seguía en todo a su esposa Woohyun, es la que se encargaba de todo mayormente.

Un hombre alto, castaño claro, con barba corta, bastante masa corporal en músculos, y sobresalientes dientes de conejo que habían heredado sus dos hijos.

Mientras que la mujer era pelinegra, con más rasgos coreanos que japoneses por obvia nacionalidad de diferencia. No tan alta como su esposo, delgada y más sonriente que el hombre a su lado.

— ¿No crees que Jungkook ya tardó mucho? — Kun cuestiona cuando habían pasado treinta minutos exactos. Sí, había medido el tiempo por preocupación a que tardara demasiado — ¿Debería ir a buscarlo? — se pregunta a sí mismo mientras veía en dirección a aquella tienda donde había entrado su hijo.

La mujer a su lado lo miró con el ceño fruncido y negó riendo un poco, pero Kun no podía reír en esa situación.

— Es un adulto joven, tiene diecinueve ya. Debemos dejar que haga cosas por el mismo. Debe haberse encontrado con algunos amigos o sigue viendo algunas cosas de la tienda — comenta rodeando los hombros de su esposo para abrazarlo por la espalda — Miralo allá — en segundo apunta al chico pelinegro que salía de la tienda hablando con un grupo de amigos, con una bolsa en su mano y una sonrisa en su rostro. Kun pudo respirar aliviado — Sabes que Jungkook es muy social.

— Es mayor pero solo me preocupo, no quiero que llegue a pasar algo parecido como a-... — se cortó el mismo pasando saliva por su garganta, ante la mirada tranquila de su esposa que le abrazaba — No podría con perder a otro hijo — dijo mirando cómo su hijo ya caminaba hacia ellos con una sonrisa brillante en su rostro.

Woohyun miró por un momento a su hijo y dejó que hablaran entre padre e hijo un momento, mientras ella guiaba el camino para que ambos hombres pudieran hablar con más concentración, pero un llamado lejos la hizo parar y, consiguiente, a su hijo y a su esposo.

— ¡Señores Jeon! — un moreno, alto, con una mirada inexpresiva, llegaba a ellos trotando un poco — ¿Ustedes son los Jeon, cierto? — cuestiona recibiendo asentimientos confundidos de parte de la familia — Soy detective a cargo del caso de desaparición sobre su hija, me conocen, Kim Jongin. Necesito hablar de algo muy importante sobre su hija desaparecida, Jeon Jiyu — las miradas preocupadas y atentas de la familia lo hizo aclarar la garganta — En otro lugar más privado.

Claro la noticia fue de abrupto pero no dudaron a seguir al detective que desde hace mucho no habían visto.

Ya en la oficina del hombre pudieron ver la cantidad de papeles en su escritorio y este sacó un informe específico que les mostró a la familia Jeon, los cuales habían hecho preguntas pero ninguna fue respondida realmente.

— Me notificaron que desde Corea hay una adolescente con los mismos datos que su hija, quien declaró que una mujer la separó de sus padres y la tomó como su hija — informó moviendo algunos papeles — Dijo que desde hace mucho la había apartado de su familia y ella escapó de aquella casa pasando los días y noches en las calles por días hasta que un oficial la encontró y allá está bien — a eso el hombre Kun lo miró emocionado, con una sonrisa creciendo mientras lo escuchaba con atención.

Woohyun se mantenía sorprendida con sus dos manos tapando su boca, y su hijo estaba igual pero sin las manos cubriendo su boca, solo mostrando sus labios abiertos que mostraban sus dientes delanteros.

— Sabemos que Jiyu tenía siete años, al pasar ocho años ahora debe tener quince años. No parece tener problemas pero tampoco quiso decir más de lo que pasó en todos estos años, tampoco dijo quién fue la mujer que la secuestró — dijo junto a un suspiro pequeño

Kun miraba con emoción los papeles, con una sonrisa alegre mientras su esposa se acercaba a ver igual y Jungkook se mantenía en su asombro.

— Algo que es seguro, es que su hija está a salvo, y necesitamos que alguien vaya por ella para que regrese con su familia.

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