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Olivia

Narra Olesia:

Caminé en conjunto con las heroínas hacia la entrada del lugar. La lluvia se había intensificado, por lo que apresuramos un poco nuestros pasos en busca de protección adentro.

Sentí la ausencia de alguien y miré a todas para verificar. Faltaba Olivia. Una vez protegidas lo mejor posible de la lluvia debido al estado de la estructura, las tres miramos atrás en busca de ella.

—¡Olivia! -llamé, pero ella no respondió-

Yacía desplomada de rodillas a unos cuantos metros de nosotras, mirando el Templo del Tiempo como si se tratara de una pesadilla. Miré a Margaret y Kira, por sus expresiones sabía que a Olivia le estaba costando enfrentar la situación.

Ella estaba ahí, encarando el lugar que le había cambiado todo y había dejado marcas demasiado profundas como para asegurar que en algún futuro se borrarían. Estaba aterrada, pude notar que incluso lloraba, pero las gotas de lluvia se mezclaban perfectamente en su rostro y me era difícil comprobarlo.

—Iré con ella -Margaret y Kira asintieron con mis palabras y se protegieron más de la lluvia-

Bajé las escaleras y llegué hasta Olivia. Respiraba agitada, parecía estar en un trance. Coloqué mi mano en su hombro, en señal de que yo estaba ahí, a su lado y que tenía todo mi apoyo. Reaccionó un poco y me miró, por instantes me pareció que frente a mí se encontraba su versión de 10 años.

—Y-Yo... no puedo hacerlo -exhaló desesperada- no puedo vivir esto otra vez Olesia, no puedo revivir los recuerdos, yo... -habló demasiado rápido- pensé que lo lograría pero no tengo la fuerza para "ser adulta" de nuevo -lloró-

Dejé que se desahogara, así que me mantuve a su lado, dejando que la lluvia fuera nuestro "pequeño refugio", por más irónico que sonara. Una vez que su llanto disminuyó, hablé.

—No tienes que hacerlo. No estás obligada -quise hacerle ver que estaba bien- no permitiré que ustedes sufran más, ya tuvieron suficiente.

—Pero sin mi ayuda no podremos encontrar a Lana. Debo hacerlo -me molestó sentir y creer que ella se sentía atada a esto. Que todas lo hacían-

—No me importa si debo recorrer otro camino sola, ustedes merecen que sus espíritus estén en paz -solté sin pensar y eso hizo que me mirara-

Había varias emociones en sus ojos. No supe descifrarlas todas. Su llanto había cesado, y su respiración ya estaba más tranquila.

—... ¿De verdad harías eso? ¿Por nosotras?

—Claro que sí. No me importa lo que las Diosas digan, ustedes no seguirán acarreando más torturas. Y si debo caminar por lugares mortales para encontrar a esa tal protectora yo sola, que así sea. Mientras ustedes no tengan que revivir experiencias traumáticas pasadas.

Se me quedó mirando varios segundos, supuse que estaba pensando mis palabras. Entonces una pequeña sonrisa se asomó en sus labios y suspiró apenada, mirando hacia abajo.

—Veo en ti el valor que yo tuve alguna vez, en mi tiempo -habló- estar dispuesta a sacrificarte para salvar a otros... es lo que una heroína hace -volvió a mirarme- es lo que nosotras hacemos. Lo haré. Iré con ustedes.

—¿Segura?

—Sí. Como dijiste, no quiero dejar que este Hyrule reviva experiencias del Cataclismo. Solo... dame unos momentos -pidió y asentí con la cabeza-

Cerró sus ojos con calma, se abrazó a si misma y sus labios se movieron, creando murmullos. Su cabello ya se había convertido en mechones completamente mojados. El agua escurría de ellos y empapaban aún más su ropa.

Tiempo después se incorporó del suelo y yo le seguí. Ambas subimos las escaleras hasta llegar a Kira y Margaret, quienes la recibieron con sonrisas de alivio y la abrazaron, mostrándome el enorme lazo de amistad que tenían entre ellas. Eso solo hizo que me sintiera más reacia a la situación.

Quería que hubiera otra manera de realizar aquel trabajo. No me gustaba tener que involucrarlas a ellas, ya habían tenido suficiente en sus respectivas eras. Pero quisiera aceptarlo o no, ellas eran importantes. Según las Grandes Deidades cada una tenía la clave para encontrar el paradero de Lana.

Pero para eso debían enfrentar lo vivido en el pasado. Y eso implicaba hacer que los fantasmas y las pesadillas de ser "heroínas de Hyrule" renacieran después de siglos de intento por enterrarlos bajo tierra. Las acciones de las Diosas me provocaban más repulsión con cada día que pasaba.

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