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Ocho

Antepenúltimo capítulo

Temprano por la mañana, HeeRan guardó su teléfono en su pequeña cartera. El cielo estaba un poco nublado por lo cual optó por llevarse un suéter con capucha, cubrió su cabeza con ella bajando las escaleras de la casa, sus padres y hermanas seguían durmiendo manteniendo silencio en el hogar. La joven de quince años salió por la puerta deteniéndose un momento al dar unos cuantos pasos, revisó el teléfono un momento revisando en las notas, ayer había encontrado la dirección que quería gracias al Internet. HeeRan no sabía que JungKook la miraba desde su propio auto siendo cuidadoso de que su hija no lo notara.

Sabía muy bien que HeeRan no iría donde BongDae.

La muchacha guardó el móvil alejándose de la casa con pasos un poco apresurados, tomaría un taxi que la llevara directo. Ayer luego de hablar con BongDae había escrito en la barra de Internet el nombre de Oh Sehun, lo primero que saltó en los resultados fue el caso de hace siete años de prostitución, trata de personas y homicidios relacionados al club Dreamers, club del que Sehun era dueño.

Apenas HeeRan vio la foto del hombre lo reconoció, cuando HeeJin nació había tropezado con él en el pasillo del hospital. Era el mismo hombre, había tropezado con el padre de su hermana y el culpable de todo el caso, HeeRan vio el nombre de JaeHyun en los artículos, había sido el abogado que ganó ese caso, tuvo muchas emociones recorriéndola cuanto más leía, su madre casi perdía la custodia completa de HeeJin, su hermana casi crecía con un monstruo, leyó el nombre de su madre allí. Song JooHee había ganado la custodia de su hija junto a su propia libertad, en sí, todo lo que leyó explicaba la historia de su madre, lo que pasó y lo que tuvo que sobrevivir.

Cuanto más pensaba en eso su corazón dolía, ella había sido muy cruel con la mujer que sacrificó absolutamente todo por ella y sus hermanas.

En uno de esos artículos mencionaban la dirección del club Dreamers, hacia allí era donde se dirigía en el taxi.

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JooHee recogió su cabello en un moño, tenía minutos de haberse levantado, sentada frente a la peinadora miró su reflejo. Luego de lo ocurrido con Sehun siempre se sentía orgullosa de lo que había conseguido y donde se encontraba ahora, con la situación actual sentía que esa confianza iba disminuyendo. Su mayor miedo era el rechazo de sus hijas. La JooHee del espejo dejaba ver una mujer fuerte, capaz de cualquier cosa, por dentro se sentía lo opuesto.

—Buenos días, omma—la abrazó de repente tomándola desprevenida.

—JunHee—la colocó sobre sus piernas acomodando su cabello despeinado—Buenos días, cariño—besó su frente—¿Dormiste bien?, ¿HeeJin sigue dormida?

Para HeeJin fue difícil aceptar que había dejado de ser la menor en la familia, JunHee y ella tenían un vínculo hermoso de hermanas, HeeJin era muchas veces el impulso que le faltaba a la más pequeña, HeeRan en su lugar era la voz racional de ambas niñas aunque en ocasiones terminaba rindiéndose a sus travesuras u ocurrencias.

—Ujum—levantó sus ojitos azules—¿Cómo te sientes, omma?

—Un poco mejor.

—¿Unnie se disculpó contigo?, sé que...lo hizo antes, pero...no lo sentí real.

—Tu hermana tiene mucho que procesar, salió temprano para verse con BongDae...

—Pero ella la empujó—arrugó la nariz—No me gusta lo que hizo, así como tampoco me gustan las actitudes de unnie estos días—indicó—Incluso trató mal a su padre JaeHyun.

Las niñas eran conscientes que HeeRan tenía otro padre. JaeHyun había llamado por casualidad a JooHee para comentarle sobre querer llevarse a las niñas un fin de semana al campo, quería que ellas se alejaran de la ciudad por esos dos días, que conocieran la vida fuera de ésta y de alguna manera terminaron conversando sobre lo que venía ocurriendo con HeeRan.

—HeeRan está en una edad difícil, cuando estés más grande lo entenderás—pellizcó su mejilla redonda. La forma de sus ojos eran como los de JungKook, el color azul era de su madre, ese cabello oscuro era de ambos, aunque las niñas eran inocentes e ingenuas, JunHee era la más dulce de las tres.

—Sé que algo te preocupa, cuando me siento mal sueles cantarme hasta que me duermo. ¿Quieres que te cante algo, omma?—la abrazó apoyando su mejilla de su pecho.

Aquella pequeña tenía una linda voz para las canciones, la música era lo suyo. Lo de HeeJin era más interesante aprender cosas, muchas veces decía que quería ser profesora cuando grande, HeeRan todavía parecía un poco insegura de lo que quería.

—¿Qué te parece si cantamos juntas mientras preparamos el desayuno?

JunHee sonrió ampliamente.

—Me encanta.

—Ve a cepillar tus dientes y lavar tu rostro, estaré en la cocina—la bajó de sus piernas viéndola salir de la habitación. Al estar sola borró la sonrisa, miró su teléfono en la cama decidiendo tomarlo al levantarse, en la opción de mensajes escribió a JungKook.

JooHee:
¿Está todo bien?

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El club Dreamers había sido clausurado de inmediato luego de todo lo ocurrido. HeeRan vio las puertas selladas con tablas de madera, había grafitis en las paredes, miró alrededor, los autos pasaban normalmente frente a ese club cerrado desde hace siete años. Apretó sus labios decidiendo rodearlo, encontró una puerta trasera de metal algo oxidada, ¿Por qué estaba ahí?, no lo sabía, masoquismo quizás. Hizo algo de fuerza logrando abrir la puerta, ésta hizo un sonido irritante pero le permitió entrar. Las luces dentro estaban apagadas, HeeRan encendió la linterna de su teléfono iluminando su camino.

El pasillo tenía varias puertas, a su lado tenía unas escaleras que iban a un segundo piso, tragó con dificultad siendo consciente que su madre estuvo en ese lugar muchas veces. Caminó por el pasillo llegando a la mitad de éste, distinguió la recepción al frente junto a la puerta que daba a la calle y que estaba cerrada. Decidió abrir una de las puertas encontrando un sofá largo con una mesa en medio, algunos cables sueltos se veían en la pared dando a entender que allí hubo un televisor. Frunció el ceño sintiendo un cosquilleo en sus piernas, chilló aterrada cuando algunas arañas pequeñas subían por su pantalón, sacudiéndolas retrocedió aterrada por esos animales. Perdió el equilibrió con sus pies, cayó hacia atrás golpeándose la parte trasera de la cabeza con la pared dejándola inconsciente.

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—Ya—alguien movió su brazo bruscamente. HeeRan abrió sus ojos encontrándose en aquel sofá acostada—¿Qué demonios crees que haces?—una mujer de vestimenta provocativa.

—¿Qué?—levantó su mirada.

—¿Desde cuándo te quedas dormida luego de atender al cliente, JooHee?

"¿JooHee?"

—¿Qué?—HeeRan no entendía nada.

—Vamos, levántate, mujer—tomó su brazo obligándola a ponerse de pie. HeeRan pudo ver su reflejo en uno de los cristales que tenían las paredes de esa sala, su reflejo era el de su madre siete años atrás. ¿Qué estaba pasando?, ¿Se encontraba soñando?—Afuera hay más clientes, muévete.

HeeRan no tuvo tiempo a negarse. Su cuerpo tenía un vestido muy corto con un escote nada cómodo, su cabello azabache caía suelto por su espalda, la adolescente miró el pasillo iluminado con un toque elegante, ¿No se supone que estaba clausurado?, ¿Qué demonios pasaba?, tragó con dificultad más que aterrada. Comenzó a temblar sin saber que hacer.

—Ve—la chica que la despertó la empujó a otra sala. Al abrirla, HeeRan encontró un hombre allí, lo reconoció, era el padre de BongDae, retrocedió de inmediato cerrando la puerta de nuevo. Al girar sobre sus talones estaba en una habitación con luces de neón, en el sofá se encontraba sentada su madre.

—Omma—se acercó. Al arrodillarse frente a ella miró horrorizada el rostro golpeado de JooHee, su mirada estaba perdida, su vestido estaba roto en algunas partes, su piel tenía moretones, para HeeRan dolió verla así, sus ojos no contuvieron las lágrimas mucho tiempo—Omma—llamó tomando sus manos lastimadas—Lo siento—susurró temblorosa—Lo siento mucho.

—Debo...trabajar—la escuchó decir. Su voz era baja, ausente, como si su mente estuviera en otro lado—Si no lo hago...HeeRan no podrá ir a la escuela.

—¿Omma?

JooHee se levantó tambaleándose, su nariz estaba sangrando, su ojo derecho apenas se mantenía abierto, su labio inferior estaba roto. HeeRan se puso de pie deteniéndola.

—No puedes ir a ningún lado, necesitas ir al doctor. Te sacaré de aquí, omma.

—No—negó suavemente con la cabeza—Debo...trabajar.

—No debes trabajar aquí, ¿Me escuchas?—finalmente los ojos azules de su madre se posaron en ella. HeeRan la abrazó sollozando en su hombro—No necesitas hacer esto, por favor—fue triste no sentir su abrazo, JooHee no hacía nada por primera vez, esa versión de su madre era una mujer vacía. HeeRan sostuvo sus brazos encontrando su mirada—Podemos buscar otra manera, ¿Sí?

—HeeRan...necesita cosas de la escuela—su voz se quebró—No puedo pagárselas, ella...es...el primer rayo de luz que tuve en mi vida—aquella JooHee sollozó—Yo...perderé este trabajo cuando sepan estoy embarazada—llevó sus manos a su vientre—Lo supe hace pocos días y tengo miedo—cubrió su rostro con sus manos—Estoy tan cansada, no quiero seguir viviendo así, cuando HeeRan crezca me odiará—la adolescente la ayudó a tomar asiento, se arrodilló frente a ella tomando sus manos. En silencio sollozaba compartiendo las lágrimas entre madre e hija—Cuando este bebé crezca...me odiará por lo que hice.

—No lo hará—apretó sus manos—Tendrás unas hijas que te amarán—sonrió con tristeza—Ellas entenderán lo que hiciste.

—No es cierto.

—Tendrás una familia amorosa, omma—su voz tembló. Se sentía hipócrita diciendo eso—Tendrás un esposo amoroso, capaz de darlo todo por ti y unas hijas que te amarán más que nada.

JooHee acarició las manos suaves de la adolescente.

—¿Eso crees?

—No lo creo, lo sé.

—Entonces, necesito que hagas algo por mí—susurró—Habla con tu madre, discúlpate con ella, no regreses a este lugar, no es lugar para una niña como tú. Cuídala, ámala y entrega todo por ella tal como ella lo hizo por ti hace años.

HeeRan que estaba sollozando asintió. La verdad es que le debía la vida entera a esa mujer.

—Lo siento, omma—la abrazó.

Esta vez, si fue correspondida.

Creo que podemos decir que aquí es donde el título del libro cobra sentido junto a la frase :)

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