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Capítulo 56

Bastian, 33 años de edad. 

Bárbara, 28 años de edad. 

Otoño de 2018.

Bastian se quedó embelesado con el mensaje frente a sus ojos, acababa de cepillar sus dientes luego de una relajante ducha.

Ha pasado un mes desde su boda.

Y el mensaje en cuestión lo dejo inmóvil a un lado del closet, justo antes de qué lágrimas empezarán a correr por sus mejillas. Por primera vez en años, Aarón le envió un mensaje, felicitándolo por su matrimonio, pero también avisándole de la muerte de un amigo que en su momento considero cercano. Gabriel falleció en un accidente laboral.

Bastian se quedó en silencio y miro a Bárbara, sin poder pronunciar una sola palabra, las lágrimas no dejan de fluir, nunca tuvo el valor de disculparse con ninguno de ellos y quien más le duele es Gabriel, pues a pesar de todo, fue quien hasta el final siguió intentando ayudarlo, incluso cuando la mayoría se había rendido. Un nudo se hizo en su garganta. Y marco el número que había enviado ese mensaje. Un tono, dos tonos.

—Hola —La voz ronca de Aarón se escuchó—. Lo siento, por no asistir a la boda.

«Pero no quería verte» quiso agregar Aarón.

—No importa, Aarón —La voz de Bastian se entrecortó.

—Lo van a enterrar en el mismo cementerio que a mamá Bi —La voz de Aarón se desvaneció poco a poco en un sollozo—. Dionne y yo vamos a tomar un vuelo esta noche.

—Le diré a Bárbara.

Aarón colgó. Bárbara está en silencio, escuchando los sollozos entre cortados de Bastian. Esperando lo peor, porque no puede ser una buena noticia. Aarón solo llamaría a Bastian, si no quiere decírselo directamente a ella. Se mordió el labio, se levantó de la cama y camino hacia Bastian que está recostando contra el closet, buscando con las manos torpemente el rostro de Bastian. Cuando lo toco, noto que sus mejillas están húmedas por las lágrimas.

—Nunca le pude agradecer, pensé que no era necesario, que debía estar demasiado enojado conmigo para siquiera escuchar una sola palabra saliendo de mi boca —balbuceo rápidamente, sintiendo un nudo en su garganta.

—¿Quién es? ¿Qué te dijo Aarón? ¿Amor?

—Gabriel murió...

Bastian se deslizó por la madera hasta quedar sentado en el suelo y Bárbara se sentó a un lado de él y recostó su cabeza en su hombro, estuvieron horas así, consolándose el uno al otro. Ninguno de sus amigos de la adolescencia fue a su boda, estaban demasiado enojados con Bastian como para reencontrarse, enojados por saber que se casó con Bárbara, enojados por pensar que nunca cambio y solo se aprovechó del amor de ella.

Y Bárbara lo sabe mejor que nadie, así que empezó a sincerarse con Bastian y contarle como Aarón nunca estuvo a favor de que se quedaran juntos, ni Dionne, ni los demás. Cuando hablaba con ellos, podía sentir el desacuerdo de ellos en su tono de voz, Gabriel desviaba el tema cada vez que mencionaba a Bastian y le preguntaba si ella llevaba una buena vida. Aarón le seguía preguntando si era feliz y Dionne, si ella ya no lloraba por él. Pocas veces hablaba con Abril, Natalia, Sebastián o Raúl en un mismo mes, pero a pesar de que le escribían porque se preocupaban por ella, también preguntaban si Bastian realmente había mejorado. A pesar de sus respuestas, le cuestionaron hasta el final, si no era mejor conocer a otro amor.

Bastian permaneció en silencio la mayor parte de la conversación. No se extrañaba porque intentasen cuidar a Bárbara, después de todo, él les pidió que, si era necesario para que ella fuese feliz, lo odiaran hasta el final y le pidieran que no se quedara con él, si consideraban que no era suficiente para que ella sea feliz. Nunca pensó, que se tomaran su papel tan en serio. Una sonrisa de tristeza se formó en su rostro, en el fondo nunca dejaron de ser amigos.

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«El tiempo no espera por uno, antes de darnos el siguiente golpe de fatalidad» pensó Bastian parado al lado del ataúd. Sosteniendo fuertemente la mano de Bárbara. ¿Cuántas veces la muerte los ha dejado vivir a ellos?

El rostro de Gabriel se encuentra apacible, con una sonrisa vaga, como si simplemente durmiera.

Un hombre puso la mano sobre el hombro de Bastian, su cabello oscuro está cortado al ras, sus ojos oscuros están enrojecidos, aun así, lo mira con un ligero atisbo de felicidad. Sigue siendo un poco más pequeño que Bastian. Aarón se quedó tranquilo, y los tres se retiraron del costado del ataúd. Hacia un lugar alejado de los familiares. Cuando estuvieron un poco más apartados, Dionne llego desde atrás y toco a Bárbara por la mano, llevando lentamente esta hacia su rostro.

—¿Eres incapaz de reconocer a tu hermana?

Bárbara hizo un puchero, aguantándose las ganas de llorar.

—¿Cómo te ves? —cuestiono Bárbara tocando el rostro de Dionne.

—¿No puedes ver mi hermoso rubio natural y mis ojos oscuros?

—Y tus pecas —agrego Aarón.

—Sí, sí, las malditas pecas —sonrió un poco—. Mis endemoniadamente hermosas pecas.

Bárbara sonrió y la abrazo con delicadeza, le gustaría ser más efusiva, pero ambas están demasiado tristes para serlo.

—¿Los saludaste? —cuestiono Aarón mirando a Bastian.

—No, no sé si debería.

—No te muevas.

Aarón se alejó, Bastian lo sigue con la mirada, se nota que el tiempo ha hecho de las suyas. Los rostros juveniles desaparecieron y ahora todos se han vuelto adultos en toda la expresión de la palabra. Aarón se acercó a Natalia, Abril, Raúl y Sebastián, quienes conversaban suavemente sobre sus vidas. Aarón interrumpió la conversación y señalo a Bastian con la mirada, a él le empezaron a sudar las manos cuando ellos empezaron a acercarse todos juntos.

—Ya no tienes personalidad de flor diurna. ¿No? Así te decía Gabriel —comentó Abril, mirando a los ojos a Bastian y por momentos miraba de reojo a Bárbara, quien conversa con Dionne, ambas se alejaron mientras ellos caminaban hacia Bastian.

—Al final la muerte nos trajo de regreso al último sitio que nos vimos todos en persona —Comento Raúl mirando hacia la dirección en donde se encuentra la tumba de Bianca, no está cerca, pero todos entendieron.

—Quien lo diría eh... Pensamos que el primero en morir serias tú —Natalia miro a Bastian y él pasó saliva.

—Dejen de ser gilipollas, bastante tengo ya con que Gabriel este muerto —pidió Sebastián en tono tosco—. Y tú —Miro a Bastian—. Te comieron la lengua, o se te olvido como hablar.

—Lo siento —a Bastian se le trabó la voz al decirlo y los ojos se le enrojecieron con más fuerza, intento contener las lágrimas respirando profundo—. En serio lo siento.

—Bastian... —murmuro Aarón con los ojos enrojecidos.

Abril se acercó a Bastian con rapidez y lo abrazo, rompiendo en llanto, ya no lo puede soportar. No puede soportar despedirse de alguien más, ni de perder otra oportunidad de reconciliarse con alguien a quien quiso también.

—¿No es gracioso? No es contigo con quien quería reconciliarme. Él y yo terminamos, hace muchos años, pero prometimos casarnos si llegábamos a los treinta sin parejas, el trabajo nos separó... Y habíamos empezado a planificar nuestra primera cita luego de años, qué puta mierda —sollozo Abril hablando sobre ella y Gabriel—. ¡Qué puta mierda! —volvió a exclamar entre lágrimas—. Le dije que dejase el trabajo del almacén sin supervisión para venir, pero quiso quedarse, sabes... ¡Le dije, que eso nos separó la primera vez! Su obsesión con el trabajo, pudo haber vivido, si hubiese viajado, a verme un poco antes...

Bastian se quedó en silencio, solo la abrazo, sin poder hacer mucho más por ella. El resto está conteniendo las lágrimas, para poder ser de apoyo, pero sus corazones se afligieron y apenas pueden mantener la compostura con las palabras de Abril. Bastian pensó, que tal vez se hubiesen reencontrado todos otra vez en la boda de ellos y no en un funeral, si Gabriel hubiese ido con Abril.

Sebastián tomó a Abril por una mano y la atrajo hasta él. Y así cada uno de ellos la fue abrazando hasta que se calmó, hablando sobre Gabriel, sobre ellos, sus gustos y como se divirtieron juntos en la adolescencia.

El funeral transcurrió en tranquilidad, algunos derramaron Bramble sobre su ataúd y otros solo llevaron sus palabras. La mayoría se quedó hasta el ocaso y poco a poco se fueron retirando, hasta que solo quedaron sus amigos de adolescencia, aquellos que hace mucho tiempo no le veían en persona por el trabajo y por la distancia. Luego de un rato, de hablar entre ellos, actualizarse y contarse buenas nuevas sobre sus vidas, decidieron visitar la tumba de alguien más, de Bianca. Bastian quiso pasar por allí, antes de irse, ya que, desde su funeral, quien se encargaba de venir a cuidarla es Luar, o su esposo. Porque él no tenía el valor de hacer eso, lo que los extraño a todos, fue encontrarse a un extraño trajeado dejando flores mientras habla con la tumba en francés. Bastian les pidió que se fueran y lo dejasen solo con él. Incluso Bárbara se fue, ellos le dijeron que le esperaban en el Olíbano. 

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