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Capítulo 52

Bastian, 32 años de edad. 

Bárbara, 27 años de edad. 

2017.

Bárbara se quedó en silencio, acariciando el cabello de Bastian, mientras juguetean un poco en la cama, ella ha estado preocupada por él debido a que Carter tuvo un ataque de pánico al enterarse de que Eliza, su ex prometida, lo abandono durante su recuperación por la competencia laboral de Roberto Fraga, el padre de Carter. No hay mucho que ninguno de los dos pueda hacer por Carter, solo esperar estar allí, pero Bastian se siente culpable por no habérselo contado antes.

—Oye... —murmuro Bastian acostado sobre Bárbara, su rostro está en el pecho de ella—. Te amo.

Bárbara sonrió y dio un ligero suspiro.

—No eres el único que me ama —comento Bárbara al sentir un bulto contra su pierna.

Bastian levantó la mirada y sonrió pícaro, se frotó un poco contra ella y despacio se encajó entre sus piernas, se mordió la mejilla para evitar sonreír, divertido por la expresión de ella, su ceño fruncido está fruncido y sus labios hacen una mueca ladeada.

—Pensé que estabas muy preocupado como para hacer algo —dijo ella enarcando una ceja.

—Sí, estoy preocupado, pero no se puede evitar, solo yo lo estoy —Tomo una de las manos de Bárbara y la puso sobre su miembro, para que lo sienta debajo del bóxer, que es lo único que lleva puesto—. Él quiere que le des un saludo.

—Bastian... —Bárbara le advirtió cuando lo escucho reír, pero no pudo hacer mucho cuando la agarro por las caderas y en un rápido movimiento le saco el panti y el short del pijama—. Ok —refunfuño y con algo de esfuerzo lo tumbo para ponerse sobre él.

Bastian sonrió y se mordió el labio inferior intentando contener la risa. Miro su piel descubierta con admiración y acarició las piernas de ella despacio hasta llegar a su clítoris, puso su dedo pulgar sobre este y empezó a hacer movimientos lentos con suficiente presión, relamiéndose los labios al escucharla suspirar, poniéndose duro al sentir la humedad que empieza a escurrir entre sus piernas. Bárbara dio un ligero gemino y él la tomó por las caderas para frotarla contra él, se frustró al sentir que la presión apenas y es suficiente. Así que levanto un poco a Bárbara y se sacó el bóxer con rapidez, luego se sentó y presiono a Bárbara contra él, sus pechos quedaron a la altura de él, entonces hundió su rostro entre ellos e inhalo profundo, simplemente disfrutando del olor de ella. Bastian metió sus manos debajo de la camisa de tiros de ella y la levanto con cuidado, cuando al fin ambos se quedaron desnudos, se metió uno de sus pezones a la boca y lo lamió con calma, disfrutando de la sensación y de los suspiros de ella.

—Me pregunto si saldrá leche achocolatada si los chupo lo suficiente —bromeo Bastian mirándola mientras su boca aún juguetea con sus pezones.

—Ja. Ja. Gracioso —respondió sarcástica.

—Tú sí me puedes sacar leche ¿Pero yo a ti no? —sonrió y empezó a besarla por el cuello despacio, dejando pequeños mordiscos, hasta llegar a sus labios—. Lástima que la mía no podría ser achocolatada —Con su mano izquierda tomo su miembro y empezó a rozarla, ya que la humedad le permitió deslizarse entre sus labios con facilidad.

—¡Bastian! —Bárbara se empezó a reír al imaginárselo de una forma bizarra.

—¿Qué? —pregunto él dándole un beso rápido luego de eso.

—Deja de hacer bromas con la comida —pidió ella—. No puedo evitar imaginarlo de verdad —empezó a reír de nuevo.

—Vale, no lo hago.

Bastian le dio otro beso, pero esta vez uno lento, mordiendo de vez en cuando sus labios carnosos y chupándolos un poco. Su mano izquierda introdujo la punta de su miembro en ella haciéndola abrir un poco su boca, ambos compartieron suspiros lo que los hizo sonreír, su mano derecha se posó sobre las caderas de ella subiendo despacio desde sus piernas en medio de caricias y luego la izquierda. De un empujo se introdujo hasta el fondo haciéndola dar un gemido sonoro que retumbo en toda la habitación, Bastian la contemplo hambriento de más, en silencio y con su miembro palpitando, viéndola acoplarse a él y arroparlo con algunos apretones, se mordió el labio y la soltó con gentileza.

—Haz lo que quieras conmigo, sé que esas son tus intensiones, quiero verte correrte —aseguro recostándose cómodamente con ella a horcajadas sobre él, acariciándola con suavidad—. Quiero ver como lo disfrutas.

Bárbara sonrió, mordió su mejilla sin poder borrar la felicidad de su rostro, definitivamente lo va a disfrutar y aún más escucharlo a él, perderse en placer.

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Bárbara, pensativa, tanteo la pajita para mezclar su café frío y empezó a batirlo con aburrimiento, salió de paseo, bueno, salió a encontrarse con Leonardo, mientras Bastian habla con Carter para ayudarlo a resolver el conflicto mental sobre su ex prometida. Ella y Bastian, estuvieron de acuerdo en resolver las cosas el mismo día con las personas por la cual están preocupadas, pero tal vez ella se equivocó. Ya que ha pasado más de una hora y no hay señal alguna de Leonardo. Le dio un gran sorbo al café y noto que ya solo le quedan hielos, suspiro y se levantó de la mesa, solo está perdiendo el tiempo.

Leonardo no está lejos de ella, en realidad ha estado todo ese rato sentado en una de las mesas cercanas, pensando si realmente debería acercarse, si tiene el derecho de hacerlo, si aún puede llegar con confianza a saludarla. Al percatarse que ella se rindió y empezó a tomar sus cosas para retirarse, un sentimiento impulsivo lo levanto de su sitio para apresurarse a detenerla.

—¡Si llegue! —Se apresuró a decir—. Estoy aquí —Se paró frente a ella para bloquear su paso—. Lo siento, por llegar tarde.

—No estoy tan ciega, ni sorda, no vienes desde la entrada del local, vienes de allá —Señalo el frente—. Y la salida está allá —Señaló a su derecha—. Además de que la caja para los pedidos está por acá —Señalo detrás de ella.

Leonardo la miro avergonzado.

—Yo llegué antes que tú —aseguro Leonardo.

Bárbara se quedó en silencio, realmente no tenía nada que decirle, ya solo le quedan las ganas de irse. Aun así, Leonardo tomo asiento y ella también.

—Barbie, no me fui con la intención de lastimarte —aseguro Leonardo—. Sé que en ese momento tenías sentimientos por mí...

—Idiota, crees que me duele, que te hayas ido porque tenía sentimientos por ti, cuando tú mismo dijiste que lo que yo sentía no era amor —Dio un golpe contra la mesa con su palma—. Te fuiste a visitar a tu familia y desapareciste, qué tal si algo horrible te había pasado. Estoy enojada porque pase mucho tiempo preocupada por ti, hasta que Bastian te busco. El hombre que te odia te busco porque yo no dejaba de pensar en ti, para descubrir que solo dejaste una nota y te fuiste de viaje para reencontrarte, sin volver a levantar el celular para atender llamadas.

—No deje una nota, hable con mi padre en persona sobre la razón por la cual me iba.

—No me importa que fue lo que hiciste, solo el hecho de que, a nosotras, quienes nos preocupábamos por ti también, no nos dijiste nada. Dionne también se preocupó incluso estando en otro país, gilipollas.

—Barbie... —murmuro cohibido—. Lo lamento, no creí que les importara tanto si me iba sin decir nada, pensé que después de que te dejaste de hablar con Bastian yo solo era su reemplazo para tu despecho y Dionne solo escribía a veces.

—¡Cómo no nos iba a importar! ¡No éramos amigas de ti por capricho! Realmente apreciábamos estar a tu lado —Bárbara, suspiro—. No puedo creer que supusieras que solo nos olvidaríamos de ti porque dejaste de responder gradualmente a nuestros mensajes y llamadas, eso solo nos preocupó más, ni una pista teníamos sobre ti, nunca nos dijiste donde vivía tu padre.

—Fue complicado Barbie, necesitaba hacer ese viaje, yo solo quería... Quería hacerlo solo —aseguro él.

—No sé si encontraste lo que buscabas —Ella se levantó de la mesa—. Pensé que te habías suicidado, porque la tristeza te había embargado, me alegra que pudieses seguir en paz con tu vida, incluso si nunca te cruzo por la mente que nosotras aún esperábamos noticias de ti —extendió su bastón con cuidado y empezó a alejarse—. En serio estoy feliz de que estés bien —aseguro en un murmullo.

Leonardo se quedó frío en su sitio, sin saber qué hacer, no espero que a Bárbara ni a Dionne les afectara tanto que él simplemente se fuera, en ese momento él realmente estaba seguro de que ellas pasarían por alto eso y seguirían sus vidas como si él nunca hubiese existido. Puso su frente sobre la mesa y suspiro con frustración. 

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