Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 36

Bastian, 24 años de edad. 

Otoño de 2008.

—De nuevo es un día soleado, como el día en que te fuiste.

Bastian cerró la persiana del apartamento para evitar la luz.

—Te dije que no me esperaras despierta, no se suponía que fuese así. No, esto no era lo que deseaba. No quise decir que te odiaba, perdóname.

Acaricio la mejilla de su mamá y algunas lágrimas cayeron sobre el rostro inmóvil de ella, Bastian rozo las lágrimas con la yema de su pulgar, secándolas con gentileza, como si no quisiera molestarla más.

—¿Puedes volver a mí? Quiero decirte que te amo, por favor —rogó con la voz quebrada—. No me dejes así. No quiero vestirte hermosa, para luego no volver a ver tu rostro más, abre los ojos solo una vez más ¿Sí? —murmuro en un hilillo de voz—. Por favor, pudiste haber tomado mi corazón, no tiene sentido seguir, si no estás aquí —sollozo—. Mamá, mírame...

—Pero no volviste a abrir los ojos —Bastian tomo asiento en la mesa—. Fue un día soleado, como este. Tú los amabas, pero yo los odio, me recuerdan que no estas —aseguro tomando la foto de su mamá entre sus dedos—. Poco después de que te fuiste al fin presente mi tesis, lo hice para colgar el título en tu habitación. Dijiste que lo querías ver todos los días, pero no he empezado a trabajar —sonrió con tristeza—. No sé cómo logre acabar la universidad, apenas y puedo cuidar de mí mismo. Ayer desayuné cereal, luego de eso no tuve más apetito —soltó la foto de ella—. No he hablado con Bárbara desde tu funeral, nunca me disculpé con ella, solo no pude hacerlo —Metió las manos a sus bolsillos rebuscando en ellos—. Te extraño, todos los días lo hago.

Saco un frasco de pastillas de su pantalón, el sudor corre por su espalda desnuda, su cabello está alborotado, sus ojos rojos y apenas puede mantenerse despierto. Su cuerpo está un poco delgado y sus mejillas hundidas, dio una larga respiración y miro hacia el techo. Puso todo el contenido del frasco en su mano derecha, llenándola de pastillas.

—No he tocado tu herencia, mis ahorros se acabaron hace un mes y no he abierto la carta que me dejaste, pero podrás decírmelo en persona —hizo puño su mano y la acerco a su boca.

La ventana que da al balcón trono por un golpe, Bastian paro su mano y dejo las pastillas en la mesa. Las miro fijamente pensando en que hacer, si ir a ver lo que golpeo la ventana o simplemente quedarse allí. Suspiro levantándose de su sitio y se dirigió hacia la puerta del balcón, la abrió y miro alrededor. Sin encontrarse con nada hasta que bajo su mirada al suelo, donde un ave está malherida.

—Esta vez te chocaste con fuerza contra la ventana ¿No? —Se agachó para tomarlo con delicadeza y estudio sus plumas marrones con blanco en la panza que están un poco sucias, pero no parecen tener sangre—. ¿Debería llevarte al veterinario? ¿O si descansas un poco podrás irte? Tengo que ponerle papel a la ventana, para que dejes de chocar —Se debatió a sí mismo mirando el ave que casi no se mueve entre sus dedos—. ¿Qué eres? ¿Un gorrión? Hay muchos como tú por aquí, no creo que seas el que choco la última vez en la ventana ¿No chocarías dos veces con el mimo lugar? ¿O sí?

Se quedó en silencio e ingreso al apartamento de nuevo, busco en su habitación una caja entre las repisas y algunos papeles para poner al ave. Sus libros están regados por la habitación y desde hace tiempo no encuentra ninguna de sus agendas, como si hubiesen desaparecido junto a su madre, también hay hojas con información en todas partes, algunos vasos sobre su mesa de noche y las sábanas alborotadas. Tomo la caja vacía y fue hasta la cama para sacarle una de las fundas de sus almohadas y ponerla sobre la caja para dejar al ave allí.

—Estoy seguro de que deje arroz en mi plato de la otra noche —Miro en su mesa de noche y luego por el suelo—. Aquí está —Encontró el plato casi vacío, solo con un poco de arroz cocido y pastoso sobre él—. Parece que todavía está bueno —Observo al ave y se acercó—. No te preocupes —dijo al ver que el ave rehuyó de su mano cuando acerco una bolita de arroz—. Me quede sin sal hace dos semanas, vas a estar bien —aseguro dejando la bolita en una esquina de la caja.

Volvió a mirar entre sus estantes buscando una tapa de alguna botella de refresco o algo, tumbo un libro y de este salió un sobre de papel, se quedó en silencio mirándolo. Preguntándose que debería de hacer con la carta de su mamá, miro al ave y el ave lo miro a él.

—¿Quieres escuchar lo que tenía que decir mamá? —Le pregunto al ave con seriedad—. Bueno, no estaría mal leérselo a alguien más. Supongo que sería aburrido recuperarte sin nada que escuchar, tampoco he pagado la cuenta de la televisión —suspiro—. ¿Sabes? Hacía mucho que no salía al balcón, tal vez unos cuatro meses, bueno. Cuando acabe los estudios no tenía mucho que hacer, pero tampoco quería encontrarme con Bárbara. Así que deje de abrir esa puerta —Tomo el sobre de papel entre sus manos y le temblaron con ligereza.

Lo abrió con cuidado de no romper ningún borde, saco la hoja del interior y empezó a desdoblarla, un collar de platino fino, con un dije de rubí, cayó sobre sus pies al terminar de desdoblar el papel. Lo tomo entre sus manos y lo apretó contra sí antes de decidirse a leer. Se mordió la mejilla interior y se sentó en el borde de la cama antes de empezar a leer en voz alta el contenido.

«Cuando tenía tu edad, tú ya tenías unos cuatro años. Me impresiona mucho cuanto has crecido, me obsesione con la idea de que jamás llevaras una vida como la mía, pensaba «si lo mantengo oculto, él nunca tendrá que tomar las mismas decisiones que yo». Pero yo solo estaba huyendo, quisiera decirte tantas cosas, pero no existe nada oculto entre cielo y tierra. Eventualmente, si así tiene que suceder, vas a enterarte de todo por ti mismo. Tal vez me odies, tal vez me comprendas. No era mayor que tú, tome decisiones por impulso y miedo, incluso un poco de cobardía.

Aunque quiero que sepas, que ahora que no estoy, nadie va a poder salvarte. No existe algo como un «príncipe azul» para ti, me di cuenta de ello muy tarde, porque también esperé que alguien viniese por mí. Día y noche, me pregunté si alguien me buscaría, pero nadie lo hizo. Y sí, puede que alguien venga por ti, como puede que jamás toquen tu puerta. No esperes a la salvación por mano de otro, solo tú puedes salvarte a ti mismo ahora. Yo nunca habría podido sacarte del abismo, así que te pido ahora que no estoy, que salgas por ti mismo.

Sé que quieres vivir, sé lo triste que estas muchas veces, esperaste que yo te ayudara. Perdóname, no supe cómo ser madre, tampoco pude mantenerte protegido, no te di la vida feliz que pensé que podría entregarte si huía de mis problemas. Todo lo que hice fue arruinarlo. No te rindas, vive todo lo que quieras, deje mucho dinero para ti, conoce el mundo o quédate en el mismo lugar. Solamente haz lo que te haga feliz, grítale al mundo que lo odias y que lo amas.

Tal vez no te amé lo suficiente, pero te di todo lo que pude, perdóname por no decirte que iba a morir, no quería que tuvieses esperanzas de salvarme, nunca la tuve. Ya debes saber por qué un corazón compatible con el tipo de sangre O negativo no se dona fácil. Quería verte llevar tus problemas como alguien sin otras preocupaciones ¿Es así como se siente ver crecer a alguien? Solo esperaba ver que sería lo próximo qué harías. Espero haber ido a tu graduación, el doctor no me dio mucho tiempo, pero creo qué podre ir. Estoy emocionada por todo esto, te has esforzado tanto a pesar de lidiar con tantas cosas, no sé cómo logras seguir adelante. ¿Pero podrías seguir caminando hacia el futuro por mucho tiempo más? Es que no quiero verte pronto luego de morir, me enojaría si no vivieses muchos años más.

La meta de vivir no es tener un final feliz, es tener momentos felices y valiosos que apreciar en los momentos de tristeza, tu vida nunca va a ser perfecta. No tendrás felicidad eterna, tampoco tristeza, así que sigue adelante y déjame atrás. Si algún día mi recuerdo te vuelve a alcanzar, piensa que te amo por sobre todas las cosas.

Te dejé algo precioso, para que siempre me lleves contigo»

—No, no pudiste ir a mi gradación y yo tampoco fui —Las lágrimas bajaron por sus mejillas hasta su boca y sollozo—. ¿Por qué me pides que siga? —Puso una de sus manos en su boca y grito.

Se levantó, miro al ave picoteando la bolita de arroz y salió de la habitación dejando la puerta abierta, se acercó a la mesa donde dejo las pastillas y las tomo todas. Aun sin soltar el papel en su mano, ni el collar, regreso a la habitación y entro en su baño, levanto la tapa del inodoro y soltó las pastillas en el interior antes de darle para que bajase el agua. Se quedó en silencio viendo las pastillas dar vueltas junto al agua. Se secó las lágrimas y se relamió los labios.

—Todavía tengo que llevar el ave al veterinario —comento apretando la hoja de papel contra su cuerpo, para luego colocarse el collar. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro