Capítulo 9.
Maratón 1/3.
Antes de que las vacaciones de Navidad concluyeran, el grupo de jóvenes mortífagos recién marcados ya se encontraba lejos de tierras inglesas. Sería extraño no verles al volver de las vacaciones por el castillo pero, teniendo en cuenta que Severus Snape era el actual director, tampoco sería difícil mencionar alguna mentira para ocultar su verdadero paradero.
La misión que les había encomendado el Señor Tenebroso era ir en busca de la Varita de Saúco, que era la varita más poderosa del mundo. Aunque algunos pensaban que no era más que un simple cuento, una metáfora que se mencionaba en los Cuentos de Beedle el Bardo, no era así. Existía, era real. Y, por ende, las otras dos reliquias también existían.
Las tres reliquias de la muerte eran reales. No una fantasía.
Y ahora, los muchachos estaban detrás de una de ellas.
Hermione Parkinson, quien, junto a Theodore Nott eran quienes estaban al frente de la misión, lo habían organizado todo en cuestión de días. Las influencias de los respectivos padres de los adolescentes habían hecho posible el poder tener acceso a trasladores de media y larga distancia, por lo que podrían moverse por el continente europeo, siempre con todas las medidas mágicas de seguridad preparadas y sin bajar la guardia, sin problema alguno. Las chicas llevaban mochilas con un hechizo de expansión indetectable, de modo que las habían organizado para tener todo lo que necesitarían en sus lugares exactos, para poder tener todo a su abasto por si tenían algún inconveniente por el camino.
Los chicos, en cambio, aparte de llevar sus varitas, como algunos todavía eran menores de edad, habían conseguido algunas armas como suplemento que podrían ayudarles en caso de ser necesario, así como objetos de magia oscura que la propia Bellatrix Lestrange había sacado de su cámara y de la bóveda de los Black. Y, por supuesto, llevaban toda la comida que les habían proporcionado sus padres.
Los jóvenes se hospedarían en un hostal de las afueras de Oslo, capital de Noruega, para no levantar sospechas. Por si alguien preguntaba, siempre tendrían la misma respuesta: estaban de viaje para celebrar la mayoría de edad de las gemelas, que cumplieron dieciocho años el pasado mes de septiembre.
Y es que, pese a tener todo organizado y muy bien preparado mentalmente, algo les decía que ocurriría cualquier cosa en su misión.
―Chicos ―murmuró Hermione, acercándose a su hermana gemela, con cautela―. Creo que será mejor que mañana empecemos. Hoy ya es demasiado tarde y está todo oscuro, la noche cayó hace unas horas y podríamos perdernos.
―Tienes razón, Herms ―aseguró Draco, asintiendo con la cabeza―. Como lo primero que debemos hacer es visitar Durmstrang para conseguir algo de información, deberíamos ir a primera hora de la mañana, que es cuando salen a correr por los alrededores del castillo, y así poder tener acceso a nuestros amigos del norte, para poder tener la poción multijugos lista para ser tomada.
―Esa es la peor parte ―sentenció Pansy, haciendo que una mueca se dibujase en su rostro―, pero no tenemos otra opción.
Daphne y Blaise asintieron, no muy convencidos, mientras que Theodore Nott era el que estaba más ausente. Ninguno de sus amigos lo había notado, pero al castaño algo le ocurría. Algo más allá de la marca en su antebrazo.
Para sus adentros, el chico Nott seguía maldiciendo a su padre. Seguía aborreciendo seguir sus reglas. Y deseaba que muriese, por todas las torturas que había aplicado en él desde que era un niño.
―Hasta mañana, chicos ―dijeron las tres chicas al unísono, entrando al interior del hostal.
Los seis se encontraban en el jardín trasero, que pese al frío parecía no notarse las bajas temperaturas gracias a esas chimeneas mágicas que rodeaban el terreno. Y es que, hasta que volviesen a sus hogares, aunque tuvieran que viajar a Bulgaria como habían planeado antes de partir, dormirían en dos habitaciones. Algo que no estaba tan lejos de ser algo habitual, pues ya era costumbre para ellos desde que eran unos niños pequeños. Theodore, Draco y Blaise dormirían en una; mientras que Daphne Greengrass y las gemelas Parkinson dormirían en otra.
Y así, nunca estarían solos.
Porque no hay peor mal que la soledad.
La dura y fría soledad.
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¡ESTOY DE VUELTA! Y con una pequeña maratón, como regalo por las 165K leídas en "Hermione, ¿Zabini?"
Al ser un fanfic, los sucesos descritos por Rowling pueden ser alterados y adaptados a mi historia.
POR CIERTO. Podéis leer la sinopsis y el prólogo del tercer libro de la saga: "Hermione Malfoy, regresa."
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