Maratón 1/2.

HERMIONE PARKINSON POV.

Después de la noticia que nos dieron las chicas y Blaise, todo fue muy confuso. Tenía la cabeza en eso y no en las clases y los castigos, que los Carrow seguían obligándonos a llevar a cabo. Solamente pensaba en esas palabras y en la futura marca que tendríamos en nuestros antebrazos izquierdos en poco más de siete días.

El tiempo había pasado volando, todo había que decirlo. Había pasado más de mes y medio desde esa dura y fría conversación en la habitación y todavía, hablando por mí misma, no me había hecho a la idea de lo que se avecinaba. Tenía miedo, aunque nadie lo supiera porque no lo había mencionado en voz alta. Estaba totalmente aterrada y ni siquiera estaba segura de lo que pasaría en un futuro próximo. Mucho menos estaba convencida ni segura de que el Señor de las Tinieblas ganase la guerra que se estaba llevando a cabo desde hacía casi tres años. . . Aunque en lo más profundo de mi corazón, deseaba con todas las fuerzas del mundo que acabasen con el hombre que arruinó mi vida, la vida de mi familia; la de mis amigos y sus familiares. Deseaba, de todo corazón, que acabasen con el mago oscuro que mató a cientos y cientos de personas por aburrimiento y diversión. Pese a que nadie sabía de mis verdaderos pensamientos y que, por suerte, estaban ocultos gracias a la gran habilidad por la Oclumancia que tenía, solo deseaba que todo terminase lo más pronto posible.

―Chicos, es hora de irnos ―susurré, empezando a arrastrar el baúl hasta uno de los carruajes que había cerca.

―Tienes razón ―asintió Blaise, sin ánimos.

Desde ese día, Blaise Zabini no había vuelto a sonreír ni a ser el mismo, no soltaba comentarios burlescos ni sarcásticos, ni siquiera buscaba chicas con las que pasar una noche. . . aunque eso también se debía a la especie de relación que teníamos, un tanto extraña, pero en la que ambos estábamos cómodos.

Los cinco: Daphne, mi hermana Pansy, Theodore, Blaise y yo. Subimos al carruaje y en cuestión de minutos, llegamos a la estación de trenes de Hogsmeade. Aquí acabaron los momentos felices en los que podíamos aparentar que todo estaba bien y que nada nos afectaba. Cuando el tren llegase a Londres, toda esto se iría a la mierda y todos estaríamos marcados para siempre, siendo la marca tenebrosa una sentencia de muerte para más de uno.

THEODORE NOTT POV.

Habían pasado poco más de sesenta minutos desde que la locomotora escarlata puso rumbo a Kings' Cross, la estación de Londres donde llegaría a su final de trayecto. Era un viaje largo, para nada agradable, difícil. No solo para mí, sino para todos. Hizo que todo empezase a ir de mal en peor.

El humor cambió en cada uno de nosotros. Esos rostros de felicidad que existieron alguna vez hace años, ya habían cambiado hacía pocos meses. Sin embargo, en este instante, empeoraron, si es que eso era posible.

Como todos los años y en todos y cada uno de los viajes, nada más subir al tren y entrar en el vagón perteneciente a Slytherin, rápidamente ocupamos el compartimiento más grande, para estar juntos. Sin embargo, pese a no tener una conversación muy interesante ni prestar atención a las palabras que salían de nuestras bocas, un mortífago de segundo o tercer rango, porque ninguno le conocíamos, entró sin avisar. Fue el detonante de todo, sin duda.

― ¿Qué pasa? ―fui el primero en preguntar, frunciendo el ceño.

―Tenía que asegurarme que habíais subido todos y no os habíais quedado por el camino ―contestó sarcásticamente ese hombre, pero con un tono para nada amable.

―Obviamente no íbamos a quedarnos en Hogwarts ni en Hogsmeade, sabemos muy bien a lo que vamos ―espetó Hermione, sabiendo que siempre tenía las palabras adecuadas para todas las situaciones. Con el ceño fruncido también, lo que indicaba que estaba molesta por esa intromisión sin venir a cuento―. No somos idiotas, por si no te has dado cuenta ―añadió, con un tono burlesco, pues ese mortífago no parecía tener muchas luces, a decir verdad―. Sabemos perfectamente lo que pasará y estamos sumamente orgullosos de ello, perfectamente preparados para lo que se avecina.

El mortífago iba a replicar a la gemela Parkinson, pero pareció quedarse sin habla ante sus palabras. Por lo que se dio la vuelta, girando sobre sus tacones tras soltar una maldición verbal, saliendo del compartimiento, para después desaparecer del tren.

Un "gracias" grupal fue suficiente para agradecérselo.

―Esto es una mierda ―espetó Blaise, que tenía la cabeza en el regazo de Hermione, pues todos sabíamos que algo había entre ellos y era una de las pocas maneras que el moreno de origen italiano tenía de calmarse―. ¿Qué miras tanto, hermano? ―me preguntó.

―Nada, solo os observo. . . ―murmuré, riendo―. ¿Desde cuándo estáis juntos?

― ¡No estamos saliendo! ―exclamó la pareja al unísono, provocando una carcajada grupal por la coincidencia―. Calladito estás más guapo, Theo ―me dijo Hermione, a lo que alcé mis manos en son de paz.

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De regalo, los POV de Hermione y Theo, así como hubo el de Pansy anteriormente. El drama se acerca en los próximos capítulos, así que espero que os guste, sunshines.

¡Por cierto! Podéis pasaros por mis otras novelas, que encontraréis en mi perfil:

― Warrior (tercera generación).

― Conociendo a Aries Black (segunda generación).

― Lo que vendrá (segunda y tercera generación).