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Epílogo: Luzbel

-Oye Luz, y que va a pasar con tu hermana? -Preguntó Valentino mientras se acomodaba en las cobijas. Luego de aceptarse como una pareja, Luzbel y Val tuvieron su momento para estar juntos. -No lo sé, quiero estar recuperado para ir a verla... Después de todo ella no esta bien. Además, mi papá me dijo que tengo otro hermano y quisiera ir a verlo. -Dijo Luz llevándose un cigarrillo a la boca contemplando el techo con la mirada perdida.

-¡Dios! Me pregunto qué fue lo que llevó a tu propia hermana a hacer algo tan horrible. No se que habría pasado si ella te hacía algo...

-Ya no vale la pena asustarse por eso, lo importante es que estoy bien. La oficial que lleva el caso de Katrina me dijo que se esta buscando a Liber Beanz por cómplice. Al fin todo esta pesadilla va a acabar.

Luzbel dejó un momento su cigarro para girarse y mirar directamente a Valentino. -Tenías razón, ya estaba listo para perdonar a mi padre. -Ante las palabras de Luz, Valen se estiró y tomó al escritor entre sus brazos acercando sus cuerpos. -Has cambiado, ya no eres el escritor solitario que conocí hace años... Ahora eres un hombre distinto, maravilloso y al que puedo decirle sin miedo que lo amo.

...

Tiempo después, los pasos de un más recuperado Goetia Luzbel sonaban por el pasillo de una institución mental en Ciudad Férrica. Pese a que el escritor se había imaginado un lugar lúgubre digno de una película de horror, era todo lo contrario. Paredes decoradas con docenas de colores brillantes, plantas hasta en los pasillos, y al echar un vistazo rápido a un comedor donde almorzaban tanto pacientes como doctores se podía percibir un ambiente más pacífico del que se podría imaginar.

Cuando Luzbel estuvo delante del cuarto en el que Katri estaba, sintió un escalofrío intenso recorrer su espalda. Aún así se armó de valor y abrió la puerta dejando atrás toda la incertidumbre.

Dentro de aquel espacio, Katrina observaba con desdén una peluca castaña. El aspecto de la mujer Goetia era muy interesante, su larga cabellera que alguna vez pintó de blanco ahora solo estaba poco mas abajo de sus hombros. Y su ojo, aquél que Lucifer destrozó con sus garras, permanecía cubierto por un parche rojizo.

-Hola hermana.

-Luzbel... -Fue todo lo que Katri dijo. -¿Cómo estás? -Ninguno de los dos hermanos se habían movido de su posición; simplemente Luz estaba bajo en marco de la puerta y Katrina seguía sin dirigirle la mirada. -He estado mejor... Pero, tu qué vas a saber de eso? Papá vino hace unos días a darme su sermón y no estoy de humor para escucharte.

-Katrina...

-¿¡Qué!? Me dirás que me perdonas y toda tu bola de cursilerías? Por favor déjame sola.

-No, no lo haré. Eres mi hermana y no voy a dejar que estés sola nunca más.

Esas palabras de Luzbel hicieron voltear a la hermana. Su ojo lloraba a lágrima viva y se notaba que le hacía mucha falta sacar todos esos sentimientos que llevaba guardados por años.

-Se que no merezco que me perdones, arruine mi vida y casi te mato.

-Katrina, los doctores dicen que no has querido aceptar las pastillas que ellos te dan y tampoco has comido mucho...

-Ellos quieren dejarme idiota y manejable, no les voy a dar ese gusto a nadie de verme derrotada.

Luzbel podía ver con tristeza a su hermana y comprobó una dura verdad que hasta ahora no había querido aceptar: La persona que era antes Katrina Goetia había muerto el día en que la blancura se apoderó de su piel. -Belén Poe, la chica de la que tanto te sentiste atraído. Yo la contraté para ilusionar...

-Lo sé, de hecho ella misma llamó para decirme lo que hizo y pedir disculpas. Como ves no tienes nada, hermana. Ya deja esta obsesión conmigo y lo que esta en el pasado.

-No, no, no y ¡No! Tu dejaste a mamá morir y no fuiste capaz de salvarla y por eso ¡YO VIVÍ MÁS DE 10 AÑOS COMPLETAMENTE SOLA! Y matarte... Esa iba a ser la forma en que iba a liberarla.

-Lo siento Katrina, pero mamá tomó su camino y ni tu, ni yo o papá habríamos podido hacer algo para detenerla. Te diré algo, por mucho tiempo creí que yo fui el causante de que mi madre falleciera pero tras mucho tiempo de duelo vi las cosas claras. Ahora tengo a un novio que me a ayudado, asistí a las terapias que por tanto tiempo escapé. Y en parte eso hizo que yo recuperara. Espero que tu puedas volver a ser quien eras antes algún día.

Eso fue lo último que dijo Luzbel antes de salir de la habitación de su hermana dejando sobre la mesa un recuerdo.

...

Luzbel🌸

El tiempo pasó. Lucas se había marchado de la ciudad, Cori saldría de viaje con su hermano y yo ya me estaba recuperando del brazo roto.

No volví a visitar a Katrina luego de lo que pasó esa última vez, aunque mi padre si que continuó yendo a verla. Después de todo un padre estará con sus hijos a pesar de sus errores. Además, me contó que Katri llevaba un progreso lento pero constante, en cierto modo estaba feliz por ella.

Valentino y yo nos mudamos a su casa. Lo decidimos cuando dijo que quería cuidar de mi cuando yo seguía con mis heridas en parte fue bueno dejar mi viejo departamento además de que pude llevarme todas mis plantas. Y mientras vivimos juntos lo estuve apoyando en cada una de sus peleas. Me volví su fan número uno; celebramos como nunca cuando mi amor ganó el cinturón del campeonato nacional por el que tanto se había esforzado. Al fin teníamos todo lo que siempre habíamos deseado: Una vida feliz.

Todo era maravillado, si. Pero sólo quedaba una cosa que hacer entre mis pendientes.

Me encontraba parado frente una casa muy bien cuidada y con un aire pacífico que se sentís muy atípico sabiendo a quien estaba a punto de ir a conocer. Toqué a la puerta y una mujer castaña sosteniendo a un niño pequeño me miró extrañada luego de preguntar que quería. -Buenos días, estoy buscando al señor Azael. Es por un tema sobre su madre. -Dije con una sonrisa esperando a que me pidiera que me marchara. Pero, en su lugar me invitó a pasar para proceder a llamar a su esposo. Cuando Azael llegó ante mi pude comprobar que eramos muy parecidos, quizá fue por eso que la mujer me dejó entrar por la similitud con este hombre. -Es un gusto conocerte al fin, soy Luzbel Goetia, creo que sabes porque estoy aquí.

Era notoria su mirada fría que yo conocía a la perfección, quizá no le hacía gracia verme ahí. Pero conocer a este sujeto era algo que quería desde hacía tiempo. -Luzbel Goetia. Sí, se quien eres; leí sobre ti en los periódicos y sobre lo que pasó con tú hermana.

-Nuestra hermana, se que para ti esto puede ser molesto. Pero hace poco tiempo que me enteré de quien eras y no quería quedarme sin hacer nada sabiendo que tenía un hermano.

Azael hizo un gesto indicándome que saliéramos al patio para allá seguir esta conversación. -Luzbel, el hijo pródigo de Charles Goetia... No lo temas a mal pero, sigo sin entender por que has venido. -Preguntó mientras tomábamos asiento al pie de unas escaleras en la entrada.
-Porque quiero saber de ti, quiero saber quien eres más allá de lo que me contó mi padre. Y saber un poco más de mamá.

Parece que mis palabras alejaron su estoico semblante ya que se giró hacia mi para tomar un par de cervezas e invitarme a tomar. -Cuando yo nací; los primeros fueron difíciles para mí familia porque Mary tenía su doble vida y mi padre era sólo un cocinero desempleada. Cuándo se enteró de la muerte de Mary me abandonó en un orfanato, durante años solo desee una cosa: Una familia. Por suerte me pude ganar una beca en una buena universidad donde de hecho conocí a mi esposa... Y ahora estoy casado, tengo un hijo y una niña viene en camino. Pero si quieres saber sobre mamá, lo siento pero no sé muchas más que tú o tu padre.

Al escuchar toda la historia de este hombre me hizo derramar alguna que otra lágrima. Los hijos Goetia habían crecido en infiernos y sin embargo, cado uno lidió con el suyo a su modo.
-Muchas por contarme esto, Azael. Ya debo irme y muchas gracias por acceder a verme; tienes una linda familia.

-Gracias a ti, Luzbel... No negaré que ésto fue inesperado pero, me alegra saber que tengo más familia de la que esperaba.

Antes de irme, me despedí de la familia de mi hermano. Su esposa inclusive me invitó a quedarme para la comida aunque no pude aceptar. Al final me despedí y caminé hasta la esquina de la calle donde Val pasó a recogerme.

-Y qué tal te fue, amor? Te dijo algo sobre tú madre?

-No, es una pena. No importa ahora; sólo es una vieja herida a la que ya debo superar.

-¡Ay que maduro! Déjame darte tus besos.

-Val aquí no... Vamos, hay que ir a casa. Sabes, recordé algo que le dije a Lucas hace tiempo: "El cambio ocurre cuando hay un detonante" creo que tú fuiste mi detonante Val. -Sin decir una palabra más me acerque hasta mi amor y nuestros labios se unieron mientras por dentro pensaba. -"Así que este es el amor... Me gusta"

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