{Capítulo 9 parte 3}
Lucas se mantenía abrazado a su amada. No dijeron mucho durante el resto del tiempo que Lucas estuvo ahí, salvo que Rouse de hecho preguntó algo que le daba curiosidad desde hacía mucho.
—Oye Lucas, me acuerdo que dijiste que ibas a trabajar en el equipo de un trabajo de un escritor, no? Y dices que irás a Ciudad Imperial porque tu jefe participará en un festival?
—Si así es, por qué la pregunta?
—No puede ser... ¡Estas trabajando con Luzbel Goetia! verdad? Escuche noticias hace semanas que buscaba equipo de trabajo.
—Si, el señor Goetia es mi jefe. Espera ¿Lo conoces? ¿Y cómo es que lo supiste?
—Bueno, no lo conozco personalmente pero, mis hermanas y yo hemos leído varios de sus libros. Wow no puedo creer que enserio trabajes con él... Dicen que es muy bajito y enojon.
De nuevo, Lucas pensaba en que las ideas que casi todo el mundo tenía sobre Luz y de hecho eran muy alejadas de la realidad (excepto por lo de bajito) aún asi, el pintor pensaba en ¿que es lo que hizo que todas las personas pensaran así del Luzbel?
—Bueno, no creo que sea alguien enojon, quizá sólo no tiene mucha paciencia... Sabes, he oido que muchas personas lo consideran alguien grosero y hasta le ponen apodos algo crueles. Tu sabes por qué?
Rouse se quedó pensativa un momento, de hecho sentándose en las piernas de Lucas dejándolo sonrojado. Claro que aunque Rouse leyera a L. Goetia era obvio que investigaria un poco sobre ese autor que le gustaba.
—No recuerdo muy bien, pero hace mucho mis hermanas me leyeron que tuvo una infancia fea; es hijo de Charles Goetia un abogado que era muy conocido en su tiempo. Y fue algo triste cuando murió su madre si no me equivocó dicen que se suicidó. Y lo de sus apodos creo que los mas populares son "Escritor Demente" o "Él Fenomeno" creo que eran por ser de los mejores escritores de la decada.
—Si que suena a que vivió una infancia dura. Yo se que se siente perder a un padre...
La chica pelirroja notó la voz un tanto frágil que Lucas estaba teniendo, sabía que Lucas perdió a su padre y bueno también ese fue uno de los motivos por los que Lucas dejó la escuela de artes aunque no lo admitiera.
Sin dicer ni una sola palabra, Rouse se acomodó aun más sobre las piernas de su novio quedando cara a cara. Guiada por sus manos en el rostro de Lucas para ella sembrar un largo beso en sus labios.
—Te amo Lucas, y no me gusta escucharte cuando estas triste. Vamos a remediarlo. —Luego de eso Rouse siguió con su beso por un rato más.
—Recuerdas la primera vez que hablamos? —Preguntó Rouse esta vez sin importarle que los pudieran ver.
—¿Cómo podría olvidarlo? Ese día fue maravilloso.
Lucas esta vez se dejó llevar. Tomó las mejillas de Rouse entre sus manos y siguió con el beso que cada vez más iba aumentando su intensidad. Así que Rouse bajó los tirantes de su azul oberol junto a su blusa haciendo que su prenda cayera hasta su cintura. Y Lucas hizo lo mismo quitándose su camiseta. Todo esto no sin antes ponerle seguro a la puerta y cerrando la ventana quedando ambos en la mas completa oscuridad solo iluminados por las velas que Rouse tenía en su estudio.
(Recuerdo de hace unos años de como Rouse y Lucas se conocieron)
Lucas salía de su clase de arte digital, bastante apurado para poder ir a la cafetería a comer algo y poder regresar a casa para terminar sus pinturas. Pero, Mientras intentaba llegar a la cafetería; rápidamente una avalancha de gente tapaba la entrada y al parecer esa enorme multitud contemplaban a una de las chicas mas guapas, populares y talentosas de la escuela de arte. Esa chica era Rouse Amery. Por increíble que fuera Lucas se abrió paso entre todas las personas que rodeaban a la chica pelirroja.
Se dice que cada persona esta destinada a encontrarse con el amor de su vida. Se dice que los une un hilo rojo atado a su dedo meñique. También se dice que una vez que si juntas tus manos con las de la persona que amas, podrás ver completamente el corazón de tu amor verdadero.
Y así pasó, mientras Lucas avanzaba era que Rouse se levantó para marcharse pero. Como si fuese obra del destino fue que la chica ciega se tropezó y era inminente su caída al sueño. Sin embargo cayó sobre un muchacho de delgado, piel morena y un cabello largo que le cubría un ojo... Si, ese muchacho que amortiguo la caida de Rouse era Michael Lucas.
—¡Wow! Tranquila ya te tengo ¿Estas bien? —Lucas ayudó a esta chica a ponerse de pié y mirar si ella no se había lastimado.
—Muchas gracias, estoy bien... ¿Cuál es tu nombre? —Parecía que el tiempo se había detenido. Lucas contemplaba el rostro de porcelana de Rouse que era adornado por su cabello rojizo dándole un toque brillante. —Oh si disculpa, me llamo Michael Lucas... Y tu eres?
—Me llamo Rouse Amery... Muchas gracias Michael Lucas. Ya debo irme.
Las amigas de Rouse, la acompañaron hasta su estudio de privado mientras que el joven Lucas se había quedado enganchado a la belleza de Rouse. De hecho una vez que todo el embrollo pasó, el pintor se dio cuenta de que con la caída, se le había desprendido a Rouse su pulsera. Así al menos tendría una excusa para ver a esa hermosa chica.
Y así pasó, Lucas fue a ver a Rouse hasta su estudio privado. Y aunque muchas personas no lo querían dejar entrar. Con la premisa de que Rouse no podía ser interrumpida. Fue Rouse quién salió para permitirlo entrar.
—Disculpa que te hayan tratado mal afuera. Mis padres ponen a mucha gente para que nadie se me acerque. Dicen que así alejaran a las malas personas.
—No te preocupes, solo quería darte tu pulsera que se te cayó. —Lucas tomo la pequeña mano de Rouse para atar el hilo de su pulsera. Esto hizo que la chica se sonrojase bastante sintiendo las manos fiermes de Lucas sobre la suya.
—Bueno... Supongo que debo irme, no quisiera causarte molestias. Adiós Rouse.
—Oh... Muchas gracias Michael, podrías quedarte un poco más? No me dejan tener a gente cerca de mi. Además este estudio siempre está muy sólo. —La expresión del rostro de Rouse era triste, como si la sensación de soledad fuera algo común para ella.
—Jeje esta bien, puedo quedarme y podemos hablar de lo que sea. O podría venir en mis ratos libres si quieres.
—Eso me gustaría. Gracias Michael...
—Por favor sólo dime Lucas, no me gusta mi primer nombre, Michael.
—Disculpa, Lucas. Te gustaría acompañar a esta señorita para platicar.
—Con mucho gusto señorita Rouse Amery.
...
(De regreso en el presente)
Rouse y Lucas estaban acostados sobre una alfombra de terciopelo en el suelo del estudio. El pintor tenía su cabeza sobre el vientre de su amada y sus manos envolvian sus piernas al tiempo que la poeta acariciaba la cabeza de su novio jugueteando con su cabello.
Lucas giró su cabeza y fue recorriendo con sus labios desde la cintura a los pechos de Rouse hasta llegar su cuello donde continuó besandola. Por su parte Rouse deslizaba su mano por el torso de su amado para denerse en su entrepierna.
—Ya deberíamos vestirnos. Tu debes ir al trabajo y yo a mis clases.
—Tienes razón, amor. Pero es muy difícil apartarme de tu lado. Será muy duro estar separados el tiempo que yo este de viaje.
—Lo se, pero yo te esperaré paciente... Así cuando vuelvas volveremos a ser tu y yo. —Con eso último, Rouse dio un beso en el cuello de su novio.
—Tienes Razón... Bueno, voy por mi ropa y deja te paso la tuya.
De inmediato Lucas se vistió y ayudó a Rouse a ponerse de nuevo sus ropas. Antes de despedirse, la chica poeta tomó a Lucas por la cintura pegando sus cuerpos en un fuerte abrazo.
—Te amo Lucas. Tu me haces muy felíz, soy tuya y tu eres sólo mio... Haré todo lo posible para aguantar la ganas de estar contigo cuando no estés.
—Yo también te amo. Cada centímetro de mi cuerpo y de mi alma es completamente tuyo. Sabes, podría decir en el trabajo que tuve un contratiempo y podríamos quedarnos juntos un rato más ¿Qué te parece?
—No te dirán nada, no deberías arriesgar tu trabajo por quedarte conmigo.
—No hay nada mas importante que estar contigo. —Una vez más, Lucas y Rouse jutaron sus labios con la llama de la pasión bailando dentro de ellos.
Y sin despegar sus cuerpos, mutuamente se quitaron si ropa de nuevo ambos recorriendo con sus manos el cuerpo de su pareja. Así hasta volver a hacer el amor.
Este amor secreto que mantenían la poeta y el pintor se volvía cada vez más intenso. Y cada día que pasaba, su anuncio para hacerlo oficial se acercaba.
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