{Capítulo 7 Parte 1}
Al momento en que Lucas colgó con la llamada con su amada Rouse y el hecho se saber que ella ahora era su novia, su pareja, su amor eterno. Despertó en el pinto un instinto e inspiración que dejaría boquiabiertos a los mismísimos Miguel Ángel, Pablo Picasso y Leonardo da Vinci.
De forma veloz y serena Lucas tomó un lienzo en blanco y comenzó a trazar en él una figura mas que conocida para si mismo. Cuando el primer boceto estuvo listo, en la mirada del pintor se podía deletrear la frase: —Esta será la mayor obra de mi vida.
Tomando todos su botes de pintura, pinceles y reglas. Lucas daba pasadas sobre el lienzo blanco que a la luz de la luna como única testigo se mostraba lentamente la figura del rostro de Rouse Amery como primera instancia.
La siguiente parte de la pintura parecía ser el camino largo para el pintor quien dejó caer al suelo toda la parte superior de su ropa dejando su torso desnudo. Y sosteniendo de forma suave su pincel favorito, Lucas cerró los ojos dejando que la imagen de su encuentro romántico con Rouse llegara a él, al instante que su recuerdo con ella se plasmó en su psique; una sensación de descarga eléctrica recorrió el cuerpo de Lucas.
La figura curvilínea de tes blanquecina acompañada de unos finos cabellos rojizos de la amada novia del pintor se empezaba a plasmar en el lienzo que dejo de ser blanco para tener un fondo con la propia luna que era cómplice de la obra tan reluciente.
El vestido y ropa de Rouse desapareció por completo de la pinturta y de la mente de Lucas, así que cuando la pintura reflejaba a la joven Rouse Amery acostada de forma deleitosa sobre su diván rojo delante de la también bella luna llena estuvo terminado. Lucas se hecho de rodillas y estirando los brazos como intentando abrazar a la pintura.
Las horas se habían ido deprisa así que Lucas suspiro del cansancio y volvió a colocarse sus ropas al empezar a sentir frío.
—¡Oh juro por la vida misma que no existe ni existirá jamás en el tierra mujer que se compare con tu belleza mi querida Rouse!
Tras decir éstas palabras, Lucas se apresuró en colgar su nueva y mas brillante obra justo delante de su ventanal que dejaba entrar la Luz de la luna. Así ambas bellezas se mirarán por la eternidad.
Poco a poco Lucas dejó su estudio y caminó en completo silencio hasta su habitación. Estaba tan agotado que se dejó caer sobre la cama y cerró los ojos de inmediato. Su largo cabello igualmente le ayudó tapándose los ojos para que su descanso si que fuera óptimo.
Aunque no fuese la forma mas romántica del mundo. Lucas se le declaró a Rouse, y ella sabía de sobra todo el cariño que el chico le tenía. Así, en pocos segundos Lucas fue cayendo en un sueño tan relajante y profundo pudiendo descansar de tan ajetreado día.
...
—Ya es bastante tarde, creo que deberíamos irnos a descansar yo mañana tengo trabajo y supongo que tu igual. —Luzbel inquirió en ello poniéndose de pie junto a Val, ambos pagaron los cafés y salieron del bar hacia el estacionamiento. Ahí Bel sacó de su camisa un cigarrillo para apresurarse a encenderlo.
—Bueno... Gracias Val, me ayudaste a despejar la mente sin duda. Y bueno fue agradable salir, sabes que por lo general no soy sociable en lugares así.
—Me alegra que estés mejor. Y sabes que puedes contar conmigo para lo que necesites, Luz. Si tu quieres hablar de lo que te moleste o sientes algo que quieras hablar. Aquí estaré contigo.
Por último, Luzbel y Valentino estrecharon sus manos para a continuación darse un rápido abrazo. Val fue el primero en subir a su auto y marcharse mientras que su amigo lo despedía con la mano levantada a espera de terminar de fumar. Pasados los minutos y ya cuando Luz se cansó de su humo lanzó la colilla ya apagada a un bote de basura y subiendo a su auto para igualmente marcharse.
La noche dejaba ver toda Ciudad Férrica iluminada por las luces de las calles, edificios de oficinas, tiendas y licorerías que desde las alturas mas grandes reflejaba la imagen de miles de luciérnagas en la negrura de un bosque.
No le tomó mucho tiempo al escritor llegar a su casa. Pasando sus dedos por el barandal que lo llevaba a su semisótano; notó justo a ese momento que había caído una lluvia reciente así que con un sonido de total despreocupación salido de sus labios entró a su casa dejando que un aroma a calma le invadiese.
Un respiro largo y profundo vino por parte de Luzbel, en completo silencio exceptuando el de sus pisadas dejo caer su saco en el suelo y siguió directo hasta un sofá rojo intenso con detalles marrón individual donde se dejo caer sentado con un profundo suspiro.
De un momento a otro su atención se fijó en la ventana que dejaba ver su repisa exterior y así misma mostraba sus plantas; unos bellísimos tulipanes rosados con algunos pétalos teñidos de un color crema, otra flor que estaba en los laterales de la maseta café eran unos narcisos amarillos de los cuales goteaban diminutas gotas de agua insinuando la llovizna que arreció hacía un rato.
Luz mantuvo una expresión de paz, levantándose de su sillón sus pisadas lo llevaron al comedor donde ahora un florero con hermosos lirios rosados estaban posando en un florero de cristal, él llevó su dedo sobre uno de los pétalos rosas con una delicadeza absoluta sintiéndose invadido por la suavidad y el dulce aroma que desprendía la flor.
A continuación nuestro protagonista avanzó hasta su recámara donde tomó asiento nuevamente y sin decir palabra alguna. Poniendo una alarma con despertador a las 5:30 de la madrugada. De inmediato sacó de uno de sus cajones cercanos a la cama una fotografía bastante maltratada pero que por fortuna mantenía la imagen importante casi intacta.
La foto que se revelaba frente a Lizi era la de una mujer sumamente hermosa, con unos largos y finos cabellos castaños oscurecidos, un par de ojos tan brillantes como la miel. Además, dicha mujer vestía una ropa muy formal como si la misma fotografía fuera para un evento especial sin contar el hecho que esta dama tan distinguida sostenía a un pequeño bebé de tan solo un mes mientras que el vientre de ella mostraba signos de seguir estando embarazada. Y su rostro, su intrigante mirada era idéntica a la de Luz. Prácticamente era como ver la cara de Luzbel en ella.
Esta mujer era Mary de Goetia, la madre de Luzbel. Según él recordaba algo que Apolo el mayordomo e íntimo de su padre le contó; Luzbel y Katrina iban a ser mellizos pero, una complicación hizo que Luz naciera prematuro mientras que Katri si nació tras los nueve meses naturalmente. Eso le daba sentido a la imagen tan peculiar de Mary.
La herida de ver a su madre agonizando en la tina del baño sin poder hacer nada para ayudarla seguía marcada en el corazón de Luzbel y por más que los años pasaron no podía cicatrizar. Hace un tiempo que Luz consideraba muy seriamente ir a donde un psicólogo para tratar lo que él creía eran sus problemas.
Y a pesar de su decisión de querer ir, de tratar de ser mejor. Cada vez que él iba con la firmeza necesaria los recuerdos tormentoso con su padre descartaban la idea.
—"Es tu culpa que ella muriera"
—"Te pareces tanto a tu madre"
—"¡Tu no eres mi hijo!"
—"Ojalá hubieras muerto tu"
Esas y muchas más de esas palabras eran algunas de las que Lucifer podría recordar de su padre decir hacia él. Y eso aunque cada día Luz se esforzaba en repetirse que eran mentira. Lo habían dejado en un limbo entre el miedo de no poder ir a terapia por evitar el recuerdo de su madre y entre su constante lucha de no ser devorado por sus malos pensamientos.
Lizi dejó caer la fotografía junto con sus lagrimales. Gemidos y suspiros de tristeza salían del escritor que pasó de un llanto casi insignificante a estar completamente destrozado. Todo este remolino de emociones y de recuerdos eran la peor tortura que se le podía dar a este hombre.
Cada vez más las lagrimas del escritor caían por sus mejillas con más cantidad. Sus manos fueron levantándose y rodeando su propio cuerpo como si se estuviese abrazando a si mismo sobre su cama. La escena de ver a Luz en un estado tan vulnerable era algo casi impensable. Esta era la otra cara del demonio Lucifer; para la editorial demostraba ser un escritor casi prodigio con una imaginación ilimitada, para su nuevo equipo de trabajo alguien distante y muy reservado, para Belén Poe un hombre interesante y su objetivo y para Valentino alguien destrozado... De hecho, Val era la única persona en la que Luzbel podía confiar y que hubiera salido con él era prueba de eso.
Luego de llevar varios minutos en la misma posición, llorando y con el resto de sus presiones del día Luz cayó dormido profundamente.
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