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{Capítulo 5 parte 2}

—Ya volví señor, necesita que me ocupe de algo más? —Preguntó Corina entrando a la oficina de Luz con la cesta de manzanas a lo que el escritor quedó fascinado y rápidamente abrió la cesta tomando una manzana. Para Cora fue obvio de inmediato que esas frutas para Luzbel eran lo mismo que un cigarrillo para un fumador.

—Muchas gracias Corina, ahora toma estos papeles y revisa que no tenga ningún error en la ortografía. Rápido.

—Si... Señor quiere que revise cada una de estas hojas? —Corina hizo una mueca de inconformidad al ver que era una cantidad considerable de hojas.

—Si no es molestia. —Contestó el escritor con cierta ironía sin dejar de trabajar en lo que sea que estuviese haciendo y ya con la manzana cerca de su boca. Hablar con Valentino y tener de nuevo sus tesoros manzaneros le habían regresado aunque fuera sólo un poco la calma.

—Dime Corina ¿Quién te atendió en la Emperatriz Leonesa?

—Oh bueno, Mmh creo que se su apellido era Beanz; a si ya lo recordé su nombre era Liber Beanz si no me equivocó dijo que era el gerente.

Luzbel hizo un gesto de peculiar, como si se le confirmara una corazonada para en seguida tener una expresión de desagrado al escuchar el nombre de Liber.
—Debía suponer eso... Para la próxima vez que vayas a La Emperatriz me encargaré de que trates directamente con el dueño.

Corina se extrañó por el comentario de su jefe, aunque tampoco le dio mucha importancia ya que sólo asintió y camino a su mini oficina compartida. Pasado un rato, Cora ya llevaba un avance considerable así que tendría tiempo de sobra después de su descanso para comer. Ella se alegro por ello y sacó su celular para mandarle un mensaje a su hermano.

Cora: "Hey Dani, comemos? En unos minutos salgo a mi descanso."

Dani: "Lo siento Cora, tengo trabajo de hecho saldré un poco mas tarde que tú."

Cora: "No te preocupes :))"

Unos minutos después...

—¡Vaya que había transito! Hubo un choque de autos y tuve que regresar del hospital a pie. —Lucas por fin llegó de nuevo al trabajo y se veía algo exhausto.

—Te fue bien con la dirección de La Emperatriz Leonesa? —Preguntó Lucas tomando asiento a un lado en su escritorio para hacer otro trabajo que Luz le encargó.

—Si, aunque fue todo un lío al principio, llegué... ¡Hombre hasta unos perros me persiguieron cerca de llegar a tu escuela esa!

Corina hizo una pausa y recordó algo que quería preguntarle a Lucas.
—Oye Lucas ¿Por qué dejaste esa escuela de artes? Se veía muy genial por fuera.

El pintor hizo una breve pausa como si dentro de su cabeza estuviera desempolvando una vieja caja llena de recuerdos que hacia mucho tiempo no se tocaban.
—Veamos... Yo estudié ahí desde mis 16 años, mis padres pagaron el primer año de la colegiatura y yo el segundo. Después en ese segundo año tuve un "choque de ideologías" por llamarlo así, con la directora de la escuela sobre sus reglas así que decidí dejar esa escuela.

—No tenia idea, supongo que debió ser duró dejar tu escuela.

—En realidad no. Digo lo que verdaderamente fue difícil fue despedirme de la chica que me gusta pero incluso aún sigo yendo a verla.

Para el pintor la imagen de su querida Rouse como el mismo sol que lo ilumina en sus pesadillas se dibujó en su mente con una belleza inigualable.

—¡Uuuuyyyyy! Con qué una chica? ¿Cómo es ella? —Cora hizo una pequeña broma sacándole unas risas a su compañero.

—Oye no te burles, ¿Qué quieres que diga? Es de piel clara, cabello rojizo. Y aunque muy pocas veces e visto sus ojos sé que son hermosos...

—Con tanta miel esta oficina terminará llena de moscas.
—Comentó el escritor mirando a su equipo de trabajo desde el marco de la puerta y claramente asustando a Lucas por perder el tiempo.

—Per... Perdón señor, de inmediato me pongo a trabajar. —El tartamudeo de Lucas rompió el silencio a lo que Luz sonrío por eso y entro a la oficina con ellos.

—-¿Por qué dijiste que muy pocas veces has visto sus ojos? ¿Acaso va por la vida durmiendo o algo así? —Preguntó el escritor aún manteniéndose en la entrada de la oficina.

—No, lo que pasa es que ella por lo que me contó perdió la vista cuando era una niña entonces casi siempre tiene los ojos cerrados y muy pocas veces la e mirado a los ojos.

Una silencio entre sepulcral e incomodo acogió al escritor, a la chica sonriente y al artista.
—Vaya, no tenía idea de que fuera así... Perdona por burlar me Lucas.
—Pidió Corina dejando caer su mano sobre el hombro de su compañero dándole algo de consuelo.

—Esta bien. A pesar de muchas cosas sólo espero el momento para que ella y yo podamos estar juntos. —Lucas declaró sonriendo un poco, luego de eso Luzbel rio por lo bajo diciéndole un consejo muy interesante al chico:

—El cambio siempre ocurre cuando hay un detonante... No se tal vez eso se adapte a tu situación. —Luz ya no dijo nada más, sólo salió de su la oficina de su equipo dejando un aire de más calma en el lugar.

Para Lucas y Corina la idea de que su jefe era una persona amargada y de muy pocos amigos se empezaba a esfumar.

Durante el resto del tiempo antes de salir al almuerzo no se escuche ni un ruido em toda la oficina. Ni en la de Luz ni en la de los muchachos. Todo se había quedado en un estado pacífico.

—¡Por fin terminé! Estoy cansada, iré a la cafetería de la editorial. Vienes conmigo a comer? —Cuestionó la chica estirando se y empezando a recoger sus cosas.
—Lo siento, voy a comer con la chica que te conté. Será en otra ocasión.
—Tras Lucas disculparse, él fue el primero en salir a su comida. Dejando a Corina pensativa de con quien iría a comer o si tendría que ir a comer sola. Hasta que dirigió su mirada a su jefe quien estaba leyendo el periodico... Y luego era Luzbel quien detestaba la procrastinación.

—Mmh oiga señor ¿Usted no saldrá a comer? —Al escuchar las palabras de Corina, Luzbel se quedó algo pensativo. Todavía faltaban horas para que el trabajo acabara y por ende faltaba tiempo para su salida a quien sabe dios donde con Val.

—Tenía pensado pedir comida de la cafetería y comer aquí.

—Oh bueno... Podría comer aquí con usted? Es que aún no conozco bien la ciudad y me da mucha pereza ir hasta mi casa para comer.

—Esta bien, llama a la cafetería para que traigan mi almuerzo y también pide lo tuyo para que lo traigan acá.

Y así, Cora asintió con la cabeza y  regresó a su oficina para pedir el almuerzo. 
—Hola, habló a la cafetería?
—Si, señorita. Desea algo?
—Mmh si. Podría mandar a la oficina del señor Luzbel Goetia su almuerzo y uno para mi. Corina del Río, soy de su equipo de trabajo.
—De inmediato señorita, desea el menú de hoy usted? Hoy estamos dando pasta y limonada.
—¡Claro! Aquí la esperamos y gracias.

No tardó mucho en llegar un par de meseros de la cafetería, que obviamente trabajaban para la editorial; dejando un par de charolas de comida para que tanto Luzbel y Corina vieran una comida muy bien presentada y con una pinta lo que le seguía de agradable.

La charola del almuerzo de Luz traía también pasta con una salsa de tomate y de postre un helado de vainilla con chocolate. En el caso de Corina, el platillo del día lucía de restaurante. Los dos se dieron provecho y comenzaron a comer sus respectivas comidas.

...

Mientras tanto, Lucas llegó de prisa a su vieja escuela colocándose de nuevo sin ser visto en el estudio privado de su amada Rouse.
—Pedí ensalada para el almuerzo, no te molesta? —Cuestionó la chica pelirroja acercando sus manos lentamente a los cubiertos.
—Esta excelente la ensalada, querida.

Obviamente nadie podía saber que Lucas estaba con Rouse. Así que cuando se encontraban de este tipo de maneras Rouse pedía algo de comer que a ambos les gustara.
El tiempo de la comida fue rápido para Lucas y Rouse. Así que luego de terminar rápido su almuerzo los enamorados se dedicaron un poco más de tiempo.

—Ojalá y no tuviéramos que reunirnos en secreto. Pero esto no será así por mucho tiempo. —Lucas susurró al oído de la chica pelirroja quien sintió su piel erizar al oír la voz de su querido Lucas.
—Te amo Lucas... Y quiero estar contigo para siempre. —Lentamente la joven pareja se acercó hasta juntar sus labios en un beso que liberó todo el amor de los dos, pero esta vez había algo diferente en ese beso. Rouse dejo sus manos en el rostro de Lucas y ella lentamente se dejo caer en el diván llevándose a Lucas sobre ella. Por su parte, el artista no tuvo objeción y sin romper el beso rodeó a Rouse por la cintura terminando encima de ella.

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