{Capítulo 2 parte 3}
—Luzbel Goetia, yo quería decirte que... Que tu me... —Antes de que Valentino pudiera decir una palabra, el celular de Luzbel sonó interrumpiendo el difícil momento. Era su hermana Katrina que no era portadora de buenas noticias.
—¿Qué quieres ahora, Katrina? —Era obvio que a Luz no le agradaba ni un poco su hermana y fue muy grosero con ella por interrumpir su almuerzo.
—Escucha idiota, papá enfermó aun más y los doctores quieren que vayas a donar sangre de inmediato. —La mujer de mirada congeladora sonaba tan fría como la nieve.
—Y si es tan importante ¿Por que no donas tu la sangre al viejo?
—Porque yo estoy en el aeropuerto rumbo a Ciudad Imperial, lo dejo en tus manos "Lizi"...Chao. —La llamada se cortó dejando a Luzbel muy molesto por no terminar su comida y tener que darle sangre a su padre.
—Lo lamento tanto esto, Val... Pero debo ir con mi padre. Si quieres podemos posponer nuestra comida para otro día, ¿de acuerdo?
Valentino escondió su disgusto por lo que acababa de pasar así que rápido pagaron la cuenta y cada uno tomó su camino.
—Soy un idiota, debí decirle las cosas rápido antes de que sonara su tonto celular. -Se decía a si mismo Valentino mientras caminaba triste de regreso al trabajo.
A su mente llegaba el día en que se enamoró de Luzbel, el día en que sus sonrisas alegres se empezaron a dirigir y ser mas especiales sólo para él:
No había pasado mucho desde que Luz llegó a la editorial y su primer libro fue un éxito, la primera vez en que los dos se conocieron fue en una celebración de la empresa, era el aniversario por los 20 años de Casa Roja y habían sido invitados todos los escritores de la editorial y varios ejecutivos más. Y fue ahí donde Valentino lo vio por primera vez a Luzbel con su mirada fría e indiferente; a simple vista le resultó atractivo ese nuevo escritor que se había dedicado desde su llegada a publicar novelas cortas de suspenso.
Recuerda que él lo invitó a hablar primero. —Hola, tu eres el nuevo escritor, verdad? Disculpa aun no nos han presentado. —Luzbel lo miró extrañado pero con un suspiro de resignación contestó cabizbajo. —Asi es, me llamo Luzbel Goetia. —Pues es un gusto Luzbel, ¿Te molesta si llamo Luz? —Luz solo se encogió de hombros como queriendo decir: "has lo que quieras, me da igual."
—Se nota que no hablas mucho, eres de esos escritores que se encierran y no salen hasta terminar su escrito? —Sin importar los métodos, Val quería tener una conversación con ese misterioso escritor así que viendo el empeño que estaba dando para querer hablar con él, Lucifer cedió y empezó una charla natural.
—En realidad no me siento cómodo en este tipo de eventos, pero no tenia nada que hacer así que... Que mas da. —Val escondió su alegría por hablar con Luz así que continuaron la noche hablando de distintas cosas, era obvia la falta de conocimiento de relaciones sociales por parte de Luzbel pero eso le daba lo mismo a Valentino quien estaba atraído.
Lo poco sociable que era Luzbel le resultó interesante a Val y fue cuando empezaron a hablar se dio cuenta que había algo más detrás de la fachada de hombre solitario... Desde ese día el corazón de Val se quedó flechado por el escritor.
...
Luzbel salió del restaurante y se marchó a pié directo al hospital donde estaban "cuidando" a su padre. Era obvia la furia que el escritor llevaba y los fríos glaciares de sus ojos ahora ardían como volcanes.
No le tomó mucho tiempo a Luzbel llegar al hospital donde incluso antes de que las enfermeras lo recibiera, un señor de edad avanzada y smoking azabache le dio la bienvenida con mucho respeto. —Es un gusto verlo de nuevo, señor Goetia. —Este hombre de pelo cano y semblante cansado estrechó su mano con la de Luzbel, de forma sorpresiva. Luz se veía feliz de ver a ese hombre.
Apolo Steven's, era como se llamaba el caballero que era tal amable con Luzbel. Él fue durante mucho tiempo el mayordomo de la familia Goetia, estuvo con la familia desde que Luzbel y Katrina eran unos niños hasta la muerte de la madre de los niños y el volar del nido por los muchachos.
—¿Como has estado, Apolo? —Luzbel estaba tranquilo con la presencia de Apolo. —Bastante ajetreado cuidando de la salud de su padre, y usted? Tengo entendido que una de sus obras será nominada en un festival de literatura en Ciudad Imperial.
—Es cierto, pero aun falta tiempo para la ceremonia. Mejor dime donde esta el viejo para que le de mi sangre y me largue. —Luzbel a pesar de que estaba mas calmado con la presencia de Apolo, pero tan solo mencionar el asunto de su padre le daba mucho asco.
—Por favor, no se refiera con tanto desprecio hacia su padre. —Y según tu ¿Como debería referirme a él? ¿Como el amado y cariñoso padre que nunca fue? —Luzbel podía llenar su boca de tantos insultos como fuesen posibles para hablar mal de su padre. —Venga conmigo y lo llevaré a la habitación de su padre. -Apolo condujo a Luzbel hasta un cuarto del hospital, entrando pudo ver a una enfermera de pelo rosa pintado y quizá unos años menor a él.
-Señor Goetia, ya llegó su hijo Luzbel. -Anunció el hombre de peno canoso acercando la mano de Luz cerca de la cama de su padre para enseguida dejar a Luzbel en la habitación con su padre y la enfermera.
-Me da gusto verte Lizi... -Ahorremos esta estúpida charla, enfermera por favor empiece con la transfusión de sangre. -A Luzbel no le hacia nada de gracia escuchar ese apodo de Lizi, y menos si era su padre quien lo decía. Ese sobrenombre se lo puso su madre y aunque al pequeño Luz no le disgustaba de niño, si le molestaba que alguien que no fuera su mamá le dijera Lizi.
Pasado un rato luego de que la transfusión terminara, Lucifer estaba sentado comiendo una rosquilla pensando en los pendientes que tenia en la empresa hasta que una voz calmada y suave captó su atención.
-¿Gusta de otra golosina? -Preguntó la enfermera acercando hacia él una bandeja con algunos dulces. Luz le contestó con una sonrisa y tomó una paleta sin despegar la mirada de los ojos de la joven mujer. -Bueno... Debo ir a... Ver a otros pacientes... Llame si necesita de mí. -Dijo con voz tímida la enfermera saliendo sonrojada por la mirada de Luzbel.
-Espera, si necesito algo. -¿Que necesitas? -La chica volvió su mirada a Bel quien se acercó un poco más a ella y le dijo su duda con un tono más juguetón. -Veraz, necesitó tu nombre y numero de teléfono.
-Emm Disculpa? -Con mucho esfuerzo disimulado la enfermera se apartó un momento de él, confundida. -Si mira, no tengo nada que hacer esta noche y tu eres una chica muy guapa. ¿Que opinas? -Creo que usted confunde las cosas señor... -Lucifer interrumpió a la chica y dejo sobre su mano una tarjeta de presentación sin quitar su sonrisa del rostro. -Si cambias de opinión, llama antes de las 6:00 de la tarde. Nos vemos.
—Y en caso de que yo lo llamara, a donde me llevaría? —Poco a poco la enfermera se desenvolvía con Luz y este se alegraba por ello. —A caso importa? Si a usted le interesa más el lugar que la compañía me iré de aquí decepcionado. —Dijo Luzbel con un falso tono de tristeza sin dejar de sonreír. —Ya le dije que me confunde, pero hagamos como que le sigo la corriente... Señor Goetia.
—Entonces esperaré su llamada señorita...? —Bel hizo una pausa esperando a que la chica le dijera su nombre. Pero ella solo le dio una sonrisa igual de retadora que la suya paseando su dedo por los labios del escritor. —Entonces si es paciente para esperar mi llamada, seguro será paciente para saber mi nombre, o estoy equivocada?
...
Había pasado el rato y Daniel había llegado rápido a recoger a su hermana de la entrevista de trabajo y este estaba muy ansioso por saber como le había ido a Corina.
-Y bien? ¿Te dieron el empleo? -Corina hizo una pausa bastante dramática mirando fijamente a Daniel para terminar su broma con una sonrisa burlona. -¡Claro que siiii! Voy a empezar a trabajar aquí desde mañana, ¿No es emocionante?
-Me alegra que ya tengas un trabajo, a si ya no estarás de floja en la casa. —Dijo el hermano entre risas. —Será emocionante trabajar ahí, parece algo complejo adaptarse pero, será una gran aventura. —Comentó Corina de Repente con una mirada llena de brillo.
Las risas de los hermanos adornaban al auto mientras iban a casa y continuaban hablando de distintos temas cotidianos así hasta su llegada a casa.
A partir de el día de mañana, las aventuras de los protagonistas comenzarían.
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